"Summer Love"

By JaquiiAleWorld

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"AMOR DE VERANO" (Bill×Dipper,+13) Para más información de lo que contendrá la historia pasen a leer. Agrade... More

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《Aclaraciones》
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By JaquiiAleWorld

Eran alrededor de las nueve inmedia de la mañana cuando los mellizos Pines ya habían llegado a la cabaña.

Para Dipper todavía le parecía increíble que todo haya sucedido tan rápido, juraba que apenas hace días se desesperaba por regresar a Gravity Falls, y ahora... ya se encontraba ahí.

Un año... un larguísimo año.

Por lo que llevaba un año y poco más de un mes siendo novio de Bill... Aunque ahora le preocupaba que él ya no lo quisiera como tanto decía.

Stan les había informado, que los Cipher llegarían un poco atrasados ya que surgió algo de improvisto y que lo sabrán cuando ellos estén aquí y les expliquen.

Tranquilo muchacho, no comas ansias. — dijo Stan con una sonrisa alentadora y mirando a Mabel cómplice. Era obvio que el viejo dijo aquello con doble sentido, pero como el Pines menor era tan torpe en ese tipo de cosas (aún) y despistado, no se había dado cuenta.

Mabel le aconsejo que diera una vuelta, saliera y despejará su mente, que se tranquilizara y Dipper accedió. Salió de la cabaña, luego desempacaria sus cosas junto a su gemela. Probablemente iría a comprar alguna botana o un refresco en algún local del pueblo.

Mientras ella se quedaría para conversar con Soos sobre la relación entre el Pino y el Triángulo. O como ellos decían en nombre clave: OTP.

Algo que nadie más que ellos dos sabían, es que la obra realizada el año anterior de caperucita roja donde Bill era la caperuza y Dipper el lobo... en realidad fue escrita por Soos. Era un secreto muy guardado. Y Soos estaba feliz por que al fin ellos dos se convirtieron en pareja.

(...)

El castaño después de varios minutos había llegado a un local, realmente no le importaba que fritura agarrar, simplemente la tomó y le fue apagar.

Salió del lugar con calma pero no muy concentrado en lo que sucedía a su alrededor. Era una suerte que todavía no se había perdido. En un año, el pueblo no había cambiado prácticamente nada.

Siguió caminando hasta que por fin su mirada se clavo en la botana que traía en sus manos.

Era unas Doritos negro. Recordó en breve como fue que Bill y él se conocieron y sonrió tiernamente. Aunque recordaba apenas que fueron unos Doritos de color rojo y no negros... ¿Sería demasiada casualidad qué...?

Miró al frente esperanzado aunque... no encontró ninguna cabellera rubia a los lejos. Suspiro decepcionado. Siguió caminado mirando aquella botana entre sus manos... ahora que lo pensaba bien, el jamás había probado las de ese color. Sólo las rojas y las verde, pero las negras jamás. Y si no le gustaba se las regalaría a su hermana.

Paso quizás unos dos minutos pensando en otros asuntos... En Bill... y sin darse cuenta, se iba a chocar con alguien aunque ya era demasiado tarde cuando quería detenerse.

La Doritos habían tocado el piso cerca de aquel chico con el que había tropezado.

—¡Lo siento!— se apresuró a Disculparse con un rubor en sus mejillas y la mirada clavada en el otro. Se sentía ridículo y estúpido por que le pasará aquello nuevamente aunque por desgracia, aquel chico no era Bill.

— No importa... Fue un accidente.

Dipper pensó que eso hubiera sido mucho mejor aquella vez en que se tropezó con Bill, sonó más amable y se hubieran evitado muchos problemas al principio, aunque al final todo resultó ¿Bien?

Se puso de pie con la ayuda del contrario que lo miraba con una extraña mueca.

— Ten. —dijo mientras se agachaba para recoger las Doritos que yacían abiertas y masacradas. —Oh, Losiento. — se disculpó un tanto incómodo y arrepentido.

Extrañamente ninguno de los dos se habían dado cuenta en qué momento las Doritos habían sido masacradas tal cual macarron en las manos de Bill.

Dipper suspiro con lástima, ahí iba su dinero... Pero sabía que no era culpa del chico.

— Oh, no importa...total, ni me gustaban. — sonrió un poco nervioso aunque en sus ojos albergaba una tristeza indescriptible.

Dipper miró al chico por unos segundos, con aquellos enormes ojos ámbar llenos de vida y un brillo escepcional, digamos que la adolescencia estaba a su favor poco a poco. Notó aquel cabello pelirrojo como el de Wendy, y ahora que recordaba... no había visto a la chica.

