Dark Secrets

Oleh MissPssycho

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Amy Murphy lleva una vida normal alejada de su sexy/ex-amigo de la infancia Ethan Rowling, pero tras cruzarse... Lebih Banyak

1• Miradas prolongadas
2• Mentiras y más mentiras
3• ¿Héroe o asesino?
4• Las palabras en un silencio
5• No muerdo ¿Sabes?
6• Deseando escapar
7• Te va a doler sólo un poco
8• Explicaciones
9• No te necesito
10• Colmillos
11• Una familia rota
12• Puertas y Ventanas
13• Sex-appeal
14• Dos meses de abstinencia
15• El enigma de papel
16• Ojimiel.
17• Dulces sueños
18• El libro
19• Cuestión de fuerza
20• Chófer personal
21• ¿Deberíamos?
23• Abismo de la inconsciencia
24• Viaje a los recuerdos
25• Cruel
26• Yo solo tengo química en el horario
27• Primeras sensaciones
28• El corazón también se rompe
29• Autodestrucción
30• ¿Buenas decisiones?
31• Restringidos
32• El lobo tiene hambre de caperucita
33• Puntos débiles
34• ¿Recíproco?
35• Te necesito
36• El comienzo de una maldición
37• Heridas
38• Nada de esto a mamá
39• Nubloso

22• Recuerdos que asustan

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Oleh MissPssycho

—Un poco más —le grito con el cuello y los hombros empapados por el sudor. Estoy cerca, pero no tanto como debería. ¡En las películas lo pintan todo mucho más fácil!

—No grites tanto, o todo el mundo va a acabar enterándose —susurra mirando precavido hacia todos lados—. Por si no te ha quedado claro, hacer esto aquí es ilegal.

—¡No estoy gritando, el único que reguñe aquí eres tú —limpio un poco el sudor de mi camiseta, y seguidamente vuelvo a decirle—. Esto es bastante difícil... ¿sabes?

—¿Y crees que lo que yo estoy haciendo no lo es?

Su tono es el mismo que usó mi madre, la primera vez que le diagnosticaron la menopausia, y no quería admitir que esa etapa de su vida había llegado al fin. Mi padre tuvo que cogerla por los codos, y sacarla a rastras de la consulta del médico, para que dejase de amenazar a la doctora con graparle la cabeza en la pared.

—Yo soy la que se debería quejar. Nunca he hecho esto antes. —Oigo varios murmullos, maldiciones y gemidos bajos, por parte de Ethan, y le doy una patada para que deje de emitirlos. Es un quejica.

—¿Te crees que yo sí?

—Eres el típico chico malo de película. Estarás acostumbrado a empujar a las chicas por su ventana para subirlas a su habitación.

Ahora que por fin le estaba dando vueltas, puede que nuestra conversación fuese más mal pensada de lo que creíamos.

Tenía los pies, sobre los hombros inestables de Ethan, y la ventana a sólo unos cuántos centímetros de distancia. Hasta a mí me parecía extraño el hecho de haber dejado en el olvido nuestra anterior conversación con tanta rapidez, pero para ser honestos, no había pasado nada entre nosotros. Su deberíamos se quedó suspendido en el aire, y ninguno de los dos se molestó en recogerlo antes de que se disipase.

Nada de momentos incómodos, simplemente evadimos la conversación como adultos responsables; aún sabiendo que ambos podríamos haber dado un poco más de nosotros mismos. Simplemente eso.

—¿Llegas ya? —Ethan estaba lo suficientemente agachado como para impedirme mi única tarea. Una gran parte de mí sabía que lo estaba haciendo aposta.

—Solo un poco más. —Suspiro, pero sigo estando demasiado lejos. Ni siquiera sé como había logrado subir si quiera el primer pié la primera vez—. Estaría bien que ahora utilizases algún truco que te diese más fuerza o algo así. Te están temblando las rodillas.

—Quién te crees que soy ¿Supermán? —miro hacia abajo, y una pequeña parte de mí se apiada de él. Vaya mierda tener que vivir con esta putada y que para colmo no te otorgue ventajas reales—. No hago milagros

—Entonces, supongo que voy a tener que saltar.

—Espera, ¿qué?

Flexiono las rodillas, con una elasticidad impropia de mí, y con los brazos alzados, salto hasta conseguir agarrarme al alféizar de la ventana con forma cuadrada. Tengo la respiración entrecortada, y me duelen las piernas de la fuerza que estoy ejerciendo para no caerme. Respiro profundamente e intento canalizar toda mi rabia hacia el interior de los cubículos. Finalmente lo consigo, me balanceo, y caigo sobre una cisterna oxidada. La caída no es del todo agradable; ruedo por el inodoro hasta caer sobre la tapa, y con un quejido bastante sonoro, hago saber a todo el mundo que posiblemente me haya roto todas las costillas en ese mismo instante.

