Miraculous: El Akuma Irrevers...

By AlisonOropeza20

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Ella es Marinette. Una chica como tú o yo. Pero cuando el destino la llama para pelear contra las fuerzas del... More

Prohibido Ignorar
Prólogo: Misión Nocturna
Capítulo I: Día de Ensueño
Capítulo II: Pequeño Intruso
Capítulo III: No Toques a Manon
Capítulo IV: ¿Qué Pasa con Marinette?
Capítulo V: Vamos al Concierto
Capítulo VI: Atrapada
Capítulo VII: Ataque Sorpresa
Capítulo VIII: Plumas de Cuervo
Capítulo IX: ¿Es un Akuma?
Capítulo X: Irreversible
Capítulo XI: Invitación Inesperada
Capítulo XII: Una Sonrisa Siniestra
Capítulo XIII: El Ataque del Cuervo
Capítulo XIV: Primer Acto
Capítulo XV: Malas Noticias + ¡Nos vemos en la FILCDMX!
Capítulo XVI: Seamos un Equipo
Capítulo XVII: El Mensaje de Ladybug
Capítulo XVIII: La Decepción de Chloé
Capítulo XIX: ¿Cómplice de Ladybug? + ¡Nos vemos en la FIL de Guadalajara!
Capítulo XX: La Confesión de Marinette
Capítulo XXI: Akuma Nocturno
Especial de San Valentín | Una Tarjeta Para Tikki
Capítulo XXII: Revenge Bug + ¡Nos Vemos en la FIL del Palacio de Minería!
Capítulo XXIII: Revelando Secretos
Capítulo XXIV: La Respuesta de Plume Mortelle
Capítulo XXV: ¿Dúo Imparable?
Capítulo XXVII: La Promesa de Sabrina
Capítulo XXVIII: Escena del Crimen

Capítulo XXVI : El Cuartel General

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By AlisonOropeza20


     Al romperse el objeto creado por el Lucky Charm, Ladybug no tuvo oportunidad de reconstruir la escuela. Tuvieron que depender de los bomberos, la policía y los servicios de emergencia médica para asegurarse de que habría una oportunidad para sus compañeros, incluso para los desconocidos. Sin embargo, las sábanas blancas comenzaron a aparecer. Un total de dieciocho estudiantes fueron asesinados por las plumas afiladas de Plume Mortelle. Veinte más resultaron heridos. Alix, Max y Rose entre ellos. La primera, con las plumas incrustadas en su brazo. El segundo, con contusiones tras ser aplastado por la multitud que pretendía escapar. Y la tercera, con una mano rota luego de caer cuando Kim delató la posición de la heroína enmascarada.

La prensa tardó en llegar, tanto que no pudieron encontrar aún a los héroes de París que tampoco tuvieron tiempo de acompañar a las víctimas mientras estaban siendo atendidos. Mucho menos pudieron quedarse a ver cómo Chloé era trasladada al hospital más privado y prestigioso de París, sin compañía alguna gracias a que los paramédicos cerraron las puertas de la ambulancia. La pequeña Sabrina permaneció a mitad de la calle, observando cómo su única amiga se alejaba en el horizonte.

Mientras Lila Rossi se perdía entre la multitud, sin poder escapar de las miradas acusatorias de sus compañeros de clase que se fijaban en ella y en el Miraculous falso, un grupo más de estudiantes esperaba a que un paramédico limpiara la herida en el rostro de Marinette, mientras otra doctora se aseguraba de que los golpes en la nuca de Nino fuesen sólo pequeños rasguños. Alya y Adrien esperaban impacientemente, mientras Tikki y Plagg permanecían ocultos en el bolso de la chica de las gafas. Comían cada uno una galleta y un trozo de queso Camembert. Plagg gozaba de cada bocado, mientras Tikki sólo miraba hacia la abertura desde donde llegaba la voz del paramédico que atendía a la chica de los ojos azules.

—Tienes suerte —decía el paramédico—. No necesitas sutura. Y no es muy profundo, así que tal vez no dejará cicatriz.

Marinette asintió en silencio, esbozando una última mueca de dolor cuando el vendolete cubrió el corte.

