nueve

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Mi corazón comenzó a trizarse lentamente y un nudo se formó en mi garganta. Mi mamá sí se atrevió a invitarlos. Gisella se acercó a mi, pero yo me alejé, con recelo.

"Pero prima, yo solo quiero conocer a mi sobrino postizo" sonrió. "Estoy tan feliz por ustedes" se rindió y saludó a Toselli como si nada. Al menos ella no sospechaba. 

Mauricio se acercó a nosotros y saludó primero a Toselli. Noté como ambos se tensaban. Si Mauricio se daba cuenta, todo esto se iba a ir bien a la mierda. Me miró y se acercó a mi. Besó mi mejilla y yo solo quería tirarme al suelo a llorar.

"Así que era verdad" susurró.

El dolor que sentía era tanto, que iba a necesitar ir al baño. Miré a Toselli, en busca de ayuda, pero él estaba en las garras de mi prima, quien le coqueteaba descaradamente. Y eso, de alguna forma, me enrabió. Miré a Mauricio.

"Dile a tu noviecita que se aleje de mi novio" tomé la mano de Toselli y nos fuimos a la mesa. Me estaba costando demasiado trabajo calmarme. "Cris, tengo que pedirte un favor" él me miró, preocupado. "Cuídame al Joaquín mientras voy al baño" él asintió. Me dirigí a paso rápido al baño. Me encerré con pestillo y llamé a mi amiga.

"¿Qué tal todo con Toselli? ¿Ya pasaron a segunda base? Porque la tercera la pasaron y tienen un hijo" rió.

"Tuviste tiempo para practicar esa broma" murmuré disgustada. Cuando recordé por qué la llamaba me puse a llorar. "Amiga... Él está aquí... Mi mamá lo invitó, Carla, no sé qué hacer, quiero salir de aquí" sollocé.

"¿De verdad no pensaste que él podría ir? Val, un almuerzo familiar incluye al máximo de familiares posibles"

"Bueno, no lo pensé hasta que dijiste que me cuidara hoy, y aquí estoy, encerrada en el baño, queriendo desaparecer" me sorbí la nariz.

"¿Quieres que te vayamos a buscar?, Podemos llamarte de emergencia o algo así..." ofreció mi amiga. Por eso la amo tanto.

"Podría ser, pero mi mamá me mataría si me voy sin almorzar con ella... Podría ser después, para evitar conversaciones incómodas" me sequé el resto de lágrimas de las mejillas.

"Oki, tu mándame un mensaje cuando sea el momento" dicho eso, corté.

Estaba nerviosa, sentía una opresión en el pecho tremenda, pero tenía que resistir. Me obligué a recordar todos los malos momentos con Pinilla, incrementando mi odio hacia él. Esperaba que de esa forma pudiera al menos tomar valor para hacerle frente.

Tomé agua y salí del baño. Bajé al comedor y estaban todos sentados en la mesa.

"¡Hija! Te estábamos esperando" habló efusivamente mi mamá.

Caminé hacia donde estaba Toselli, sintiendo una mirada clavada en mí. Me estremecí. Él te fue infiel. Me repetí, para armarme de valor. Alcé la vista, siempre digna. Me senté al lado de mi falso novio y le sonreí, para tranquilizarlo.

"Tenias a Cristopher preocupado" comentó mi hermano menor. Miré a Cristopher. Muy bien, es tiempo de ponerse extremistas.

"¿Ah, sí?" él asintió, mirándome fijamente. "Pero ya llegué, bebé. No tienes por qué preocuparte" me acerqué a él. Al parecer, captó la idea, pues se acercó a mi y unió nuestros labios. Nos separamos y sonreímos, sonrojados los dos.

"Awww, son un amor" comentó mi mamá.

"Me recuerdan a nosotros cuando eramos más jóvenes, mi amor" el comentario de la Gisella me hizo odiarla un poco más. Gracias por recordarme que me cagó durante más de la mitad de la relación.

Rodé los ojos y me centré en la comida. Cris se acercó a mi.

"Tu bebé está durmiendo en la pieza de tus papás" comentó. Me sentí mala mamá, se me había olvidado. "Y creo que tienes que explicarme por qué Mauricio está lanzándome dagas con la mirada en esto momentos" me sonrojé. Miré disimuladamente y era verdad. Mauricio nos miraba con cierto odio.

"Secretos de dos no son de Dios" dijo mi hermano.

"Estábamos hablando... Cosas de grandes, bebé" le respondí, él hizo una cara de disgusto y siguió comiendo.

Durante el resto de la comida, pudimos sortear fácilmente las preguntas que mi mamá nos lanzaba a Cris y a mi. Noté que Mauricio no dejaba de mirarme, incomodándome caleta, y al parecer, Cris también lo notó, ya que puso su mano sobre la mía, y no dejó de hacerme cariño, o de besar mi mejilla cada vez que podía. Cuando terminamos de comer. Mi mamá se levantó anunciando que ella iba a lavar la loza. Mi prima, tan estúpida, se ofreció a ayudarla.

"Perfecto, Gisse" sonrió. "Ven con nosotras, hija, así hablamos cosas de mujeres" alzó sus cejas.

Prefería que me pisara un elefante antes que compartir tiempo con ellas. Así que me negué rotundamente.

"No puedo, yo... Tengo que ir a amamantar a mi bebé... De nuevo" me excusé. Ellas se encogieron de hombros y fueron a lavar. Me levanté de la silla, cuando a mi papá se le ocurrió tener una charla de hombres. Me compadecí de Toselli, así que antes de salir, me giré a verlo.

"Amor" dije, y sentí dos miradas sobre mi. "Cris, voy a ir a darle leche, por si quieres acompañarme" él asintió.

"Es una rara manía. Él la acompaña mientras amamanta" escuché que mi papá le explicaba a los dos que quedaban ahí. "Pero antes de irte, Cris, cuéntame de tu vida deportiva"

Toselli me miró, dudoso. Era algo en lo que él podía responder bien, pero no estaba seguro de quedarse, sobretodo con Pinilla ahí.

"Amor, voy en un segundo, ¿sí?" asentí a regañadientes y salí de ahí, con dirección a la pieza de mis papás, donde mi Joaquín dormía plácidamente.

True ColorsWhere stories live. Discover now