Miraculous: El Akuma Irrevers...

By AlisonOropeza20

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Ella es Marinette. Una chica como tú o yo. Pero cuando el destino la llama para pelear contra las fuerzas del... More

Prohibido Ignorar
Prólogo: Misión Nocturna
Capítulo I: Día de Ensueño
Capítulo II: Pequeño Intruso
Capítulo III: No Toques a Manon
Capítulo IV: ¿Qué Pasa con Marinette?
Capítulo V: Vamos al Concierto
Capítulo VI: Atrapada
Capítulo VII: Ataque Sorpresa
Capítulo VIII: Plumas de Cuervo
Capítulo IX: ¿Es un Akuma?
Capítulo X: Irreversible
Capítulo XI: Invitación Inesperada
Capítulo XII: Una Sonrisa Siniestra
Capítulo XIII: El Ataque del Cuervo
Capítulo XIV: Primer Acto
Capítulo XV: Malas Noticias + ¡Nos vemos en la FILCDMX!
Capítulo XVI: Seamos un Equipo
Capítulo XVII: El Mensaje de Ladybug
Capítulo XVIII: La Decepción de Chloé
Capítulo XIX: ¿Cómplice de Ladybug? + ¡Nos vemos en la FIL de Guadalajara!
Capítulo XX: La Confesión de Marinette
Capítulo XXI: Akuma Nocturno
Especial de San Valentín | Una Tarjeta Para Tikki
Capítulo XXIII: Revelando Secretos
Capítulo XXIV: La Respuesta de Plume Mortelle
Capítulo XXV: ¿Dúo Imparable?
Capítulo XXVI : El Cuartel General
Capítulo XXVII: La Promesa de Sabrina
Capítulo XXVIII: Escena del Crimen

Capítulo XXII: Revenge Bug + ¡Nos Vemos en la FIL del Palacio de Minería!

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By AlisonOropeza20

¡Hey, hola! Antes de que pasen al capítulo, tengo algo importante que decir para quienes sean de la Ciudad de México (si es que hay alguno por aquí).

¡Estaré en la FIL del Palacio de Minería! Ya saben cómo funciona esto. No estaré en ningún stand esta vez, sino que los quiero convocar a una pequeña convivencia, al igual que en los eventos pasados. Esta vez tenemos la peculiaridad de que podrán conseguir mis libros en formato electrónico, de forma legal y a un precio mucho más barato que en Amazon. Además, llevaré los marca páginas exclusivos y los mini llaveros de la tienda de recuerditos.

La cita para este evento será los días sábado 25 de febrero y sábado 4 de marzo, dentro del Palacio de Minería en el Centro Histórico. Los estaré esperando ambos días en el área de descanso, justo donde venden la comida, de

Si quieren formar parte de esta pequeña convivencia para conocernos y pasar un buen rato, no olviden que me reconocerán porque iré de negro, con una copia de La Violinista en físico en mis manos. Así que si me ven por ahí, incluso antes o después del evento, ¡no duden en acercarse! A todos los que asistan les daré un obsequio único y especial. <3

Repito.

Sábado 25 de febrero y sábado 4 de marzo. Palacio de Minería. Área de descanso. 2:30pm a 3:30pm.

¡Los espero ahí!

¡Disfruten el capítulo!

PD: En el capítulo anterior recuerdo haberles dicho que éste se llamaría ¿Qué harás ahora, Chat Noir? Pues bien, como podrán darse cuenta, no quedó así al final. En éste capítulo mezclé dos, y se quedó con un nuevo título. Compensación por mi irresponsabilidad. Les juro que también aquí volveré a ser constante.

     Confundido y angustiado, Adrien yacía tumbado en su cama. Con el móvil en las manos, debatiéndose en escribir un mensaje que le ayudara a calmar al menos un poco de culpa. Las palabras, sin embargo, no podían salir de su corazón. ¿Qué se suponía que debía decir? Ni siquiera estaba seguro de que realmente fuese necesario. Marinette le había dicho que todo estaba bien, ¿o no? Pero aquellos ojos cargados de tristeza y dolor decían justo lo contrario.

Pulsó la tecla para llamar.

La llamada no conectó.

Se incorporó y suspiró con pesadez.

—Plagg...

El gato negro, quien miraba la televisión mientras gozaba de una gran bandeja de queso Camembert, puso los ojos en blanco y quiso parecer desinteresado. No funcionó.

—Plagg...

Apenas se giró para responder al llamado.

—Vamos... —suspiró Plagg—. Deberías estar feliz. Esa chica dijo lo que tú querías escuchar, ¿o no?

—N-no... S-sí... No lo sé...

—Te esforzaste mucho para darle una cita memorable. Y ha dado resultado. Ahora sólo dile lo que sientes.

—Lo dices como si fuera tan fácil.

Plagg se dirigió hacia el chico, llevando consigo un trozo de queso.

—Dale un par de días, y luego dile lo que sientes. Y deja de complicar tanto las cosas.

—Si se lo digo ahora, pensará que sólo quiero hacerla sentir bien.

Impaciente, Plagg sólo se sentó sobre la cama.

—Si yo fuera tú, dejaría de preocuparme por esto. Hay muchas otras chicas en el mundo.

—Lo sé... Pero ninguna es tan especial como Marinette.

Dejó atrás a su Kwami, dándole un momento a solas con su preciado queso, y avanzó hacia el ventanal. Suspiró con tristeza, intentando sacar de su mente los ojos tristes de Marinette. Intentó llamar de nuevo, sin obtener respuesta. Quiso enviar un mensaje, sin saber qué decir. Suspiró de nuevo. No quería hacerle daño a ninguna persona. Mucho menos a alguien tan importante para él. Pero no tenía idea de cómo reparar la situación.

Miró hacia el cielo nocturno en busca de paz, encontrando solamente algo que le hizo dejar a un lado su tortura mental. Una columna de humo se elevaba desde algún punto cercano. Al instante, se escuchó un estallido.

Su instinto de súper héroe se apoderó de él.

—Plagg, parece que hay problemas.

—No he terminado mi cena.

—La terminarás más tarde. ¡Plagg, transfórmame!

Chat Noir salió a través del ventanal, moviéndose con gran agilidad hasta ese punto donde pudo ver a su nuevo enemigo.

No se trataba de Plume Mortelle.

Tampoco era Coeur Brisé.

El aspecto de su contrincante hizo que Chat Noir dudara por un momento, dando un par de pasos hacia atrás al sentir que su respiración comenzaba a agitarse. El traje de Ladybug se había tornado de color negro, contando con interesantes modificaciones que le daban un aspecto salvaje y letal. Guantes y botas de altos tacones le diferenciaban de Antibug. Su yo-yo aún estaba presente, cubierto de cuchillas que lo transformaban en una sierra cuando ella lo hacía girar. Alas brotaban de su espalda, similares a las de un murciélago. No usaba antifaz. En lugar de eso, sus ojos se habían tornado totalmente de color blanco. Eso hacía resaltar sus marcadas ojeras, y hacía juego con su cabello suelto que ondeaba al compás de la destrucción. Esbozaba una sádica sonrisa que robaba de su rostro todo rastro de su inocencia habitual.

El corazón de Chat Noir dio un vuelco cuando aquellos ojos blancos se posaron sobre él.

Aquella aparición parecía un demonio sacado de las profundidades del infierno. Una bestia insaciable que necesitaba imperiosamente alimentarse de sangre y destrucción.

—L-Ladybug...

No hubo respuesta.

Chat Noir se dio la oportunidad de dar un paso hacia ella. Aferró su vara con fuerza.

—Mi lady...

La siniestra aparición negó con la cabeza.

El temor de Chat Noir creció.

—M-Marinette...

Ella rió de la misma forma en que lo habría hecho la mismísima Plume Mortelle.

—No me llames con ese nombre tan común, Chat Noir... ¡Mi nombre es Revenge Bug!

Dicho aquello, lanzó su yo-yo para enroscar la cuerda al rededor de los tobillos del muchacho, tirando de él y haciéndolo volar hasta estrellarse contra el tronco de un frondoso árbol. Se desplomó en el suelo y se incorporó trabajosamente, percatándose de que Revenge Bug avanzaba, dejando una estela de caos a su paso.

—Marinette...

No supo cómo reaccionar.

¿Cómo luchar contra alguien a quien no quería golpear?

— ¡Chat Noir!

Se sobresaltó al escuchar una voz a sus espaldas. Tuvo que ser veloz para cubrir a Alya, pues Revenge Bug atacó nuevamente. El gato negro tomó a Alya de la mano y la condujo hacia un oscuro callejón.

— ¿Qué haces aquí, Alya? —espetó él.

—Mi parte del trato —respondió ella.

—Es peligroso que estés aquí. ¡Vete!

Volvió entonces a la contienda, siguiendo el sendero de destrucción que se dirigía hacia la mansión Agreste.

La culpa lo atacó.

Llamó a Ladybug, sin obtener respuesta.

— ¡Marinette, detente!

Extendió su vara para bloquear paso de la chica. Aprovechó para impulsarse y saltar, cayendo frente a ella. Colocó sus manos sobre los hombros de Revenge Bug en busca de alguna reacción positiva, y sólo consiguió ser derribado nuevamente. Ella intentó lanzar el yo-yo hacia el techo de un edificio para emprender el escape. Chat Noir la aferró por el brazo.

— ¡Mírame, Marinette!

No funcionó.

Ella forcejeó hasta someterlo. Chat Noir apenas pudo esquivar el yo-yo que terminó incrustado en el suelo. Revenge Bug derribó una caseta telefónica para bloquearle el paso a Chat Noir y seguir avanzando. El motivo de su ira era evidente. Aún en el suelo, Chat Noir intentó de nuevo. Ladybug no respondió. Revenge Bug, en su lugar, se acercaba cada vez más a la mansión. El sitio donde estaban Nathalie y Gabriel.

Llamó por última vez.

Nadie respondió.

—Date prisa, Bugaboo —musitó, y se decidió a atacar.

La posible presencia de Alya quedó en segundo plano. Su máxima prioridad fue acercarse de nuevo a Revenge Bug y analizar cada pequeño detalle de su aspecto. No pudo encontrar ningún sitio donde el Akuma pudiese estar oculto. Y ella no le dio la oportunidad de formular teorías.

— ¡Apártate, maldito gato!

Esquivó el yo-yo un par de veces, hasta que la cuerda se enroscó en su torso y tiró de él para derribarlo. Nunca antes había contenido su poder de esa manera. Se sentía inutilizado y derrotado, a pesar de estar aún en pie.

Revenge Bug logró lanzar el yoyo hacia arriba, escalando por el costado de un edificio cuya estructura comenzó a caer con el simple roce de sus manos contaminadas por la maldad del Akuma. Se impulsó para saltar sobre el derrumbe. Chat Noir usó su vara para destruir aquellos escombros que amenazaban con aplastarlo. Saltó también y estiró ambos brazos para rodear la cintura de Revenge Bug. Ambos cayeron sobre la montaña de vías y concreto. La mansión quedó al fin frente a ellos. La mirada aterrorizada de Nathalie se cruzó con la del gato negro.

Con toda la fuerza que fue capaz de usar sin dejarse llevar por su auténtico potencial, tomó a Revenge Bug por la cintura y la lanzó con fuerza hacia los aires para deshacerse de ella el tiempo suficiente. Corrió entonces hacia la entrada de la mansión, y aferró la mano de Nathalie para enfatizar sus palabras.

—Entra de nuevo, y no salgas hasta que Revenge Bug se haya ido. ¡Date prisa!

Nathalie soltó un grito cuando el yo-yo voló hacia el muchacho, quien tuvo que lanzarse hacia un costado para esquivar las cuchillas. Aprovechó para tomar la cuerda y tirar de ella, alejando a Revenge Bug de la entrada para que Nathalie pudiese correr a ocultarse. El muchacho tuvo que hacer un gran esfuerzo para conseguir que Revenge Bug se acercara a él lo suficiente. La tensión le impidió notar que Alya corría hacia el lado contrario, alejándose de la contienda y cojeando gracias a una herida sangrante en su tobillo izquierdo. De la misma forma, ignoró la presencia de aquella criatura de color rojo que voló a toda velocidad, gritando el nombre de Marinette a voz en cuello.

Revenge Bug tiró de la cuerda, recuperando el yo-yo y lanzándolo de nuevo como proyectil. Chat Noir trepó en la cornisa de una cafetería cerrada, para saltar y caer justo detrás de su contrincante. Colocó su vara sobre el cuello de Revenge Bug para inmovilizarla, consiguiendo un pisotón tan fuerte que lo hizo retroceder. La cuerda del yo-yo se enroscó al rededor de su cuerpo, haciéndolo girar hasta que cayó de nuevo. Quizá si no hubiera contenido sus fuerzas, Chat Noir habría tenido una mísera oportunidad.

