– ¡Tú perdiste! – le dijo Hoseok a Taehyung sonriendo y aplaudiendo su gran hazaña de ganarle al menor en el juego de piedra papel y tijera.
– ¡No es cierto! – Taehyung le señaló con su dedo índice, acusándolo. – ¡Hiciste trampa! – poco a poco se iba formando el ya conocido ceño fruncido de enojo en la frente del más pequeño.
– ¡Mentira! – Hoseok se defendía mostrando inocencia pero había un problema, a él no le gustaba perder y así sea Taehyung su oponente, le iba a ganar, recurriendo a los métodos más primitivos... trampa.
Los dos amigos iban discutiendo dentro del auto, Taehyung empezó lo que inusualmente hacían... pelear. Taehyung empujó a Hoseok y este no se quedó atrás y también lo empujó, debido a sus fuerzas el daño no fue grave pero ante el toque de Hoseok a Taehyung, este último se le abalanzó para coger la cabellera del otro y empezar a dar pequeños tirones. Hoseok alzando sus brazos para deshacerse del ataque.
– ¡Niños! – los dos adultos dentro del carro les llamaron la atención, Mary estirando el brazo para separarlos mientras Hye aparcaba su auto frente a su casa.
– ¡Ya basta! – Hye gritó como una madre sabe hacer a la hora de poner orden, haciendo que los dos niños estén de un salto en los extremos de los asientos. Aun con una respiración agitada, Taehyung se acomodaba su cabello despeinado mirando como Hoseok se tocaba la cara, al parecer el menor le había arañado pero el otro no se quejó.
–Taehyung vámonos. – la voz de Mary sonó seca, Taehyung ya daba por hecho que entrando a casa le darían un regaño, pero aún así no quitó ese tono molesto de su rostro. Taehyung más enojo es igual a un enigma. Siempre salía con varias cosas para deshacerse de esa frustración en tan pequeño cuerpo, era una debilidad que tenía. Cuando se enojaba nadie sabía exactamente cómo es que iba a reaccionar, más se preocupaban cuando no hacía nada y actuaba normal. Eso les daba miedo. – Gracias señora. – se despidió Mary de Hye bajando del auto para abrir la puerta de Taehyung y hacerlo bajar. – Nos vemos Hoseok. – de igual manera se despidió del hijo de Hye por la ventana del auto antes de girarse y dirigirse a la casa de los Kim.
–No puedo creer que hayas hecho eso. – ya empezaba a regañar siseando Mary al pequeño sujetándolo de la mano. – Mira que...– se detuvo a unos metros de la puerta observando algo extraño y el miedo la embargó cuando se dio cuenta de que una mano sobresalía de la puerta entreabierta de la casa. Taehyung no se dio cuenta pues tenía la cabeza gacha aun enojado.
Se giró estrepitosamente con Taehyung en busca de la señora Hye quien ya estaba abriendo la puerta de su casa.
– ¡Señora! – Mary la llamó agitando su mano para que le hiciese caso.
– ¿Qué pasó Mary? – Hye se le acercó, dejando a Hoseok en el umbral de la puerta. Tenía un tono de preocupación.
–Señora... la casa. – la voz de Mary temblaba, Taehyung alzó la cabeza cuando la escuchó como si quisiese llorar, quería saber que pasaba.
–Tranquilízate mujer. – Hye llevó de nuevo a Mary a la casa de Taehyung no sin antes deshacer el agarre de ambos, dejando a Taehyung parado expectante de como Hye conducía con a Mary de nuevo a la casa.
Taehyung no sabía que pasaba solo vio como la mamá de Hoseok llevaba su mano a su boca, Mary entrando de golpe a la casa. Hye volvió su mirada hacia Taehyung y fue corriendo hacia él. –Taehyung ven. – habló como pudo Hye, cogiéndolo del brazo para entrar a su casa junto con Hoseok. Una vez dentro de la sala Hye les ordenó que vayan al cuarto de su hijo y que no salieran hasta que ella llegara.
