Tras sus cálidos besos, nos separamos.
Me faltaba el aire de nuevo...
Nos separamos unos segundos y tras esos segundo ya echaba de menos sus manos sobre mi cintura.
La daga de la culpabilidad atravesó mi corazón.
-Dios mío. Qué hemos hecho?
- Creo que es bastante obvio.
-Maldita sea James. No, no deberíamos habernos...
-Besado?
-Si!-dije rozando mis labios con mis dedos.
-Lo sé.
-Y ya está?
- No me arrepiento. Tenía que hacerlo aunque solo fuera una vez.
No respondí.
- Algo me dice que tú tampoco.
Me ruboricé.
- Por mucho que me duela, no.
- Pero esto no puede seguir así? Verdad? Es eso lo que ibas a decir?
- Sí..
-Tampoco pasa nada por romper las reglas....
Sus ojos verdes estuvieron clavados en mí durante unos instantes.
-James...
-No puedo. No debo. Debes, debes alejarte de mí. Soy peligroso, Aylin. Me buscan. Y yo los busco a ellos. No tardaremos en encontrarnos y no te quiero en medio. De echo te quiero lo más lejos posible.
- James...
- Es lo mejor...
-James! Maldita sea! Escúchame. Te crees que te vas a librar de mí así de fácil ?
- Lin, puedo intentar no verte, más bien debo no hacerlo. Pero eso no significa que pueda intentar dejar de quererte.
Ya lo he intentado. Me he intentado reprimir, contener... Detener. Pero ha sido más fuerte que yo. Pero no debe volver a pasar... Jamás.
Durante unos largos instantes estuvimos en silencio.
Sabía que James intentaba apartarme de él. Pero ahora no podía . Había liberado en mí una enfermedad que solo se curaba cuando él estaba cerca. El amor.
(3 persona )
Debía encontrar una manera de apartarla de él. No sabía qué hacer.
Se había enamorado del enemigo.
Había besado al enemigo.
Ahora debía alejarla . Debía protegerla.
- No voy a dejar que me abandones.
-Sassenach, yo nunca...
-James. Para. Por qué ya no puedes verme?
-Porque entonces querré tenerte y no sé si me podré controlar. No puedo verte porque quiero protegerte. Esto no puede ser bueno para ninguno. Es imposible Aylin, no puede pasar. No acabará bien. A mí me da igual acabar mal pero la cosa cambia respecto a ti.
Aylin se sentía confusa.
James se sentía aún peor.
Quería besarla de nuevo, pero necesitaba alejarla de él.
Se odiaba. Oh se odiaba tanto a sí mismo . Se odiaba por haber caído en las garras del amor, por haber sucumbido a aquella joven inglesa.
Tras ello se escuchó el ruido de la puerta.
-Pasa algo?- preguntó Dane.
-No ahora vamos!- dijo James.
-Vale...
James se giró a mirarla.
-Aylin. Debes irte de aquí. No. De Escocia. Las cosas se van a poner feas. Y si, si me... Si me quieres te pido que te alejes de mí. - le dijo él, sujetándola por los brazos. -Por favor. Lo nuestro es imposible.
Aylin clavó sus ojos en él.
-Pues claro que te quiero. La pregunta es si me quieres tú?
- Crees que si no te quisiera te habría besado? Crees que si no te quisiera habría venido hasta aquí o te hubiera salvado o te hubiera ayudado ? De verdad lo crees?
-No.
- Te quiero como jamás he querido a nadie. Como jamás he querido esta tierra. Tú y Escocia sois mi cielo y mi religión. Pero tú. Tú eres mi sino. Eres mi castigo divino. Porque quiero tenerte pero no puedo mantenerte a mi lado. Por eso te pido, que te alejes de mí. Vete. Olvídame.
- Cómo quieres que te olvide?
Se moria de ganas de besarla otra vez.
Pero no podia.
No debia.
Debia mantenerla alejada de él. Por lo menos hasta que ocurriera todo lo que debia ocurrir.
Pero, y el deseo q tenia de sujetar su rostor con sus manos? De besarlo? De hacerle de todo.
