ocho

1K 81 25
                                    

Migraña. Odio la migraña. Pero es lo que me gano por no poder dormir. Di vueltas en la cama toda la bendita noche porque mi cerebro no dejaba de maquinar opciones muy estúpidas con respecto a la reacción que podría tener yo o Mauricio al volver a encontrarnos.

Se estaba haciendo la hora de almorzar, estaba tan nerviosa que había amamantado como diez veces en menos de siete horas. Cristopher aún no llegaba a mi casa, y para ser sincera, me preocupaba el hecho de que quizás se hubiera arrepentido. De ser así, tendría que partir con mi bebé y arreglármelas sola.

Le di vuelta al tema de Pinilla todo el rato, pero mi mamá lo hubiera mencionado... O sea, hubiera mencionado a mi prima. Además una cena familiar consistía en mis papás y mi hermano. Y bueno, mi bebé y mi no-novio Cristopher. Así que no tenía por qué preocuparme, ¿Verdad?

Faltando diez minutos para la una, una bocina sonó fuera de mi casa. Me asomé y ahí estaba Toselli, vestido de manera casual, esperando por mi. Tomé el bolso con las cosas de mi bebé y salí. Él se bajó del auto y me saludó, besando mi mejilla.

"¿Cómo estás?" preguntó algo nervioso.

"Nerviosa" contesté. Él sonrió.

"Sí, yo igual" Tomó a mi bebé y lo puso en un asiento para bebés. Me sorprendió que tuviera uno. Cerró la puerta y me miró. "No siempre pasa que te llaman para salir a un almuerzo familiar con una chica linda y hacerte pasar por su novio, ¿sabes?" dijo, causando que me sonrojara. "Ay, disculpa, eso... Se supone que lo había pensado" rió nervioso.

"Tranquilo, no hay problema, Cristopher"

Subimos al auto y él comenzó a manejar. Íbamos a Maipú, y nos esperaba igual un trayecto un poquito largo desde mi casa en La Dehesa, ah no, esa es la Rubí. Como sea. La duda no salía de mi menté así que me vi forzada a preguntarle.

"¿Y esa silla?" la señalé.

"Cuando el Claudio me llamó, le pedí la silla, para tener seguridad con tu bebé, que por cierto, es bello" comentó. Sonreí. Que tierno este hombre.

"Ah... Oye, gracias por hacer esto, Cris" él me miró rápidamente.

"No hay problema, va a ser genial, supongo"

Asentí, no muy de acuerdo con él. El resto del camino nos pusimos de acuerdo en lo que diríamos cuando mi mamá preguntara ciertas cosas, porque era un hecho que preguntaría.

¿Por qué no vinieron antes?, ¿Cuándo se conocieron?, ¿Cuánto llevan? y así.

Al llegar, los nervios se apoderaron de mí. Me sentí morir, lo único que quería era irme luego de la casa de mis papás. Y Cristopher pareció notarlo.

"¿Qué pasa?"

"Estoy nerviosa, ¿Y si nos cachan?" él negó. Abrió su puerta y bajó. Imité su acción.

"¿Lista para dar la actuación de tu vida?" preguntó cuando tomé a mi bebé en brazos. Él tomó el bolso.

"No, pero ya que" con su mano libre tomó mi mano.

"Aquí vamos"

Caminamos hacia la puerta, no estábamos ni cerca cuando la puerta se abrió bruscamente y un niño apareció por ésta; mi hermano, Alexander.

"¡Vale viniste!" gritó y corrió a mi. Se detuvo al notar a la pequeña personita que llevaba entre mis brazos. Me agaché y él lo miró. "¿Él es mi sobrino?" preguntó y asentí. Él me miró, con lágrimas en sus ojitos y yo quedé en shock. Mi hermano, de doce años, estaba emocionado. Me abrazó con cuidado. "Estoy feliz por ti, pero no me cambies por él" susurró.

"A ti jamás, pequeñito" él sonrió. Miró a la persona que estaba a mi lado y sus cejas se fruncieron. "¿Quién es él?" cruzó sus brazos sobre su pecho.

"Él es Cristopher... Mi pololo, él papá de Joaquín" mi no-novio, le tendió la mano y Alexander se la dio, no sin antes mirarlo con recelo.

Segundos después mi mamá salió, más arreglada que la cresta, aplaudiendo y llorando. Se tiró sobre mi y me abrazó. Teniendo siempre cuidado con mi bebé. Lo miró y las lágrimas brotaron sin control. Estaba demasiado feliz. Se volteó a saludar a Cristopher mientras mi papá se acercaba, más controladamente, a saludarme y a conocer a su nieto. Me preguntó un par de cosas mientras Toselli era atacado con preguntas por mi mamá. Él me miró, como pidiéndome ayuda, así que lo único que atiné a hacer fue a tomar su mano y mirar a mi mamá con cara de disculpa.

"Tengo que amamantar a mi bebé, Cristopher tiene la manía de acompañarme siempre, permiso" tomé su mano y entramos rápidamente a la casa. Él se detuvo y soltó un suspiro.

"Aún no estamos a salvo, ven, acompáñame" le dije. Estiré mi mano y él la tomó. Subimos las escaleras y entramos a mi pieza. Nos sentamos los dos en mi cama. "Lamento que hayas tenido que pasar por todas las preguntas de mi mamá solo... Mi papá justo empezó a preguntarme cosas y me perdí" él le restó importancia.

"Tranquila, supongo que pasé la prueba" me guiñó el ojo.

"Supongo" sonreí, algo ruborizada. "Vamos a tener que quedarnos unos minutos aquí... Si bajamos ahora mi mamá no va a tardar en preguntar estupideces, mejor preparémonos mentalmente para eso"

"Estoy totalmente de acuerdo" miró detenidamente mi pieza. "¿Es tu pieza?"

"Era" asentí.

"Es linda" se levantó de la cama y empezó a mirar las fotos que había en mi cómoda. Una por una las fue viendo. Me sentía incómoda igual. Mi bebé despertó, pero no comenzó a llorar. Lo miré y le hice mimos. Era la cosa más tierna del mundo, a pesar de pasar la mitad del día durmiendo.

Cuando estimé que era suficiente, me levanté de la cama.

"Creo que ya deberíamos bajar" anuncié. Cristopher se giró a mirarme y asintió. Tomó el bolso. "Creo que es mejor que lo dejes aquí, para que no te incomode, digo yo" él asintió. Tomó mi mano y abrió la puerta. Bajamos intentando parecer lo más románticos y enamorados posibles.

"Si, no puedo creerlo, estoy igual de impactada que ustedes, pero ¡Soy abuela!" exclamó. Terminamos de bajar las escaleras. Fruncí el ceño mediante nos acercamos al living, mi mamá no estaba sola, había dos personas, de espalda a nosotros. Mi mamá alzo la vista y chilló feliz. "Ahí vienen. Vengan, Valencita, apúrense, vengan a saludar a sus primos" cerré los ojos y maldije mi interior cuando las personas se pararon y se voltearon a verme. Gisella me miraba con una sonrisa tremendamente falsa, y él me miraba sorprendido. "Mira, Gise, mi Vale con su Joaquín... Y Cristopher" sonrió. Miré a Mauricio, que recién pareció notar la presencia de su compañero de la selección. Luego volvió su vista a mi.

¿Por qué en la vida tenía que pasarme esto a mí?

True ColorsWhere stories live. Discover now