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Era Miércoles y por fin me habían dado el alta, pero mi bebé aun no podía irse conmigo a mi casa. Me tenía preocupada el tema, pero la Carla me decía que era normal, que estaban haciéndole los chequeos a mi Joaquín, mi bebé.

Es algo que aún me cuesta procesar, tengo un bebé. Un niño que nació fruto del... Del amor que alguna vez nos tuvimos Mauricio y yo. Ah, maldita sea.

Había venido a mi casa a cambiarme de ropa y darme una ducha. Tenía pensado volver a la clínica, ni cagando dejaba solo a mi bebito, además que la enfermera me dijo que si todo salía bien, iba a poder traérmelo a la casa hoy en la tarde. Así que cuando salí tomé mi celular y llamé a mis amigas más cercanas, la Fran y la Consu, para que me acompañaran y conocieran a mi guagua.

A las tres y media llegaron y nos fuimos a la clínica. Estaban las dos emocionadas, y eso me emocionaba a mi también. Al llegar, entramos corriendo a maternidad. Fuimos a la pieza donde tenían a mi bebé.

"Hueona no puedo creer que soy tía" dijo la Consu con lágrimas en los ojos.

"¿No veí acaso al bebé ahí?" le preguntó sarcástica la Fran. Siempre haciéndole bullying a la Consu, quien le dio un golpe en el hombro.

"Qué pesá...por eso te amo" le dijo.

Rodé los ojos.

La enfermera tomó a mi bebé y me lo trajo. Me lo entregó y las lágrimas se hicieron nuevamente presentes en mis ojos. Era la cosa más bella.

"Hola bebé, cosita hermosa" le hablé a mi Joaquín. Él abrió la boca, como bostezando.

"A ver, préstamelo, préstamelo" la Consu se acercó a mi y me lo quitó de los brazos. "Si eres el niño más lindo del mundo... Te prometo que yo te voy a cuidar de los otros pendejos feos del mundo" 

"Consuelo" me reí.

"¿Qué? Tú sabes que yo odio a los cabros chicos" miró a mi bebé. "Menos a ti, joaquincito bello"

Posteriormente mi bebé pasó a los brazos de la Fran, que estaba igual de emocionada que yo.

"¡Tía Vale!" sentí un grito detrás mío. Me volteé a ver y el Mateo venía corriendo con sus brazos abiertos.

Sonreí y me agaché a su altura para tomarlo entre mis brazos. Que niño más tierno.

"¡Feliz Cumpleaños mi bebé!" él se separó de mi y me sonrió.

"Te acordaste"

"¿Cómo no me voy a acordar del cumpleaños de mi ahijado?" él río y yo me paré justo cuando Carla, Claudio y su prole llegaban a reunirse conmigo.

"¿Cómo está la mamá primeriza?" preguntó Claudio. Me dio un abrazo y yo saludé a sus hijos, la Josefa, la Maite y la Emmita que venía en brazos de mi amiga.

"Bien, un poco adolorida" el Claudio se puso a reír. "aún no asimilo esto" confesé.

La Consu y la Fran se acercaron a saludar a los chiquillos y la Fran me devolvió a mi hijo.

"Tía Vale" me llamó el Mateo. Todos lo miramos. "Vinimos a invitarte a mi cumpleaños... Vamos a hacer algo hoy, ¿vas a ir?"

No hay como resistirse a ese niño tan tierno. Asentí altiro.

"Claro que sí mi bebé. Voy a ir con Joaquín y mis amigas, ¿Ya?" él asintió.

"Va a ser a las ocho, es como una once... Vienen los de la selección, los que se vinieron conmigo" explicó el Claudio y yo abrí los ojos con sorpresa. ¿Y si Mauricio iba? No, no iba a poder ir.

"Él no estará. Lo invitamos pero ya sabes, la Gissella lo tiene amarrado" dijo la Carla mientras rodaba los ojos. Y entendía en parte el por qué lo habían invitado... Después de todo, él era el padrino.

"Hm, ya... Bueno... Eh yo, voy a ir entonces"

"¡No puedes faltar al cumpleaños de tu ahijado!" me amenazó mi amiga mientras me apuntaba con un dedo.

"Sí... Tranqui, Carlita"

Luego de eso,estuvimos hablando un rato más. La Josefa me pidió cargar a Joaquín y lo dejé. Esta niña es demasiado madura para su edad, siempre me impresiona. La Carla y su familia se fueron como a las cuatro, dejándome con mis amigas, quienes se excusaron con que tenían que ir a ver sus atuendos para la once del Mateito. Puras falacias.

En fin, me quedé sola, esperando el alta de mi bebé. Lo tuve en mis brazos un rato más, hasta que se lo llevaron para seguir los chequeos. Estaba casi quedándome dormida en el asiento cuando la puerta se abre y la enfermera sale.

"Es tiempo de que amamante al bebé" sonrió calidamente. Asentí y entré. Me senté y empecé a amamantarlo. "Cuando termine, me avisa y para que llene unos papeles y se pueden ir los dos a la casita"

Quince minutos después ya estaba lista para irme a mi casa, solo tenía que firmar los papeles.

"Ya, señorita, firme aquí, y se pueden ir"

Me entregó unos papeles que no me di el tiempo de leer. Los firmé y por fin ¡libertad!

Salí con mi bebé de la clínica u tomé un taxi para llegar a mi casa. Estaba ansiosa. Aún tenía que acomodar ciertas cosas en la pieza de mi bebé. Sí, ya le tenía una pieza, pero no la iba a usar hasta que tuviera tres años mínimo, por mientras dormiría conmigo.

Al llegar, entré y me fui directo a mi pieza. Recosté a mi niño en su cuna.

Estaba durmiendo, y se veía tan tierno. Las lágrimas no tardaron en salir. ¡¿Por qué estoy tan hormonal, maldita sea?! Me sequé las lágrimas y fui al baño.

No se me olvidaba que tenía que ir al cumpleaños del Mateo, vi la hora y aun faltaban como tres horas. Salí del baño y me acosté en la cama, mirando el techo.

Un bebé de verdad que cambia tu vida, y yo recién estaba empezando a vivir ese cambio del que la gente habla. Si bien no tenía mucha plata, iba a hacer todo lo posible para salir adelante y mantener a mi hijo. Quería darle todo lo que yo no pude tener cuando chica, iba a asegurarle una buena vida.

Y con esos pensamientos en mente, caí rendida.

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Esto es una miegda pero se vienen capítulos mejores I swear.

True ColorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora