Juro enamorarte |BORRADOR|

By La_Carcache

5.4M 342K 79.8K

PRIMERA PARTE DE LA SAGA JURO. Cuando Katherine James era apenas una pequeña, su madre llenó su mente con his... More

Juro enamorarte
Dedicatoria
Advertencia!
¡Juro enamorarte en spotify!
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3 |NUEVO|
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6 |Nueva edición|
Capítulo 7
Capítulo 8 |Nueva edición|
Capítulo 9 |Nueva edición|
Capítulo 10 |Nueva edición|
Capítulo 11 |Nueva edición|
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 23
Capítulo 24 |Nueva versión|
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29 |Nueva versión|
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
FIN
Epílogo
Agradecimientos
+Novelas
Creaciones ❤

Capítulo 22

140K 9.9K 2.3K
By La_Carcache

Que extraña es la sensación de cuando lastimas a la persona a la que realmente amas y un día decide irse para jamás volver, pero la vida no es tonta y regresa a ti más hermosa de lo que ya era, pero regresa tan tarde que ya no puedes hacerla feliz. En ese entonces cuando ya estas total, completa, absolutamente consciente de que ya no está en tus manos el poder reconquistarla, te sientes justamente como la velita de cumpleaños que es soplada tras cantar un feliz cumpleaños cada año; te apagas por completo. Y lo más doloroso es que solo las personas que pretendemos ser fuertes sabemos muy en el fondo de nosotros que lo mejor es llorar, pero esto solo lo hacemos en la oscuridad de nuestras habitaciones porque nos da miedo y vergüenza que sepan que somos débiles. Qué curioso el ser humano ¿no? que prefiere ocultar antes de ser descubierto y dejar que todos se burlen cuando en realidad ni siquiera sabemos si se iban a burlar, pero igual preferimos huir; justamente a como yo lo había hecho ahorita.

Cada paso hacia que me doliera hasta el último musculo de mis piernas mientras tomaba cualquier rumbo por los desolados pasillos. Era tanta la tensión de mi cuerpo que sentía que mi cabeza estaba a punto de explotar pues la vena de mi frente palpitaba descontroladamente y mis cortas uñas empezaban a hacer heridas semicirculares en las palmas de mis manos y todo esto gracias al enojo que me provocó el ver a Katherine besando a otro chico justamente frente a mí. Me preguntaba qué carajos pasaba conmigo, jamás me había sentido así de celoso; tan impotente al no saber qué hacer para que se enamore de mí y tan triste por estar seguro de que la había perdido para siempre. Solo el pensar que la había perdido me provocaba esa sensación de querer gritar y reprimir las lágrimas antes de llegar a un lugar seguro. Por primera vez me sentía indefenso y sin soluciones.

No sé por cuánto tiempo caminé, pero cuando logré salir de mis pensamientos fue porque choqué con un delgado cuerpo muy por debajo de mí y una gran cabeza rubia artificial; Hilary. Admito que al principio de todo, quizás unos dos años atrás, yo la miraba como una chica más; alguien que gracias a su físico y su facilidad para atraer personas había llegado a una buena posición entre la vida estudiantil, no era nada inteligente, pero tampoco era un ser totalmente inservible, hasta que comencé a verla más seguido y me di cuenta de que era una persona que se dejaba llevar por el odio y, quizás si no fuera por eso, realmente sería alguien muy interesante de conocer, es una lástima que ahora más que nunca la mire como una chica con extensiones egoísta, hipócrita y descarada que busca el mal para los demás.

— Hola, Ian — su voz chillona perforó hasta lo más profundo de mi ser, hacía falta una nota más para que explotara mi cerebro y la propusiera como la cinta perfecta para esas películas de miedo.

— Hilary.

