Pablo
Con Ricardo nos bajamos del ascensor en el décimo piso del edificio donde se encuentra la oficina de Sofía Marcano, la representante de Victoria y de otras personas del ambiente. Según Ricardo, Sofía es una buena persona, pero al momento de trabajar es muy exigente. Sin embargo, esa exigencia le ha resultado bien ya que consigue buenos tratos para todos los clientes a quienes representa. Victoria trabaja con la agencia de modelaje más importante del país, y no sólo consiguió eso por su duro trabajo, sino también gracias a Sofía.
Ricardo abrió la puerta de la oficina y me dejó pasar primero. Parecía un living de espacio cómodo, con una larga mesa en el centro y al final un escritorio. El lugar es blanco, con muchas fotografías por todos lados, plantas, un gran ventanal con vista a la cuidad, delicados adornos, y más detalles.
Sofía estaba sentada en su escritorio leyendo y firmando algunos papeles mientras charlaba con dos mujeres más, una rubia y otra de pelo negro. Ricardo aclaró la garganta desde la puerta y su jefa alzó la mirada.
— Ricky, llegaste temprano.
Dijo la pelo castaño dejando sus lentes de leer en su escritorio. Se levantó y caminó hasta la mesa del centro. Las mujeres la imitaron y nos sonrieron mientras le seguían el paso a Sofía.
— Siéntense, por favor.
Dijo Sofía, quien aparenta tener unos cincuenta años, mientras tomaba asiento en la larga mesa al igual que sus acompañantes. Hicimos lo que nos pidió y al tenerme más cerca sonrió.
— Así que vos sos Pablo.
— Sí, un placer.
Contesté tímido.
— ¿Queres algo? ¿Agua? ¿Café? ¿Té?
Preguntó señalando la barra que está pegada a la pared donde se encuentran las máquinas para preparar las bebidas calientes que mencionó junto con algunas tazas y una cesta llena de galletas. En el centro de la mesa donde estábamos sentados había una jarra de vidrio llena de agua acompañada de un par de vasos listos para ser servidos.
Tal vez sea una boludes, pero me siento poco merecedor de estar en un lugar así.
— Estoy bien, gracias.
— Me dijo Ricky que tu trabajo es impecable, y ya lo confirmé. Ayer me reenvió el mail que le mandaste con algunas de tus fotos. Son preciosas.
— Muchas gracias - respondí halagado.
— Antes de hablarte un poco más sobre el proyecto te presentaré a la parte más esencial del equipo. Ella es Vanessa, es la vestuarista que estará trabajando con Vicky.
Dijo señalando a la rubia e hice un gesto con la cabeza en forma de saludo.
— Y...-
La puerta se abrió y todos llevamos nuestra mirada hacia Victoria. Vestía ropa deportiva que se le pegaba muy bien al cuerpo, en su hombro tenía colgado un pequeño bolso y en su mano sostenía su celular. Su cabello negro y liso estaba suelto, algo revoltoso también. Su rostro no traía ni una gota de maquillaje, pero igual se veía hermosa. Inconscientemente tragué fuerte y me relamí los labios.
