El domingo pasó rápido. Estuve en casa de Charlie todo el día, habíamos alquilado una nueva película que había salido hace poco: Hellboy. Cociné con Charlie como pinche de cocina entre que nos reíamos y disfrutábamos de nuestra compañía, jugamos juegos de mesa y de nuevo me enseñó fotos de su hija mientras me contaba alguna que otra historia.
No le comenté sobre el "accidente", ni haber ido al hospital
Como era mi primer día de instituto a Charlie le hacía ilusión llevarme él, así que ahora me encontraba en el coche del policía mentalizandome que sería la nueva noticia.
─ ¿Has revisado que lleves todo? ¿Libros, carpetas, estuche, dinero? ─ Preguntó preocupado
─ Sí, Charlie. Dos veces. ─ Le sonreí divertida
─ Bien... sí, bien ─ Asintió repetidamente con la cabeza, haciendome reír
─ ¿Por qué estás tan nervioso? ─ Pregunté aún risueña
─ Es tu primer día, en una nueva ciudad y un nuevo instituto...ya sabes, nuevos profesores, nuevos compañeros...
─ Así es ─ Le dije mirándolo divertida
─ ¿Cómo es que no estás nerviosa? Lo estoy yo más que tú
─ Porque no me importa.─ Respondí. Charlie me miró interrogante rápidamente volviendo su mirada a la carretera ─ Por el trabajo de mi padre me he mudado muchas veces y he sido la nueva tanto que ya estoy acostumbrada
─ Tiene sentido
Poco después llegamos al instituto. Sin siquiera haber salido del coche ya habían varios curiosos mirando el coche de policía, haciendo que suspiraste
─ Gracias por traerme, Charlie ─ Agradecí recibiendo una de sus sonrisas cerradas
─ Vendré a recogerte, a lo mejor se me hace un poco tarde, pero se paciente que llegaré ─ Asentí ante lo dicho.
Le di una última sonrisa y abrí la puerta sacando la pierna derecha, antes de salir por completo volvió a hablar
─ Amm...si tienes algún problema llamame y...pasa un buen primer día ─ Dijo un poco nervioso.
Me pareció unas palabras cariñosas que me calentaron el pecho. Sonreí dulcemente antes de volver a meter medio cuerpo al coche y darle un beso en la mejilla.
─ Gracias Charlie. Ten un buen día
Salí del coche riendo por la cara de asombro que había puesto el sheriff. Cerré la puerta y me coloqué la mochila correctamente yendo hacia la puerta de entrada, viendo cómo habían varios ojos puestos en mi. Borré la sonrisa poco a poco hasta estar seria
"Ojalá haber hecho eso con mi padre" pensé al recordar el bonito momento que había tenido con Charlie. No era su obligación traerme y recogerme, pero él quería hacerlo y yo estaba más que encantada.
En ese instante sentí una presión en mi cabeza haciendome fruncir el ceño, después mi cuerpo reaccionó poniéndose erizado y ese típico olor llegó a mi
Sin dejar de caminar ni levantar sospecha paseé mi mirada por todo el patio hasta con dar con cinco pares de ojos que me miraban sin disimulo alguno.
Los reconocí. Se trataban de los Cullen. Sabía quién era quien gracias a mi "sueño".
Los seguí mirando de reojo mientras caminaba a un paso mucho más lento.
Edward tenia el pelo cobrizo despeinado que le hacía atractivo, Emmett era un chaval enorme musculoso y con una sonrisa juguetona, Jasper tenia el pelo rubio y largo, Rosalie era una belleza rubia y Alice tenía el pelo revoloteado y grandes ojos.
"Parece una hadita" Pensé al verla adorable, era la más baja de todos, no sabía si llegaba al 1'50 cm, en cambio sus hermanos eran altísimos y con una postura recta.
Sentí de nuevo ese pinchazo en las sienes y vi como Edward quitaba su cara sería y sonreía mientras cambiaba su mirada de mi hacia su hermana la hada y le decía algo susurrando
─ Te ha comparado con un hada ─ Fue lo que le dijo. Gracias a mi audición lo escuché claramente.
Y entonces poco a poco me fue surgiendo una idea que no me agradaba para nada, así que la puse a prueba.
"El de pelo cobrizo parece que no se haya peinado en años" Pensé
Volví a sentir el pinchazo mientras veía a Edward fruncir el ceño.
"Aunque le queda bien" Edward sonrió de lado mientras negaba con la cabeza
Bingo. No había que ser tonto para saber porqué me daban esos pinchazos en la cabeza.
─ ¿De qué te ríes? ¿Qué ha pensado? ─ Dijo susurrando la hadita
Joder.
Si tenia razón. Tenía un don muy poderoso que debía de evitar a toda costa
Edward Cullen podía leer mentes.
Que jodido.
─ Ha insultado mi pelo, pero después ha pensado que me quedaba bien ─ Le contestó a su hermana.
─ Ya te he dicho que tienes que cambiar de look. No te queda la escoba en la cabeza ─ Se burló el grandullón dándole un golpe en el hombro. Los dos muchachos se rieron.
─ Voy a presentarme ─ Anunció de golpe Alice emocionada.
Ya tenía la puerta más cerca, por lo que aceleré mi paso y entré al instituto intentando perderla
Pero antes, llegué a ver cómo Jasper me miraba con ¿asombro?
No le di importancia y me centré en que Alice no llegara hasta mi
No tenía que juntarme con los Cullen. Más si Edward hacía lo que hacía.
Después de pedir el papel de asistencia, me dieran el código de mi taquilla y pasaran dos horas de clases en las que los profesores me hicieron presentarme, tocó la tercera hora.
Por suerte no me había tocado clase con ningún Cullen hasta ahora, y esperaba que siguiera así.
Me adentré al aula de Historia, y el profesor me firmó la hoja de asistencia.
─ Quédate aquí, vas a presentarte ─ Me avisó
Esperamos a que todos los alumnos entraran al aula mientras que me miraban curiosos los que ya estaban. Mi cuerpo se tensó y mi piel se erizó, miré la puerta esperando que mi cuerpo se equivocara. Entonces Jasper entró a la clase acompañado de Alice
"Mierda" suspiré ¿Por qué no podía seguir el dia igual y no compartir clases con esos especímenes?
-Si no me equivoco estarás en el mismo curso que Edward, Jasper y Alice.- Recordé lo que me dijo Carlisle
Me daba igual, estaba enfadada con dios, el universo, el destino o como cualquier idiota lo llamara.
Volviendo a la clase, ellos dos eran los últimos en llegar, se sentaron en la última fila juntos y el profesor me presentó
─ Tenemos una nueva alumna. Presentate ─ Anunció seco
─ Gala Jones ─ Dije sin ganas
El profesor me miró con la ceja alzada por lo poco que había dicho, en cambio yo le miré de la misma forma. Él no me podía decir nada cuando prácticamente había hecho lo mismo.
─ Bien, siéntate con Zack.
Al escuchar su nombre un muchacho de pelo negro y ojos marrones levantó la mano para saber dónde me tenía que sentar.
Suspiré y caminé hacia mi asiento evitando la fuerte mirada que me daban los dos hermanos Cullen