Los dos nos quedamos a solas en cuanto Carlisle cerró la puerta de su despacho.
El rubio dio un paso adelante y yo hacia atrás, manteniendo la distancia.
Nos quedamos en silencio mirándonos fijamente, intentando descifrar lo que sentíamos y pensábamos.
Sus ojos brillaban al igual que los de mi padre al mirar a Esme, pero sus cejas y labios estaban fruncidos por la seriedad del momento.
─ Te repetiré cuanto haga falta que me equivoqué, todas mis decisiones fueron erróneas y me arrepiento de cada una de ella
Eso fue lo primero que dijo.
Que se arrepentía.
Me crucé de brazos mirando hacia otro lado.
─ ¿Si te arrepentias por qué no volviste antes? ¿Por qué volver cuando la relación de Edward e Isabella está arreglada? ─ dije sin alzar la voz ni mirarle.
─ No me atrevía a mirarte a la cara después de...
─ ¿Después de qué, Carlisle? ─ pregunté entre dientes mirándole de una vez ─ Después de dejarme sola en mi habitación ese día ¿No? Venga dilo.
Pero se quedó callado mirándome arrepentido.
─ ¡Dilo! ─ le repetí.
─ No me atrevía a mirarte a la cara después de dejarte en la habitación sola...─ miró al suelo y cogió aire antes de seguir hablando ─ Tendría que haberme quedado a tu lado, tendría que haberte despertado con caricias a la mañana siguiente, tendría que haber disfrutado de tus besos y sonrisas, haberte hecho el desayuno y dártelo en la cama. Tendría que haber seguido a mi corazón y no a mí cabeza.
Apreté los puños aun cruzada de brazos, todas sus palabras me dolían.
─ Yo también quería eso, Carlisle...pero los "tendría que" no existen. Son pensamientos que tenemos después de haber pasado el momento, no me sirve que me lo digas ahora. ─ dije con rictus serio.
─ ¡Lo sé! ─ alzó la voz dando un paso adelante. Se tocó el tabique y suspiró para relajarte ─ Lo sé Gala, pero de verdad pensaba que era lo mejor para tí. Alejarte de la familia, de nuestro mundo, alejarte de la posibilidad de que Aro te encontrase si venía a por nosotros.
─ ¡¡Bien!! ¡Si creías que era lo mejor...pues bien! ─ alcé la voz incapaz de aguantarme ─ ¡Pero no decidas hacerlo como lo hiciste! Haber aguantado tus ganas y haberte largado de mi casa en medio de la discusión que tuvimos ¡No haberme llevado a la cama para después seguir con tu decisión!
>> Pero es que, quitando esa mierda que hiciste, ¡no entiendo tu decisión! Jasper saltó encima mia por yo intentar proteger a Isabella ¡Y no me hizo nada! ¡Solo un simple rasguño! ¡Fui la única que supo reaccionar con él! Así que en peligro no estuve ni estaré ¡Porque vosotros no me haríais nada! ¡Ni siquiera tengo a Victoria detrás mia, ni me conoce!
>> Y Aro...¡Dios mío! ¡Prefiero estar contigo y que pase lo que tenga que pasar a estar yo sola! ¡Pero no! Te fuiste aunque vieras que podía con los vampiros, te fuiste días después de decirte que tengo menos tiempo que cualquier otra persona...te lo volví a repetir cuando discutimos...y aún así decidiste perderte ese tiempo conmigo.
Mis ojos ya estaban acuosos para cuando terminé de soltar todo lo que tenía guardado, y solo podía aguantarme las ganas que tenía de estrellarlo contra la pared.
─ Todo eso siguen siendo los errores que he cometido y de los cuales me arrepiento...de todos y cada uno de ellos Gala. ─ su voz sonó apagada ─ Y peor me siento cuando veo cómo has cambiado. ─ Se acercó un poco más. ─ Tus mejillas ya no son hinchadas como antes, tu mandíbula se nota más, tu pelo es más largo, tu cuerpo está más formado y has crecido en altura aún más si era posible... pareces una mujer dentro de sus veinte cuando eras una joven más parecida a los dieciocho que a los diecinueve cuando tomé esa absurda decisión.
Alzó su mano intentando tocar al mechón de pelo que tenía cerca del rostro, pero me aparté. Carlisle apretó los labios y bajó la mano como respuesta.
─ Te advertí de que pasaría eso ─ dije con los ojos entrecerrados.
─ Lo sé, lo sé ─ se pasó la mano por toda su cara, pareciendo cansado y hasta ansioso ─ Al igual que se que te he hecho daño.
─ Mucho ─ añadí frunciendo el ceño.
─ Mucho daño ─ se corrigió dándome una mirada apenada. ─ Pero quiero limpiar todo el daño que he causado...tratarte como te mereces, despertarme a tu lado todas las mañanas y recuperar el tiempo perdido.
─ No es tan fácil como tú lo ves, Carlisle. No es venir, decir que estás arrepentido, yo darte el perdón y estar todos los días acurrucados ¡Así no va la vida!
─ ¡Lo sé! ¡No estoy pidiendo estar como antes, Gala! ¡Se que eso llevará su tiempo! ─ alzó la voz y en un santiamén estaba enfrente mia agarrándome los brazos, pero como siempre...estaba la dulzura en su tacto ─ Te estoy pidiendo una segunda oportunidad...─ relajó su tono y su rostro, mirándome con los ojos aguados ─ Una segunda oportunidad para yo ir arreglando todo, sanar tu corazón y cuando tú te sientas preparada entonces volver a intentarlo, porque yo soy el único que ha fallado aquí y el único que debe trabajar para recuperarte.