—Ya está —dijo el paramédico—. ¿Necesitas ayuda con algo más? Podemos darte una píldora para los nervios.

—Estoy bien.

La chica se alejó de la ambulancia antes de que el interrogatorio siguiera, reuniéndose con Alya y Adrien en espera de que Nino fuese liberado también. Se llevó una gran sorpresa cuando el protector brazo de Adrien la rodeó por la espalda, actuando también como un gran consuelo.

Una vez que Nino terminó con lo suyo y pudo ir a casa, Adrien y Marinette lideraron la huída en dirección contraria hacia donde la conmoción aún no terminaba. Pudieron ver las camionetas de los noticieros, desde donde bajaban a toda velocidad los reporteros. A Marinette le pareció extraño ver a Nadja Chamack en el centro de la acción, a pesar de que la mujer seguía luciendo demacrada. Y saber la razón que ella tenía para lucir de esa manera, hizo que Marinette apretara el paso.

En silencio, acordaron implícitamente seguir a Adrien hacia la mansión Agreste. No objetaron cuando Sabrina los alcanzó, corriendo a toda velocidad hacia ellos. Ni bien entraron a través de la gigantesca puerta principal, Nathalie se percató de quién era la chica que acompañaba con más cercanía al muchacho rubio. No perdió un solo segundo antes de hablar, mezclando el fastidio ante la rebeldía con la angustia de que Adrien sufriese otra reprimenda.

—Adrien, ¿qué haces aquí? Deberías estar en la escuela.

El aludido se separó de Marinette para colocarse al frente de ella, y de sus otros tres amigos.

—Hubo un incidente en la escuela —dijo él—. Chat Noir nos ha pedido que nos ocultemos aquí.

—A tu padre no le gustará saber esto. Y sabes que tampoco quiere verte con... ella.

A Marinette no le pareció ofensivo, incluso sabiendo que las palabras de Nathalie iban dirigidas hacia ella. La forma en que Nathalie dudó a la hora de decir aquello bastó para saber que ella no estaba de acuerdo con la prohibición de Gabriel. Marinette tan sólo permaneció en silencio.

Adrien, sin embargo, no quiso callar.

—A mi padre debería alegrarle que estoy a salvo —dijo—, pero parece que lo único que le importa es tenerme en una burbuja... Estaremos en mi habitación, ¿está bien?

— ¿Y qué se supone que debo decirle a tu padre? Enloquecerá si sabe que trajiste a Marinette Dupain-Cheng.

—Entonces no se lo digas, Nathalie. Por favor.

Los ojos suplicantes de Adrien vencieron a Nathalie, quien suspiró y asintió en silencio.

De esa manera, Adrien pudo guiar a sus amigos hasta su gigantesca habitación, donde se atrincheró cerrando la puerta a cal y canto. Tikki y Plagg pudieron salir al fin de su escondite. Mientras el gato negro se posaba sobre el hombro de Adrien para seguir devorando su queso, Tikki voló hacia Marinette.

— ¡Marinette! —Dijo angustiada—. ¿Te encuentras bien?

—Estoy bien, Tikki —sonrió ella.

Tikki no se quedó conforme, a pesar de que al fin pudo terminar de comer su galleta manteniéndose cerca de su amiga humana.

Adrien suspiró.

—Siéntense —dijo—. Vamos a relajarnos un poco.

A pesar de que todos caminaron hacia los sofás de su pequeña área de entretenimiento, la relajación estaba a miles de años luz de ser alcanzada.

Ni bien estuvo sentada, Alya tuvo que soltar las palabras que ya amenazaban con hacerla estallar.

— ¿Por qué nunca me lo dijeron? Creí que éramos amigos...

Adrien y Marinette compartieron una mirada de arrepentimiento e incertidumbre.

Fue la chica quien se atrevió a hablar.

—No debías saberlo, Alya... Adrien y yo sólo queríamos protegerlos. A Nino y a ti.

—Nosotros sabíamos nuestras identidades —dijo Adrien encogiéndose de hombros—. Lo descubrimos anoche. Y si Coeur Brisé no hubiese aparecido hoy, ustedes tampoco lo sabrían. Teníamos que transformarnos, o ella los mataría.

