Capítulo 28

1.9K 111 20
                                    

Victoria

No importa si sos modelo, secretaria, presidente, cantante, o la Reina de Inglaterra; los lunes siempre cuesta arrancar más.

Esta semana tengo una producción con La Plage Blue, una marca de trajes de baño para la que he estado trabajando desde hace un tiempo, así que estos días tenía que ponerle más onda al gimnasio y cuidarme con las comidas. Es algo que detesto, pero son gajes del oficio.

Pero no todo era malo. A las ocho de la mañana me despedí de mi entrenadora, hice una parada rápida en mi penthouse para ducharme y cambiarme, y luego fui directo al Four Seasons, uno de los hoteles más lindos y reconocidos de Buenos Aires y sin duda uno de mis lugares favoritos. Fui invitada por la marca de trajes de baño a un brunch en Elena, el fino y hermoso restaurante del hotel. Me encanta porque es buffet y puedo servirme las cantidades que quiero.
No tardé más de quince minutos en llenar mis platos con tostadas integrales, palta, huevos revueltos, pancakes de banana y avena, y un bowl de frutas. También agarré varias barras de granola para comerlas durante el día. Y, por supuesto, mi café con leche. Moría de hambre y venía de entrenar pesado.

La Plage Blue reservó el área v.i.p para el equipo y las veinticinco personas estábamos distribuidas por la extensa mesa. Mi lunes fue mejorando gracias a que todo el ambiente se sentía agradable y relajado. Me terminé mi desayuno entre risas y charlas de trabajo que compartí con los fotógrafos y un par de estilistas. Me regalaron varias revistas para ojearlas y familiarizarme con el trabajo que haremos esta semana. Estaba enamorada de la nueva colección y la producción estaba feliz de volver a trabajar conmigo, algo que me repitieron muy seguido durante toda la comida.

— ¿Té o café?

Preguntó Eduardo cuando apareció de pie a mi lado y desde su lugar saludó a todos los presentes con su cálida sonrisa y un gesto con la cabeza.

— Café, por favor, es lunes.

Respondí sonriéndole mientras le extendía mi taza vacía. A los pocos minutos regresó con el doble de lo que yo comí y se sentó a mi lado con café para los dos.

— No sabía que los conocías.

Le dije en voz baja refiriéndome a los miembros del equipo.

— Trabajé con ellos una vez. Cuando me enteré que venían acá a comer quise pasar a saludar.

Respondió antes de atacar con un mordisco a la media luna.

— ¿Crees que no te conozco, Edu? Sé que viniste a comer y no a saludar.

Rió dándole un sorbo a su café y se encogió de hombros. Continuó devorando su desayuno y le llamó la atención las revistas que tenía en mis manos, y no precisamente por la ropa. Le gustaban las modelos que aparecían y entre los dos empezamos a ojear las revistas, aunque más de una vez volteé los ojos al escuchar sus comentarios de camionero.

— ¿A ella tampoco la conoces?

Preguntó señalando a la morocha de ojos oscuros que aparecía en la página 15.

— No, tampoco.

Respondí negando con la cabeza antes de darle un sorbo a mi café.

GossipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora