PabloA: Ya llegó la pizza, dejé la puerta abierta.
Me estiré un poco antes de levantarme de mi escritorio y me puse la remera sucia y arrugada que estaba sobre mi cama. Llevaba toda la mañana trabajando con las fotos de Victoria y necesitaba un break. Lo único que desayuné fue una taza de café y hasta ahora no me había dado cuenta del hambre que tenía.
Nos comimos la pizza como unos bestias, pero una no fue suficiente, así que pedimos otra. Le agradecí a Alejandro cuando me extendió un par de servilletas para que me limpiara las manos, y me burlé por la sonrisa boluda que tenía en su cara mientras tecleaba con la mirada fija en su celular.
— Pero vos ya estás re adaptado.
Comenté burlón repitiendo las palabras que me dijo cuando nos conocimos. Ale levantó la cabeza para observarme con una mirada divertida.
— Estoy hablando con Laura.
Laura, la vecina del quinto piso que está buenísima.
— En la noche salimos y hacemos previa en su depto. Me dijo que irán varias amigas, y yo le dije que sin duda llevaría al mío.
Lo miré pensativo.
¿Salir con Laura, la mina que está más buena del edificio, y sus amigas?
Algo muy tentador.
— No sé, Agus.
— La otra vez tampoco fuiste y la pasamos re bien - se quejó - ¿Qué onda?¿Tenes planes?
— No exactamente. Al menos no por ahora.
— Veni entonces, no te hagas el que no queres.
Respondió mientras se limpiaba la grasa de la comisura de sus labios.
— Bueno, dale, pero me portaré bien.
Ale me observó con el ceño fruncido ante mi comentario.
— No vamos a violar a nadie, Pablo. Sólo vamos a pasarla bien y a conocer a un par de nuevas amigas.
Dijo con cierto tono de picardía y saqué mi celular del bolsillo para desbloquearlo. Me metí en Twitter, escribí algo en el buscador, y le extendí el celular.
— ¿Por qué me das esto? - preguntó confundido.
Suspiré cansado y me crucé de brazos. Le estaba mostrando las fotos que nos sacaron a mí y a Victoria la noche que fuimos al cine. Sus ojos se abrieron como platos y alternó su mirada entre la pantalla del celular, y yo.
— ¿Sos vos?
Hice una mueca antes de responder.
— Yo sólo quiero ser un fotógrafo de paisajes profesional, boludo.
Rió muy fuerte regresándome el celular y me tuve que morder el labio para no contagiarme.
— Te lanzaste a la pileta sin salvavidas, hermano.
Comentó cuando recuperó el oxígeno.
— Ni me lo digas.