Ahora que habíamos acabado con todo lo relacionado con Victoria la cosa estaba tranquila. La manada siguió con su típica rutina, Jacob mejoró al poco tiempo y los Cullen estaban relajados, además de que nos habíamos graduado antes de la batalla, por lo que teniamos demasiado tiempo libre.
Edward e Isabella habían anunciado a la familia su decisión de casarse, por lo que pasaban todo el tiempo organizando la boda junto con Rosalie, Esme y Alice, siendo la hadita la más emocionada, incluso más que la propia novia.
Por otra parte, Jasper y Carlisle se dedicaban completamente a Bree. Con las enseñanzas de Jasper y la calma y control del doctor la chica mejoraba cada día, y Bree, sabiendo que Isabella era parte de esta familia, daba todo de ella para poder convivir con la humana, con la que habia formado un pequeño lazo de amistad.
Al final el tema de Bree estaba yendo viento en popa y no me tenía que preocupar por nada, pues se acomodó rapidamente a la tranquilidad de este aquelarre y todos ponian su granito de arena para que saliera bien.
Y bueno, Aladar y Emmett se habían hecho como tío y sobrino, y mientras todos se mantenían ocupados ellos tenían sus reuniones totalmente masculinas, sus risas muchas veces se escuchaban fuertes y estaba contenta por eso. Había hecho las paces con mi padre, pero aún así yo quería mantener mi espacio con él, y Aladar lo entendía completamente.
Algo que no podía olvidar de estos días era el hecho de que Bree, a pesar de estar cómoda con los Cullen, se sentía mejor a mi lado. Se había dado cuenta de que mi corazon latía y la sangre corría por mis venas, así que me preguntó por ello y le expliqué mi caso, haciendo que entendiera todo.
Y al igual que a cualquier otro vampiro, mi sangre la adormilaba y calmaba su sed, gracias a la magia de mi abuela. Asi que Bree tomó la costumbre de rodear mi cintura en un abrazo y apoyar su cabeza en mi hombro cada vez que se sentía inquieta.
Por lo que Bree me hacía pasar mucho tiempo con los Cullen, y poco a poco nuestra relación se hacía menos tensa. Había vuelto a pasar tiempo con Alice y Rosalie, pues también querían saber mi opinión sobre las decoraciones, incluso las tensiones con Isabella se habian relajado, volví a juguetear con los chicos, esta vez con Aladar incluido, y la cocina con Esme poco a poco se hacía de nuevo una rutina.
Y aun que a veces recordaba su conversación con Aro, les di otro voto de confianza.
Con Carlisle la cosa era más de lo mismo. Como me iba con él y Jasper para enseñar a Bree pasabamos tiempo juntos, y aunque él mantenía el espacio, no faltaban los gestos caballerosos ni las pequeñas sonrisas. Si es cierto que ver esa faceta suya de "profesor" con preocupación y cariño hacia Bree me hacía verle con otros ojos, y más ahora, que recientemente cogió la costumbre de acompañarme a mi casa.
Más de una vez Charlie nos vio llegar juntos, y no podía evitar virar los ojos divertida cada vez que el Sherif nos miraba con una sonrisa y asentía conforme.
Y estos paseos hacia mi casa eran importantes, pues estaban afianzando nuestra "relacion". Las conversaciones de temas tontos, las risas flojas nerviosas, las miraditas de reojo, los roces de brazos y después de manos...era como si volvieramos a empezar y cada vez más tenía una cosa clara...
Mi corazon era suyo.
Y no podía hacer nada contra eso.
─ ¡Gala! ¡Mis ojos! ─ gritó Bree emocionada.
Le miré con una sonrisa, la chica se estaba mirando en el reflejo de una ventana y tenía una gran sonrisa en su rostro. Estábamos la mayoría en el salón luego de estar todo el día ocupados.
Vino corriendo hacia donde estaba y dio un pequeño saltito frente a mí.
─ ¡Mira, mira! ─ insistió.
Solté una pequeña risa y acuné sus mejillas acercando su rostro al mio. Sus ojos ya no eran de un burdeos brillante, sino que el rojo tenía un tono apagado.
─ ¡Que bonitos! ─ dije imitando su tono de voz, haciendo que sonriera todavía más
─ ¡Dentro de poco los tendré como Carlisle! ─ aseguró.
Me causo ternura lo dicho, Bree le había cogido cariño a Carlisle y siempre decía que quería los ojos igual de dorados que el rubio y tener su mismo autocontrol.
El día que me preguntó por mi corazon no solo le expliqué lo que era, sino que también la conté mi historia y después ella hizo lo mismo. Asi que estaba contenta de ver cuanto estaba cambiando en tan poco tiempo.
La chica asustada y desconfiada del primer día ya no estaba, en cambio había una mini Alice, ya que estaba cogiendo las mismas costumbres de la hadita por compartir habitacion con ella. Y sobre todo, me alegraba ver como el recuerdo de su padre abusivo era cambiado por el de Carlisle.