Las comisuras de sus labios se elevaron hasta formar una mueca llamada sonrisa. Esa sonrisa era coqueta, una de esas que te llevan a la cama luego de una noche en un bar donde terminas excesivamente ebrio y, sobre todo, una sonrisa que no quiero volver a ver en mi vida pues lo que más me traía eran problemas. Por lo tanto, una vez que la salude por compromiso, esquive su cuerpo continuando mi camino, pero sus manos tocaron mi hombro y casi corriendo se posicionó frente a mí.

— ¿Qué haces fuera de clases? — preguntó masajeando mi pecho con sus manos — ¿Me buscabas, amorcito? — inclinó su cuerpo al mismo tiempo que sus manos recorrían mis hombros — ¿Piensas arreglar la estupidez del fin de semana? Tengo una buena idea para ser felices una vez más — sus labios, a un lado de mi oído, susurraron —. Todo comienza al otro lado de esta puerta.

Terminó golpeando la puerta que estaba a un lado de nosotros. Al ver al dibujo del hombrecito que representaba al baño de hombres me di cuenta de que su solución implicaba bajar sus bragas con el trasero sobre uno de los lavamanos. De inmediato recordé las palabras de Ben horas antes de la fiesta del fin de semana. No puedo destruir aún más mis asuntos con Katherine. Si quiero reconquistarla, aunque esté un tanto perdido todo el asunto, debo de comportarme como un príncipe azul; un príncipe azul con muchos tatuajes. Decidido tomé su muñeca entre mi mano para alejarla un par de centímetros, al hacerlo su expresión coqueta cambio a una expresión de enojo en donde su nariz se arrugó.

— ¿Qué diablos te sucede, idiota? — empujó mi pecho con ambas manos.

— Hilary — debía decir las cosas de buena manera porque estaba consciente de que cualquier mal movimiento iba a afectar a Katherine —, lamento informar que ese video que se presentó en la fiesta es verdad ¿de acuerdo? — busqué en su mirada algo que me dijera que no se estaba volviendo loca, pero locura ya había así que terminé de decir todo sabiendo que posiblemente me mataría —, yo no mentía. En realidad me enamoré de Katherine desde hace muchos años atrás cuando ni siquiera te conocía y la única razón por la que la dejé ir, fue porque no deseaba traerle más problemas contigo o cualquier persona que deseara meterse.

Su rostro, ahora más rojo por el enojo que le había causado mi pequeño discurso sobre mi amor eterno a Katherine, se relajó en cuestión de segundos formando una sonrisa macabra que me dio el suspenso que jamás había sentido en mi vida. La maestra de las cachetadas, alias Hilary Colt, levantó su mano derecha y la plantó en mi mejilla dándome una bofetada de esas que hacen que tu rostro gire por el impacto del choque de las pieles y el contorno de los dedos quede grabado en tu piel por varios minutos.

Era de esperarse tal reacción, ella decía que nadie la iba a dejar por razones obvias para ella, que en realidad yo no sabía cuáles eran, pero bueno, cada loco con su asunto ¿no?

Luego de su dramática escena su delgado cuerpo se alejó entre rápidos movimientos al mismo tiempo que escupía maldiciones por todos lados hasta desaparecer en el pasillo. Enseguida escuché aplausos detrás de mí, eran pausados y suaves, llenos de dramatismo con un toque de burla. Al girar para ver a la persona que provocaba dicho sonido, la chica de cabello oscuro sonrió y dejó de aplaudir cuando sus pies dejaron de moverse en el cuarto escalón de las escaleras.

— Oye — elevé mis manos en señal de paz —, si vienes por lo que pasó en aquella fiesta te aseguro que no hay que ser agresivos — no hay nada peor que ver a una chica ebria luchando por un tacón perdido —. Suficientes cabello me arrancaste esa noche. — rodeo sus ojos.

— ¿Eso es cierto? — Rosalina, la mejor amiga de Katherine, terminó de bajar los escalones quedando a un ladrillo de distancia con mi cuerpo y con una mueca graciosa, que para ella era muy ruda, miró directamente a mis ojos. Era bastante alta, pero todavía tenía que inclinarse un poco para poder llegar a mi estatura, realmente la escena era graciosa — ¿En serio te encuentras enamorado de Katherine? — entrecerró sus ojos — Y dime la verdad, porque no sabes todo el daño que puedo causarte con estas manitos de diosa que poseo.