—¿Estás bien? —el grito de Ethan suena preocupado, pero mi respuesta lo aterroriza todavía más. Alguien tan débil y vago como yo, podría haberse matado con mucha facilidad en una caída tan baja como esta. 

—Sí, más o menos —digo, mientras me levanto lentamente—. Para ser un restaurante de lujo, tienen el baño de mierda.

Oigo varias risas, y seguidamente un carraspeo. Ethan vuelve a hablar.

—Subo ya. Hazme sitio.

Comienzo a buscar el pestillo a tientas y cuando escucho sus palabras observo a la pared anonadada.

—¿Como vas a subir? ¿Acaso ahora sí eres Supermán?

Pasados varios segundos me di por vencida. Ethan se habría ido a fumar, o quizás me hubiese dejado aquí abandonada a mi suerte; pero como si fuese cosa del destino el hecho de que me persiguiese hacia todos lados, de un momento a otro lo tenía al lado, susurrándome en el oído:

—Algo así.

—Si hubieras echo eso antes nos hubiésemos ahorrado un tiempo bastante valioso, ¿no crees?

Pongo los ojos en blanco, y todavía a tientas sigo intentando que la puerta se abra, pero como no, no lo consigo.

—Contigo no habría funcionado. Es más difícil si tienes a otra persona subida encima.

Y otra vez más, mi mente celosa me recordó que él lo sabía porque ya lo había hecho antes.

—¿Por qué la puerta no se abre?

—¿Has probado quitar el pestillo?

Estando los dos apretujados en el baño minúsculo, se adelanta a mí, y comienza a toquetear la puerta por todos lados. Está concentrado, así que me parece divertido entretenerlo.

—¿Ves? ¡Ya te he dicho que no hay!

Cambiamos de posición y de nuevo estoy yo más cerca de la puerta. De repente, me quedo justo en frente de él, y su brazo comienza a pasar peligrosamente alrededor de mi cadera. Trago dificultosamente, y como acto reflejo cierro los ojos. Noto su respiración muy cerca de la mía, y después un clic que me saca de desconcierto.

—Amy. Estaba justo detrás de ti.

Pasa por mi lado, me roza el hombro con sutileza, y después abre de par en par la puerta del baño. Al final resulta que no había mirado lo suficientemente bien.

[•••]

Ethan me sigue, guardándome las espaldas, pero aún así seguimos dando el cante. A mí también me resultaría extraño que una pareja saliese del baño de minusválidos, con el pelo revuelto, que la chica caminase dando pasos en falso, y qué él la acompañase con la respiración entrecortada. Lamentablemente dábamos la sensación de haber hecho cosas indebidas.

—¿Se puede saber cuál es el plan ahora?

De repente, lo ví todo muy claro. Había una mesa de cuatro asientos justo a nuestro lado. Nuestro camuflaje serían las cartas dónde se elige el menú, y así yo podría descubrir por qué Thalia utilizaba tanto secretismo para quedar con Dalan.

—Esto no va a funcionar. —Vuelve a replicar Ethan. Le chisto para que se calle, y con rapidez vuelvo a subirle la carta, hasta taparle los ojos.

—Si te ven, por supuesto que no.

—¡Esto es una tontería Amy, está sola!

Y es cierto, Ethan no mentía. Thalía estaba sentada sin acompañante en una mesa de dos, sirviéndose vino a mansalva, pero había algo raro en su actitud, y en los cubiertos que tenía colocados enfrente suyo. Estaban sin tocar, pero algo me decía que en ese mismo sitio se estaba sentando alguien.

—Paciencia, creo que estamos a punto de descubrir algo grande. ¿Acaso no ves las señales?

—¿Ahora resulta que eres vidente? —Baja la carta, para levantar las cejas, y dedicarme una mirada escéptica. Sin pensarlo, vuelvo a subírsela.

—Antes no lo hubiese imaginado, pero ahora podría creerte. La vidente y el vampiro, de infiltrados en una misión secreta. —Me río yo sola de mi propio chiste—. Sería un buen titular.

—También podrían condenarnos a la hoguera. —Deja de hablar para dirigir toda su atención a la carta que tiene delante, y después susurra—. Estos calamares tienen que estar muy buenos.

Y de repente, como si los camareros fuesen topos sacados de agujeros poco enterrados en la tierra, un chico muy alto, viene hacia nuestra mesa, y con el boli rozando su libreta nos pregunta:

—¿Han elegido ya? Sí no he oído mal han dicho calamares.

Así que el camarero nos arrebata las cartas de las manos, y cuando Ethan y yo nos miramos el uno al otro, no podemos ocultar nuestra sorpresa. ¿Qué cojones se supone que acaba de pasar?

—Bien... ¿y ahora cuál es tu plan?

Lo miro asustada, y giro la cabeza para que Thalia no pueda reconocernos. Ahora estamos mucho más expuestos que antes. Tarde o temprano nuestra emboscada saldrá a la luz.