Sus pensamientos lo dejaron pasmado haciendo sentir indiferente al chico.

—¿No te gustaban?¿Entonces por qué las compraste?— soltó el pelirrojo confundido. Su voz sonaba autoritaria y gruesa. Mayor que Dipper por unos ¿8?¿9 cm? Parecía de unos 14 o 15 años. Quizás...

El oji ámbar no sabía que responder exactamente, aunque tampoco era cómo que le quisiera dar importancia al tema.

—No me fije bien cuando las tome. No puedo afirmar con certeza si me gustan o no ya que jamás las he probado.— confesó algo apenado. Recordó que tenía que regresar ya que tenía una muy fuerte esperanza de que su pareja ya haya llegado a la cabaña junto a su gemelo.— Aunque la verdad no es que importe mucho... Me despido. —dijo cordial y retirándose de ahí lo más rápido posible.

Él de pelo rojo sólo se lo quedó viendo extrañado. ¿Por qué era tan... Respetuoso? En fin, tampoco él no le dio mucha importancia al tema y retomó su camino a casa.

El Pines, rumbo a la cabaña, pensaba un sin fin de cosas, estaba casi seguro de que los Cipher si vendrían pero tenía un ligero miedo de que Bill ya empezará aburrirse de él... Dipper seguía siendo muy inseguro de si mismo.

Estaba tan sumido en sus pensamientos que no se había dado cuenta del momento en que ya había llegado.

Se acercó a la puerta con decepción y antes de poder abrirla, alguien desde adentro le habían ganado. Por unos milisegundos pensó en que sería Mabel o su tío Stan, incluso Soos.

Pero grande fue su sorpresa que hasta sus ojos se abrieron y se aclararon con un brillo especial al verlo a él.

— ¡Pino!

Y antes de que el nombrado pudiera tan siquiera exclamar de la misma manera el saludo del mayor o responderle con algún otro gesto, el rubio se había prácticamente avalanzado hacia él  en volviéndolo en un protector abrazo del  cual el castaño ya extrañaba demasiado aquella sensación de seguridad.

Lograba aspirar el aroma del rubio y viceversa, ambos se sentía muy felices de que al fin puedieran sentirse.

—Te extrañe Bill. —le correspondió el abrazo de la misma forma. Sonriendo lleno felicidad.

El mayor con una mano acariciaba sus esponjosos rizos  castaños y con la otra daba caricias en la espalda del chico. Se mantendrían así por un buen rato y no les importaba si algunos de los turistas les llegase a ver.

Bill había tenido muchos problemas, y las últimas semanas el no poder seguir en contacto con su querido Pino había sido una terrible catástrofe. Lo añoraba, lo quería entre otras cosas. Lo había extrañado demasiado, tenía mucho que contarle a su castaño y ansiaba que él lo escuchara. Sentía que Dipper lograba tranquilizarlo incluso siendo intencional. El rubio necesitaba saber si su pareja todavía lo quería como antes y esperaba que sí.

¿Cuánto?— dijo una voz de niña autoritaria.

cinco minutos. — respondió su acompañante.

— Cuñado si quieren hacer sus cosas mejor váyanse adentro. — dijo ella con una voz maliciosa y juguetona.

— Estrella Fugaz, Pino no estuvo conmigo por un maldito año. ¿¡Sabes cuánto lo extrañe!?— dijo el Rubio eufórico rompiendo el abrazo con su chico quién no le dio mucha importancia y le causaba gracia la escena que montaba su hermana y su novio.

Will sólo estaba callado aunque en su mirada se veía que estaba _ de cierto modo_ animado.

— Bueno, tampoco te enojes.

— Tenemos mucho que hacer. — dijo Will refiriéndose a desempacar y hacer algunas salidas.

Los cuatro tenían que aprovechar al máximo esté verano.

— Y mucho que hablar... — comentó, agarro con delicadeza las manos de Dipper entre lanzado las con las suyas y lo miró divertido y con ternura. — Pino... Tengo mucho que contarte.

El mencionado le sonrió dulcemente y asintió. Suficiente para que el Cipher mayor se sintiera muy relajado y querido.

Los cuatro entraron, listos para preparar su equipaje, sin darse cuenta de que Stan actuaba de una manera muy misteriosa.

El viejo vigilaba de que sus sobrinos y los gemelos Cipher estuvieron ocupados con sus cosas y al confirmar que así era, les aviso que saldría para Checar algunos documentos sobre una licencia aunque eso era mentira.


Entró en aquella máquina de comestibles ingresando el código, que llevaba a un camino secreto que nadie más que él, sabía sobre su existencia.

Quizás esté verano sería todavía más interesante.









"Capítulo 24:
Regreso"


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