Highlands ( #PGP2020)

By sarahcpalcn

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Trailer en el Cap. 6 ; Gracias por 120 K :) Tras perder todo lo que c... More

Huida
The Woods
Change of Curse part 1
Change of course part 2
Costessey
Trailer
Scottland
The Nairn Wood
Aching heart, troubled soul
Atención
Robin Hood
Come and pick me up at midnight
Gromarty Part 1
Gromarty Part 2
Gromarty Part 3
Secrtetos en las Highlands.
La tierra conoce tu nombre
Lost Dreams In the Highlands.
Mensaje
Noches de Bohemia.
Love or Hate?
Recordando Noches de Bohemia
Treason
Ain't no cure for love
A medianoche en mi balcón.
Confesiones
Aviso
Preparativos
Boda en Piperhill
Redcoat
Descubrimientos.
Las cartas sobre la mesa.
Próximamente
La liebre y el ciervo
Confesiones
Finales inesperados
El ojo de la tormenta
La sombra de la verdad
El callejón
Decisiones
Jugando con fuego
Recuerdos
Cena con el diablo
Cómo derretir el hielo
El muelle
No ha habido ni un minuto

Dinner

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By sarahcpalcn

Galopamos durante un largo rato, James había apartado sus manos de las riendas para no molestarme. Aquel gesto me gustó.
De pronto, le dio un toque al caballo para q galopara más rápido.
- Te importa si le hago ir más rápido?-me dijo. Pero lo cierto es que apenas le escuché.
-Qué?!- grité. De pronto, noté su tórax en mi hombro, su voz en mi cuello. Por un instante temblé.
- Si te molesta q le haga ir más rápido. Es muy veloz y parece , parece q vueles a veces, es casi como si pudieras ... Si pudieras ser libre... -me susurró al oído. Su cálida voz me quemó la oreja.
Lentamente asentí.
El caballo comenzó a ir cada vez más rápido, y el bello paisaje parecía bailar a nuestro alrededor, las montañas se movían y los árboles nos saludaban.
Parecía que volábamos.
Parecíamos libres.
Los cascos del caballos chocando contra la hierba se convirtieron en mi melodía.
Pareció alcanzar tanta velocidad que James se tuvo q agarrar de pronto a las riendas.
Fue un movimiento rápido, ágil y profesional.
Todo su cuerpo se apretó contra el mío.
Mi corazón se desbocó. Alcanzó una velocidad mayor que la del caballo.
Noté todo sobre mi espalda.
- Lo siento.- me susurró al oído, apartándose lentamente.
-No importa- dije girando mi cabeza para que pudiera oírme, mi mejilla rozó sus labios durante un segundo. Él apartó su rostro con rapidez.
-Perdón. - le dije.
-No importa me repitió.
Mi corazón seguía latiendo con fiereza.
- Tal vez, deberíamos volver.- me dijo. - Comienza el atardecer.
Tenía razón, los tonos anaranjados comenzaban a cubrir las laderas de las montañas poco a poco.
-Sí.- respondí.

Me bajó del caballo con rapidez.
- Gracias.- respondí, mirándole a los ojos. Ninguno apartó la vista durante un largo instante. -Debería. Debería irme. -susurré.
Él asintió.
Me giré para marcarme, pero agarró mi brazo y con delicadeza posó sus dedos sobre mi muñeca.
Mi pulso, que aún no se había calmado, se disparó.
Me estaba tomando el pulso. Lo sabía. Y quería que se detuviese, pero no podía controlarlo. Me maldije una y otra vez.
"Maldito Highlander"
Él sonrió con discreción, pero ya comenzaba a conocer sus gestos.
Le miré con intensidad y él alzó la vista, clavando sus verdes bosques en mi.
No tardó en soltarme.
Pero no apartó los ojos.
-Algo más?
Él se rió. En aquella sonrisa se reflejaron las montañas.
- Hasta Luego. - le dije.
-Hasta nunca .- me dijo. Me reí, y sin girarme comencé a caminar. Son girarme supe que él seguía mirándome.
Respiré hondo, dejando que el aire de la tierra se adentrase en mi.

*****

Caitlin llegó aquella misma noche. Estaba agotada.

Robert y yo salimos a recibirla de inmediato y ordenamos que le preparasen algo de comer.

- Os he echado de menos!- nos dijo mientras nos abrazaba.

- Nosotros a tí también. - respondimos Robert y yo.

