Capítulo 11

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Pablo

A: Ya llegó la pizza, dejé la puerta abierta.

Me estiré un poco antes de levantarme de mi escritorio y me puse la remera sucia y arrugada que estaba sobre mi cama. Llevaba toda la mañana trabajando con las fotos de Victoria y necesitaba un break. Lo único que desayuné fue una taza de café y hasta ahora no me había dado cuenta del hambre que tenía.

Nos comimos la pizza como unos bestias, pero una no fue suficiente, así que pedimos otra. Le agradecí a Alejandro cuando me extendió un par de servilletas para que me limpiara las manos, y me burlé por la sonrisa boluda que tenía en su cara mientras tecleaba con la mirada fija en su celular.

— Pero vos ya estás re adaptado.

Comenté burlón repitiendo las palabras que me dijo cuando nos conocimos. Ale levantó la cabeza para observarme con una mirada divertida.

— Estoy hablando con Laura.

Laura, la vecina del quinto piso que está buenísima.

— En la noche salimos y hacemos previa en su depto. Me dijo que irán varias amigas, y yo le dije que sin duda llevaría al mío.

Lo miré pensativo.

¿Salir con Laura, la mina que está más buena del edificio, y sus amigas?

Algo muy tentador.

— No sé, Agus.

— La otra vez tampoco fuiste y la pasamos re bien - se quejó - ¿Qué onda?¿Tenes planes?

— No exactamente. Al menos no por ahora.

— Veni entonces, no te hagas el que no queres.

Respondió mientras se limpiaba la grasa de la comisura de sus labios.

— Bueno, dale, pero me portaré bien.

Ale me observó con el ceño fruncido ante mi comentario.

— No vamos a violar a nadie, Pablo. Sólo vamos a pasarla bien y a conocer a un par de nuevas amigas.

Dijo con cierto tono de picardía y saqué mi celular del bolsillo para desbloquearlo. Me metí en Twitter, escribí algo en el buscador, y le extendí el celular.

— ¿Por qué me das esto? - preguntó confundido.

Suspiré cansado y me crucé de brazos. Le estaba mostrando las fotos que nos sacaron a mí y a Victoria la noche que fuimos al cine. Sus ojos se abrieron como platos y alternó su mirada entre la pantalla del celular, y yo.

— ¿Sos vos?

Hice una mueca antes de responder.

— Yo sólo quiero ser un fotógrafo de paisajes profesional, boludo.

Rió muy fuerte regresándome el celular y me tuve que morder el labio para no contagiarme.

— Te lanzaste a la pileta sin salvavidas, hermano.

Comentó cuando recuperó el oxígeno.

— Ni me lo digas.

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