catorce

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Había pasado el resto del día con Cristopher. Nos habíamos entretenido viendo películas en Netflix y hablando de la vida. Nos conocimos más y compartimos un par de abrazos. Toselli era todo un caballero, y de verdad llegué a cuestionarme por qué no me enamoré de él en vez de Pinilla... Aunque la respuesta era fácil, no quería afrontarla. Mauricio Pinilla era casi un sex symbol, era guapo, tenía aspecto de chico malo pero debajo de esa coraza había un hombre sencillo, con sentimientos... Y yo había podido comprobarlo en el pasado.

Sin más que hacer después de que se fue el Cris, decidí ir a acostarme y aprovechar de dormir las horas que había perdido de sueño ayer. Miré mi reloj. Eran las 7. Era temprano, pero ya estaba oscureciendo. Fui a mi pieza y, después de acostar a mi bebé, me puse el pijama y me acosté. Lo único que quería era dormir. Cerré los ojos, en busca de paz y el sonido de mi celular me hizo saltar en la cama.

Me levanté rápidamente y vi a mi bebé, preocupada. Era increíble la hueá. No despertó con esto pero sí despertó cuando golpearon la puerta. Rodé los ojos y tomé el celular. Fruncí el ceño. No era mi celular. Abrí los ojos como platos rápidamente. Era el celular de Mauricio.

La pantalla se iluminó con un mensaje.

Sé que no debería, pero la curiosidad me ganó y abrí el mensaje rápidamente.

De: Marcia o Marcela
La pasé bien hoy, Mauricio.
Debería volver a
repetirse...
Lástima que te vas de
vacaciones :(.

Me quedé de piedra. Ese mensaje había sido enviado hace 4 horas. Y Mauricio había supuestamente tomado el avión dos horas antes. Algo no me calzaba. Vi el mensaje nuevo que había llegado a las cuatro y media.

De: Gisella.
Dónde mierda estás???
Desapareciste toda la
noche y nuestro vuelo
sale en menos de ocho horas.

Mi corazón latía rápidamente y mi mente intentaba procesar todo de manera rápida. Mauricio le estaba siendo infiel a mi prima, y por más que eso me sirviera como regocijo, mi lado sentimental me pedía a gritos que lo encarara al respecto, porque estaba haciendo sufrir a mi prima. Sentí lástima por ella.

Comencé a revisar las conversaciones de whatsapp, sé que es un acto demasiado metido pero quería confirmar mis temores.

Al segundo de haber entrado a la conversación que él mantenía con ésta tipa que no sabía si se llamaba Marcia o Marcela me arrepentí. Había demasiados mensajes, demasiadas fotos. Sentí repugnancia por él. La sangre comenzó a hervir en mis venas. Lo mujeriego no se le quitaba con nada. Cerré el chat y abrí otros más. Era la misma historia. Mauricio tenía a un montón de tipas para tirar cuando quisiera, lo detestaba, lo odiaba.

Dejé su celular en mi mesa de noche y me acosté en la cama para procesar todo. Le di vueltas al asunto como hasta las ocho y media, que fue cuando unos incesantes golpes en mi puerta lograron sacarme de mis pensamientos.

Me acerqué a paso lento a la puerta, queriendo molestar a la persona que estuviese afuera. Probablemente eran mis amigas, la Fran y la Consu, que querían hablar conmigo respecto a lo que pasó anoche. Pero me equivoqué.

Al abrir la puerta me encontré con el mismísimo Pinilla. Hice una mueca. Seguramente venía a buscar su celular.

"¿Qué haces aquí?" pregunté seca.

Él se sorprendió un poco ante mi tono.

"Yo... Vine a buscar mi celular."

"¿No que tu vuelo salía hace más de tres horas?" alcé una ceja. Él bufó.

"¿Me dejas entrar? Hace un frío de mierda." me moví y dejé que pasara.

"Espérame aquí." él se sentó en uno de los sillones de mi sala de estar y yo fui a la pieza. Tomé el maldito teléfono y una corriente eléctrica me recorrió. Sentí rabia, mucha rabia.

"¿Qué tal estuvo tu revolcón?" inquirí con cierta dureza. Él me miró sin entender. Le tiré el teléfono al pecho. "La tal Marcia... O Marcela quiere que se repita, quizás te animas y le mandas una foto." escupí. Él me miró sin dar crédito a lo que decía.

Se levantó y se acercó a mi rápidamente, impidiéndome huir.

"¿Me revisaste el teléfono?" se veía algo molesto. Pero rápidamente alzó una ceja y sonrió. "¿Estás celosa?, ¿Es esto un ataque de celos?" sonrió.

"Já, seguro que sí. Estúpido. Estás siéndole infiel a mi prima." entrecierro los ojos.

"Y a ti te da celos... La pregunta es ¿por que?" niego con la cabeza.

"Mauricio, deja tu estupidez de lado y ponme atención. No. Estoy. Celosa. El problema aquí es que estás haciendo con mi prima la misma hueá que me hiciste a mi, y me molesta." él posó su mano en mi cintura.

"¿Estás molesta porque la engaño o porque no eres ninguna de las personas con las que la engaño?" preguntó.

Solté un jadeo y le golpeé el pecho. Imbécil.

"Eres un idiota, un hueón, ¡suéltame maldita sea!" chillé. Él me soltó y yo me alejé rápidamente de él. "Tú no cambias, Mauricio. No quiero que engañes a mi prima, eso es todo. No te pases rollos conmigo, porque entre tú y yo lo único que pasa es el aire." él negó con la cabeza.

"Eres tan dura." susurró. Miró el living, como inspeccionándolo y frunció el ceño. "¿Y Toselli? " preguntó. Me tensé al instante.

"Yo... Él está durmiendo, en la pieza." mentí. No estaba segura de si me creía.

"Bah, debería haber venido al oír mi nombre, ya que me odia tanto últimamente. Pero es mejor así..." asiente con la cabeza. "Sí, así es mejor... Así podemos hablar tú y yo..." murmuró. Rodé los ojos.

"Mauricio, yo no pienso hablar contigo." le dije. Él sonrió.

"Perfecto, porque tampoco quería hacerlo" se acercó rápidamente a mi y me besó. Me quedé paralizada al sentir nuevamente sus labios sobre los míos. Intenté alejarme de él, pero su brazo en mi cintura me lo impedía. Posó su mano libre en mi nuca para que no me alejara mientras el seguía besándome, intentado que yo respondiera.

Pero no, yo no podía responderle.

Se rindió minutos después y se alejó de mi.

"Me moría por hacer eso." confesó con una estúpida sonrisa en sus labios. Su teléfono volvió a sonar. "Mierda. Me tengo que ir." pero yo no podía responder. Me sentía sucia, sentía odio hacia Mauricio porque su maldito beso me había traído recuerdos. "Pero después del mi viaje voy a venir a verte, creo que ahí sí podremos hablar." sacudí la cabeza y lo miré.

Alcé mi mano y ésta se estrelló con fuerza contra su mejilla.

"Largo de mi casa."

Él me miró serio, se dio media vuelta y salió dando un portazo.

True ColorsWhere stories live. Discover now