—Pero ni siquiera se detuvieron a pensarlo —dijo Nino.

— ¿Pensar qué? —Dijo Marinette—. Incluso un segundo los hubiera condenado. Y si no sabemos dónde está Manon, mucho menos íbamos a permitir que un esbirro de Plume Mortelle les hiciera daño.

Alya se quejó en voz alta.

—Nunca me di cuenta... —dijo la chica de las gafas, mirando sólo a su mejor amiga a pesar de que sus palabras iban dirigidas hacia todo el grupo—. Es decir, sospeché al principio... Comencé a pensar que eras tú desde que Ladybug dejó caer ese libro de texto y tú no tenías el tuyo... Debí ir más a fondo para descubrirlo. ¡Estuve entrevistándote, y no me di cuenta de que eras tú! Eres... Pareces tan diferente a Ladybug.

—Son sólo apariencias —dijo Nino—. Si lo vemos en retrospectiva, es claro que siempre fueron ustedes... Al menos, es claro con Marinette. Chat Noir y Adrien son un poco más diferentes.

—De cualquier manera, no podíamos revelar el secreto —dijo Adrien—. Mucho menos ahora que ya hemos comprobado que Plume Mortelle está tirando a matar.

—Además, ustedes nos ayudado incluso sin saber nuestras verdaderas identidades —secundó Marinette.

—Hablas por Alya solamente —dijo Nino encogiéndose de hombros—. Ella es quien siempre quiere estar en el centro de la acción.

La aludida lo fulminó con la mirada. Adrien y Marinette sonrieron.

Sabrina, sintiéndose diminuta, suspiró.

—Entonces... ¿Chloé estará bien? —dijo en voz baja.

Aunque tres de ellos pod8an decir cosas que de cualquier forma lograrían hacer sentir mal a Sabrina, Adrien fue quien tomó la palabra.

—Estoy seguro de que Plume Mortelle no la dejará morir tan fácilmente. Coeur Brisé es muy poderosa. Debe ser una buena secuaz para Plume Mortelle y Le Papillion.

Sabrina no quedó conforme con esa respuesta. Miró a Marinette antes de lanzar su siguiente pregunta.

— ¿Por qué no reconstruiste la escuela? Siempre que Ladybug vence a los enemigos, devuelve todo a la normalidad.

Marinette agachó la mirada. Su mejor amiga tomó su mano para infundirle valor.

—Porque no hemos purificado el akuma que posee a Chloé —respondió—. Y tampoco hemos vencido a Coeur Brisé... Si ella tiene un Miraculous, esto será mucho más difícil.

Pensando velozmente, Alya se inclinó hacia adelante y dio un chasquido con su lengua.

—El Miraculous del Cuervo... —dijo para sí misma—. ¿Qué objeto podrá ser?

—Tal vez se trate de ese bolígrafo que usó —propuso Nino.

Adrien negó con la cabeza.

—No —dijo el chico rubio—. El Miraculous de Marinette son los pendientes, y el mío es el anillo. Tal vez todos los Miraculous tengan que ser algo que puedas llevar contigo todo el tiempo. Un bolígrafo podría perderse.

—Hasta ahora, sólo podemos estar seguros de que ya sabemos cuál es el verdadero aspecto de Plume Mortelle —dijo Marinette—. Esa chica bohemia... Aunque el Cataclism destruyó parte de su aspecto, ella quedó al descubierto. Tenemos que descubrir quién es.

Alya se reclinó en su asiento. Fijó su mirada en las dos diminutas criaturas que los acompañaban, y sonrió.

—Antes, quiero conocer oficialmente a esos dos —dijo la chica—. Ya que ahora estamos juntos en esto, deberíamos presentarnos.

Adrien y Marinette sonrieron.

—Cada Miraculous viene con un Kwami —explicó Marinette—. Ellos sólo pueden materializarse cuando el Miraculous está en nuestros cuerpos. Son quienes nos dan nuestros poderes.

—Y una vez que usamos nuestra técnica especial —continuó Adrien—, sólo tenemos pocos minutos antes de transformarnos de nuevo.

—Nuestro Kwami se queda sin energía después de cada batalla —concluyó Marinette—. Y sólo podemos transformarnos de nuevo cuando los alimentamos.