- Si me disculpáis, voy a adecentarme.- dijo Robert. No esperó a que le contestásemos, se marchó sin más. No se me había escapado que algo le pasaba a mi primo, pero no me atrevía a preguntarle.

- Cenaremos mañana con Dane.

Caitlin intentó ocultar su sonrisa.

- Qué tramas prima?- le pregunté.

- Nada.



****

En efecto, la tarde siguiente, un carruaje vino a recogernos a Caitlin y a mí. A Robert no pareció molestarle en absoluto.

Caitlin llevaba un vestido de tonos rosados, el mío era ajustado y blanco. En la cabeza llevaba una pequeña corona de flores verde, de mi madre.
Al bajar al suelo, me maravillé ante el castillo del Duque.
Era realmente impressionante.
No era El mas grande pero sí de los más bonitos. La vegetación chocaba contra los muros con aprecio y se mezclaba entre las piedras con suma perfección.
-Vaya. -Dijo Caitlin.
-Es precioso. -terminé yo.
Mientras paseaba mis ojos por la fachada de piedra gris, mis ojos se encontraron con los de James, que brillaban desde la otra punta del patio.
Él highlander estaba apoyados con las piernas y brazos cruzados en una de las columnas de madera del porche que cubría la entrada.

Por alguna razón no aparté la vista.
Su mirada había conseguido anclarme a sus ojos. No podría apartarme de su magnetismo. Aquel verde intenso crecía en su mirada según pestañeaba.
Sus ojos atravesaron mi corazón.

-Ayla. Qué miras?-dijo Caitlin.
El corazón me latía desbocado.
Aquel joven salvaje me estaba dentro de mi. Sus ojos, escrutando mi alma.
-Aylin.-repitió mi prima. Sacándome del hechizo de sus ojos.
-Nada.-le contesté, mirando hacia atrás.
Caminamos hasta la entrada donde James estaba. Me dedicó una salvaje y atractiva sonrisa mientras abría la puerta para mi prima. Yo la seguí, no sin antes lanzarle una mirada que él cazó al vuelo.
-Vas muy guapa, Sassenach.-me susurró mientras pasaba por su lado y entraba. No le contesté. No sabía qué decir. Cerró la puerta tras de sí y en aquel mismo instante apareció Dane. Aquel extraño comportamiento suyo me desetarabicaba, no sabía qué pensar. A veces, no me hablaba, otra me atravesaba con su mirad y otras, me hablaba y me hacía reir abiertamente.

-Vaya, cuanta belleza nos deleita hoy.-dijo Dane como agradable saludo.

-Gracias, Duque.
-Venid por aquí, la cena está servida.

Dane se sentó frente a mí y junto a James, y como es de imaginar, James se sentó frente a Caitlin. Por alguna razón que desconocía, estaba nerviosa.

La cena resultó deliciosa. Exquisita.

( 3 persona)

- He de decir que la cena es excelenta.-comentó Caitlin, arrancando una orgullosa sonrisa al Duque.

-Bueno, todo aquí intenta serlo.- comentó, clavando sus ojos en la joven. - Y parece que hoy, son más que eso.- añadió sin apartar la vista de ella.

Los ojos del irlandes quemaban la piel de Caitlin.

(Aylin)

- Eh, podríais pasarme un poco más de vino, por favor?- pregunté. James, que estaba al lado de la jarra extendió su brazo para cogerla. Me la tendió con sumo cuidado, y durante un instante, tal vez demasiado largo, nuestras manos se cogieron mientras agarraban la botella. Alcé la vista para mirarle, descubriendo sus ojos ya haciendolo lo mismo que yo. Mi corazón pareció detenerse unos segundos. "Aylin" me advertí a mi misma.

- Gracias.- contesté mientras él separaba su mano. Como respuesta asintió.- Bueno, Dane, es aquí donde vives todo el tiempo?

- Oh, bueno, lo cierto es que no. La gran parte del año vivo en Irlanda, en mi ducado. Peroe ste año, me he limitado a pasarlo en Nairn y aquí. Gracias a eso he tenido el placer de conoceros , a ambas.- dijo con un radiante brillo en sus ojos.

- Graciias, supongo.- respondió Caitlin.- Y bueno... Disponéis de muchas propiedades?

Mientras mi prima terminaba de formular la pregunta, la mano de James cogiendo de nuevo la botella captó mi atención y de alguna manera, acabé de nuevo en su mirada mística y salvaje.

