Pasé el día con un plan totalmente diferente al que siempre tenía.
No lo pasé llorando, desmotivada y sin salir de casa
Sí no que los Clearwater y los Black llegaron al poco tiempo del llamado de Charlie, y entre todos hicimos una tarta, soplamos las velas y todos me desearon unos felices diecinueve años
Después, cuando el sol se escondió, todos se fueron a sus casas, incluido Charlie.
Pero lo que no me esperé fue que sonara el timbre a las once de la noche.
Pensé que era el Sheriff, quién a lo mejor se le había olvidado algo, pero mi cuerpo no mentía, y mi cuerpo se tensó y se puso de piel de gallina.
Un vampiro estaba en la entrada de mi casa.
Pero ese aroma característico a frutos del bosque ya me decía que vampiro era.
Tuve una idea clara, más clara que el agua, puede ser que incluso la mejor decisión que había tomado en estos meses.
Me dirigí decidida a la puerta, la abrí con lentitud, respirando hondo pensando en lo que haría.
─ Gala. ─ Fue lo que dijo Carlisle tal cual verme ─ Siento venir sin avi-
Le Interrumpí. No me interesaba lo que me decía. Solo me importaba el pensamiento que tenía en mi mente.
Le agarré del cuello de la camisa gris que llevaba puesta y lo empujé hacia abajo, poniéndole en una altura más accesible para mi, me puse en puntillas y sin pensarlo ni una segunda vez posé mis labios sobre los suyos.
Noté como Carlisle se sorprendía, pero no se apartó. El beso no duró ni cinco segundo antes de que Carlisle reaccionara y nos separara.
Lo miré con una sonrisa, sin molestarme por la separación o porque él no siguiera el beso, porque con lo que veía ya estaba satisfecha.
Sus pupilas estaban dilatadas, el color caramelo de sus ojos era más oscuro, como si de un marrón se tratara, los labios los tenía abiertos y sus cejas estaban alzadas mirándome sorprendido.
─ Siento como he sido cont-
No pude terminar de hablar porque está vez fue él quien tomó el impulso.
Acunó mis mejillas entre sus manos y alzó mi rostros para después posar sus labios sobre los míos, causándome sorpresa por su rápida acción.
Suspiré en medio del beso correspondiendolo rápidamente.
Carlisle me empujó hacia el interior de la casa sin separarse de mi, con una mano cerró la puerta y la otra la posó en mi nuca, profundizando el beso.
Después de unos segundos nos separamos, siendo yo la única con la respiración agitada. Nos miramos a los ojos viendo sus pupilas dilatadas pero trasmitiendo un profundo cariño, mientras que yo sentía mis ojos brillar, seguramente mi azul ahora fuera un poco más eléctrico.
Los dos nos acercamos de nuevo, como si nos atrajera un imán, y nuestros labios se unieron por tercera vez, esta vez suavemente y lento, permitiéndonos sentir todo el cariño y deseo que nos teníamos mutuamente.
Su mano se enganchó en mi cintura y la otra en mi nuca, las mías se posaron en su duro pecho, pero poco después se entrelazaron detrás de su nuca.
Al terminar el beso suspiré y apoyé mi frente contra la suya, permaneciendo con los ojos cerrados.
─ Gala...─ Me llamó en un susurro
─ Siento haber sido así contigo y con todo este tema ─ La volví a interrumpir. Me separé de él totalmente
Los dos teníamos una dulce y suave sonrisa en nuestros rostros.
─ Esme vino ayer a hablar conmigo. Hablamos de todo y me dijo su opinión. ─ El rubio sonrió más, seguramente sabiendo ese hecho─ Carlisle...Si tu me perdonas por ser tan cabezota...Déjame ser tu compañera como es debido
─ No hay nada que perdonar, Gala. Entendía tu punto de vista totalmente, y como te dije en su momento, te esperaria pacientemente, aunque me haya desesperado un poco ─ Dijo esto último un poco apenado.
Me reí suavemente y me puse de puntillas de nuevo para besarle. Sus manos se enrollaron en mi cintura y al separarnos me dio suaves caricias en ella
─ Feliz cumpleaños, Gala ─ Dijo sorprendiéndome
─ ¿Como...?
─ Alice tuvo una visión. Todo lo que le decías al señor Swan.
─ ¿Te ha contado...todo? ─ Pregunté un poco nerviosa.
─ No. Ella quería decírmelo, pero ya dije que quería saber de ti por tus propias palabras.