—¿Escondernos debajo de la mesa? —Estoy nerviosa y me sudan las manos bajo el mantel. Me toco las rodillas con nerviosismo de arriba hacia abajo, y comienzo a contar mis respiraciones—. La misión no está saliendo según lo previsto.

—¿Una misión en la que debemos vigilar que una adolescente no acabe en el hospital para un lavado de estómago? —me mira con los ojos bien abiertos y luego niega con la cabeza varias veces—. Al menos debe agradecernos que estemos aquí para salvarle la vida.

Me doy varios cabezazos contra la mesa, y cuando me levanto, un poco desorientada, la vista de Ethan está perdida justo en la puerta del baño de hombres. La sigo con precaución, y antes de que ninguno de los dos pueda objetar nada, ambos nos respondemos con una sola presencia.

El chico tiene la tez blanca, y camina cabizbajo. Las solapas de su chaqueta le llegan hasta el principio del cuello, y tiene los ojos fijos en la misma mesa que antes nosotros observábamos; Thalia.

La vista se me hiela en cuánto sus ojos se levantan del suelo. Son electrizantes y escurridizos, y aunque están lo suficientemente lejos, logran asustarme.

—Amy, ¿lo conoces...? —No llega a terminar la frase, pero yo no le hubiese respondido aún así. Como no conocerlo, si esos ojos me han perseguido durante mis peores pesadillas. Como no recordarlos si desde ese día, mi vida entera ha cambiado.

—¿Qué hace Thalia con él? ¿Por qué se está sentando a su lado? —exclamo preocupada.

Antes de que Ethan pueda contestarme, el camarero nos deja nuestra comida sobre la mesa, y se marcha satisfecho. Miro la comida con asco; ahora mismo, de lo que menos ganas tengo es de probar bocado.

Desde nuestra mesa puedo verlos reír. Thalia hace varios ademanes con la mano, y dedicándole sonrisas gentiles niega varias veces a algo que él le está diciendo. Y no podía dejar de preguntarme una y otra vez, ¿por qué cojones Thalia está cenando con el vampiro que intentó asesinarme?

—Relájate —su mano se cuela por debajo del mantel y con gesto cariñoso se posa sobre mi rodilla para tranquilizarme—, sí sigues con esa cara de asustada todo el mundo va a saber qué tienes miedo.

Su gestión no me relaja para nada, solo me pone nerviosa, pero no digo nada. Al menos lo está intentando.

—Es él Ethan.

—Lo sé, pero no te va a hacer nada. No mientras que yo esté aquí.

Suspiro y después observo su mirada sincera. Nadie va a tomar nuestra cena, y mucho menos a pagarla, pero no es eso lo que me preocupa. Es él; y si es cierto que no me va a hacer daño a mí, tal vez se lo hará Thalía.

—¿Cómo sabes quién es Ethan? —pregunto siendo consciente de la situación. Le quito la mano de mi rodilla y lo miro anonadada—. ¿Cómo vas a saber algo que no te he contado?

Se rasca la nuca intentando idear alguna excusa coherente, pero lo interrumpo antes de que pueda decir nada más.

—Ni siquiera quiero saberlo. Me mientes; tienes secretos, lo entiendo. Pero luego no esperes que yo te ayude con tus problemas.

Estaba destrozada; al final y como siempre, solo había conseguido empeorar la situación. Una parte de mí, aunque fuese pequeña, estaba dándole vueltas a la posibilidad de que Ethan solo me hubiese estado utilizando para finalmente herirme.

¡¡Hola chicxos!!
Muchísimas gracias por los 1k votos. Estoy incrédula, y bastante sorprendida la verdad. Para mí, esto está siendo un sueño inmenso.

Muchísimas gracias, en serio, gracias por apoyar mi proyecto. Sois las mejores personas que habitan el planeta tierra. Os quiero demasiado😭😭😍😍

Vale, ya basta de mi infarto.
Al grano. He visto vuestros comentarios, y sé que queréis que actualice más a menudo, pero no puedo, y os voy a explicar porqué:

Situación: cabe la posibilidad de que penséis que soy vaga (que no lo desmiento...). Pero ese no es el tema; veréis, para hacer una historia se necesita imaginación. Cada idea es esencial para que el capítulo quede bien, y seamos sinceros, mi imaginación es más pesada que la regla, viene y se va cuando le da la gana. El caso es, que todos los días no te vienen ideas a la cabeza, y todos los días no puedo hacer un capítulo, porque ya os digo yo, que no soy un ordenador.

El otro punto es que tengo una vida. Es decir, yo no me gano la vida de esto; yo estudio, y es difícil compaginarlo todo, así que sintiéndolo mucho voy a decir que no.

Siento si perdéis el hilo de la historia, pero yo no puedo hacer nada más. Hago lo que puedo, e incluso doy más de mi misma de lo que hasta yo misma espero. Siento mucho no poder ser mejor.

Besos.

[Editado y corregido]
Instagram: misspssychoo

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