Capítulo 18

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Pablo

           - Varios días después -


Hoy me desperté de muy buen humor, y tal vez la sesión de sexo mañanero tuvo algo que ver. Victoria se fue temprano luego de desayunar porque tenía un importante día de trabajo. Iba a grabar un comercial para una línea de calzado, o algo así.

Llegué temprano a la oficina. Tuve un par de reuniones donde se cerraron detalles del futuro de nuestra agenda laboral, y por suerte todo pintaba bien. Una renombrada galería de la cuidad nos prestará su espacio una vez al mes para exhibir nuestro trabajo, y si todo sale bien estaremos presentando nuestras fotografías por el resto del país. Y para eso necesito nuevo material, así que comencé a planear un pequeño viaje.

Durante el transcurso de la mañana empecé a recibir mensajes de Ricardo pero lo ignoré porque estaba muy ocupado. Trabajaba con las fotos que presentaré en la Galería al mismo tiempo que hacía la selección de fotos de la última producción de Victoria para subirlas a su página web, lo que me recordó que mi contrato con la agencia de modelaje está pronto a vencerse y debo notificarles que no lo renovaré.

Pero la insistencia de Ricardo comenzó a colmarme la paciencia. Agarré el celular y apoyé todo el peso de mi espalda en el respaldar de la silla.

Fruncí el ceño al leer todo.

R: Qué pasó? Discutieron?

R: Victoria no quiere hablar con nadie

R: Le hiciste algo? Contestame urgente

¿De qué estaba hablando?

Busqué su número y lo llamé.

¡Al fin apareces! ¿Me podes explicar por qué Victoria está llorando encerrada?

 ¿Sos imbécil?

Pregunté enojado y alzando mi tono de voz.

 No he hablado con ella desde esta mañana cuando se fue de mi departamento, salame.

Lo escuché suspirar con frustración.

 Apenas terminó la filmación se encerró en unas de las oficinas del segundo piso y no quiere abrirme.

Me quedé en silencio intentando descifrar qué era lo que me quería decir con eso. Ella y yo no discutíamos nunca. No a ese nivel, al menos.

 Estoy preocupado, Victoria. Está gritando y llorando, jamás la vi así. Algo le hicieron.

— La voy a llamar.

— No te va atender. Intento hablarle pero no me da bola. Lleva media hora encerrada, no sé qué hacer. No puedo abrir la puerta.

La preocupación en su tono de voz me preocupó a mí.

Suspiré frotando mis dedos en la frente y mirando la hora que marcaba la pantalla de la computadora.

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