tres

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Abrí los ojos con un poco de irritación. Mi bebé estaba llorando. ¡Mierda! Estaba llorando. Me levanté rápidamente y lo saqué de su cuna. No entendía qué quería, no paraba de llorar y ¡maldita sea!, me estresaba.

Ya me estaba rindiendo cuando se me ocurrió la idea de revisar si se había echo pipí. Y así era. Así que tuve que buscar los pañales y cambiarlos. La idea de un hijo en estos momentos no sonaba agradable. Cambiándole un pañal sucio.

Cuando terminé, lo dejé de vuelta en su cuna y fui a ver la hora en mi celular.

"¡Las seis y media!" chillé. Dormí caleta.

Entré rápidamente a la ducha y me lavé lo más rápido que pude. Me cambié la ropa en tiempo récord y salí del baño. Tomé a mi bebé y el coche que la Fran me había regalado. Lo puse ahí y lo cubrí como con mil frazadas, estaba haciendo frío, y no quería que se enfermera. Tomé mi celular y marqué el número de la Consu.

"¿Ya vienen?" pregunté apenas contestaron, sin molestarme en saludar.

"Hola Consu hermosa, ¿cómo estás? Yo muy bien, ¿y tú?" rodé los ojos. "Sí, ya vamos. Esperanos afuera" cortó.

Que pesá.

Tomé mi bolso, un bolso gigante dónde llevaba pañales, y ropa de cambio en caso de algún accidente, y no, no era para mi, era para mi Joaquín.

Cerré la puerta con llave y me di vuelta justo cuando el auto de la Fran se estacionaba en mi casa.

"¿Tú saliendo a la hora?" preguntó la Fran con una sonrisa. Se bajó del auto y abrió la maleta, para echar el coche, obviamente antes tomé a mi bebé para llevarlo conmigo. "Te tenemos una sorpresa, te va a encantar" comentó mi amiga mientras volvía a subir al auto. Yo me subí en la parte trasera y quedé anonadada al ver la silla que había ahí.

Hartas veces habíamos conversado de comprar una silla para el Joaquín, para los futuros viajes que pudiéramos hacer.

"¡Qué bacán! Gracias, chiquillas, se pasaron" cerré la puerta y partimos nuestro camino a Buín.

El viaje duró como una hora. Íbamos justas de tiempo, tan así que si llegáramos puntuales me sorprendería. A eso de las 20:15 llegamos a la casa de Claudio. La Carla abrió el portón, acompañada de la Maite y entramos.

Al bajar, abracé a mi amiga y a la pequeña que era igual al papá.

"Que bueno que viniste, Mateito estaba preguntando por su madrina" yo sonreí.

"No me lo iba a perder"

"Más te valía, mujer. Ahora vamos, que se van a congelar" puse a mi bebé en el coche y entramos.

Era incómodo igual. Estaba lleno de cabros chicos, pero lo que lo hacía incómodo era la presencia de los de la selección. Eduardo, Charles, Puch, Jara, Isla. En fin, estaba la mayoría de los jugadores con sus señoras e hijos.

La Carla se dedicó a presentarles a todos a mi Joaquín, como si estuviera orgullosa de que yo por fin hubiera tenido un hijo. Como si ella no tuviera cuatro hijos ya.

La Consu desapareció de mi vista apenas llegó, y la Fran se puso a hablar con Isla, así que me quedé sola con mi bebé.

"Que lindo tu hijo" dijo una voz femenina. Alcé la vista y me topé con la Daniela, la mina del Edu.

"Gracias" contesté, porque supongo que eso se contestaba.

"Pinilla..." empezó a decir. Negué con la cabeza.

"Pinilla no es nadie" ella soltó un suspiro.

"Te entiendo. Yo con Eduardo intentamos llevarnos bien al menos por nuestra hija... Deberías intentarlo" fruncí el ceño. "¿No sabias?" negué con la cabeza. "Nos cansamos de intentar... Sobretodo porque él es demasiado caliente... Y probablemente ahora esté tirando con alguien, ya que aquí no está" dicho esto, se encogió de hombros y se fue.

Me levanté con mi bebé y fui al baño, pasando por el largo pasillo de la casa. Entré y me miré en el espejo. Siempre ha sido agotador tocar estos temas... Al menos para mi. Me di el lujo de tomarme un par de fotos con mi bebé, y subí una de ellas a instagram.

