Te necesito (Aguslina) (TE #1...

By Bernaslioff_07

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Se ha terminado la gira de Soy Luna, ¿qué sucedió después?, ¿habrán dejado de lado la ficción?. Agustín Berna... More

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ÚNICO ESPECIAL+AVISO+SORPRESA
AGRADECIMIENTOS+FECHA DE LA SEGUNDA TEMPORADA
AVISO

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By Bernaslioff_07

Hoy [tres meses y medio después del accidente) [30 de agosto]

Los chicos estaban más que apurados, tenían una fiesta de cumpleaños que preparar. Valentina y Michael eran los encargados de la decoración del lugar, Jorge y Ana los afortunados de tener el tema respecto a la comida, Ruggero y Candelaria habían entregado todas las invitaciones desde hace un par de días. Malena, Katja y Chiara tras lograr convencer a los médicos, eran las encargadas de vestir a la hermosa cumpleañera. Gastón era el encargado de la música, Lionel y Karol llevaban todo con respecto al entretenimiento.

Y Agustín había sido quién había planeado todo, era una sorpresa, había hablado con los doctores para que le permitieran hacer algo así, y no sólo eso sino que le prestarán una habitación más grande. Era el cumpleaños número 21 de su pequeña princesa, todo tenía que estar perfecto, nada podía salir mal. Ese día era el elegido, lo presentía, sabía que después de mucho tiempo vería despierta a su bella morocha.

-Vamos chicos, dense prisa- gritó Agustín, los chicos hacían las cosas más lento de lo que deberían y eso lo estresaba- en cualquier momento van a llegar Patricia y Leonardo.

-Agus, relájate, es sólo una fiesta.- le dijo Valentina.

-No es cualquier fiesta Valentina- la regañó- hoy cumple años Caro, es un día más que especial, y esto no es sólo una fiesta.

-Claro que lo es, hermano- llegó Mike y abrazó a su novia- es para divertirnos, disfrutar.

-Ustedes están mal.- dijo molesto y salió a ver si los papás de Carolina habían llegado ya.

Para su suerte, no había señales de que se encontrarán ahí, suspiró y en eso el doctor se acercó a él.

-Agustín- lo llamó y este volteó a verlo- ya hemos preparado a Carolina para cambiarla de habitación, usted sólo díganos cuando.

-Ya casi, sólo es cosa de que lleguen sus papás.- estaba nervioso.

-Bueno, estaré cerca por si me necesitan.

-Gracias Doctor.- agradeció Agustín con toda la sinceridad del mundo. Realmente le había costado trabajo conseguir que el doctor accediera a permitirle hacer esa fiesta.

Aunque lo más difícil había sido el tener una habitación más grande para que todos pudieran estar con Caro en ese día tan especial.

Quince minutos después, los padres de su querida Carolina, aparecieron por las puertas del Hospital; llevaban unas rosas y un oso de peluche, uno de sus habituales regalos que le hacían a la morocha, sólo que esta vez llevaban un pequeño pastel de chocolate.

-Agustín, hola.- saludó amablemente Patricia.

-Hola Patricia- saludó a la mujer que pudo ser su suegra- hola Leonardo.- esta vez le dijo al hombre que abrazaba a su esposa.

-¿Todo bien, Agus?- le preguntó el hombre.

-De maravilla.- sonrió sinceramente y acompañó a la pareja a la habitación de Carolina. Estos se extrañaron cuando se siguió el morocho.

-Agus, es por acá.- dijo confundida Patricia, le señaló la puerta que estaba a su derecha, dónde habitualmente se encontraba Carolina, aún estaba ahí, pero en cualquier momento la transportarían a una habitación más grande en el fondo de ese inmenso pasillo.

-Hoy no- sonrió Agustín y les hizo señas de que lo siguieran- es por acá.

-¿Pasó algo con mi hija?.- preguntó preocupado Leonardo mientras caminaba junto a su esposa al lugar que los guiaba Agustín.

-Nada malo, sé los aseguro.- los señores confiaron en el chico.

Cuando llegaron se encontraron con todos los amigos de su hija, estaban en una habitación amplia, decorada. Había un cartel grande y colorido que decía: ¡felices 21 años Kope!, sintieron que las lágrimas amenazaban con salir, era todo tan hermoso y se les hizo un detalle increíble que habían tenido los chicos hacia su hija.

