-Creo que he hablado con toda la claridad del mundo -le dijo- No tengo nada más que decir.
-Selena -dijo el suavemente- Creo que no eres consciente de la situación en la que te encuentras.
Ella lo miró con decisión, con esa firmeza que él había halagado hacía sólo.
-Sí, sé perfectamente cuál es mi situación. No soy una idiota. Denúnciame, quítamelo todo. Cargaré con las consecuencias. Pero no quiero trabajar para ti.
-Ya veo -Zayn se detuvo un instante, como si tuviera cierto reparo respecto a lo que iba a decir á continuación-. ¿Sabes que tu hermano está al borde de la ruina?
Algo en su tono de voz le produjo a ella un escalofrío.
-No, no lo está -negó ella con aparente calma,aunque su corazón latía a un ritmo inusual.
-Me temo que sí.
Había una seguridad y una certeza en el modo en que lo decía que le heló la sangre. -¿Cómo sabes tanto sobre la situación económica de mi hermano? -le preguntó ella- ¿No habrás comprado la compañía?
El se rió levemente.
-No tengo por costumbre comprar negocios arruinados.
-Todo él mundo está sufriendo la recesión económica continuó ella-. Se sabe que se aproxima el fin. Todo el mundo lo dice.
-En el caso de tu hermano, el fin ya ha llegado.
Selena sabía que no estaba mintiendo, pero sin embargo no podía aceptarlo. Agitó su cabeza con una mezcla de desesperación y desconcierto y uno de los mechones se salió del moño y le cayó sobre
-No puede ser, no puede haberse arruinado, le di... -se cayó repentinamente, al darse cuenta de lo que iba a decir.
-¿Sí?
-Nada.
-Le diste... ¿dinero?
Selena agarró su bolso morado con fuerza, como si toda su vida estuviera guardada ahí. -Eso es algo entre mi hermano y yo.
-¡No! -dijo él enfurecido y se levantó de golpe-. No es algo entre tu hermano y tú.
Hay mucha otra gente por medio. Los accionistas, por ejemplo, que tienen derecho a saber si su dinero está a salvo o si algún niño malcriado lo está malgastando. Porque quiere tener un nivel de vida muy superior al que le corresponde -Zayn detuvo su mirada en el rostro de ella. Estaba demudada y parecía a punto de desmayarse. Pero continuó implacable-. Además tiene mujer y un niño pequeño, ¿no? Tu hermano no tiene derecho a hipotecar la vida de otros.
Selena se sentó de golpe, las piernas no la sostenían. Zayn agarró la botella de agua mineral y le sirvió un poco
- toma
Ella dio un largo sorbo. Dejó el vaso sobre la mesa y se quedó pensativa mirando el resto del agua que había quedado. Al levantar los ojos su voz sonó firme y calmada.
-¿Qué quieres de mí?
Él hizo un gesto de satisfacción.
-Quiero que dejes de pasarle dinero a tu hermano, en primer lugar. Eso se ha convertido en algo constante, aunque no sirve en absoluto para saldar ni una pequeña parte de la deuda que ha contraído hasta ahora. Pero si continúas con esas pequeñas inyecciones monetarias, evitarás que se enfrente con sus problemas. En tanto que no se enfrente a ellos, no podrá ponerles solución. Sin tu colaboración no cambiará nunca.
Selena no podía imaginarse a su hermano cambiando en ningún aspecto. -¿Y si no cambia?
-No tendrá más remedio que hacerlo -dijo Zayn- En pocos días los bancos se le van a echar encima como lobos.
-Pero, entonces, ya es muy tarde, de cualquier modo dijo Selena con ansiedad. Él negó con la cabeza.
-No, si yo compro la compañía y pago las deudas.
Selena frunció el ceño.
-Pero tú has dicho...
-He dicho, ¿qué? -preguntó él con un tono de voz más suave que la seda.
-Qué no comprabas negocios arruinados.
-Pero estoy dispuesto a hacer una excepción en este caso- dijo él y una llama le encendió esa oscura mirada que a ella la fascinaba- Además, bajo mi dirección Gomez Motors puede cambiar radicalmente y volver a ser un negocio muy lucrativo, recuperar la grandeza que en su día tuvo.