Alya y Nino sonrieron. Sabrina sólo miró la escena en silencio.

Marinette tomó a Tikki en sus manos, quien dejó a un lado su galleta y esbozó su mejor sonrisa.

—Mi Kwami —dijo Marinette—. Su nombre es Tikki.

Alya extendió un dedo hacia Tikki, quien lo tomó para hacer la mímica de un apretón de manos.

—Estoy encantada de presentarnos oficialmente, Alya —dijo Tikki.

—Lo mismo digo —respondió la aludida.

Tikki repitió el saludo con Nino y Sabrina, quien no supo cómo responder.

Adrien fue el siguiente, señalando a su Kwami con una mirada.

—Él es Plagg —dijo.

Plagg tan sólo puso los ojos en blanco y siguió comiendo, causando que Alya y Nino rieran. Tikki lo fulminó con la mirada. Sabrina, de nuevo, permaneció en silencio.

Alya dio una palmada.

—Bueno, supongo que esto lo define todo —dijo la chica de las gafas—. Ahora podemos decir oficialmente que todos somos un equipo.

—Y tienen que prometer que guardarán el secreto —dijo Marinette—. Nadie puede saber quiénes somos. Las identidades de Ladybug y Chat Noir aún deben ser secretas.

—A cambio, nosotros seguiremos protegiéndolos —dijo Adrien.

Alya arqueó una ceja.

—Espero que estén bromeando —se quejó—. Admito que esto no es como imaginaba el día que descubriera la identidad de mi súper heroína favorita, pero... Ahora que sé la verdad, sería incapaz de exponer el mayor secreto de mi mejor amiga.

—Si escuchas entre líneas, Marinette —dijo Nino—, eso quiere decir que lo escribirá todo en el Ladyblog.

Alya respondió con un puñetazo que hizo reír al cuarteto de oro.

Quejándose aún por el golpe, Nino miró a su mejor amigo.

—Yo tampoco diré nada —dijo—. Su secreto está a salvo con nosotros.

Chocó los puños con Adrien, quien recibió gustoso la promesa del chico moreno.

Cuatro miradas se fijaron entonces en Sabrina, quien las devolvió incómoda.

—Sabrina —dijo Marinette—, sé que no somos muy buenas amigas, pero... Si puedes guardar nuestro secreto, entonces...

Suspirando con tristeza, Sabrina asintió.

—Sólo quiero que Chloé se recupere —dijo la chica pelirroja—. Yo también los ayudaré.

Las sonrisas y el optimismo volvieron, a pesar de que tanto Adrien como Marinette sabían que aún faltaba dar una parte de los detalles. Una parte oscura y peligrosa, y que estaba oculta dentro de ellos a pesar de que sólo una lo supiera.

A pesar de estar inconforme con el quinto miembro del grupo, Alya volvió a inclinarse hacia adelante.

—Entonces, todos nosotros seremos el equipo que destruirá a Plume Mortelle —dijo la chica—. Suena bien. Pero ahora tenemos otro detalle importante qué resolver.

— ¿Cuál? —Dijo Nino—. ¿Quieres confeccionarnos trajes para ser súper héroes?

Más risas y otro puñetazo.

Alya tomó su móvil y se levantó.

—Supongo que Tikki y Plagg ya han recuperado sus energías —dijo—. Así que Ladybug y Chat Noir deben disculparse públicamente por la batalla perdida, antes de que haya caos en la ciudad.

— ¡Es una excelente idea, Alya! —exclamó Tikki.

Plagg, sin embargo, abrazó su trozo de queso con más fuerza.

Afuera de la mansión Agreste, un hombre de ojos rasgados observaba la ventana que debía pertenecerle al súper modelo adolescente. Sonrió complacido a pesar de la distancia y buscó en sus bolsillos para tomar una caja oscura. Situaciones desesperadas, pensó, implican acciones desesperadas. Sin embargo, se detuvo al escuchar pasos justo detrás de su espalda. Ocultó de nuevo la caja y su semblante se ensombreció.

Detrás de él, una chica bohemia que llevaba una libreta en brazos esbozó una sádica sonrisa.

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