Había una mesa llena de regalos, otra con comida, refrescos y un pastel. Ambos sonrieron, habían globos y flores por doquier. Todo era tan perfecto, que se les encogió el corazón de saber que su pequeña hija no podría ver tan gentil gesto que habían tenido sus amigos por ella.

-Chicos, es increíble- dijo con una sonrisa Patricia- gracias.

-Sí chicos, es algo muy lindo de su parte y sé que a Caro le gustaría.- agregó Leonardo.

-Bueno, Caro merece lo mejor- dijo Agustín- lo mejor para la mejor- todos creían que Agustín no podía ser más lindo- además, no se cumplen 21 años todos los días.

Los padres de la chica se unieron a los demás y Gastón le dio play a la música, estaba sonando la lista de reproducción favorita de Carolina.

Cinco minutos después vieron llegar a la cumpleañera, la traían unos enfermeros y el médico arrastrandola en una cama, llevaban un tanque de oxígeno y el aparato que monitoreaba a la morocha.

Estaba hermosa, las chicas le habían puesto un vestido azul reig de manga larga que le llegaba hasta las rodillas. Habían maquillado su preciosa cara y habían peinado su cabello en una media coleta.

Agustín se acercó a la cama a contemplar más de cerca a su pequeña, estaba hermosa. Quería abrazarla y llenarla de besos. Sonrió y sin poder contenerse se acercó y le dio un suave beso en sus labios a la morocha. Percibió un sabor a durazno, traía brillo labial y eso sólo le hacía tener más ganas de seguir besándola.

Se separó cuando escuchó una tos, volteó a ver y se encontró con el padre de la morocha viéndolo serio.

-Perdón- se alejó rápido de la morocha- no me he podido controlar.- dijo apenado.

-Está bien- se relajó Leonardo- sólo no lo hagas en mi presencia.- comentó gracioso y todos los demás incluyendo a Agustín rieron.

-Creo que ha sido el regalo perfecto, Agus.- dijo amablemente Patricia y Agustín se puso colorado.

-Bueno, basta de romanticismo, ¡hay que festejar!- gritó emocionada Valentina y todos gritaron un "¡Sí!".

El médico y los enfermeros llevaron a Carolina a la cama que había en la habitación y se fijaron que todo estuviera bien, que nada estuviera fuera de su lugar. Todos comenzaban a ir hacia la mesa con pizzas y sándwiches, tomaban todos los que querían, agarraban su vaso de refresco y se ponían a platicar entre ellos.

La fiesta era de lo mejor, era un ambiente increíble y Carolina estaba ahí y eso era lo más importante. Agustín desde el inicio se había ido a sentar a un lado de Carolina, no se apartaba de ella ni un minuto. Los chicos habían comenzado a bailar y eso le dio gracia.

-Hay gente que no nació para bailar.- dijo burlón Agus y vio a su morocha.

Acarició su cara, estaba hermosa, parecía como si sólo estuviera tomando una siesta y que en cualquier momento despertará.

-Vaya Caro, ya tienes 21- dijo dulce Agus- y yo aún tengo 20, debes de sentirte vieja- rió el morocho- pero te sigues viendo hermosa como hace tres años que te conocí, bueno casi cuatro. Los años no pasan en ti, sigues siendo la misma linda y tímida morocha que vi el primer día en el set, desde ahí caí rendido en tus encantos, sólo que no lo aceptaba.

Se alejó un poco de la morocha y vio que Ana alzaba el pastel de chocolate de dos pisos. Se juntaron todos alrededor de la cama, él se había parado y había alejado la silla para que todos pudieran acercarse bien.

-Estas son las mañanitas que cantaba el Rey David- cantó Mike y todos rieron, pero siguieron su canto- hoy por ser día de tu Santo, te las cantamos a ti.

>Despierta Caro, despierta- Agus dejó de cantar esa frase le había llegado a lo más fondo de su corazón, vio atento a Caro y espero a que abriera sus ojos a partir su pastel- mira que ya amaneció, ya los pajaritos cantan y la luna ya se metió.

