El Dictador

By esmielda

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Todo en él era frío, hasta que vio esos ojos marrones. More

Prólogo.
Valiente.
Lista.
Prometedora.
Osada.
Maldita perra.
Fantásticamente hermosa.
Virgen.
Usada.
Actriz.
Única.
Fascinante.
Patético.
Zorra.
Confundida.
Adicto.
Blanca Nieves.
Diferente.
Bella dama.
Desamparada.
Orgullo de mujer.
Señorita.
Chiquilla hermosa.
Teléfono.
Amor.
Pendeja.
Obsesionada.
Corazonada.
Fiera.
Perfecta.
Propuesta.
Culpable.
Cursi.
Jodida.
Perdida.
Loca.
Paranoica.
Hombre nuevo.
Tara y Elle.
Tortura.
Dolor.
Deseo.
Muerta.
Usurpadora.
Alegría.
Epílogo.
Nueva historia.
Crimínales disponible.

Pasión.

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By esmielda

Tengo que admitir que lo extrañé como no tienen idea. Dios.

Sonreí y casi me caigo al él darme una vuelta mientras "bailábamos" descalzos sobre la suave grama.

Reí y lo miré, volviendo hacia él y dándole un beso casto.

Habíamos pasado la tarde completa hablando sobre cosas sin importancia y me había encantado estar con él. El tiempo se va sin ni siquiera darse cuenta cuando estas con esa persona.

Sacudí mi cabeza y suspiré ante aquellos pensamientos que albergaban mi cabeza sin permiso y es que llegaban a mí sin consideración alguna, pero no me importa ya. De alguna manera sé lo que siento, pero no quiero admitirlo, no aún.

Juntamos nuestras frentes mientras a la luz de la luna bailabamos un vals bastante lento, cerré mis ojos y suspiré su aroma dejándome llevar ante la sensación de paz que me llenaba en ese momento tan íntimo y bello.

Las estrellas brillaban y el dulce sonido de los grillos sonaban desde lejos, dándonos un ritmo imaginario y nos moviamos al compás. Sus manos gigantes tenían las mías con suavidad mientras me daba vueltas para luego sostenerme con un brazo en mi cintura.

Nuestros labios se chocaron lentamente y en un beso casto saboreé un poco de su suavidad.

Abrí los ojos y lo miré.

-¿me permite pasar la noche con usted, bella dama?.- preguntó aún dándome vueltas, sonreí y alcé una ceja.

-Para mí sería un placer.- sonrió y se bajó un poco mientras pasaba su brazo por mis piernas y me alzaba hasta la altura de su estómago. Miré sus ojos y él los mios y comenzó a caminar por el pequeño bosque que dividía la casa de la extensión de grama. Las hojas crujían y yo no podía evitar centrar mis ojos en su rostro.

Y el de vez en cuando me veía y sonreía. Suspiré ante todo esto y acaricié su pelo y con sorpresa miré la casa, a la que habíamos llegado rápidamente o era porqué el tiempo se me había ido por estar embelesada mirándolo .

Subió las escaleras fácilmente conmigo a cuestas y caminó por los pasillos rápidamente, abriendo la puerta de mi habitación mientras que con una mano me sostenía, si que era fuerte.

Entró y luego lentamente me dejó sobre mis pies y luego se dió la vuelta, sentí un vacío de repente pero me calmé al ver que solo cerraba la puerta con seguro.

Me miró con esos ojos matadores y lentamente caminó hacia mí sin quitarme la mirada de encima. Se paró frente a mi y conectamos nuestras miradas.

-¿en qué me has convertido Tess?.- pregunto retóricamente, sin esperar respuestas, lo miré y extendí mi mano hasta la suya, acariciándola.

Suspiró.

-Ya no mato por ti, ya ni siquiera me importan mis opositores y los complotados que armen para hacerme caer del gobierno. No me importa la gente que está contra mí, ya no me importa nada. Porqué ya no quiero hacer daño, sé que puedo perderte si lo hago.- alzó su mano y acarició mi mejilla lentamente, cerré mis ojos ante su tacto.

-No lo hagas más, me alegra que hayas cambiado.- sonreí dulcemente al escuchar esas palabras. Y en mi mente sonaba que era verídico lo que sus labios decían. Solo verdad.

Que debía confiar. Que debía ayudarlo a ser una mejor persona y lo estoy haciendo bien al parecer.

No me importa ya si estoy siendo demasiada confiada, pero con él estoy conciente de que no me arrepentiré. Sé que lo que estoy haciendo está bien y me llena de paz saber que está cambiando.

La luz de la lámpara era casi oscura y eso ayudaba con el ambiente.

Me acerqué a él y alcé mi cabeza hasta su mentón y este bajó su cabeza para besarme dulcemente.