Sacudió la cabeza intentando olvidarlo.
-Olvídame tú.- respondió James. Ya que yo no puedo, olvídame tú. - Aylin.
Por favor. Vete . No vuelvas más. No me veas, no me saludes, no me sonrías.
-Pero...- comenzó Aylin. James la detuvo posando su dedo en sus labios. Una lágrima escapó su control y cayó rodando sobre su mejilla. A james le partió el alma verla así , pero era lo correcto. Jamás debía haberla besado.
Ahora debía conseguir alejarla de él y si para eso tenía que hacer que lo odiara, lo haría.
-Vete. Por favor. Es imposible.
Aylin, destrozada y confusa asintió en silencio.
-No volveré más si es lo que quieres, pero no me pidas que te olvide porque sabes que no podré.
-Hasta nunca.- mustió él.
Una leve sonrisa se dibujó en el crispado rostro de la joven. Ésta, de giró para marcharse, pero indecisa se giró de nuevo y lo besó una vez más.
-Hasta nunca. -le susurró mientras sus manos caían sobre el rostro de James. Intentó alargar aquel roce todo lo que pudo, pero al final, se acabó rápido. Y antes de romper a llorar salió corriendo hacia el interior del castillo.
James la vio marchar, y también vio como algo dentro de él partía de ella. No sabía cómo ni por qué pero la iba a echar más de menos de lo que jamás hubiera pensado. Le corroía el odio a sí mismo. Sabía que ella no lo había entendido, pero era lo mejor.
Ambas jóvenes regresaron a su castillo en menos de una hora, prepararon sus cosas y durmieron. A la mañana siguiente, se despidieron del servicio y partieron de nuevo hacia Nairn.
Aylin sentía un extraño vacío, era horrible echar de menos a alguien a quien nunca había tenido.
Pese a su lucha interna, el recuerdo del beso seguía volviendo, como la marea. Era un oleaje confuso, lleno de esperanza, que cuando azotaba su recuerdo lo avivaba pero cuando lo deja la destrozaba.
Las sombras del camino le recordaron al joven escocés, y a aquel paseo a caballo. Todo en aquella tierra parecía recordarle a él, sus colores, sus aromas, sus sonidos y sus siluetas.
Nuestra joven aventurera aún no sabía lo que se avecinaba....
*****
(Aylin)
Estuve pensando en él la mayoría del trayecto.
Lo difícil atrae y lo imposible obsesiona .
Jamás se había identificado tanto con una frase.
Las frases de James una a una fueron haciendo mella, y acabó entrando en razón. No podía acabar bien, pero seguía teniendo aquella pequeña duda de que : y si lo hacía ?
Quería haberlo intentado pero no me había otorgado la oportunidad.
Así pues comenzó el falso y doloroso proceso de olvidar a James, tal y como le había prometido. Sabía que si lo veía todo se iría al traste pero aun así, tras volver y ser tan bien recibida por mi familia regresé a ciertos puntos donde le había visto antes, esperando encontrarle.
Había desaparecido desde aquella noche. Dane nos había escrito agradeciendo nuestra presencia en su cena, y yo le había preguntado por James. Su respuesta fue la siguiente " desconozco su paradero o intenciones pero pronto volverá de eso estoy seguro"
La pregunta era si debía volver o no.
****
Los días se sucedieron uno tras otro, volví a mi pequeña rutina. Robert enviaba cartas a alguien, sin que nadie nos diesemos cuenta, o al menos eso pensaba él. Tanto yo como mi tío eramos conscientes de su sospechoso estado emocional y de su constante corrspondencia.
Una tranquila tarde de aquella semana mi tio me llamó mandar. Esto comenzaba a convertirse en una temida tradición.
- Hola, Aylin, pasa cariño.- me dijo él, sentado tras su escritorio, como siempre. El halcón de mi padre jugueteaba con sus plumas mientras estas caían sobre el escritorio. Al notar mi presencia, el animal se giró a mirarme y emitió un pequeño saludo, tras batear sus alas y posarse en el brazo del sillón en el que yo disponía a sentarme. Acaricié su pequeño cuello mientras mi tío se disponía a narrar lo sieguiente:
- Ayla, mañana vendrá el vizconde de Kent, bueno, en realidad su hijo; Charles. Viene por motivos políticos pero está interesado en otra cosa... - dijo, intentando encontrar las palabras.- en tí.