( 3 persona)

- Se podría decir.- coemtnó el joven Duque.

- Y eso os provoca algún tipo de felicidad?- preguntó Caitlin, de sopetón. La joven quería saber, por qué la gente deseaba tner tantas posiciones.

Dane se quedó sorprendido. Jamás le habían preguntado eso. Y aún menos una mujer. Fue una grata sorpresa.

Tal vez aquella joven, comenzara a agradarle por algo más que su belleza.

- Bueno, uno puede tener muchas cosas y ser feliz, pero uno también puede tener sólo amor y ser feliz. Las posesiones no te hacen más feliz o menos, eso depende de cada persona, si las amas, si las cuidas, si las disfrutas, entoces sí. - respondió sencillamente.

Aquella respuesta pilló a Caitlin por sorpresa, no era el tipo de respuesta que se esperaba de alguien como él. Le agradó mucho su respuesta. Tal vez no era tan superficial como parecía.

- Y las amas y las cuidas?- preguntó ella. James miró a Aylin, casi sin poder contenerse. Dane sonrió.

- Sí, como hago con todo lo que poseo.- dijo con una preciosa media sonrisa que removió algo en el estómago de la joven.

- Vaya, entones he de suponer que todas esas mujeres con las que pasas el rato y luego dejas, también las cuidas?- preguntó con descaro. Aylin se atragantó bebiendo el vino, miró a su prima, que parecía decicidda a sacar los secretos más oscuros de Dane, y después intercambió una rápida mirada con James, que se mantenía en silencio, mientras contemplaba la mesa.

- No suele estar con gente a la que no quiere. Aquí en las Highlands, en Escocia, cuando se está en algún lugar o se está con alguien, - dijo James, mirando de reojo a Aylin y después a Dane.- es porque se quiere. No por obligación. Cada uno es libre de amar a lo que y a quién quiera.

"Amar a quien quiera" repitió Aylin en su cabeza.

La había mirado a ella mientras lo decía o tan solo había sido una ilusión?

- Al parecer eso es algo que los ingleses no pareceís comprnder. Os gusta vivir atados a las cosas que os convienen. No comprendéis otras costumbres que se aten a cosas que quieren pero que no le dan nada a cambio.- siguió Dane.

- Los Celtas amamos la tierra y por ella morimos. Amamos sus bosques y sus gentes. Amamos la libertad, esa que tanto os empeñáis en quitarnos.- dijo James con pasión.- Nosotros somos de quien nos ama.

Las frases de James caían como losas en el pecho de Aylin. Lentamente, ablándadolo.

- Aún no habéis sabido ver qué es lo que hace a esta tierra tan diferente.- dijo Dane.

- No es algo que se pueda ver, es algo que se siente. - dijo James.- Y se llama libertad.

- Y quién dice que nosotros no lo hagamos?

- No lo parece en absoluto. - dijo James.

- Venís aquí a destruir nuestras tierras y a implantar vuestras dichosas tradiciones, pero ni siquiera os molestáis en comprobar si os gustan o no porque estáis demasiado atados a las vuestras, no sabeís abrir la mente. - dijo Dane.

Caitlin y Aylin estaban asombradas ante la pasión con la que ambos hombres defendían sus ideales, Aylin parecía convecerse poco a poco y Caitlin parecía comenzar a admirar la verdad sobre Escocia.

- Tú has sentido la magia de Escocia, Aylin.- dijo James, mirándola directamente.
La joven por un momento no sabía a qué se refería pero de pronto recordó su paseo a galope.
No se atrevió a contestar.
-Bueno, volveréis pronto a Nairn?- Preguntó Dane.
- En dos días.- respondió Caitlin. -Cuantos castillos tenéis en Inglaterra, Dane?
- Dos.
-Para no gustaros seguís teniendo posesiones aquí... Eso os hace feliz, tener tanto? Es curiosidad, siempre he querido preguntárselo a alguien y con vos es con la única que me atrevo. - confesó ella.

Algo dentro de Dane se revolvió.
- El dinero no da la felicidad. Te la da la tierra que posees. La gente que vive en ella.
-Uno puede tener muchas cosas y ser feliz, pero uno puede tenre sólo amor y ser feliz.- continuó James. Mientras pronunciaba sus palabras miró de reojo a Aylin, fue puro auto reflejo, no pudo detenerlo. Era más fuerte que él.