-Y después, ¿qué? -preguntó ella en tono hiriente-. ¿Despedirías a Chriss?
-¿Despedirlo? -preguntó él, realmente sorprendido-. ¿Piensas de verdad que soy tan cruel?
-Sí, lo pienso.
-No tengo intenciones de despedirlo. Además, bajo mi dirección, tu hermano podría ser de gran ayuda. Te aseguro que conseguiré sacar la empresa a flote.
-¿Es que, de pronto, te has convertido en un experto en la industria automovilística? -le preguntó ella sarcásticamente.
Zayn sonrió sin alterarse lo más mínimo. - Soy un experto en industria en general -dijo él- Las especificaciones se pueden adaptar fácilmente a la teoría. Soy un experto en previsiones de mercado y, en este momento, hay una demanda creciente por coches deportivos, especiales y de corta tirada. El error de tu hermano fue intentar hacer de Gomez Motors una macro empresa que compitiera en el mercado de masas. Pero eso tiene una solución muy sencilla.
Selena digirió sus palabras. Desgraciadamente ella sabía qué él tenía razón. No estaba haciendo más que formular técnicamente lo que ella intuía. No había modo de vencer a aquel demonio. Todo era inútil, estaba en sus manos y sólo podía jugar con su misma baraja. Sin querer, sus ojos se encontraron.
-Supongo que, además, eres un experto en mujeres, ¿no?
Una mirada irónica respondió casi antes de que lo hicieran sus palabras.
-Digamos que mi experiencia en ese campo es algo que se da por sabido. Pero, puede que eso vaya a cambiar, Selena.
Selena se alteró. No entendía lo que quería decir con eso.
-Entonces vas a comprar la compañía de Chriss. Eso es muy amable de tu parte.
Él le lanzó una extraña mirada.
-¿Amable? No lo hago por amabilidad, y tú lo sabes. Di que es un favor, si quieres. -Y, ¿a cambio de ese favor?
-Eso también lo sabes.
Sus ojos.le dijeron claramente lo que quería a cambio. Pero ella no iba a permitirle, que evitara el decirlo claramente. Quería que lo admitiera, que reconociera hasta donde podía ser capaz de llegar, para que ella se metiera en su cama.
-No, no estoy segura de saberlo. ¿Por qué no me lo dices, Zayn? Él sonrió, una sonrisa fría y dura, sin ningún humor.
-Es muy simple. Sé la chica «Formidable».
Esa respuesta la desconcertó.
-¿Eso es todo? -preguntó con incredulidad-. ¿No quieres nada más?.
-¿Qué quieres decir? -le preguntó él.
Ella levantó la barbilla con orgullo. Lo miró fijamente como si tratara de arrancarle la respuesta que pendía en el aire y que él se negaba a dar. -¿Eso es todo?
Él sacudió la cabeza y lanzó una mirada heladora.
-No, no es todo, pero es suficiente por ahora. Te dejé claro mi deseo de que fueras mi amante. Puedo esperar, cariño, pero no por mucho tiempo. Créeme si te digo que no tengo paciencia.
Ella lo miró fijamente, admirada por su capacidad de decir algo así con total frialdad. Estaba claro que no era un hombre determinado por convenciones sociales.
-Y, ¿hasta donde piensas llegar para conseguir lo que quieres, o sea, a mí?
Él se quedó sorprendido por la franqueza con que ella había formulado la pregunta. Sus ojos resplandecieron al encontrar la mirada de ella. -No estoy seguro de entender lo que quieres decir.
-Quiero saber si el tomar algo por la fuerza es una de tus adorables virtudes -dijo Selena con dureza y se sintió complacida al ver que su insinuación le había afectado.
-La fuerza -repitió Zayn-. Creo que tú sabes que nunca utilizaría la fuerza, Selena. Nunca tomo de una mujer nada que ella no me quiera dar.
En sus ojos había una mezcla de sorna y desafío. Ella no se atrevió a contestar. Zayn tenía todos los cabos bien atados, de eso no cabía duda. Selena era consciente de eso. Lo miró fijamente durante unos segundos. No había absolutamente nada que ella pudiera hacer. -Y si acepto esa oferta de trabajar para tu compañía...