La luz púrpura apareció frente a los ojos de la chica. La siniestra voz de Le Papillion se escuchó en su cabeza.

— ¡Ya lo tienes en tus manos, Revenge Bug! No me importa si debes cortar su mano para conseguirlo. ¡Toma su Miraculous!

Revenge Bug acató la orden al pie de la letra. Lanzó de nuevo su yo-yo con la única intención de que sus cuchillas hicieran correr la sangre. De no haber sido por su felina agilidad, Chat Noir no sólo habría perdido el anillo. Se levantó de nuevo y se armó de valor, asestando un puñetazo. Ella retrocedió con torpeza, sólo para mantener las apariencias y aprovechar el momento. Saltó sobre los hombros del muchacho y logró colocarse detrás de él, enroscando la cuerda alrededor del cuello del chico. Revenge Bug colocó su rodilla en la espalda de Chat Noir, obligándole a inclinarse hacia adelante y aumentando la fricción de la cuerda sobre la garganta que desesperadamente buscaba un poco de aire.

— ¡L-Ladybug...!

Su visión comenzó a oscurecerse. La sonrisa de Revenge Bug cubrió su rostro. Y entonces, el instinto volvió a apoderarse de él. Estaba claro que Ladybug no llegaría. Y por un minuto sólo albergó la esperanza de que Ladybug estuviese herida, pero con vida. Eso era mejor que pensar que Revenge Bug había causado algo irreparable.

Se armó de valor. Invocó a los poderes de su Cataclism, con el que sujetó la cuerda del yo-yo que se transformó en cenizas. Se apartó de Revenge Bug y tomó su vara, asestando un fuerte golpe en su estómago. Sin embargo, la fuerza fue mucho mayor de lo que a él le hubiera gustado. Revenge Bug salió despedida hacia el muro exterior que bordeaba la mansión Agreste. Su cuerpo entero golpeó el concreto. Se desplomó en el suelo, inconsciente. Y el pequeño Akuma brotó de aquella mano herida y ensangrentada.

La misma mano que Adrien había visto vendada.

El Akuma dejó de importarle. Corrió hacia Marinette y tomó su rostro con ambas manos, diciendo suplicante:

—Marinette... Despierta, por favor...

Ella tosió, sin abrir los ojos. Se dejó caer en la oscuridad, cosa que a él le hizo sentir mejor mientras ella siguiera respirando.

Sin dejar de sentirse culpable, tomó la mano herida de Marinette. Examinó la piel amoratada y las diminutas gotas de sangre que brotaban al contacto. La certeza cayó sobre él como agua fría corriendo por su espalda.

—Estuviste akumatizada todo este tiempo... —musitó, sintiéndose mucho peor por no haberlo notado antes—. Es la misma mano que has estado vendando desde que Coeur Brisé apareció...

Marinette no podía escucharlo.

Tendida de esa manera, en brazos del gato negro, lucía indefensa y vulnerable.

—Marinette...

— ¡¡Marinette!!

Al fin prestó atención a aquella voz aguda que parecía llegar desde ninguna parte. La sorpresa apareció cuando al fin vio a Tikki, volando hacia él a toda velocidad.

— ¡¡Marinette, no...!!

Su corazón dio un vuelco mucho mayor. Aquella criatura de color rojo no podía ser más que...

—Eres... E-eres un Kwami...

Tikki asintió.

— ¡Por favor, Chat Noir! ¡Tienes que ayudar a Marinette!

Se quedó sin habla. ¿Por qué ese Kwami estaba tan interesado en la chica de los ojos azules? ¿Por qué, por primera vez en la vida, prestó atención a los pendientes que Marinette no se quitaba jamás?

El anillo dio la primera señal.

El tiempo se agotaba.

— ¡Chat Noir, por favor!

Decidido, asintió.

—Estoy a punto de transformarme —dijo—. Y Marinette no puede quedarse aquí. Las llevaré a ambas a la casa de los Dupain-Cheng.