Aylin se quedó atrapada en sus palabras durante unos instantes.
Lo cierto es que ambos tenían razón. Ambos hombres se complementaban perfectamente, parecían dos hermanos.

(Aylin)
Hubo un curioso silencio antes de que Caitlin dijera:
- Es lo más sensato, profundo y sincero que te he oído decir.
- Cuando digo que me pareces guapa no miento. - respondió el con una sonrisa seria que la ruborizó.

Tras las numerosas miradas ardientes que me dirijió James, dejé de respirar. Necesitaba aire, tenía q salir de ahí.
- Parece que apenas quedan ramas para la leña. - comenté. - Voy a coger un par.
-Para eso tenemos criados.
-No me importa, quiero tomar el aire un segundo.
James clavó sus ojos en mi, deteniendo mi respiración una vez más .
-Está bien, están en la cabaña.
Me levanté y me dirigí hacia la puerta.
-Yo la acompaño.- dijo James.
Quise decir que no, pero salí rápidamente .
-Aylin!
No le escuché.
Bajé las escaleras buscando el aire que me faltaba. Abrí la puerta trasera y salí fuera, la luz de la luna golpeando mi rostro de pronto.
-Aylin!- me dijo de nuevo.
-Qué?!- le grité girándome.
Por un momento, me pareció ver todo el cielo refeljado en sus ojos.
-Qué te pasa?
-No puedo respirar.
- Por qué?
- Por ti! Deja de mírame así! No puedo, no puedo pensar, no puedo respirar.
Sus ojos me miraron con ternura una ternura desoladora.
-Ah para!
- Qué pare?! Qué quieres que haga? Que deje de mírate? Vale. Pero eso no va a cambiar... Aylin crees que te miro así porque quiero? Porque lo he elegido? Crees que no preferiría mirar así a alguien menos peligroso que tú, alguien que no formará parte del enemigo? Qué quieres? Quieres que deje de latir mi corazón? Es Eso lo que quieres?
El viento helado de la noche me trajo sus palabras, que consiguieron derretir me alma.
-Oh Dios.
James respiraba con fuerza.
El cielo negro pareció derretirse sobre nosotros.
- Me persiguen Aylin. Pero aún así lo único que me preocupa eres tú . Y me odio, cada vez me odio más por no poder odiarte.
-Has robado algo alguna vez?-Le pregunté de pronto. No se me ocurría otra razón por la que le persiguiesen.
-Sí.- dijo con la luna iluminando sus labios carnosos.
-El qué?
-Algo sin valor.
-El qué
-Joyas.
-Eso no tiene valor?
-No, no tanto como robar otra cosa.
-Qué?
-Tu corazón.
En aquel momento, aquello que él deseaba robar se detuvo.
James se acercó a mí.
-Aylin, yo..
- James, para, yo quiero a ...
-Lo sé.-dijo deteniéndose de pronto.
-Espera. Vas a rendirte tan pronto? - le pregunté. Él sonrió y con su sonrisa eclipsó la luna, con el brillo de sus ojos iluminó el cielo.
-No. - dijo agarrando mi cintura y acercándome a él.
Y me besó.
Me besó como nadie jamás lo había hecho.
Como si no hubiera mañana, como si jamás quisiera besar a nadie más.
Quise apartarle de mi, pero no pude reunir la fuerza necesaria. Sus labios quemaban los míos y con el fuego que avivaba en mi interior le respondí.
Devoré sus labios de vuelta, igual que él devoraba los míos. Sus manos se anclaron en mi cintura y mis brazos treparon hasta su cuello.
Me apretó contra él, y en mi piel se metió el olor de su tierra. Su olor, su esencia.
Su lengua se mezcló con la mía al instante y la hizo bailar a un bello compás.
Me faltaba el aire pero no quería separarme, quería que nos quedáramos así para siempre.
Era como si hubiera deseado aquel beso durante mucho tiempo. Era como si hubiera nacido para ese beso.
Nos separamos, jadeando.
Clavó sus ojos en mi, y sonreí. Por primera vez, sonreí genuinamente.
-Aylin....-susurró.
Posé mi mano en su mejilla y le atraje hacia mí.
-Cállate y bésame Highlander.
Él sonrió y de nuevo, como las olas chocan contra las costas, sus labios chocaron contra los míos e igual que estas se funden en las rocas, sus labios se fundieron en los míos, bajo la luz de la blanca luna y las sombras de los árboles.

****
Espero que os guste!!!
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