Mientras desempacaban sus cosas y ayudaban al otro, hablaron sobre su regreso a clase.
Bill decidió contarle a Dipper sobre sus problemas y demás en un momento más privado y esté no protestó. Esperaba poder ayudar a su novio de alguna u otra forma.
Durante la tarde, los cuatro decidieron (obligados por Mabel) ir a un centro comercial para sociabilizar más y divertirse un poco.
Mientras Will y Mabel veían las ofertas en suéteres, Bill y Dipper se quedaban sentados en una banca cerca del apartado de zapatos.
—Uhm... tengo que ir al baño. — comentó el castaño.
— Te acompaño.
— Mejor espera aquí por si Mabel y Will vienen, así para que no crean que estamos perdidos y les dices que fui al baño.
— ...Está bien. —dejo de insistir no muy convencido. Y vio como su chico se alejaba hasta cruzar un pasillo y adentrarse al baño donde lo había perdido de vista.
Como si fuera al instante en que perdió de vista a su castaño, escuchó unas molestas risas femeninas, Bill, ignorando aquello y sin dejar de ver fijamente cierto punto, por desgracia sintió como alguien se acercaba hacia él.
— Hola amigo. — saludo una rubia sonriendo con picardía. Al rubio le parecía irritable su forma de vestir y su intenso perfume. Era... asqueroso.
Notó que a lo lejos habían otras dos chicas, se hizo la idea de que eran amigas de ella. El plan de Bill era simple, ignorarlas. Sin importarle ser grosero, pero también pensó en ver a Dipper enfadado con él por ser grosero. Así que no le quedó de otra más que contestarle.
La rubia supo que se había tardado en contestarle.
— Hola. — dijo sin ánimos y con una mueca, a ella no le gusto eso.
— Me llamo Pacífica cariño. ¿Y Tú? — le estaba coqueteando. Y su forma de coqueteo le parecía muy asquerosa y estúpida. Tenía ganas de humillar la pero... Se aguantaria hasta que el momento lo requiriera.
— Tengo pareja, así que será mejor que dejes en paz.— fue frío y directo. Ni la miró para esperar su reacción o gesto, ya que no le importaba como lo miraba ella o sus amigas.
— Pero- trato de decir ella, estaba nerviosa y estupefactada. Ella jamás había sido tratado de la forma en que el rubio lo había hecho.
—Pero nada rubia, así que mejor busca a alguien mas. — le dijo sin que ella terminará de decir otra cosa seguramente absurda para el Cipher.
Pacífica estaba perpleja y molesta. Aunque... Había algo que le atraía de Bill, era (sin mencionar muy atractivo) único. Podía ser una persona grosera y molesta pero... Le parecía muy interesante. No se rindió tan facilemente. Además quería averiguar que clase de "chica" era con la que salía él. Para buscarle algún defecto.
Se marchó ahí, apenas pudo. Y le dijo a sus amigas que se fueran ya que ella quería estar sola por unos minutos.
Ella creía ser perfecta. A menos que el rubio saliera con una super modelo famosa mundial, quizás no tendría oportunidad alguna.
— Listo. — vio como un chico más bajo que el rubio salía de una pasillo y se dirigió hacia él.
— Al fin pino. — sonrió amable, tanto que Pacífica dudaba de si ese era aquel rubio con el que había interactuado antes.
Pensó en que podrían ser primos o simples amigos. Por lo que sé frustró un poco al ver que él no estaba esperando a una chica.
Sin embargo, hubo algo que la dejo completamente estupefactada sintiendo un nudo en su garganta llenado la de repulsión y curiosidad.
—¿Mabel y Will todavía no llegan?
—No. — se puso de pie mientras entrelazaba sus manos con las del menor y le daba un dulce beso en su mejilla muy cerca de sus labios.
— Bueno, vamos a buscarlos.
— Claro amor.
Y se alejaron de la vista de la rubia mientras el rubio le daba algunos mimos al menor y esté se enrojecia que Hasta ella lograba admitir, era muy adorable y lindo. Incluso hubo un ligero momento en que pensó en que él era una chica.
— En definitiva no son amigos. — se dijo a sí misma asegurándose de que nadie la escuchara.
De alguna forma ella sentía que era más bonita que aquel castaño pero... Dudaba de su 'encantadora' personalidad. Pensaba que ese castaño debe ser verdaderamente increíble para poder ser pareja del rubio ya que no cualquiera aceptaría salir con alguien de su mismo sexo.
(...)
Bill le había comentado (sin mucho interes) a su novio el encuentro tan desagradable con esa rubia cuyo nombre se le había olvidado por completo. Dipper no supo que decir, sólo se quedó en silencio escuchándolo aunque no evitó sentir nervios. Debido a que pensó que era muy probable que aquella rubia no iba hacer la única chica en coquetearle al Cipher y tenía algo de temor...
