26 de Junio, 2016.
"Muy bien, Valentina, ¡haz un último esfuerzo!" gritaba el doctor, mientras la chica pujaba y gritaba, desgarrándose las cuerdas vocales. "¡Puja, Vale, puja!"
Se vivía uno de los momentos más importantes de la historia.
"¡Dale Gato!, ¡Confío en ti hueón!" gritaba desde la banca. "¡Con fuerza, vamos!"
"¡Vamos, Vale!"
"¡Vamos, Chile conchetumare!, ¡El último esfuerzo!"
"¡Un último esfuerzo, Vale!"
La pelirroja tomó aire y gritó con todas sus fuerzas. El parto estaba siendo demasiado tortuoso para ella, no sabía cuánto más lo iba a soportar. Gimió y pujó con todas sus fuerzas.
Y un llanto se escuchó, al mismo tiempo en que los chilenos gritaban de alegría, se abrazaban y salían corriendo por las calles hacia Plaza Italia.
Había nacido por fin.
Y Chile se coronaba como el bicampeón de América.
Dos historias que se unían a través de un bebé.
Dos historias, dos nombres, dos triunfos para ambos.
Dos historias que se conectaban por un hombre; Mauricio Pinilla.