Nos quedamos en silencio mirándonos el uno al otro, demasiado cerca. Intenté alejarme pero apretó el agarre en mis brazos, lo suficiente para no dañarme y no alejarme.
Entonces recordé el sobre en mi cama.
─ ¿Para qué me das una carta que no entiendo? ¿Por qué no lo escribes en mi idioma y te dejas de misterios?
Al sacar ese tema, Carlisle alzó una comisura de sus labios, sin llegar a ser una sonrisa pero quitando su rictus serio.
─ Para llamar tu atención y me preguntes por ella
─ ¿Por qué? ─ fruncí el ceño.
─ Porque así tendría la oportunidad de decírtelo todo en persona.
Me quedé en silencio aún con el ceño fruncido, dándole ese silencio como señal para que empezara a traducirme esa dichosa carta.
Entonces sus ojos conectaron con los mios y empezaron a mostrar ese cariño, dulzura, satisfacción y muchos sentimientos más que acostumbré a ver cuándo me miraba.
─ Mi corazón se esta empezando a desprender. Por la falta de tu mirar con tus ojos en los que se contempla la galaxia entera. ─ dijo bajando el tono de voz.
Mi corazón saltó con las primeras palabras.
─ Mi boca anhela tus besos, mis ojos que los veas.
Carlisle bajó el tono un poco más a la vez que paseaba su mirada por mis labios y volvían a mis ojos, causando que yo hiciera lo mismo.
─ Quizás es lo que mi ser merezca por los errores que he cometido en el pasar de mis dias. ─ dijo apenado
─ Totalmente ─ dije confiada.
Carlisle entonces dejó salir una pequeña sonrisa y negó con la cabeza.
─Lo único que mi alma anhela con fuerzas es que me ames,como yo te amo. ─ soltó el agarre en mis brazos y acercó su mano a mi rostro ─ Por que si eso no sucede,mi alma se desgarrará hasta que desaparezca.
No me moví y dejé que su palma acunara mi mejilla... respiré nerviosa sintiendo su tacto frío pero que tanto me reconfortaba.
Cerré los ojos sintiendo todo el cariño mezclado con la tristeza de estos meses y bajé la cabeza aún con su palma en mi mejilla.
─ Mi amor por ti es tan grande que sin vos mi existencia no va a tener motivos para continuar con su danzar en lo que le llamamos vida. ─ terminó de decir en un susurro, haciendo todo más íntimo y personal.
Alzó mi rostro suavemente y me miró como siempre lo hacía. Sonrió levemente y con la dulzura que lo caracterizaba limpió una lágrima que cayó de mi ojo sin apenas enterarme.
─ ¿Qué tengo que hacer ahora? ─ pregunté en un susurro con pesar.
─ No lo sé, cariño, sol-
─ No me llames así ─ pedí cerrando los ojos, sin querer escuchar esa palabra. Carlisle respiró hondo
─ Vale...─ dijo suavemente ─ Solo se que te necesito en mi vida y a mi lado, y que esperaré todo lo que haga falta al igual que la primera vez.
Nos quedamos de nuevo en silencio aguantandonos las miradas.
Yo pensando.
Él esperando.
Y al final...
─ Bien ─ dije simplemente.
─ ¿Bien? ─ preguntó alzando las cejas.
─ Está bien ─ repetí.
Nada más yo decir eso el rostro de Carlisle se destensó gracias al alivio y enseguida me envolvió en sus brazos.
Me tensé al primer momento, pero...pero si aroma a frutos del bosque me calmó enseguida, haciendo que la tensión en mi cuerpo se marchara y que mis brazos le rodearan lentamente.
Cuando Carlisle notó que correspondía al abrazo apretó los suyos y escondió su rostro en mi pelo, respirando hondo y suspirando después.
Nos quedamos abrazados por un tiempo, sin decir nada y disfrutando del otro.
Entonces escuché pasos rápidos venir hacia el despacho. Me separé lentamente de él y miré a la puerta. Esta se abrió de golpe dejando ver a Edward con una mirada preocupada.
─ Alice ha tenido una visión ─ avisó.
Miré a Carlisle, quien en todo momento había seguido mirándome, dándole la espalda a su hijo y solo centrándose en mi.
─ Carlisle ─ le llamó Edward.
Al ver que aún no decía nada y solo me miraba alcé una ceja y me crucé de brazos, haciendo que reaccionara. Movió solo su cabeza por encima de su hombro y miró a su hijo un poco serio.
─ Ahora vamos ─ dijo simplemente.
Edward se quedó en la puerta con el ceño un poco fruncido por ver qué su padre ni siquiera se habia girado del todo. Me miró a mí y asintió lentamente.
─ Bien... reuniré a los demás.
En cuanto Edward cerró la puerta suspiré y me alejé del rubio, haciendo que él resoplara.
─ Nos llaman ─ recordé al ver que nos habíamos quedado en silencio de nuevo.
Me hizo gracia como resopló y asintió cruzándose de brazos. Miró la puerta con un mohín y después de volver a resoplar fue a ella y la abrió. Me hizo pasar a mí primero y después él.
─ Si...vamos ─ dijo con el ceño levemente fruncido