Miré fijamente sus manos empuñadas frente a mí; eran tan pequeñas y finas que puedo asegurar de que un golpe de ella jamás me dolerá, además, su aspecto no era el de una chica agresiva que me provocara algo realmente malo. De igual manera, esto no era algo que importara, pues tenía asuntos más importantes que resolver. Recordando su pregunta afirme con mi cabeza que mis sentimientos por su mejor amiga eran reales, pues pensaba que si alguien podía ayudarme, ese alguien era la mexicana que tenía enfrente.

— La amo, la amo tanto que me duele verla con ese tal Dylan — desde muy pequeño, cuando comenzaban a atraerme las niñas, ocultaba mis manos en los momentos más vergonzosos como este y es que jamás le había dicho mis sentimientos a alguien que no sea Ben —. Si hubiera sabido lo que iba a pasar, te aseguro que la hubiera abrazado una última vez, la hubiera hecho reír y hasta le hubiera dicho que la amo — Rosalina bajó su mirada analizando mi respuesta — ¿Sabes? es feo. — rodeó los ojos y se acercó.

— Lo arruinaste y de la peor manera, todo hubiera sido distinto si no la hubiera dejado sola, pero ¿qué hiciste? le restaste la importancia que tenía todo este asunto — respiro profundo —. Si de algo sirve, yo si te creo.

— Entonces ayúdame — negó —. Por favor, ya no sé qué hacer.

— ¿Has buscado en Yahoo! respuestas? — asentí — Ándale wey, tú si estas jodido — exhaló con fuerza al cruzar sus brazos y cerrar sus ojos. Entonces pegó su espalda a la puerta y abrió uno de sus ojos —. Si tus sentimientos son sinceros te ayudaré, quizás con mi ayuda ella acepte y cambié de decisión porque en realidad necesito que lo haga — me señaló —, pero si la lastimas, escúchame bien Ian Brand, si tú lastimas a mi mejor amiga te dejo orinando como niña ¿me entiendes?

Una vez más miré sus manos, realmente lucía como una chica inofensiva que solo explotaba con una buena cantidad de licor en sus sistema y mucha motivación. Sonreí al saber que estaba de mi parte, pero al parecer mi sonrisa le provocó enojo pues movió cada uno de sus dedos demostrando cómo sonaban sus huesos. Fue cuando reflexioné y me imaginé una de las cosas más dolorosas para un hombre. Involuntariamente llevé mis manos a mi zona y afirmé que comprendía su advertencia. No, no, no, no con la Ian banana no.

Sacó su móvil de su pantalón para hacer una única llamada, por lo que entendí estaba solicitando la ayuda de su novio y también prometió hablar con "mamá cucharas" para tener un buen plan. Finalmente cuando vi como coordinaba algo de lo que yo no estaba totalmente informado, me animé a preguntarle mi única duda.

— ¿Por qué lo haces? — pregunté con algo de timidez porque más pequeña que fuera, su rostro podía intimidarte en cuestión de segundos luego de ver como tronaba sus dedos.

Masajeó sus sienes con ambas manos.

— No lo sé — se encogió de hombros y por un momento se quedó pensativa hasta que volvió a hablar —. Pasé muchos días viéndola llorar e incluso también pasé noches mientras tenía insomnio y solo me tenía a mí para consolarla — sentí una punzada de tristeza muy dentro de mi corazón al escuchar sus palabras —. No imaginas cuanto llegue a odiarte y lo tengo que admitir, tenía un plan perfecto para matarte, eso fue hasta que volvimos y me bastó verte para ver que algo había cambiado, simplemente vi algo diferente en ti, creo que volví a ver a ese niño de siete años que la miraba a escondidas cuando estábamos en nuestro tiempo libre.

— ¿Tú lo recuerdas? — sonrió.