Aquello fue aceptable para Tikki, quien no pudo evitar que la tristeza la embargara al ver a Marinette en brazos del gato negro, con su espíritu inquebrantable totalmente aniquilado. Con todo, se aferró con fuerza al hombro de Chat Noir para acompañarlos en la travesía, esperando a que el anillo diera la siguiente señal.

Lograron escapar justo a tiempo. Alya llegó entonces, corriendo a pesar de la herida en su tobillo. Para su mala suerte, no pudo ver nada más que las grietas que dejó el cuerpo de Marinette al estrellarse contra el muro.

Chat Noir llegó a la terraza de Marinette al tiempo en que se escuchó una alerta más. Entró a través de la ventana y dejó a Marinette sobre la cama, sin que la chica lo notara. Tikki voló hacia ella nuevamente, acariciando su rostro con sus diminutas manos y luchando contra el nudo que apareció en su garganta.

—Marinette... —musitó Tikki—. ¿Por qué...? Chat Noir, ¿qué fue lo que...?

Se detuvo a mitad de la frase al percatarse de la forma en que el muchacho miraba su anillo. Acalorado, él tomó una decisión drástica.

—Estoy a punto de transformarme —dijo—. ¿Puedes guardar el secreto?

Tikki asintió.

Se quedó sin habla cuando Chat Noir desapareció, tomando la forma habitual del súper modelo adolescente que se había robado el corazón de quien yacía en la cama.

Adrien suspiró y extendió una mano para atrapar al exhausto gato negro más pequeño que su puño.

Antes de que la criatura pudiera reaccionar, Tikki se deshizo en un grito agudo.

— ¡¡Plagg!!

Plagg sólo sintió que aquellos diminutos brazos lo rodeaban, y tardó un par de segundos en apartarse de ella, diciendo de mala gana:

—Sabes que detesto que me abraces, Tikki.

—A mí también me da gusto verte —sonrió la aludida.

Adrien sonrió también. Buscó entre sus ropas el queso de emergencia que solía llevar consigo, y se lo entregó a Plagg para que pudiera ocuparse de lo suyo. Acto seguido, arrastró un taburete para sentarse a un lado de la cama. Tikki encendió las luces para que el chico pudiera observar mejor. Marinette no tenía daños más graves que un par de rasguños, además de su mano herida. Adrien la tomó con delicadeza y pasó un par de dedos sobre el punto más oscurecido, que lucía sutilmente como un pequeño corte. La desesperación no se esfumó en ningún momento. El único que se mantenía ajeno a la situación era Plagg, quien parecía no tener ánimos de participar en la tertulia mientras no hubiese saboreado hasta la última pizca de su bocadillo.

Tikki revoloteó de nuevo hacia la cama. Permaneció suspendida frente a Adrien, sin poder creer lo que había sucedido.

En silencio, Adrien salió de la habitación. Se dirigió al cuarto de baño, donde buscó el botiquín de primeros auxilios. Tomó un par de vendas, algodón, una botella de alcohol... Buscó también un cuenco para llevar agua limpia.

Su móvil recibió una llamada. El nombre y el rostro de Nathalie aparecieron en la pantalla.

El chico respondió, sin poder ocultar el mar de emociones que se reflejó irónicamente en su voz inexpresiva.

— ¿Te encuentras bien, Nathalie?

— ¿Dónde te has metido, Nathaniel? —Devolvió ella—. Tu padre está preocupado. Y furioso. Pasó algo afuera de la mansión.

—Lo sé... Chat Noir me sacó de ahí. Está protegiéndome de Plume Mortelle, ¿recuerdas?

—A tu padre no le importa eso, Adrien. Debes venir a casa inmediatamente.

—Chat Noir me llevará a casa cuando en verdad se haya acabado el peligro... Y eso no es lo único que no le importa a mi padre.

Terminó la llamad ay apagó el móvil, dejándolo sobre un gabinete de la cocina.

Subió de nuevo las escaleras para volver a la habitación, descubriendo que Marinette no había mudado su condición. Plagg aún estaba ocupado en lo suyo. Adrien volvió al taburete. Tomó un trozo de algodón y procedió a limpiar la herida de la mano de Marinette con el agua. Ella no reaccionó.

— ¿Estará bien? —preguntó Tikki.

Adrien suspiró.

—Eso espero —respondió—. Podrías ayudarme si me dices todo lo que sepas. ¿Cómo sucedió?

