Stiles POV
Habían pasado ya unos días desde la comida mexicana en mi casa. Lydia y yo apenas nos veíamos debido a la universidad, ya que teníamos turnos distintos para poder quedarnos con Liam. Nuestros encuentros se basaban en llamar a la puerta y pasarnos a Liam de un lado para otro, como si de un muñeco se tratase. Y la verdad, en mis turnos con Liam, echaba de menos a Lydia. Su ausencia se notaba a la hora de entretenerle, especialmente. Daba la impresión de que Liam quería que estuviésemos los dos juntos entreteniéndole y no separados. Y aunque no quisiese reconocerlo, yo también lo quería. Pero además de la universidad estaba Lydia. Y es que desde el domingo está actuando extremadamente raro. Si de normal teníamos nuestros piques y broncas, ahora no había nada. A mí me gustaba picar a Lydia, pero con cariño. Me hacía gracia como pone los ojos en blanco o me mira como si estuviese loco. Me encantaba como se sorprendía cada vez que la llamaba preciosa, como si fuese la primera vez. Pero desde el domingo, no ha habido más preciosa. Intenté hacer alguna broma o algo, pero ni siquiera reaccionó. Y sé que nuestra relación existe exclusivamente por Liam, pero no quería que eso fuese así. Por eso haría algo.
Hoy era sábado por la mañana, día en que ninguno de los dos teníamos universidad. Yo tenía a Liam todavía, porque Lydia tuvo clase por la tarde. Se me ocurrió ir a ver a Lydia, aunque no sabía si sería buena idea. Aunque entre meditación y meditación, mis pies comenzaron a andar hasta pararse frente a su puerta, con Liam en mis brazos. Llamé al timbre, ya no había vuelta atrás. Lydia me abrió con cara adormilada y el pijama aún puesto. Sin embargo, aún con aspecto de recién levantada, seguía guapa. Porque lo era. Bueno no, no era guapa, era preciosa. Podía parecer un poco pesado con el mote, pero de verdad lo pensaba. Y me gustaba llamarle así, hacérselo saber día a día.
—Stiles... ¿qué haces aquí? —. Lydia bostezó nada más formular la pregunta. ¿La habría pillado durmiendo?
—Simplemente veníamos a saludar—. Mentira, pero bueno—. ¿No te habré despertado, verdad? —La idea de haber interrumpido el sueño de Lydia no me gustaba, ya que mi sueño es sagrado. Supongo que el suyo también.
—No, acababa de levantarme, aunque es un poco temprano. ¿Vais de paseo?
— ¿Por qué lo preguntas?
—Porque has dicho que veníais a saludar... —Lydia paró de hablar para examinar mi cara—. Es mentira, ¿no?
—De hecho sí. Liam quería verte, te echaba de menos—. Ya Liam, seguro. Maldito subconsciente, hasta él me traicionaba.
—Oh, hola bebé—. Lydia agachó un poco la cabeza para quedar cara a cara con Liam—. ¿Extrañabas a mami? —No pude evitar sonreír. El lado maternal de Lydia era demasiado tierno, más de lo normal.
—Seguramente no me creas, pero parece que le gusta que le cuidemos los dos—dije suavemente. Lydia aún seguía entretenida con Liam, aunque me había escuchado perfectamente.
—Te creo. Yo también lo he notado—. Se levantó quedando a mi altura. Bueno, algo más baja, ya que nuestra diferencia de altura era notable. Aunque la verdad, para mí la altura nunca fue un problema, me gustan las chicas más bajas que yo. ¿Pero qué estoy diciendo? Stiles, no compares a Lydia con las chicas que te gustan—. ¿Te parece bien pasar dentro? —Preguntó señalando su casa. Yo asentí con la cabeza tranquilamente, como si me fuera indiferente. Por supuesto no era así, era lo que quería.
Los dos pasamos en silencio hasta su pequeño salón, quedándonos de pie. Lydia cogió a Liam y lo acomodó en un parque para bebés que compré el otro día. Era gracioso, porque Liam estaba rodeado de juguetes y peluches y no sabía con cual jugar. No era justo para él pasarse todo el día en la cuna o en el cochecito, merece jugar, desarrollar su relación con el medio externo.
—Bueno, si no te importa creo que me voy a ir a duchar. Sin una ducha en la mañana no soy persona. No te importa, ¿no? —Yo negué rápidamente con la cabeza, demasiado rápido, quizá—. Está bien. Tú quédate aquí, siéntete como si estuvieras en tu casa. Bueno, no tanto, no me traigas ninguna chica—. Yo sonreí. La Lydia bromista parecía haber vuelto, era buena señal.
Lydia salió del salón y se dirigió a su baño. Dejó la puerta medio cerrada, pero no del todo. Yo me senté en el sofá, algo incómodo. Saqué mi móvil y miré mis últimos mensajes. Había uno de Scott pidiéndome el número de Kira, a lo que yo sonreí burlesco. Sabía que me lo pediría, aunque por desgracia, no podría dárselo. Tenía otro mensaje de Malia, la última chica con la que me había acostado. Y desde luego fue una mala idea hacerlo. No porque no se le diese bien, sino porque ahora me acosaba continuamente, a pesar de haberle dejado claro que no quería nada con ella. Decidí no responder al mensaje, quizá acabase entendiendo la indirecta así.