Durante un instante, me quedé quieta. No quería tener a ningún hombre cortejándome. Quería a James.
" Debes olvidarme"
Tan sólo había sido un beso, un maldito beso había sido suficiente para desencadenar en mí una enfermedad cuya cura era él.
"Álejate de mi, por tu bien, pon cuanta más distancia puedas Aylin"
Maldita sea.- me dije a mi misma. Olvídate de él. Es imposible.'- me repetí.
- Aylin?- me preguntó mi tío.
- Sí, te he oído.
-Y qué piensas?
- Pienso que ya que va a venir de todas formas, por qué mostrarme antipática con él.- me dije convenciéndome a mí misma.
James se ha ido.
Le vas a echar de menos, pero nunca fue para ti, Aylin.
Haz lo que deberías hacer. Olvídate de él.
Siempre tendré a Robin.. Pero quién era aquel otro joven?
Dios mío, qué me está pasando?
Mi tío sonrió.
- Esa es la actitud, cariño. Me alegra de que lo veas así. Es muy apuesto.- me dijo.
- Gracias tío, me retiro, sino tienes nada más que decir.
- Si, puedes marcharte.
Deambulé por los pasillos de diversos colores durante un largo rato, hasta acabar en mi balcón, contemplando el horizonte. Contemplando aquel punto donde tan solo unos meses atrás le había conocido a él.
****
A la mañana siguiente, llegó el joven vizconde de Kent.
El azul del cielo se reflejó en sus cristalinos ojos azules cuando posó su atractiva mirada en mí.
Agachó su rostro y besó mi mano. Yo me incliné levemente y me presenté.
- Lady Aylin Bryant.
- Vidzconde de Kent, Charles- respondió él.- un placer.- dijo con una leve sonrisa que le fue correspondida. Se giró lentamnete y pasó a saludar a Caitlin. Sus ojos durante un leve instante se giraron para mirar a los míos y de nuevo con suma rapidez voliveron a mirar a mi prima.
Era un verdadero caballero, era alto, apuesto y flaco.
Les lelvamos al interior del castillo y comimos todos en la mesa, tras la comida él y mi tio discutieron sobre política, mientras Caitlin no cesaba de golpearme con el codo. Lo cierto era que me había mirado un par de veces de reojo, pero yo tan solo había cruzado una mirada con él.
Por la tarde, fuimos Robert, Caitlin y yo junto con Charles a mostrale el pueblo.
Charles caminó junto a mí, a una prudente distancia, atento a mis palabaras y mis gestos. Estuvimos hablando los cuatro, pero a vece me encontraba discutiendo con él ciertas cuestiones, lo que me resultó terriblemente gratificicante. Parecía que tenía cerebro y todo.
Me gustó hablar con él porque durante unos instante me olvidaba de James.
- ¿Y qué os parece Escocia?- dijo tornando sus ojos azules hacia mí. Era más alto que yo, como James, más o menos. Tenía el pelo rubio como el sol y la sonrisa brillante como la luna, se rumoreaba que ra un seductor, así que yo me andaba con cuidado.
- La encuentro fascinante. Diferente. - le confesé. Él asintió en silencio.
- Lo cierto es que tiene algo muy diferente.- me confesó él.- si me escuchase mi padre sería lo último que diría.- terció con una amarga sonrisa.
Me dispuse a decirle algo, cuando entre las sombras de la calle le vi a él. Junto a sus piernas danzaba una falda gris. No podía ser él. Pero sí que lo era, aquellos brazos fornidos, manchados de tierra mojada y aquel pelo cereza eran inconfundiblemente suyos.
Entre las caricias de la joven, sus ojos miraron alrededor y de pronto se detuvieron en mí, que le observaba atónita. Su media sonrisa desapareció y el color del rostro se esfumó.
En sus ojos pareció verse reflejado el recuerdo de aquel beso.