Sus labios eran dulces y rellenos, tibios y se movían al compás de los míos. Con una lentitud que llegaba a enloquecer. Acaricié su nunca y lo atraje hacía mi boca sin esperar a nada más y acaricié mis labios con su labio inferior una vez más, succionandolo al terminar el beso.

Sonrió y volvió a unir nuestros labios, con más hambre y con más pasión, sus manos estaban en mi cintura y me atrajeron hacia él, chocando cuerpo con cuerpo.

Llevo sus manos a mi espalda y la acarició de arriba hacia abajo, topándose con mi abundante cabello ondulado de paso y bajó el cierre lentamente topándose con mi piel tibia y suave. Bajó con besos por mi mentón y luego por mi clavícula hasta mis hombros siguiendo el camino del vestido, volviendo hacia arriba, besando todo mi cuello haciéndome gemir hasta llegar a mi punto débil.

-Te necesito.- susurré ensimismada en el placer de sus besos. Me miró con esos ojos fríos que ahora llevaban un brillo candente y lleno de fuego en su interior.

Dejó caer el vestido al piso y me alzó hasta su cintura, con mis pechos desnudos acariciando la camisa de algodón que llevaba. Encamino a la cama y me deslizó lentamente encima de ella.

Mirando mi cuerpo lleno de curvas y jóven.

Se deslizó hasta mi, y me beso, baje por su torso y subí de nuevo buscando los botones de su camisa, quitando los uno a uno hasta que estaba con su torso desnudo frente a mi, lance la camisa a un lado y luego me aventure hasta sus pantalones sacando su cinturón y luego quite los botones llevándolo hacia abajo junto con su boxer. Quedando desnudo frente a mi.

Con mis pies los quite de mi vista y sonreí sobre sus labios.

Acarició mis curvas y me jalo hacia el, pegando su cuerpo al mío y yo lo abrace.

Abrí mis ojos y nuestras miradas se encontraron mientras acariciaba mis piernas. Miró mi rostro.

-Hoy te haré el amor, hasta el final de los tiempos de mi vida.- lo mire y sonreí enternecida ante sus palabras, Dios, que bello.

Me levanto de cama y me puso sobre su regazo mientras nos besábamos, nuestras piel transpiraba pasión mientras nuestras bocas jugaban entre ellas y nuestras manos se aventuraban en nuestros cuerpos, acariciandonos, sintiéndonos.

...

Bostece mientras sentía como un peso caía a mi cintura como una piedra muy pesada.

-Ay.- me quejé juntando mis cejas mirando a quien estuviera a mi lado. Este yacía con una cara sonriente sin abrir los ojos y su cabello despeinado.-pesas mucho.- hice una mueca de molestia.

-No te molestes.- me atrajo hacia su cuerpo y beso mi cabello. Sonreí y me relaje en su cuello, suspirando ante la gloria que estaba viviendo en ese momento.

Era genial lo que sentía, no había remordimientos ni miedos que me hicieran dudar. Era como si hiciera lo correcto y como si nunca me fuera a arrepentir de los actos cometidos. De no haber escapado cuando podia, de haber entregado mi cuerpo una y otra vez no por que me obligara ni por que tuviera que hacerlo, sino por que yo lo quería hacer, por que quería sentir sus besos en mi piel y como me hacía sentir cuando me llevaba a las nubes y me traía de vuelta.

Todo esto era decisión mía, no podía culparlo. El solo me dió el empujón que necesitaba para conocerlo, para saber cuál era su historia, para vernos cara a cara. Pero yo decidí hasta donde llegaría él. La mujer, por más que esté atada de manos y pies, es la que decide hasta donde llegan los hombres.

Pero yo se lo permití, y creo que no me arrepentiré de que lo hice.

Estaría así mi vida completa.

Aunque no supiera a donde pararía y se que esto no será tan fácil como lo parece, el amor no es un simple juego de cartas que se arma y luego ganas, esto es sacrificio, dolor y confusiones.

Y sin darme cuenta hablaba de amor, él me amaba, pero la pregunta era, si yo lo quería a él.

Sí. Si lo quería, pero estoy muy confundida.

Con Noah nunca me había sentido así, pero las cosas cambian, toman colores y emociones diferentes, te hacen reír y llorar al mismo tiempo aún cuando solo quieres estar serena.

El amor te hace luchar sin querer, te hace dejar el egoísmo y la arrogancia sin darse cuenta. Te hace bajar la guardia, te hace sentir en las nubes aún cuando estás en un mundo de mierda.

Dejas de vivir por esa persona, dejas de morir por esa persona.

Depende el contexto de tu vida.

Pero se que aún faltan muchas cosas por pasar, cosas que aseguraran o simplemente harán que fracase lo que se ha construido en semanas.

Todo depende de nosotros.




Lo bueno comienza a partir de ahora.



Maratón 1/3.

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