Salí del mostrador directa hacia el baño de los empleados para cambiarme. Me apremié por haber venido hoy un poco más arreglada de lo normal.
-Bueno, ¿qué has decido? –me dijo Jack en cuanto me encontré con él.
-Lo que quieras estará perfecto. –respondí. La verdad es que podía comer casi de todo.
-Pues vamos a McDonald de aquí cerca. Me apetece comer algo grasiento.
-Genial. –nos subimos en su coche y él comenzó a conducir. A los 5 minutos llegamos.
-Ugh, hay una cola enorme. –dije con desagrado. Habíamos olvidado el pequeño detalle de que es hora punta.
-Mejor vayamos a otro sitio.
-Jack, no me importa esperar. –mi tripa no estaba por la labor de ayudar y emitió un sonoro quejido.
-Creo que ella –dijo señalando mi abdomen y riendo –no opina lo mismo.
-Yo tampoco lo creo. –seguimos en el coche unos minutos más hasta que llegamos a un restaurante no muy conocido por lo que veía. Estaba en pleno centro de Londres pero aun así había alguna que otra mesa libre. El camarero que había allí nos guío hacía una mesa alejada y con un ventanal con vistas a un jardín trasero el cual ahora no podía ser utilizado por el tiempo. La temperatura había comenzado a bajar como es normal en esta época. Noviembre.
-¿Qué te parece? –me preguntó Jack al ver que miraba hacía todas partes.
-Me encanta. –con suerte había traído mi cámara y podría hacer algunas fotos al local aunque tendría que pedir permiso. Confié en la experiencia culinaria de Jack y le dejé pedir por mí.
-Y, dime ¿qué vas a hacer a partir de ahora?
-No lo sé, últimamente solo dejo que los días pasen.
-No parece muy divertido.
-No lo es.
-Zoella y Alfie comenzaron a salir el otro día.
-¿Sí? Me alegro por ellos. Marcus me comentó algo pero he estado algo distraída.
-¿Por qué no me extraña?
-Vale, lo admito. Soy una persona muy distraída.
-Y pequeña.
-Eh, no te pases. Solo soy un poquito más baja que tú.
-Si por un poquito te refieres a media cabeza, si, un poquito.
-Amas a esta enana.
-Puede. – ¿Cómo qué puede? Esperaba que me contestase un rotundo no o un sí pero bromeando. Pero ¿cómo me tomo un puede? Creo que no me podía haber dejado más confundida. Eso significaba que podría tener alguna posibilidad con él, pero ¿le quería? Quiero decir, ¿me gusta como para dar cabe a esa posibilidad? No me ha podido dar tiempo a sentir nada serio con él, quizás una leve atracción física. Bueno, más que una leve, una gran atracción física. He de reconocer que sus padres habían hecho muy buen trabajo con ellos. No puedo desmentirlo. El camarero trajo la comida que Jack había ordenado. Empezamos a comer entre bromas.
-Lucy, ¿ha vuelto a pasar algo de lo que tú ya sabes?
-No, de momento. Estoy esperando a salir de esa casa para que nada pueda atarme a ellos y evitar que no vuelva a pasar. Pero puedo perjudicar a más gente.
-Sabes que nosotros estamos dispuestos ayudarte en lo que podamos. –en eso sujetó mi mano por encima de la mesa y noté subir un ligero rubor a mis mejillas.
-Jack, de verdad, lo agradezco muchísimo, pero vosotros sois a la gente que no quiero meter en este mundo por nada, y hay a gente a la que quiero sacar de ahí. –la razón más importante por la que no debería aceptar nada con nadie, excepto con Brad que está metido ya allí. No me perdonaría que terminasen hasta el cuello por esto. No por mi culpa.
-No me importaría terminar en el lugar más asqueroso del mundo y hundido en la miseria si soy feliz contigo. – creo que acabo de morir de amor. Nadie se había atrevido a decirme nada parecido, y que es cierto que casi nadie sabía mi situación. En la secundaría algunas personas comenzaron los rumores de que me cortaba. Rumores que eran ciertos. Pero ese no es el punto. Nadie se acercó a decirme nada que me pudiese alentar o darme simplemente un abrazo. Nadie. Mi madre no era consciente de estos problemas. No necesitaba saberlo. Seguí comiendo en silencio. Su mano seguía sobre la mía. No me atrevía a quitarla. No quería quitarla. La puerta se abrió en ese momento dejándome ver a Kenneth y a su mujer.
-Jack, vete al baño, escóndete. No dejes que te vean conmigo por favor.
-Lucy, ¿qué pasa?
-Vete, te cuento ahora por mensaje. Vete por favor. –le aparté la mirada y miré hacía el suelo. Ya me extrañaba que me durase demasiado la tranquilidad.
-Voy a quedarme a tu lado.
-En serio, tienes que irte. Jack, es importante.
-Ahora vuelvo. –dijo a regañadientes mientras se levantaba. Rezaba a todos los dioses existentes que no me viesen y menos que se acercasen.
-¿Lucy? –escuché una voz femenina.
-¿Sí? –me di la vuelta por cortesía. La señora Smith había sido la que se había dado cuenta de mi presencia. Si no hubiesen pasado de largo. Maldita mi suerte. Kenneth me miró de arriba abajo deseo. La verdad, quería devolver todo lo que había comido hasta ahora.
-Espero que estés disfrutando de tu comida. Este restaurante es nuestro. – dijo ella.
-No dude que lo estoy haciendo. –saqué mi sonrisa más falsa.
-Bueno, nos vamos hacía el salón privado. Si nos hubieses avisado te hubiésemos reservado un sitio ahí.
-Oh, no se preocupe, aquí se está muy bien, y las vistas son esplendidas. –cruzaba los dedos por debajo de la mesa para que Kenneth no soltase una palabra.
-Adiós. –dijeron los dos a la vez. Al menos no se había sacado el tema de la cena.
-Oh, Lucy, se me olvidaba. –mierda. –Espero que tu padre te diga lo que tenemos pensado. Se acercan fechas muy señaladas y que mejor que pasar la nochevieja en compañía de amigos. –terminó de hablar Kenneth y después se fueron. Miré hacía los baños y vi a Jack asomar la cabeza. Las lágrimas comenzaban a acumularse en mis ojos pero me negaba rotundamente a que saliesen. Le hice un signo de que ya podía venir.
-¿Quiénes eran? –dijo en cuanto llegó a mi lado.
-El socio de mi padre y su mujer.
-¿Fue él? –dijo mientras se sentaba. Notaba que estaba intentando calmarse. Tenía las manos en puños y los nudillos se le comenzaban a poner blancos. Asentí. La voz me temblaba.
-Me encantaría poder ir y partirle las piernas.
-Pero no lo vas a hacer.
-¿Le estás defendiendo? –dijo subiendo el tono.
-NO. Te estoy defendiendo a ti.
-Te he dicho antes que no me importan las consecuencias.
-A mí sí Jack. ¿Sabes el escándalo público que se puede montar con eso? Si no te has dado cuenta el domingo salí en todas las portadas de sociedad como la reina del acontecimiento por ser la futura heredera del patrimonio de mi padre. Creo que no eres consciente de todo.
-Me he dado cuenta de eso y creo que soy bastante consciente.
-Pues bueno, yo no lo estoy viendo así. En esto hay que andar con pies de plomo y no creo que lo estés llevando demasiado bien.
-Lucy, te juro que estoy intentando con todas mis fuerzas no salir hacia esa habitación.
-Pues sigue intentándolo. Ahora más que nunca te pido que guardes las apariencias y que te mantengas algo distante de mí. Por favor, sino fuese importante no te lo diría.
-Pero para ti lo es.
-Demasiado. –con esto seguí comiendo. Seguir hablando de eso era tontería. Darle la vuelta a la misma moneda que al parecer solo tenía una cara.