No podía creerlo.
Los hechos hablaban por sí mismos pero sus ojos me decían otra cosa.
3 persona
James había esperado este momento durante toda la semana.
Había intentado huir de ella pero al final se había visto arrastrado de nuevo a Nairn. No había podido obviarla de sus pensamientos ni un solo instante, y sabía que ella tampoco se había olvidado de él. La había visto galopando cerca de la linde de sus tierras y caminar por las calles donde una vez habían caminado. Visto a la imposibilidad del sentimiento había pasado a la segunda fase: si la distancia no podía alejarlos sería el odio.
Siempre había habido una joven en el pueblo, bastante libre... que le gustaba él. Ahora, estaba con ella y dejaba que lo llevara por las calles, presumiendo del guerrero que había cazado. Él se dejaba llevar esperando que ella lo viera, y que así le odiase y se olvidara de él.
Pero, oh DIos cuando la vio, dolió más de lo que jamás hubiera pensado.
Su rostro, sus manos, su mirada.
Aylin.
No había pasado ni un mes y ya la había echado de menos demasiado.
Observó su mirada, triste y destrozada y como esta se tornó en ira y en odio.
Jamás sabría lo que él había sacrificado por ella.
Aylin se giró y miró al joven junto a ella. Le dedicó una sonrisa y ambos siguieron andando. PAsaron cerca de él, y ella le miró de reojo, pero no le miró con deseo, le miró con ira.
La mirada de traición le dolió pero sabía que era lo mejor. Ya no volvería a buscarlo. Ahora, solo quedaba olvidarla.
***
Aylin.
Sentía unas inmensas ganas de llorar. Quería gritarle al viento que me sentía traicionada, pero me contuve.
Charles habló conmigo el resto de la velada, me distrajo y yo dejé que lo hiciera. Era un buen chico, además era atractivo. Me colmaba de atenciones y de buenas palabras y gestos. Gestos que pococ a poco hacían mella en mí.
A la mañana siguiente, me lo encontré paseando por los jardines. Le observé pasear durante un largo hasta que me decidí a hablar con él.
- Bueno días Lady Bryant.- me saludó coridalmente, inclinando la cabeza.
- Buenos días Vizconde.
- Charles para vos.
- Aylin, para vos. - le respondí. Una sonrisa limpia y sincera iluminó su rostro. Cogió una rosa y me la dio.
- Poruque es lo único que se asemeja a tu belleza en este lugar.- me dijo. Cogí la flor con cuidado y le di las gracias. Sus ojos azules sostuvieron mi mirada el tiempo necesario para hacerme olvidar la de James durante unos intstantes.
Le quería pero le odiaba.
Me sentía traicionada. Terriblemente traicionada.
Sus besos no podían haber sido falsos.
No eso no podía haber sido falso. Debía aclararlo.
Charles y yo paseamos toda la mañana y lo cierto es que me lo pasé en grande.
Era un joven, seductor y divertido.
- No os riáis, la primera vez que me subí a un caballo grande me caí.
- No me lo creo. - le dije conteniendo la risa.
- Pues es verdad. - dijo él.- Pero ahora soy ...
- El mejor jinete?- le dije terminando la frase por él.
Él se rió.
- Sí.
- Debería creeros?
- Por qué no lo comprobáis algún día? - me invitó él. Tenía la posibilida de retrasar la invitació pero no había razón alguna para hacerlo. DEspués de todo, si James se podía permitir andarse con otras mujeres, yo podía hacer lo mismo. Iba a vengarme. Claro que iba a hacerlo.
- Por qué no lo comprobamos ahora, Charles?- le dije yo.
Él sonrió con picardía y asintió.
- Voy pues a por mi caballo. Esperadme aquí.
- Así lo haré. - le respondí. Vi como marchaba a por su caballo en silencio.
Tal vez no fuera tan malo...
O Si?
Ya se vería lo que el destino me deparaba.
****
Fin del capítulo, chic@s .
Aún queda mucha historia por delante, no os desalentéis.
Pronto, con suerte esta semana, otro capítulo.
Aprecio vustros favoritos y comentarios. Gracias.