─ Tenlo por seguro, estás haciendo un buen trabajo ─ dijo Carlisle con su tono tranquilo
Apareció tras de mi mirando a la joven con una sonrisa, giré la cabeza para mirarle y me sonrio a la vez que posaba con suavidad su mano en mi cintura.
Y no pudo gustarme más ese gesto.
─ Siento meterme en la conversación ─ dijo mirando a Bree ─ Pero ya ha anochecido y cierta persona tiene que volver a casa.
Bree no rechistó y me dio un rápido abrazo de despedida. Sin siquiera dejarme corresponderle se separó de mi con prisa y se sentó al lado de Alice en el sofá. Como si las dos fueran unas niñas se cogieron de las manos y soltaron un chillido emocionado para después mirarnos con grandes sonrisas.
Negué con la cabeza divertida. Desde que Alice le contó mi romance con Carlisle siempre se emocionaba cuando me acompañaba a casa.
El rubio soltó una pequeña risa y señaló la salida, asentí y con una despedida en voz alta para todos salimos de la casa.
Cuando llegamos a mi casa abrí la puerta en silencio y entré en ella, me quedé con la mano apoyada en la manivela y le miré con una pequeña sonrisa, me di cuenta que él ya estaba sonriendo.
─ Bueno...─ dije queriendo empezar la despedida, pero Carlisle me interrumpió
─ Jasper me contó que Emmett y él te ayudaron con un neófito...¿Estás bien?
Abrí la boca levemente sin esperarme esa conversación, al reaccionar suspiré y medio sonreí.
─ Ya han pasado muchos días desde eso, claro que estoy bien ─ dije divertida.
─ Aún así quería preguntarte ─ me respondió con dulzura. Dio un paso hacia adelante y me acarició la mejilla.
Mi corazón latió con fuerza por los nervios que me causó ese gesto, y por ello Carlisle soltó aire por la nariz divertido.
A mí no me divertía nada que pudiera escuchar mi corazón y lo que él me causaba, de esa forma yo era fácil de leer...
Pero al menos eso me ayudaba a no tener que poner mis sentimientos en palabras, algo que con Carlisle me era difícil.
El rubio entonces miró al interior de mi casa y me miró con ¿nervios? ¿timidez?
─ ¿Me...me dejas pasar? ─ preguntó suavemente en un susurro.
Abrí los ojos con sorpresa.
¿Quería entrar a mi casa?
¿P-para qué?
Me puse nerviosa, y no solo el latido de mi corazón lo demostró, sino que además apreté la manivela por dicho sentimiento.
─ C-claro ─ accedí sin siquiera pensarlo.
Abrí más aún la puerta dándole paso libre y respiré hondo al cerrarla, intentando calmar esos nervios.
Un poco tensa le guíe hacia el salón y habiendo enchufado la luz me senté en uno de los sillones individuales...era la primera vez que volvíamos a estar los dos solos en mi casa desde...bueno...desde que desperté sola en mi cama.
Intenté alejar ese pensamiento y centrarme en el presente...y el presente era tener esos ojos dorados mirandome con ese cariño que nunca perdieron.
─ Se...se que no tendría que recibir explicaciones...pero quiero aclarar mis pensamientos ─ dijo con una pequeña mueca comenzando la conversación ─ ¿Ese tal Paul y tu...? ─ preguntó dejándolo en el aire.
Solté aire por la nariz un poco irónica y me toqué la barbilla pensando...
Pensando en si dejarle con la duda, en no darle respuestas y que siguiera carcomiendose la cabeza...
Pero si al final quería que lo "nuestro" volviera a como era antes, yo también tenia que poner de mi parte.
─ Paul y yo...¿Qué? ─ le dije incitándole a que terminara la pregunta.
Carlisle miró hacia otro lado y apretó la mandíbula, se quedó unos segundos en silencio como si estuviera formulando bien la pregunta en su cabeza.
─ ¿Paul y tu tenéis algo? ¿Sois novios? ─ preguntó como si fuera un adolescente.
─ ¿Por qué preguntas eso? ─ pregunté haciéndome la tonta. Carlisle suspiró.
─ Primero te besó el día que volvimos a Forks, se te veía cómoda con él y viceversa, y...bueno...también está lo que dijo Jacob ─ alcé una ceja y me acomodé en mi sitio.
─ Es mi amigo ─ respondí. El rubio puso un gesto relajado pero que rápidamente cambió a confusión ─ Y era mi amigo con derechos, por así decirlo. ─ dije en un tono monótono.
Carlisle carraspeó y bajó la vista al suelo, vi como sus manos se apretaron entre ellas y suspiraba con pesadez.
Pero rápidamente alzó la cabeza con las cejas alzadas y puso sus manos delante suya un poco nervioso.
─ No me malinterpretes, por favor ─ dijo con prisa y un poco de ¿temor? ─ Está bien eso, yo...hice mal y te dejé, así que no tengo nada que decir con cualquier cosa que hayas hecho ─ aclaró poniendo la mano sobre su pecho.
Asentí conforme, pues me parecía bien que no me recriminara nada.
Realmente no podría ni siquiera hacerlo.
Él me había dejado, yo podía hacer lo que quisiera.