-Te recuerdo que no tienes elección - la interrumpió él.
No necesitaba que se lo recordara. No podía escapar y eso la mortificaba. Por un lado ella no podía seguir metiendo dinero en la empresa de su hermano, para que él lo malgastara a su gusto. Además, Zayn lo había dicho claramente, no serviría de nada. Su hermano estaba endeudado hasta el cuello y ella no podía ayudar.
Por otro lado, si incumplía el contrato, él podría quitarle todo y extender la fama de que era informal. No sólo la dejaría en la más absoluta miseria, sino que no volvería a trabajar jamás.
Tenía que enfrentarse a los hechos. Estaba atrapada. -Quiero que me aclares algo -insistió ella.
-Te estoy escuchando.
-El trato es que trabajaré para ti, ¿y nada más?.
Él encogió sus elegantes hombros.
-Como ya te he dicho, nada que tú no me quieras dar.
-¿Y los términos del contrato?
-Serán los mismos que has firmado -miró al suelo, con una sonrisa de medio lado y dirigió la atención hacia los trozos de papel que aún yacían en el suelo-. No tuviste ninguna objeción hasta que no viste que yo estaba detrás de todo.
-¿Cuándo tengo que empezar-? -preguntó ella con sequedad y, al preguntar, se dio cuenta de que había sellado su propia sentencia de muerte. Ya no había vuelta atrás.
Él sonrió con satisfacción.
-Habrá una fiesta en el hotel Granchester mañana por la noche, para presentarte a la prensa internacional. Enviaré un coche a buscarte.
Selena se levantó de la silla - ¿Qué imagen se supone que debo dar? -
El sonrió, una sonrisa sugerente, de animal depredador, que la hizo estremecerse. Le habría arañado la cara, le habría besado.
-Pues está claro que no de inocencia -dijo cruelmente-. Serás la personificación, misma del glamour, y la sensualidad.
Él recorrió todo su cuerpo con una mirada lasciva Selena contuvo un escalofrío. Debería haberse sentido ofendida con tal afrenta, con el modo en que la miraba. Sin embargo, lo único que sintió, fue una ola de fuego que la excitaba.
-Un estilista de la agencia de publicidad llegará a tu casa a las seis, con todo lo necesario para ti. Te peinará, te maquillará y te vestirá. Es de la firma Lomas & Lomas -dijo Zayn y, sin pausa, le agarró la mano y se la llevó hasta los labios, sin dejar de mirar su rostro-. Me alegro de que hayas sido razonable y hayas accedido a mis deseos.
Su aliento se deslizó por la suave piel de la mano de ella, sus labios cálidos se depositaron como un suspiro y ella experimentó ese sentimiento que la aterrorizaba, esa sensualidad que la atrapaba y no le dejaba ninguna vía de escape.
Arisca, apartó la mano de él bruscamente y le lanzó una mirada heladora.
-Está muy claro lo que quieres de mí, pero te aseguro que no lo conseguirás.
-¿De veras? -dijo él en tono burlón.
-Será mejor que te vayas haciendo a la idea ella alzó la cabeza con tanto orgullo como pudo y emprendió el rumbo hacia la puerta de salida. Pasó por delante de Taylor y del abogado, que la miraron interrogantes.
Taylor se levantó de golpe y se dirigió hacia ella. -Selena, por Dios....
Pero Selena ni siquiera volvió la cabeza, siguió su camino. Zayn los invitó a entrar. -Siento haberlos tenido esperando tanto tiempo.Ahora, si no les importa, pasen a mi oficina. Tenemos que discutir algunos puntos, ya que la señorita Gomez ha decidido, definitivamente, aceptar la oferta de trabajo.
Selena oyó los ecos de su voz con claridad. «Si ellos supieran ... », se dijo a sí misma.
Selena mantuvo su gesto impertérrito hasta que estuvo en el exterior del edificio. Una vez allí tomó un taxi.Y no fue hasta que estuvo en casa que se permitió estallar de rabia, con toda la ira que tenía contenida dentro. Sin reprimirse, agarró el bolso morado y lo destrozó, como si de Zayn Malik se tratara...