Eres la cosa más bella del mundo,
una bendición en mi vida.
#Joaquín

Luego de eso, tomé aire y abrí la puerta para salir del baño. Al salir me topé con una alarmada Carla, fruncí el ceño.

"Amiga, amiga, de verdad discúlpame" empezó a hablar rápidamente, pero yo no entendía por qué se disculpaba.

"¿Qué pasó, Carlita?" ella respiró hondo, y me miró a los ojos.

"Acaba de llegar Pinilla... Con la Gissella... Yo de verdad pensé que no iban a venir, discúlpame amiga"

Pero yo estaba en shock, intentando procesar lo que me acababa de decir mi amiga. Puta la hueá.

"...sí, claro, efectivamente...como te digo" sentimos una voz viniendo hacia nosotras. Carla soltó un gritito y me empujó adentro del baño nuevamente.

"¿Quién era?" le pregunté. Ella negó con la cabeza.

"No sé" dijo y acto seguido me puse a reír.

"Pero Carla, hueona" dije entre risas. "Que risa" me sequé una falsa lágrima. Los pasos se detuvieron justo en la puerta del baño.

Todo atisbo de gracia desapareció, dando paso a los nervios incontrolables.

"¿Carla?" la voz de Claudio nunca antes me había hecho sentir tan bien. "Amor, soy yo. Ábreme" pidió. Ella abrió y Claudio entró con nosotras al baño. Me miró, como afligido. "Vale, discúlpanos. Nosotros no teníamos planeado que él realmente viniera"

Asentí.

"Tranquilo. Lo importante ahora es como salir de aquí sin que me vean" murmuré. Ambos asintieron.

"Mira, yo salgo primero, veo que el pasillo esté vacío y que estén todos distraídos y te vas...¡No!" exclamó y Carla y yo nos sobresaltamos. Miró a la Carla. "Vamos a cantarle el cumpleaños al Mateo" dijo. Y en realidad era una buena idea. "Así todos van a estar pendientes de nuestro hijo y la Vale va a poder salir" la Carla asintió.

"Ya, pero primero tenemos que buscar a las amigas y avisarles. Déjame eso a mi. Tú anda a decirle a todos que vamos a cantar"

El Claudio asintió y salió rápido del baño, dejándome a solas con mi amiga.

"Oye, Carla, gracias. Y dile al Mateito que en cuanto pueda voy a venir a verlo para compensar esto"

"Tranqui, él lo va a entender"

La Carla me abrazó y segundos después salió del baño, dejándome con mi bebé, que aún dormía.

Los minutos se hacían eternos, y aun no tenía señales de nadie. Estaba a punto de salir cuando unos golpes en mi puerta me pusieron en alerta.

"Vale, soy yo, la Fran" me relajé al instante. Abrí la puerta. "Ya está todo listo. Las cosas guardadas en el auto y la gente está a punto de cantarle al Mateo. Vamos." tomó de mi brazo y caminamos lentamente hacia la entrada.

Sentimos como empezaban a cantarle a mi ahijado y yo crucé los dedos para que mi bebé no se despertara o llorara. Pasamos por el pasillo y me paralicé al ver a todos cantándole en el comedor. Veía puras espaldas, pero igual me inquietaba. Si alguno se daba vuelta, yo moría.

Estábamos llegando a la puerta cuando mi bebé despertó y comenzó a llorar. Cerré los ojos con fuerza. La Fran abrió la puerta y salimos rápido de ahí, pero yo no tengo mucha suerte que digamos, al llegar al auto, una voz hizo que me detuviera en seco.

"¿Valentina?" me paralicé en la entrada del asiento de atrás, mientras la Fran subía al asiento del conductor. "Vale, ¿eres tú?" sentí la voz cada vez más cerca mío, y el hecho de que mi bebé lloraba no arreglaba en nada las cosas.

"¡Súbete hueona!" gritó la Consu desde adentro y ahí atiné. Sacudí la cabeza y me subí al auto. "Francisca apúrate, acelera" ordenó mi amiga.

Yo estaba en shock. Me giré al salir del portón y lo vi parado ahí, mirando el auto de una forma extraña.

Me había salvado por el momento, pero estaba muy segura de que había escuchado los llantos de mi Joaquín, quien se calló apenas entramos al auto. Maldito bebé.

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Les dije que se ponía bueno, ¿o no?

True ColorsWhere stories live. Discover now