— ¿Por qué tan pensativo Pino?
— Bueno... Sólo que... Pienso que eres muy popular entre las chicas. — dijo tratando de no mostrar mucho interés aunque en sus ojos se reflejaba otra cosa.
— ¿Y? Sé que te pasa algo. ¿No confías en mí? Somos pareja y debemos saber lo que le ocurre al otro. — dijo el rubio persuasivo mientras apretaba con fuerza la mano del castaño.
Dipper lo pensó detenidamente, con nervios dándole la razón al rubio.
— Bueno, sólo que... Tengo temor de que en una de esas chicas haya al-alguien m-mucho m-mejor que y-yo y tu me dej- sorprendentemente para él, su voz sonaba algo quebrada y muy tímida, más sus palabras no fueron acompletadas por la voz del mayor que reaccionó de inmediato con cariño.
—¡Dipper! Jamás, escuchame, NO HAY FORMA DE QUE TE DEJÉ. ¿Entendiste?
— Bill...
— Tú eres perfecto mi hermoso pino. Yo suelo tener miedo de que tu me llegas a odiar o... Me dejes por alguien mas. Y me causa ternura de que tu también tengas los mimos temores que yo. Pero jamás te dejaría mi Pino.— Prosiguió después da darse un breve respiro y que en su cabeza parasaran algunas ideas.— Sí, se que esto es muy cliché en esas películas de amor, pero sigo siendo nuevo en esto del amor y tú... Me vuelves loco. Más de lo que soy. Te quiero. — explicó y al final se profundizó a los labios de su castaño.
Esos labios sabor a vainilla, nueces y café cargado. Esos labios tan suaves y perfectos que era una adicción y que no cambiaría por nada del mundo, él estaba seguro que jamás cambiaría a su chico por nada.
— Bill... Nunca te odiare. Eres... Lo mejor de mi vida.— le sonrió con dulzura una vez terminado el dulce beso.
Aquellas palabras envolvían de cariño y amor el corazón de Bill, sólo Dipper podía hacer eso...
— Me hace feliz escuchar eso mi lindo Pino. —le apretó con cariño una de sus mejillas. Y lo miro en esos profundos ojos.
Sencillamente, su niño es tierno.
— Gracias por escucharme Bill.
Retomaron su rumbo, aunque Bill seguía repartiendole algunos besos a su Pino, ya sea en sus mejillas, frente, nariz, cuello o muy cerca de sus labios.
— No lo agradezcas, yo te agradezco por haberte cruzado en mi cruda existencia, agradezco que hayas chocado conmigo aquel día... Tu sola presencia me hace realmente feliz. Eres un amor. —dijo en voz alta y emocionado. Como si tuviera planes agradables para un futuro de él y Dipper.
— ¡B-Bueno, la gente nos esta viendo! La poca que hay... — se excusó tímido y avergonzado. Realmente hacia bombear el corazón de su novio.
— Que adorable es mi novio~
— Eres un... un... ¡Baboso! — dijo fingiendo molestia.
Al rubio le causa gracia que su novio no haya pensando en un mejor y ofensivo insulto. O quizás haya sido que Dipper no quería insultarlo tan vulgarmente.
— ¡Que ternura! —Chillo muy enternecido. Sus ojos parecían estrellas brillantes que alumbraba la fina y perfecta cara de su castaño.
Para ser apenas unos adolescentes, se tomaban muy en serio su relación y muy cursi.
— ¡Haaaa!... Cállate.
— Mi amor no puede guardar silencio. — le contestó coqueto rodeando su cintura para acercarlo más y oler más de esa fragancia tan natural y embriagadora de su Pino.
De su lindo y único pino.
Y antes de que siguieran su "adorable" discusión de novios, se encontraron con Mabel y Will quienes le platicaron sobre un lugar cerca de ahí donde vivía un extraño viejo loco. Así que los cuatro, con la idea de una "nueva" aventura marcharon a dicho lugar. Mabel y Will cargaban por lo menos dos bolsas de quien sabe que en cada mano. Por lo que él castaño y el rubio optaron por no decir nada ya que temían en que, al final, ellos dos resultarán cargando esas bolsas que se veían pesadas.
Los mellizos Pines notaron que entre Bill y Will todo parecía estar... Estable. No hablaban mucho como el verano pasado pero, se les veía un poco animados y cruzaban palabras. Eso era bueno.
—¿Y cómo dices que se llama ese viejo? — preguntó apenas con interés Dipper. Tomado de la mano con su novio, un cálido tacto para ambos que les embargaba de alegría.
— Mcgucket.— respondió el peli azul de forma natural.
Tenía todo el día para hacer lo que ellos querían, y que mejor que comenzar con un viejo loco que quizás... Sepa algo que ellos no sobre los grandes misterios que oculta ese pueblo.
Después de todo, apenas iniciaba el verano.
"Capítulo 25:
Compras"