Le sonreí tiernamente, que hiciera eso calaba en mi corazón
─ Ven, vamos a sentarnos ─ Tomé su mano y nos senté en el sofá grande
Y ahí, abrazados, le conté lo mismo que a Charlie.
Y en algún momento, quizás dentro de unos días, semanas o meses, le contaría la verdadera versión, sin partes quitadas ni datos puestos a parte
Así pasamos una, dos y hasta tres horas. Habíamos cambiado de posición, ahora él estaba tumbado a lo largo del sofá y yo encima suya, apoyando mi cabeza en su pecho y recibiendo tiernas caricias en mi espalda
Podía acostumbrarme a esto.
─ Gala ─ Me llamó luego de unos minutos en silencio
─ ¿Mmh?
─ Vete a la cama, tienes que descansar
─ Mmmh...no...
─ Gala... ─ Repitió
─ Llévame tú si quieres, yo no me voy a mover ─ Dije acomodándome mejor sobre su pecho.
Pero no esperé que se lo tomara enserio.
En un santiamén, sin notarlo siquiera, Carlisle estaba de pie y yo en los brazos del rubio a modo de recién casada.
─ A dormir ─ Me dijo divertido al verme la cara de sorpresa
Caminó hasta mi habitación y me sentó en la cama, él se sentó a mi lado mirándome con una sonrisa.
─ ¿Cómo has sabido que puerta era mi habitación? ─ Le pregunté extrañada.
─ Tú aroma se intensifica más aquí ─ Dijo con simpleza sin dejar su dulce sonrisa
─ Espero que al menos sea un buen olor ─ Bromeé sabiendo ya la respuesta. Ya vi por mis "sueños" que aroma tenía
─ Claro que sí. El mejor que alguna vez haya olido. Suave y tranquilizante ─ Al terminar de hablar se acercó rápidamente a mi y me robó un beso sin esperármelo
Sonreí atontada hacia él.
─ Anda, ponte el pijama.
Carlisle se tumbó en mi cama y pasó un brazo por encima de sus ojos, dejando solo a la vista su nariz, labios y mandíbula marcada
"Es una buena vista..." Pensé
Dejando el total control de mi cuerpo a mis pensamientos, me incliné sobre él y le di un corto beso en los labios
─ No mires eh ─ Bromeé viendo su sonrisa ladina.
Me coloqué rápidamente el pijama y le avisé para que se enderezara.
Me miró fijamente y recolocó un mechón detrás de mi oreja. Entonces su mirada viajó hasta algo detrás mía.
─ ¿Es ella? ─ Me preguntó con delicadeza
Giré mi rostro hacia donde él veía, viendo el cuadro de mi madre. Suspiré y lo agarré para dárselo
─ Sí...
Carlisle lo agarro y miró detalladamente toda la foto
─ Según mi padre, esa foto se la hizo un año antes de mi nacimiento. Era joven, tenía los veintidós años recién cumplidos, era en su cumpleaños
─ Era muy guapa
─ Sí...lo sé. Mi padre se ponía celoso porque hasta las mujeres la miraban de otra forma ─ Me reí suavemente recordando cuando Él me contaba esos momentos con el ceño fruncido y la voz más aguda
─ Te pareces a ella. Tus ojos y pelo son de otro color, pero tienes sus mismos rasgos ─ Carlisle sonrió y se levantó para dejar el cuadro en su lugar
Se acunclilló frente mia y apoyó sus manos en mis rodillas.
─ Tienes sus mismas cejas ─ Dijo tocándolas dulcemente ─ La misma nariz puntiaguda ─ Perfiló mi nariz con su dedo ─ Los mismos pómulos alzados y sonrojados ─ Besó dulcemente mis dos mejillas haciéndome sonreír a lo grande ─ Y los mismos labios rosados y bonitos ─ Por último me besó suavemente en los nombrados.
─ Gracias Carlisle ─ Le dije cuando nos separamos
─ Por nada, cariño
Mi corazón dejó de latir para después ir mucho más rápido, sonaba bonito que me llamara así. Carlisle sonrió orgulloso de si mismo por causar eso en mi, había escuchado mi corazón.
Unos minutos después, yo estaba entre las sábanas de mi cama y él me daba un beso de buenas noches.
Ante el sonido de la puerta cerrarse supe que Carlisle ya se había ido.
Suspiré pensando en lo que había pasado en esas horas.
Ya había otro bonito recuerdo para recordar el día de mi cumpleaños
Y eso me ponía feliz