— ¿Cómo olvidarte, pequeño Bam Bam? — ambos reímos al recordar el sobre apodo que las maestras me habían colocado luego de mis primeras dos peleas — También recuerdo que le dejabas dulces, los cuales yo misma me comía.

La miré por varios segundos en espera de que comenzara a reírse, pero en ningún momento lo hizo y recordé que varias veces la había visto con el borde de sus labios llenos de chocolate.

— Le debo una disculpa a Juancito por todos los golpes que le di — aquel pobre niño gordito era siempre mi primer sospechoso porque yo sabía cuánto amaba el chocolate con almendras.

Se burló de Juancito por varios minutos mientras contaba su estrategia para robar los dulces que yo dejaba sobre el pupitre de Katherine. Ella asegura de que su amiga jamás se enteró de mis detalles, pero en una ofrenda de paz para cerrar viejos recuerdos sacó una barra de granola que guardaba para molestar a su novio y me la entregó. Juntos nos sentamos en las gradas y cuando le di mi primer mordisco que le di a mi barra, ella volvió a hablar.

— Tu manera de mirarla, sonreírle y hablarle, todo te delataba — aseguró a un lado de mí —. En ese entonces me dio igual, hasta que también vi cómo ella te observaba. Sé que te ama y aun así continuo con todo — dijo sorprendida al recordar cómo su amiga no se rindió ante sus sentimientos —, pensé que en algún momento iba a desistir, pero no lo hizo y la comprendía, dime ¿cómo perdonar algo como lo que tú hiciste? — me miró — Yo personalmente te hubiera dejado estéril en ese mismo momento y luego de los golpes de Hilary, simplemente no pudo más. Pensé que era el fin de todo, pero ella decidió irse, intentó seguir adelante olvidando todo y a todos. Fue cuestión de tiempo, pero cambió desde su aspecto hasta su forma de ser y lo has notado — me quitó la barra de granola dándole un mordisco en su pausa —. Ahora, es una chica fuerte, ya no se deja pisotear y estoy segura de que jamás lo volverá a hacer. La amo Ian, es una gran persona, ¡mi mejor amiga!, merece ser feliz, así que si tú eres ese chico que la hará feliz, pues entonces me encargaré de juntarlos.

Su pequeño discurso hizo que recordara el día que se fue para no volver. Recuerdo que mi abuela me había obligado a sacar la basura y que de muy mala gana saqué esas dos grandes bolsas con muy mal olor hasta afuera en donde se encontraba el bote de basura. Ella estaba ahí con su rostro lleno de morados al igual que varias partes de su cuerpo, pero lo que más me dolió fue la mirada llena de rabia que se dirigía hacia mí. Recuerdo cómo subía sus maletas en su auto y luego de unos minutos simplemente se fue.

— ¿Qué puedo hacer? — la miré comiendo mi barra con emoción. Inmediatamente se la quité para darle al menos un mordisco — Te juro que haré lo que quiera, no me importa con tal de reconquistarla.

Mendoza quitó la barra de mi mano para terminar de comer lo poco que quedaba, se puso de pie limpiando su trasero y comenzó a caminar hasta el final del pasillo.

— Sígueme, pequeño Bam Bam.

Continue Reading

You'll Also Like

433K 34.8K 66
Blair Johnson sueña con ser una escritora reconocida. Tras de que sus padres la echaran de casa y con tan sólo sus ahorros para defenderse, decide vi...
256K 5.1K 8
Segundo libro de la trilogía Recuerdos. Hannah es la menor de tres hermanos. Hannah es la princesa del imperio de la moda de su madre, una modelo pr...
5K 1.2K 33
© AlendraMac, 2024. I/14022024/ Registro: 2022204800377. Queda prohibida la adaptación y distribución total o parcial de esta obra. Trilogía -E V O C...
155K 10.3K 105
La reina de ToMan con el leopardo blanco? 🙀 SE ACTUALIZA LOS SÁBADOS