Al terminar de ver mis mensajes, suspiré. No sabía qué hacer porque al fin y al cabo, esta no era mi casa. Tenía claro lo que haría en mi casa. Entonces se me ocurrió una idea. Eché una mirada a Liam para asegurar que estaba bien. Salí de la casa de Lydia dejando la puerta abierta para entrar en la mía. Cogí un cómic de Star Wars y cerré la puerta, entrando de nuevo en la de Lydia. Los cómics y Star Wars me apasionaban, por lo que juntos eran como una explosión de felicidad para mí. Abrí una de sus páginas y comencé a leer. Mientras lo hacía, escuchaba el agua de la ducha correr, cosa que me ponía algo nervioso. Solamente de pensar que Lydia estaba dentro mojándose con esa agua... ¡Basta! ¿Qué demonios te pasa? No pienses en Lydia en la ducha, depravado. Quité esos pensamientos de mi cabeza rápidamente, dirigiendo mi mirada a la silla de su habitación. Pude ver que allí se encontraba un sujetador, el que seguramente se fuese a poner ahora. Se lo había olvidado en la habitación. Pensé no hacer nada, pero eso solo haría que Lydia tuviese que pasearse desnuda por la casa conmigo delante, así que opté por otra idea.
Fui a su habitación y cogí el sujetador negro con mis manos. Después me dirigí hacia el baño. Llamé a la puerta antes de entrar, aunque Lydia no contestó. Abrí lentamente la puerta del baño. Era de tamaño medio, con una ducha al fondo, pegada a la pared. Todos los cristales y espejos del baño estaban empañados, se podía decir que no se veía nada por el vaho. El sonido del agua dejó de oírse y yo puse mis sentidos en alerta, Lydia iba a salir de la ducha. Intenté hablar, o al menos dejar el sujetador e irme, pero no podía, estaba petrificado.
El vaho fue desapareciendo y vi a Lydia de espaldas, con una toalla cubriendo sus piernas. Sin embargo, arriba no tenía nada. Se agachó para sacudirse un poco el pelo y estiró su brazo para coger algo, aunque no lo hizo. Mi intuición me dijo que era el sujetador lo que quería coger. Como por arte de magia, Lydia notó mi presencia, girándose de golpe. No se dio cuenta de que en la zona del ombligo para arriba no tenía una toalla que le tapara. Aunque intenté evitarlo, mis ojos se dirigieron a donde no debían: sus pechos. Lydia, al darse cuenta, se cubrió rápidamente con los brazos como pudo, aunque yo ya había visto lo que se cubría.
— ¡Stiles! ¡¿Qué demonios haces aquí?! —chilló Lydia. Su cara estaba completamente roja de la vergüenza. Yo supe que también me había puesto colorado aunque fuese un poco, porque un calor comenzó a acumularse en mis mejillas. Yo todavía trataba de recuperarme de lo que había visto—. ¡Stiles! —Gritó, haciéndome salir del trance.
—Pe-perdón. Llamé a la puerta pero no contestaste, por lo que entré... Te habías olvidado esto—. Yo le enseñé el sujetador. Ella iba a estirar su brazo para cogerlo, pero entonces se dio cuenta que quedaría desprotegida de nuevo. Se giró dándome la espalda y estirando el brazo hacia atrás. Yo coloqué la prenda en su mano. Rápidamente, se puso el sujetador y encima la camiseta. Al girarse de nuevo, vi que su rubor no había desaparecido. Debía intentar hacer algo para arreglar esta incómoda situación—. No debes preocuparte, tienes bastante material—. Lydia abrió los ojos como platos incrédula. Me parece que así no estaba ayudando—. No debes avergonzarte del tamaño, son bastante más grandes que las de la mayoría de las chicas con las que me he acostado. Mierda, así tampoco ayudo. ¿Son bonitos?
—Stiles, fuera. ¡Ya! —gritó Lydia, mientras me fulminaba con la mirada.
Salí rápidamente del baño y me senté en el sofá. Al momento, salió Lydia completamente vestida, que seguía mirándome mal.
—Ni una palabra de lo que has visto a nadie. A nadie, ¿me oyes? Ni siquiera a mí. De hecho, olvídalo, olvida que me has visto casi completamente desnuda—. Como si fuese tan fácil.
—Bueno, solo te he visto la parte de arriba, la de abajo no...—Yo me callé de golpe, debido a un golpe en el brazo por parte de Lydia. No me hizo daño, pero sí me hizo callarme. Sería lo mejor.
—Así me gusta, callado. Voy a secarme el pelo. Enseguida vuelvo—. Sin más dilación, Lydia desfiló de camino al baño de nuevo. Al oír el ruido del secador, suspiré.
Dirigí mi mirada a Liam, que había parado de jugar para vernos discutir. Yo me acerqué a él y me agaché. Él estaba dentro del parque o zona de juego, separado por una red del exterior. Puse mi mano en la red, y él hizo lo mismo del otro lado.
—Liam, cuando seas mayor no hagas lo que yo acabo de hacer. Así no ganarás la amistad y el corazón si te interesa de una mujer, nunca—. Liam abrió la boca y yo sonreí. ¿Olvidar lo que acababa de vivir? Imposible.
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Parece que si no pongo una escena con duchas en todas mis novelas no soy persona xD
En fin, quería haceros una pregunta. ¿Os gustaría algún salto temporal ya o esperar un poco? Porque quiero que haya para poder ver el desarrollo de Liam, aunque mínimo en los dos próximos capítulos continúe en el presente. ¿Os gustaría?