Gossip

Od marufoxxx

78.3K 4.3K 749

Un fotógrafo ambicioso | Una modelo incomprendida 📸 Viac

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Final
Epílogo

Capítulo 32

2.1K 107 16
Od marufoxxx


Victoria

Dos meses después


La fashion week de Buenos Aires estuvo intensa. Varias pasarelas, producciones, eventos, notas, reuniones, alfombras rojas, after parties. Hoy se terminaba y debo admitir que extrañaré estos días de mucho trabajo.

Esta noche era el último evento de la fashion week. La extensa y blanca pasarela ya estaba armada, las luces de tonos blancas y amarillas encendidas, la música a full, los invitados en sus lugares, la prensa, y el caos detrás de escena.

Había mucha gente entrando y saliendo del backstage. Las modelos, los estilistas, maquilladores, el director de escena, productores, fotógrafos, asistentes, asistentes de los asistentes, prensa con acceso exclusivo. Éramos tantos los que estábamos acá adentro que el lugar se ve mucho más pequeño de lo que es. Era normal la incomodidad e invasión de espacio personal, pero es un hermoso caos donde chocábamos los unos con los otros al caminar.

Marco Pellini, el diseñador y dueño del circo, también estaba dentro del caos ajustando esos últimos detalles. Me saludó con una gran sonrisa y dos besos en la mejilla al verme lista y usando uno de sus vestidos de la nueva colección que está por presentar.

— Vicky, sos mi favorita, ¿lo sabes, verdad?

Bufé divertida.

— Eso se lo decis a todas.

Alguien de producción dio la orden de ponernos en nuestros lugares porque en 3 minutos empezaríamos . Todas las que estábamos por modelar el trabajo de un hombre tan respetado como Marco sentimos la misma mezcla de siempre: la emoción, los nervios, la ansiedad, la adrenalina, las ganas. 

Un asistente de producción me tomó del codo para ponerme en mi lugar. Yo era la primera en la fila porque abriría el show, ahora sólo tocaba esperar a que me hicieran la seña para salir. Me sentí incómoda cuando la chica de atrás puso su mano en mi cintura y sin voltear apreté mi mandíbula dando un paso al frente para que dejara de hacerlo.

¿Qué onda?

Pero fruncí el ceño al caer en cuenta que la mano que me tocó hace dos segundos era muy grande como para ser de mujer. Volteé y me encontré a Pablo con una mirada entre confundida y chistosa. Estaba lindo, y su outfit también. De su cuello colgaba un pase de invitación, pero el pequeño cactus que sostenía entre sus manos se llevó toda la atención de mi mirada. En las últimas dos semanas nos habíamos visto muy poco porque ambos teníamos mucho trabajo. Él en la agencia para quienes trabaja y yo con los preparativos de la semana de la moda.

— Mi amor, ¿qué haces acá?

Le pregunté abandonando mi lugar y lanzándome sobre él rodeando su cuello con mis brazos. Mi sorpresa, mi felicidad, y mi sonrisa no tenían techo. Su olor a loción de hombre me hizo sujetarlo más a mí y él no se quedó atrás. Con sus brazos al rededor de mi cintura me alzó unos centímetros sobre el piso y besé su mejilla siendo consciente de que muchas miradas estaban sobre nosotros, especialmente las de mis compañeras de esta noche.

Me regresó al piso y sin titubear besó rápidamente mis labios.

— Te quería sorprender y dar esto, ya sabes, por los tres meses.

Dijo un poco agobiado por el ambiente que había a nuestro alrededor y mostrándome el pequeño cactus. Mordí mi labio; me había quedado sin palabras.

— ¿Qué? ¿No te gustó? ¿Querías flores? Los cactus duran más que las flores.

Dijo medio inquieto y mi sonrisa se hizo más grande.

— Me basta con que estés aquí. No necesito nada más. Solo te quiero a vos - admití.  

El mismo asistente de producción que me había ubicado en mi lugar me retó al verme en mi pequeña reunión con mi novio. Y ahora que lo pienso, técnicamente Pablo no puede estar acá adentro. La única explicación que encontré fue que Eduardo lo dejó pasar ya que mi amigo trabaja con la compañía encargada de darle el cierre a esta semana tan movida e importante en la industria de la moda.

Pablo y el hombre de unos treinta y tantos años intercambiaron algunas palabras de desacuerdo, las cuales no les presté mucha atención por la emoción que sentía.