Y al menos lo entendía.
─ ¿Seguís...seguis reuniendoos? ─ preguntó con lentitud, como si no quisiera saber la respuesta.
─ No, Carlisle. Solo somos amigos ─ le respondí, haciendo que suspirara como si estuviera aliviado.
Me hacía un poco de gracia la situación, para que mentir.
Nos quedamos en silencio por un rato, yo mirándole y él sin quitar la vista del suelo. A saber lo que estaría pasando ahora por su cabeza...
─ ¿Te trató bien? ─ preguntó de la nada volviendo a mirarme.
─ Muy bien ─ aseguré. El doctor asintió conforme y de nuevo nos quedamos en silencio.
El ambiente se volvió un poco tenso, Carlisle siguió metido en sus pensamientos y yo no dejé de mirar cada uno de sus gestos.
En un punto de ese silencio se levantó y con calma se dirigió al tocadiscos de mi padre, aquel que estaba en uno de los muebles. Le miré con confusión mientras el ponía cualquier disco, cuando sonaron las primeras notas de una canción lenta me miró con una pequeña y hasta tímida sonrisa, y se acercó a mi y alzó su mano tendiéndomela.
─ ¿Bailaria conmigo esta pieza? ─ me preguntó en un susurro y con un toque muy educado.
Sonreí levemente y asentí. Posé mi mano sobre la suya y él la agarró con firmeza. Estiró de nuestro agarre sin esperar a que me levantara por mí misma e hizo que mi cuerpo chocara con el suyo, soltando una pequeña risa cuando le miré con mala cara. Aprovechó nuestra cercanía y puso su mano libre sobre mi espalda, pegando nuestros pechos.
Dio un paso hacia atrás y otro hacia adelante, comenzando a bailar y hacerme seguir sus pasos en ese baile lento. Nuestros ojos se cruzaron y se mezclaron como en muchas otras ocasiones lo hicieron.
Azul y dorado se fundieron mientras brillaban.
Carlisle rompió nuestras miradas y comenzó a pasar lentamente sus ojos por cada parte de mi rostro, mientras que la mano que estaba apoyada en mi espalda bajaba lentamente, en una caricia por toda mi espina dorsal, hasta anclarse con suavidad a mi cintura. Mis nervios se hicieron muy notorios en ese punto del baile, y como siempre, al rubio le divirtió.
─ Estás muy guapa ─ dijo en un susurro, pues entre nuestro gran oído y el poco ruido se entendía claramente.
─ Siempre estoy guapa ─ dije prepotente intentando olvidarme de los nervios que me causaban este baile.
Carlisle se rió y no dijo nada más, siguió guiándome en los pasos del baile y disfrutamos de la música.
Cuando los tres minutos y algo de música acabaron dejamos que la segunda canción sonara, y seguimos bailando mientras que Carlisle acariciaba mi cintura.
Las dos canciones se convirtieron en tres, y en cuatro, hasta en cinco, y nuestros ojos no se apartaron ni un segundo.
Mi corazón volvía a sentirse completo con ese aroma a frutos del bosque tan cerca, y disfrutaba de la cercanía de mi compañero sin tener ningún otro pensamiento.
Hasta que la quinta canción terminó, y con ella el disco. Reaccioné y dejé de apoyar mi cabeza sobre su pecho, acción que había hecho a partir de cierto punto. Quise separarme, pero Carlisle apretó el agarre en mi cintura y me cogió del mentón.
Nuestros ojos se dirigieron a los labios del otro, y los míos picotearon pidiendo un beso. Carlisle estaría igual que yo, pues no tardó en pasar su mano de mi mentón a mi mejilla y comenzar a acercarse poco a poco.
No me moví y esperé a que aquel momento que los dos queríamos llegara, pero justo cuando quedaba nada para que nuestros labios se rozaran la duda surgió en mi cabeza.
¿Y si se repetía todo?
Creo que aún no era el momento.
Aparté mi rostro terminando por darme un beso en la mejilla. Sonreí a medias pareciendo más un mohín y me separé de él con lentitud, esta vez no lo impidió.
─ Va siendo hora de que vaya a dormir, gracias por acompañarme hasta casa, Carlisle ─ dije dando por terminada esta "reunión"
El rubio no rechistó ni dijo nada, simplemente lo aceptó y se volvió a acercar a mi, esta vez para darme un beso en la frente.
─ Buenas noches, Gala ─ me deseó con dulzura.
─ Buenas noches, Carlisle.
Aún no era el momento.
Y Carlisle lo entendía.
•
°
•
°
•
°
•
°
•
°
•
°
¡Final de Eclipse! Y capítulo laaargo como final.
Como siempre, espero que os guste. 😊
Por cierto, tengo una pequeña historia en mi perfil, El niño de los sueños. Estaré actualizándola cada vez que tenga bloqueos con Sempiterno.
Es una historia que ya tengo escrita, solo tengo que ir editandola y volver a publicarla, asi que me servirá para relajar mi mente cada vez que no me salgan las palabras con Sempiterno.
Os invito a leerla 🤭