Dejó solos a los dos niños parados en medio del salón, sin saber lo que pasaba en el exterior.
– ¿Qué pasó? – le preguntó Hoseok a Taehyung quien seguía mirando la puerta por la que segundos antes salió Hye.
–No lo sé. – contestó simplemente Taehyung, volteando a ver al mayor. –Oh. – Taehyung se sobresaltó y estiró rápido su mano para tocar la mandíbula de Hoseok, esta estaba arañada. Hoseok hizo una leve mueca de disgusto ante el toque, estaba fresca y ardía. –Lo siento. – dijo sinceramente Taehyung pero retractándose inmediatamente al recordar del porqué él había hecho eso, la trampa de Hoseok. – Tú te lo buscaste. – sin más, con el pequeño enojo volviendo al ser de Taehyung, subió las escaleras en dirección al cuarto del mayor con pasos decisivos.
Hoseok se quedó en la primera planta con la cabeza gacha y soltando algunas lágrimas; siempre le tocaba llevarse la peor parte porque a pesar de todo no quería que Taehyung sea el que llorara. Prefería ser él en vez del menor.
Hoseok no era de llorar abiertamente pero cuando lo hacía no le gustaba que los demás se dieran cuenta, a parte de su mamá, evitaba eso.
Hoseok levantó su el reverso de su mano y se limpió las lágrimas que rebasaban su rostro, Taehyung a veces lo trataba mal pero era difícil no quererlo.
Se podía escuchar sollozos por toda la sala, no había ningún ruido. Por eso fue fácil para Taehyung escucharlo mientras él estaba sentado terminando las escaleras con sus rodillas flexionadas y pegadas en su pecho. El carácter de Taehyung le impedía bajar e ir al encuentro del otro para decirle que lo sentía, sabía lo mucho que le disgustaba a Hoseok que lo vieran llorar.
Con un nudo en la garganta Taehyung habló, en contra de lo que habitualmente hacía.
– ¿No vas a subir? – le preguntó aún en la misma posición, con el rostro fijo escaleras bajo en espera de algún movimiento. Hoseok solo se limpiaba lo mejor que pudo para que el menor no notase lo que estaba haciendo. – Quiero jugar... Sube. – le llamó, empezando a levantarse apoyándose en el suelo para luego limpiarse las manos en su ropa.
Con los caracteres de cada uno, las cosas eran difíciles cuando discutían. Porque a pesar de su corta edad, los dos peleaban como todos los niños pero tenían algo a favor... El cariño que ambos se tenían les hacía perdonarse sin dejar de pasar un día.
Hoseok fue a la cocina para sacar un puñado de papel, para limpiarse la nariz. Era habitual que se constipase después de llorar.
– ¡Jung! – Taehyung le llamó más fuerte desde arriba, sabía de antemano que Hoseok no quería que lo viese en ese estado pero empezaba a impacientarse. La empatía que empezaba a sentir se estaba evaporando por la impaciencia. En un cuerpo tan pequeño no cabía muchos sentimientos y por eso uno salía más a flote que otro.
– ¡Ya voy! – Hoseok salió de la cocina un poco desganado para empezar a subir las escaleras, apoyado del pasamano, acercándose al segundo nivel viendo a Taehyung parado frente a él. – ¿Qué? – le dijo Hoseok una vez frente a él menor.
–Yo...– la empatía le ganó a la impaciencia y Taehyung se empezaba a sentir otra vez preocupado por hacerle daño a Hoseok. – Me... Me perdonas. – le tomó de la mano acariciándola bajo la palma, siempre lo hacía. Ya era habitual para Hoseok que el menor hiciera eso, era su forma de pedir disculpas luego de una pelea, y la respuesta también ya era conocida.
–Claro que sí. – dijo Hoseok entrelazando sus dedos con los de Taehyung, dándole una pequeña sonrisa el cual Taehyung no dudó de responderle igual más un fuerte abrazo que casi lo tumba bajo las escaleras.
–Uy. – Taehyung aló rápidamente a Hoseok hacia atrás para que no sucediera un posible accidente. – Lo siento. – se disculpó.