Esta es la primera vez que Pablo viene a verme a un desfile.

— Es un segundo nada más, flaco, ya me voy.

Respondió Pablo con amargura.

— Ya tengo que salir, amor.

Dije soltándome de su agarre, muy a mi pesar, e interrumpiendo la tonta discusión con el desconocido que sólo hacía su trabajo. Me devolvió la sonrisa y me dio un casto beso antes de salir del backstage, llevándose el cactus consigo.

...

Todo el desfile salió bien.

Mi fotógrafo favorito del mundo tenía su asiento en la primera fila. Las tres veces que me tocó desfilar escuchaba un "¡Vamos Vicky!" bajo la música y de reojo lo veía ponerse de pie mientras aplaudía.

Yo moría de la vergüenza, pero en el buen sentido. En el backstage mi novio era el tema de conversación entre mis compañeras, algunas más celosas que otras. Pero nadie podía borrar mi sonrisa. Me siento como si tuviera 15 años y Pablo fuese mi primer novio. Así de tonta.

Como siempre, había una after party pero claramente me la iba a saltar para celebrar mi cumple mes. Me cambié, recogí mis cosas, y salí a buscarlo.

Él me esperaba en los pasillos que llegaban al estacionamiento del lugar. No había mucha gente por ahí, sólo algunas personas con sus pases colgados del cuello. Lo vi charlando con Eduardo y sosteniendo una copa de champaña en la mano, de esas que repartieron al terminar el desfile. Saludé a mi amigo con un abrazo y nos reprochó por saltarnos la after party, la cual sería en un local de mucha exclusividad que él mismo se encargó de reservar hace un mes.

Nos despedimos de él y Pablo tomó mi mano.

— ¿Lista?

Preguntó y asentí, pero enseguida volteé cuando escuché que me hablaron a mis espaldas.

— Disculpame, Vicki. Soy Carlos y trabajo para Momentos, ¿me dejas hacerte una nota rápido antes de que te vayas?

Observé al hombre joven de lentes con algo de fastidio. Tenía dos pases: el de invitado y el de prensa. En una de sus manos sostenía una grabadora y en la otra una libreta amarilla. Es la revista de farándula más popular del país, y no pude negarme.

Miré a Pablo, haciéndole un gesto de disculpa, y él suspiró soltando mi mano.

— Tranqui. Te espero en el auto.

Dijo marchándose, no sin antes mirar mal al periodista.

Al principio me preguntó sobre cosas muy generales de mi trabajo, luego hablamos de la nueva colección de Marco, y por último sacó el tema de mi vida privada. La nota me la estaba haciendo con mucho respeto y profesionalismo, algo que no sucede muy seguido, así que no le evadí el tema.

— Esta noche vimos a tu novio muy eufórico entre el público. Se nota que es tu fan número uno.

Sonreí.

— Sí, me apoya en todo. Esta es la primera vez que viene a verme, estaba contento. Aunque yo más que él - admití.

— No es la primera vez que te vemos de novia, pero sí es la primera vez que estás con alguien que no es del medio. ¿Cómo lo maneja él? ¿Cómo lo manejas vos?

— Él más o menos, poco a poco se va a acostumbrando. Pero no es sencillo. Para mí, la parte más difícil de tener una relación es que encontras todo sobre ella en internet. No me importa lo que digan los de afuera. Pero igual agota tener que escuchar a todo el mundo opinando sobre tu relación o sobre la persona con quien estás. Eso no es agradable para él, ni para mí. Muchas veces dicen mentiras y mencionan a mi ex pareja. Por otro lado la pintan perfecta, y mi relación es como cualquier otra. También tenemos nuestros problemas, nos costó formalizar. Pero la verdad me da mucha fiaca salir a aclarar cosas. Mi relación no es asunto de nadie.

El joven asintió comprensivo.

— ¿Y estás enamorada? - preguntó.

— Sí, re.

Contesté sonriendo nuevamente.

— Gracias por tu tiempo, Victoria.

Se despidió amable con un apretón de manos que le devolví y me marché.

...


La caja era mediana y blanca, con un lindo lazo rojo en la tapa. La perfumé porque, bueno, ¿por qué no? Y por último le pegué una pequeña tarjeta donde escribí a mano:

"Gracias por estos tres meses"

Pablo sonrió de medio lado y me miró.

— ¿Qué es?

— Dale, abrilo.

Me hizo caso y amplió su sonrisa cuando vio los cuatro cupcakes.

— Los hice esta mañana.

Tomó uno y lo olfateó.

— ¿De qué son?

— Dulce de leche.

Abrió sus ojos como un niño emocionado. Lo guardó en la cajita y estiró su brazo para alcanzar mi mano y jalarme haciendo que me sentara sobre su regazo. Enredó su mano en mi pelo y juntó nuestros labios. Sonreí en el medio del beso y puse mi mano en su nuca para apartarme un poco.

— Sos la mejor novia, gracias.

Puse la caja en mis piernas y la abrí nuevamente. Agarré uno y le di de probar en la boca. Reí por las expresiones que ponía, pero se lo comió todo en dos mordidas.

— Están buenísimos. ¿Enserio me los hiciste nada más a mí?

Preguntó con la boca llena y asentí emocionada.

Dejó la caja con los cupcakes sobre la mi mesita de luz, al lado del cactus, y nos recostó en la cama. Se posicionó entre mis piernas y apoyó el peso de su cuerpo en su brazo colocándolo por encima de mi cabeza. Se inclinó para besarme tan pausadamente que me desvanecí y llevé mis manos a su espalda para recorrer su piel con mis dedos. Jaló mi labio antes cortar el beso para recuperar un poco de aire.

— Nadie nunca me había cocinado algo así. Bueno, mi vieja, pero ella no cuenta.

Reí sin dejar de recorrer su espalda con mis dedos.

— Y yo nunca había cocinado algo así para nadie - confesé.

— Más vale que no, wacha.

Reí otra vez antes de volver a besarlo. Sus labios fueron bajando por mi mandíbula y luego por mi cuello. Suspiré plácidamente llevando mi cabeza hacia atrás y sus besos llegaron a mi clavícula donde se puso creativo con los dientes.

— Para, no me vayas a dejar marcas. Mañana tengo una sesión de fotos.

Levantó el rostro y me miró con cara de fastidio.

— ¿Con quién?

— La revista esta, Complex.

 ¿A qué hora?

— Desde las nueve.

— Te busco cuando salga de la oficina y vamos a mi departamento, ¿te parece, linda?

Preguntó mientras regresaba sus labios al hueco de mi cuello.

— Sí, pero no me marques - insistí.

 — No me vas a dejar con las ganas.

Respondió metiendo sus manos por debajo de mi remera y tocándome a su antojo. Puse mis manos en su pecho y lo aparté para poder girarnos. Quedé sobre él con mis piernas a sus costados y sonrió divertido llevando sus manos a mis muslos. Lo primero que hizo fue sacarse la remera, sólo faltaba quitarle el jean. Con mis dedos le desprendí el botón bajo su mirada atenta y como pude se lo deslicé hasta sacarlo por sus tobillos. Volví a mi lugar y esta vez lanzó un quejido de placer cuando me afinqué justo en el lugar donde sé que me quería. Acaricié su duro torso de arriba a abajo con mis manos. Las llevé a sus hombros, bajé mis dedos lentamente por sus fuertes brazos, y suspiré complacida.

— Le dije al periodista que estoy enamorada de vos.

Sonrió de medio lado sin dejar de observarme con sus ojos oscuros y clavó sus dedos en mi cintura.

— Que bien. ¿Podemos no hablar? Estoy por explotar.

Dijo con voz ronca.

No tardé en desnudarme y tuvimos una pequeña, pero excitante, lucha por el control de la situación. Él aprovechó su genética de hombre y me ganó la batalla acorralándome entre su cuerpo y mi cama.

Teníamos tiempo sin hacerlo, casi dos semanas. Fue demasiado tiempo para ambos.

Me retorcí de placer, grité. Él controló, gruñó.

Bajó la intensidad de sus movimientos cuando me vio haciendo una mueca de dolor, que me sorprendió tanto a mí como a él. Escondió su cara en el hueco de mi cuello y jaló el lóbulo de mi oreja mientras se retiraba de mi anatomía para acariciarla esta vez con sus dedos.

— ¿Qué pasó? ¿Dos semanas y ya te pones flojita?

Reí juntos, pero lo hice detener y me subí a él, justo como habíamos empezado. El gruñido que salió de su garganta cuando me posicioné dentro de él me puso los pelos de punta. Me tomó un par segundos encontrar un ritmo más cómodo, pero cuando lo hice no pude parar y apoyé mis manos en su pecho. Pablo me sostenía de la cintura pretendiendo llevar él las riendas nuevamente, pero las aparté. En respuesta subió una de ellas recorriendo mi abdomen, pasando por mis pechos, y terminando en mi cuello donde clavó su agarre con sutileza. 