—Y-yo... No lo sé... E-estaba en la cocina porque ella me pidió que la dejara sola y... C-cuando volví... E-ella no estaba y sentí... u-una... ¡No lo sé! Yo... Sabía que algo como esto pasará desde que Plume Mortelle se llevó a Manon... Intenté que Marinette se mantuviera positiva, pero...

—Pero... Hoy le rompí el corazón, y ella cayó en manos de Le Papillion... Lo sé.

Tikki suspiró con tristeza.

—El aspecto de Marinette akumatizada era tan... inquietante. Revenge Bug. Es su nombre. Me hubiera gustado destruir a ese maldito Akuma, pero...

—Tú no podías hacerlo —dijo Tikki, intentando que sus palabras pudiesen ser un buen consuelo—. Sólo Ladybug puede atrapar y purificar a los Akumas.

—Y ella nunca apareció... —continuó Adrien—. Tú... Debes ser su Kwami.

Tikki asintió.

—Soy Tikki. Y tú eres Adrien Agreste. Ahora nos conocemos oficialmente.

Estrecharon manos. Adrien hizo su mejor esfuerzo para esbozar su sonrisa habitual. En silencio, vendó la mano de Marinette tras untar un poco de alcohol que, en el fondo, sabía que no funcionaría. Dejó la mano de la chica sobre la cama, concentrándose sólo en su respiración acompasada y en las lágrimas que brotaron de sus ojos. Lágrimas que enjugó con su dedo pulgar.

Sintiéndose ciego y estúpido, echó la cabeza hacia atrás y soltó un juramento que chocaba con su aspecto angelical. ¿Por qué nunca antes lo había notado? ¿Acaso ella sabía algo más de lo que aparentaba...?

Plagg bajó su trozo de queso por un instante, observando en silencio cómo Adrien intentaba asimilarlo todo. Por debajo de la indiferencia, la angustia brilló en sus ojos. Decidió callar.

Tikki, tan maternal como siempre, intentó sonreír.

—Anímate, Adrien —dijo ella—. Dos héroes akumatizados no podrán vencer a Le Papillion.

Adrien esbozó media sonrisa y asintió.

—Sí, Tikki... Tienes razón. Por ahora, sólo importa que Marinette se recupere.

—Deberías ir a casa —continuó ella—. Seguramente estarán preocupados por ti.

Resuelto, Adrien negó con la cabeza.

—Me quedaré aquí. Quiero estar cerca de Marinette. Y si cualquier otra cosa sucede, será mejor si Chat Noir está cerca.

Dudando, Tikki insistió.

— ¿Te encuentras bien, Adrien?

—Sólo estoy un poco confundido... Pero estaré bien.

Creyendo que la incertidumbre lo volvería loco, el chico se levantó del taburete. Plagg abrazó su trozo de queso, prediciendo lo que sucedería.

—Vamos abajo —dijo Adrien—. Marinette necesita descansar.

Tikki aceptó, no sin antes dedicarle una última mirada de angustia a su amiga convaleciente. Salió junto con Plagg a través de la trampilla, dejando a Adrien a solas con la chica que no se percató de la forma en que Adrien acariciaba los pendientes. Además de sentirse ciego y desinformado, la culpa siguió creciendo. Miró hacia atrás para asegurarse de que estaba realmente a solas, y volvió a sentarse en el taburete. Tomó la mano de Marinette y besó sus nudillos. Ella no reaccionó.

—Creo que ya he perdido la cuenta de cuántas veces me salvaste —dijo él en voz baja—. Sé que siempre termino metido en problemas... Me salvaste de Time Breaker para no perder la oportunidad de ayudarte a vencerla. Me salvaste del trance de Cupido Negro. Creíste en mí cuando peleamos contra Copi-Gato... Aunque le hayas dicho lo contrario a Antibug, sé que nuestro equipo sólo funciona gracias a ti. Ahora entiendo porqué Plume Mortelle nos persigue a ambos...

Suspiró de nuevo.

No soltó la mano de Marinette.

—Recuerdo que estabas dispuesta a quitarte los pendientes cuando pensaste que Volpina quería hacerme daño... Y si hubiera abierto esa puerta, después de vencer a Lady Wi-Fi, seguramente me habría sentido... tan confundido como justo ahora.