Hoseok se llevó una mano a su pecho sintiendo como su corazón latía muy rápido a causa del susto. Era el mayor de los dos pero era el más miedoso y eso causaba usualmente gracia a Taehyung pues a veces le tocaba el rol de protector, y le gustaba.
Taehyung reía por lo bajo y apretó más el agarre de Hoseok para llevarlo a su cuarto. – Ya vamos. – le insistió, jaló a un Hoseok con los ojos bien abiertos. –No pasó nada. – Taehyung aun lo encontraba gracioso.
–Pudimos caer. – Hoseok hablaba como si salvarse de eso fuese la gran hazaña de su vida, y en parte así fue pero no de tan grande magnitud. – ¿Te imaginas si otra vez nos cayéramos? – le decía mientras entraban al cuarto del mayor. – No quiero otra vez esa cosa dura en mi cuerpo. – Hoseok aún se estremecía por el yeso que le habían puesto meses atrás, no podía jugar a total libertad.
–Que miedoso eres. – Taehyung le soltó, aun semi burlándose de él. Fue directo a la repisa de juguetes de Hoseok y sacó varias piezas de lego. Taehyung no le gustaban mucho pero sabía que a Hoseok le encantaban y quería hacerlo feliz en esos momentos.
–No, pero...– Hoseok quería seguir refutando, pero Taehyung le interrumpió.
–Ya, mira. – le dijo tirando la caja llena de piezas al suelo, desparramándolas frente suyo y de Hoseok.
– Armemos algo. – empezó a coger las piezas cuando se sobresaltó de sobremanera al escuchar las sirenas de una ambulancia.
Hoseok y Taehyung se levantaron del suelo escuchando la sirena mucho más cerca cada vez.
– ¿Es una ambulancia, no? – preguntó Hoseok.
–Sí. – le dijo Taehyung, de alguna manera sintiéndose extraño por eso se acercó más a Hoseok y le tomó la mano. – Hoseok. – le avisó. – Me siento raro. – le señaló su pecho, empezando a rascarse encima de la ropa.
– ¿Qué te pasa? – le preguntó Hoseok tomando la mano con la que Taehyung se rascaba.
–No sé. – ahora Taehyung se rascaba la barbilla, un nerviosismo dentro de él se asomaba. –Me pica. –
Hoseok volvió a quitar la mano de Taehyung y le llevó piso abajo, hacia la cocina, sabía que tenía que hacer.
–No te rasques. – le sugirió, empezando a llevarlo.
–Pero...– se volvía a tocar el rostro.
–Taehyung. – Hoseok le medio regañó bajando las escaleras. – No te rasques, te quedarán marcas. – volvió a apartarle una vez más la mano de su cuerpo.
Taehyung estaba incómodo por cómo se sentía, llegando al primer piso el sonido de las sirenas eran aún más fuertes. Taehyung no pudo evitar voltear su vista hacia la puerta de la salida mientras era jalado por Hoseok.
El mayor le soltó la mano a Taehyung y subió a un banco que estaba al lado del lavamanos. Cogió un nuevo pañuelo que estaba disponible y lo remojó un poco.
– ¡Taehyung! – le regañó otra vez, este no paraba de rascarse y debido a su tez blanca se podía notar las claras marcas rojas sobre su rostro.
–Me picaaa...– Taehyung hacia una rabieta, pataleando el piso como si pisara algo.
–Ya va a pasar. – le posó el pañuelo sobre la pequeña barbilla de Taehyung para que ya no se rascara. Su piel estaba caliente y el frio del agua fresca ayudaba a quitar la picazón. Taehyung apretaba la ropa de Hoseok como seña de frustración.
Hoseok repitió este método unas tres veces más hasta que Taehyung ya estaba calmado sentado en una de las sillas de la mesa de la cocina. Hoseok estaba con los brazos sobre la mesa reposando su mentón sobre estas mirando atentamente al menor.
– ¿Ya no te pica? – le preguntó Hoseok.