— Que bien que lo haces, linda.  

...

Al día siguiente me pasó a buscar por el estudio donde tuve la producción de fotos.

Los muslos aún se me acalambraban desde anoche, pero amaba esa sensación. En el auto veníamos charlando sobre nuestro día hasta que nos detuvimos para echarle nafta y luego fuimos por algo de comer. Pediríamos para llevar porque después iríamos a su departamento. Él se bajó y yo me quedé en el auto a esperarlo, pero mi tranquilidad fue interrumpida cuando vi que dejó el celular sobre su asiento. Y desbloqueado.

Que colgado que es, siempre está dejando el celular en todas partes y no se da cuenta. Es como si quisiera lo viera y husmeara tal vez solo un poquito. 

— No, Victoria.

Me advertí a mi misma en voz alta.

Pero la verdad no pude mucho más. Miré a través de la ventanilla para asegurarme de que aún no saldría del local de comida y actué como la típica novia perseguida. Fui directo a su Whastapp. No iba a leer nada, pero sí quería saber con quién hablaba tanto. El primer chat es el de Tomás, su mejor amigo en Paraná. El segundo es de Flor, su compañera de trabajo a quien no puede dejar de comerse con la mirada, ni aunque yo esté a su lado. Pablo intenta disimularlo, pero lo hace muy mal. Yo solo hago como que no me doy cuenta. 

— No, Victoria.

Me repetí, pero qué más da.

Abrí el chat y leí inocentemente por encima. Charlaban sobre trabajo, a veces se salían del tema y bromeaban, pero nada que me quite el sueño.

Respiré profundo. Bien.

Iba a bloquear el celular y dejarlo en su lugar, pero la curiosidad por querer saber sus temas de conversación con su mejor amigo fue más fuerte.

No, Victoria. No lo hagas.

Me repetí, esta vez mentalmente, por tercera vez.

Volví a mirar a través de la ventanilla. No, no venía aún. Qué más da.

Abrí el chat e hice una mueca al leer esa última parte de la conversación.

T: Tu princesa te tiene amarrado?

P: Jajaj no, el trabajo sí

T: Qué te haces el ocupado si te tienen amarrado a las paredes de un country

P: Jajaj estás loco, tomi! No seas envidioso

T: Obvio que te envidio, papu. Quién no quisiera estar amarrado por ese camión? Pero yo en tu lugar no sabría cómo manejarme con mis celos ni con los de ella. Tiene cara de que es de esas que te rompe los huevos por todo, o no? Eso es lo malo de las que están buenas, son hincha bolas.

Ese había sido el ultimo mensaje, hace diez minutos, y Pablo no respondía aún. Bloqueé el celular y lo dejé donde estaba.

Regresó a los pocos minutos con las bolsas de comida japonesa y sin perder tiempo encendió el auto para irnos. Tomó mi mano para entrelazarla con la suya sobre la palanca de cambios, la otra la dejó en el volante. Me dio pequeñas caricias con el pulgar y besó mis nudillos cuando el semáforo cambió a rojo.

Definitivamente no me importa lo que digan los de afuera.

Al perecer escuchó mis pensamientos, porque giró su rostro para que nuestras miradas se encontraran. Y sonrió tan enamorado como yo.

Pokračovať v čítaní

You'll Also Like

223K 11K 105
[LNMH#1] Primer temporada de La Nerd Más Hermosa. ⚠ÉSTO PUEDE LLEGAR A SER TAN MALDITAMENTE CLICHÉ. LO SIENTO.⚠ SC: 1809138351904 C: 20142012 T: 2015...
19.5K 1.3K 23
» Ella, como un tornado, fuerte, indomable e impredecible; él como un día en la playa, vivaz, divertido y lleno de calidez. Lejos de ser iguales o si...
68K 6.7K 24
→Primer tomo de la bilogía "rotos y enmendados". «Un corazón roto puede sanar, únicamente si se reconstruye con las personas correctas». I n t r...
1.6K 152 25
Cuando el mundo está en contra de que dos personas estén juntas. Es porque juntos nadie podría hacerles daño. El amor sería tan fuerte que soportaría...