Tomó un profundo respiro. Esperó a ver alguna reacción que no llegó. La inconsciencia de Marinette le daba valor para seguir abriendo su corazón.

—Creo que una parte de mí está enamorada de una parte de ti. Y una parte de ti está enamorada de una parte de mí... Pero no es así... Detrás de las máscaras, no somos personas diferentes. Eres tú de quien he estado enamorado todo este tiempo...

Suspiró de nuevo.

Cada vez era más difícil continuar.

—No dejaré que nadie te haga daño, Marinette. Aunque dé mi vida a campo de ello, Plume Mortelle y Le Papillion no van a separarte de mí.

No pudo más. Besó los nudillos de Marinette y se levantó del taburete, inclinándose también para besar la frente de la chica y susurrar:

—Recupérate, Bugaboo. Te necesito.

Salió de la habitación, dejando su declaración en el aire.

En la mansión Agreste, Nathalie miraba a través de las ventanas del estudio de Gabriel, quien a su vez mantenía la mirada fija en las grabaciones de su sistema de seguridad. Su expresión endurecida se hacía más notoria cada vez que veía a Revenge Bug transformarse en Marinette.

Angustiada, y con el móvil en ambas manos, Nathalie se apartó de la ventana.

—Los bomberos hacen su mejor esfuerzo —dijo ella—. No lo entiendo... ¿Dónde está Ladybug? Ella siempre devuelve todo a la normalidad.

— ¿Mi hijo ya te ha respondido? —espetó Gabriel.

—No, señor. Parece que ha apagado el móvil. Sólo ha dicho que está a salvo, con Chat Noir.

—Pues cuando haya vuelto, recuérdale que no quiero verlo cerca de Marinette Dupain-Cheng. Ahora más que nunca.

—Sí, señor.

Nathalie desvió la mirada.

Por dentro, Gabriel sonrió con malicia y pulsó una tecla para ver de nuevo el despliegue de poderes de su nueva creación. Revenge Bug superaba todas las expectativas.

Marinette abrió los ojos al cabo de lo que le parecieron horas. Las luces estaban apagadas, y a través de la ventana pudo ver la luz de la luna.

Se incorporó lentamente, sintiendo que todo su cuerpo dolía. Tardó un par de segundos en darse cuenta de que su mano herida tenía vendajes nuevos. No podía recordar lo que había sucedido, ni encontró ninguna manera de explicar sus dolencias. Se sentó en el borde de la cama, sintiéndose aturdida. El mayor daño se percibía en su espalda. Se fijó entonces en los instrumentos de curación que alguien había olvidado ahí. Lo primero que acudió a su confundida mente fue el rostro de su mejor amiga.

—Tikki...

Tambaleándose, se levantó de la cama.

—Alya...

Una vez que logró mantener el equilibrio, salió a través de la trampilla. Bajó cada peldaño de uno en uno, por temor a que un mareo la hiciera caer.

Era imposible que Alya estuviese en casa. De ser así, el silencio no habría sido absoluto.

Pero no lo era, en realidad. Había voces que llegaban desde la cocina.

—Plagg, deja de comer. No estamos en casa.

La inconfundible voz del chico de sus sueños hizo que ella se detuviera al estar a medio camino.

Una segunda voz apareció.

—Nunca dejarás de ser un glotón, ¿o sí?

El inconfundible timbre agudo de Tikki fue lo que hizo que Marinette apretara el paso.

Su presencia en la cocina llamó la atención de Tikki, quien exclamó con notable alegría:

— ¡Marinette!

El miedo se reflejó en la mirada de la chica al percatarse de que Adrien realmente estaba ahí, y que compartía una bandeja de galletas de chocolate con Tikki. Y con un diminuto gato negro que transformó el miedo en confusión.

—A-Adrien...

Se sintió descubierta. Instintivamente, llevó una mano a sus orejas, como si algo en sus pendientes hubiese podido dar una respuesta.

Adrien sonrió y se levantó de la silla donde estaba, para acercarse a ella. En su sonrisa se reflejaba la gratitud y el alivio.

—Creí que nunca despertarías, mi lady.

Mi lady... Mi lady... Mi lady...

Marinette se quedó sin aire por un instante. Pestañeó un par de veces. Y, delatándose a sí misma, sólo pudo musitar:

— ¿Chat...?

Próximo capítulo: Revelando Secretos.

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