–No, ya no. – Taehyung iba a tocarse la cara pero desistió en el último momento, solo hizo un mueca con la boca.
–Ya se fueron. – dijo Hoseok después de un rato, cuando ya no escuchaban las sirenas tan cerca. – ¿Qué crees que haya pasado? –
Taehyung alzó sus hombros en señal de incertidumbre. – No lo sé. – y era verdad, solo sabía que cuando escuchaban esas sirenas algo no muy bueno sucedía. –Hobie, tengo hambre. – Hoseok se reincorporó en su sitio, también él tenía hambre, ya era de noche y su mamá no venía.
–Yo también. –
–Mejor me voy. – Taehyung bajó de la silla, dispuesto a salir solo y llegar a su casa. Tal vez Mary esté ocupada con la mamá de Hoseok, por eso la había llamado antes.
–Espera, no puedes salir solo. Es de noche. No podemos salir solos. – le recordó Hoseok tomándole de la mano para que se quedara.
–Pero tengo hambre. – Taehyung le hizo un puchero agitando su mano para balancearlo de lado a lado junto a Hoseok. El menor sabía como atacar a Hoseok.
–Taehyung...– Hoseok lo jalaba para que no saliese de la cocina, no muy convencido de que fuese una buena idea.
–Hobie...– Taehyung empezaba otra vez a hacer pataletas parado.
–No, no y no. – Hoseok esta vez estaba más centrado, pues las advertencias de su madre de no salir de noche era como ley para él.
Y como si fuera telepático mencionando su nombre. Hye entró por la puerta, con un semblante descompuesto, cerrando la puerta de la casa muy suavemente.
– ¡Mami, tae quiere salir solo! – lo acusó Hoseok soltando al menor, para ir a darle el alcance a su mamá.
– ¡No es cierto! – Taehyung salió detrás de Hoseok agarrándolo de su ropa y tirándolo para atrás, pero sin mucha fuerza. Haciendo que Hoseok parase y volteará.
– ¡Mamá! – volvió a acusarlo, señalándolo por lo que acababa de hacer.
–Hijo ven. – le llamó su madre tranquila. Hoseok se le acercó acomodando su ropa. Hye lo abrazó muy fuerte besándole en la frente.
–Yo también quiero. – dijo Taehyung acercándose a Hye para estirar sus brazos en espera de un afecto igual al que le acababa de hacer a Hoseok.
Hye rió con pesar he hizo lo mismo con el menor, a este cargándolo para acariciarle la cabeza después de dejarle un suave beso en su frente.
Taehyung sonrió mostrando sus dientes blancos, viendo como Hoseok los observaba. Le sacó la lengua en señal de victoria.
–Mamá. – Hoseok le jalaba del pantalón suavemente. Hye volteó a verlo y rió un poco viendo como su hijo también estiraba sus brazos.
–Oh mi pobre espalda. – Hye bromeó cargando a su hijo, teniendo a los dos en cada brazo, pero no duró mucho, los dos juntos pesaban y no era broma.
– ¡Já! – le dijo Taehyung a Hoseok una vez en el suelo. Dando pequeños saltos victoriosos, de que Hye lo haya cargado más tiempo a él y no a Hoseok. Este le sacó la lengua, después se acercó más a su madre cogiéndole la mano.
Hye tenía muchas cosas en la cabeza, primero que nada no había acordado nada con Mary acerca de donde se quedaría Taehyung antes de que se vaya al hospital. En tanto apuro por despertar a Sungho se les había pasado ese detalle. Habían encontrado al abuelo de Taehyung tirado en la entrada de su casa con un frasco vacío. Mary no sabía de qué era, en todo el ajetreó Hye fue quien llamó a la ambulancia que minutos después apareció y se llevó a Sungho, sus signos vitales eran débiles pero aún seguía vivo y eso Hye agradecía infinitamente a dios, qué hubiera sido del pequeño Taehyung sin la única familia que le quedaba. Aún era un niño, como lo afrontaría si un día su abuelo se iba.