Todos comenzaron a aplaudir y a gritar "¡que le sople!", o "¡mordida!". Agustín incómodo por eso, se apartó de ahí y salió al pasillo, vio a la mamá de Carolina salir corriendo de ahí, estaba echa un mar de lágrimas y su esposo había ido detrás de ella.

El morocho ya se había resignado, sabía que pasaría el día y ella no despertaria. Gritó frustrado y dejó que las lágrimas cayeran de sus ojos marrones, ya no sabía qué día despertaría Carolina, y tampoco sabía si él podía seguir aguantando esa situación.

Unas horas después, todos comenzaban a irse. Agustín había prometido que estaría junto a Carolina las 24 horas del día. No se iría hasta que el reloj marcará las 12 de la noche.

Una vez que todos se habían ido, entró a la habitación y acercó la silla para poder sentarse a un lado de su morocha.

-Ey pequeña- tomó su mano- creo que la fiesta fue un éxito, todos la pasaron muy bien- guardó silencio un poco- ¿qué dices?, ¿también te divertiste?, qué bueno, me alegra saber eso- rió el morocho y acarició el brazo de la morocha por encima del vestido de seda- no, no me agradezcas Caro, lo hice con gusto.

No dijo nada durante un par de segundos, observó la habitación y sabía que a Carolina le hubiera gustado ver eso.

-Te ves hermosa- dijo dulcemente- feliz cumple Caro, creo que no te lo había dicho- sonrió Agustín y besó la mano de Carolina- me hubiera gustado mucho que vieras todo lo que hicimos por ti, todos teníamos la esperanza de que hoy despertarias- suspiró y respiró pesadamente- ¿es que no lo entiendes, Carolina?- alzó la voz y alejó la mano de Carolina- tienes que despertar ¡Ya!, han pasado tres meses y medio ¿entiendes?, ¡casi cuatro!- esta vez gritó en la cara de la morocha.

Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, retrocedió aterrado y se odio por haberse atrevido a hablarle así a su pequeña.

-Lo...lo siento Caro- dijo con el alma en un hilo- yo...saldré un momento a tomar aire- se acercó a la puerta y contempló a la morocha- ya vuelvo, no tardo.- necesitaba salir de ahí, sentía que se ahogaba.

No pasaron ni cinco minutos desde que Agustín abandonó la habitación y entró alguien más. Era un hombre de aproximadamente un metro setenta y cinco, venía de negro y su gorra de la sudadera no dejaba ver su rostro.

Cerró la puerta con seguro y se acercó a Carolina, retiró sus lentes oscuros, y bajó la gorra de su sudadera, estaba completamente visible, tomó la mano de la chica entre sus dos manos y respiró su aroma, era a fresa. Le gustaba ese olor.

-Feliz cumpleaños, hermosa.- acarició su cara y susurró las palabras en el oído de la chica, y haber sido dichas por él podría provocar escalofríos a cualquiera. Su voz era tan...repugnante.

Sacó de la bolsa de su sudadera una pequeña caja envuelta en un papel de decoración, era verde y estaba decorada con estampado de dientes de León, traía un pequeño listón azul cielo y una nota que decía; "para mi dulce Caroline".

Dejó el pequeño regalo en la mesa dónde se encontraban los demás y dejó una cajita de chocolates también. Se volvió a sentar junto a su dulce chica.

-Quise venir a verte desde hace rato, pero estaban todos aquí y tomando en cuenta de que nadie acepta el amor que nos tenemos hubiera sido un error y es que sólo al idiota ese de Agustín se le ocurre meter a tanta gente aquí- bufó molesto, odiaba a ese cordobés- y bueno, vine a verte a las doce para ser el primero en felicitarte pero ese maldito estúpido entrometido estaba contigo- dijo con rabia y comenzó a apretar la mano de Carolina- es que no entiende que es una escoria y que lo único que hace es hacerte daño, sólo te lastima, por él estás aquí, él te hizo esto.- se dio cuenta de la fuerza que aplicaba en la mano de su pequeña y horrorizado la soltó. Se maldijo y maldijo a Agustín por haberle provocado tener esa reacción cuando estaba con su amada.

>Bueno, mejor no hablemos de ese idiota- se relajó- mejor de nosotros y de lo que haremos cuando despiertes- se acercó a la chica y observó cada detalle de su rostro- nos iremos a vivir lejos y te alejare de estas personas que lo único que hacen es lastimarte- guardó silencio un poco- sólo quiero que sepas que te amo con todo mi corazón, todo lo que hago es por ti, nadie te puede amar como lo hago yo y por eso tienes que despertar preciosa, te prometo que seremos felices, los dos, juntos y para siempre.- se acercó a la morocha hasta quedar unos milímetros lejos de ella.

Sonrió, e hizo lo que jamás creyó lograr hacer. Nunca antes había tenido tanto valor como en esos momentos. Agarró el rostro de Carolina y se unió a ella en un beso, jamás se había sentido tan bien, montones de veces había soñado con eso y siempre despertaba con una sonrisa, pero no sabía que fuera tan maravilloso. Sentía que iba a explotar de la felicidad, los labios de su querida Carolina eran lo más perfecto que había sentido en sus veintiún años de edad. Sentía una exquisitez en su organismo que no podía separarse.

Carolina, por lo contrario, lógicamente no había sentido nada, pero su corazón había comenzado a latir muy rápido y el sonido de la máquina avisando que la paciente tenía problemas, invadió la habitación.

Él, aterrado se alejó de Carolina y cuando escuchó a las personas acercarse, salió de inmediato de ahí.

Agustín estaba tomando un café cuando vio al doctor ir junto a enfermeras corriendo, los siguió con la mirada y cuándo se dio cuenta de cuál era su camino su vaso de café se resbaló de sus manos.

Miró incrédulo a las personas que estaban cerca de él, observando al café derramado en el piso. Salió corriendo por la misma dirección que había tomado el doctor y sintió un nudo en la garganta cuando se dio cuenta que entraban a la habitación de Carolina.

-¡Déjenme pasar!- gritó molesto porque las enfermeras le negaban la entrada y un hombre alto de seguridad lo agarraba para que no intentará entrar.

Caminó hacia la ventana y vio al médico utilizar un desfibrilador en el pecho de Carolina, observó la pantalla que media su ritmo cardíaco y supo que estaba mal. Aterrado trato de entrar a ver qué pasaba.

Al final, los médicos lograron estabilizar a Carolina, y negaron la entrada a que la vieran. Debía estar en observación otra vez, no era normal que se pusiera así.

-¿Qué pasó doctor?- preguntó angustiado Agustín cuando vio al hombre que estaba con Carolina minutos antes.

-No lo sé- dijo resignado, no encontraba respuesta lógica a lo que acababa de pasar- Carolina ha bajado su ritmo cardíaco, su corazón latía muy fuerte y poco a poco dejó de hacerlo, hemos tenido que intervenir- Agustín cubrió su cara con sus manos- ha tenido lo que podríamos decir un pre-infarto, logramos llegar a tiempo a estabilizarla.- Agustín se alejó del doctor y se dejó caer al piso, no podía creer que su pequeña sólo empeoraba.

El médico después de intentar tranquilizar al chico desistió y lo dejó sólo, únicamente le pidió a una enferma que vigilará que estuviera bien y que no hiciera una locura.

Agustín se sentía culpable, un egoísta, se quería morir en esos momentos. Había dejado sola a su pequeña sólo para satisfacer sus necesidades, sin importarle que le pudiera pasar. No comprendía que había sido lo que había provocado eso, pero se sentía culpable y se odiaba por eso.

Él tenía que ser paciente, se lo había prometido a Carolina y en un momento de debilidad y frustración había abandonado a Carolina porque no quería verla ni estar con ella en esos momentos por lo mal que se sentía de que no despertara la chica, culpó a Carolina en su mente por todo lo miserable que se sentía y justo ahora se odiaba por haber sentido eso.

Él sólo debía apoyar a Carolina, estar con ella, y al primer mal momento, la había abandonado. "Que estúpido eres Agustín, una bola de basura", dijo varias veces en su cabeza y se maldijo por lo idiota que era.

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Hola chicas, nuevo cap.😍😱 cada vez nos acercamos a saber toda la verdad, los secretos se van revelando😌

Ojalá les haya gustado el capítulo de hoy, dejen sus lindos comentarios que me encanta leerlos😍🙏💗 voten para saber que ocurrirá después.

Gracias a todas, son lo mejor💖💅

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