Último sentimiento (4)

By Oliverde_Liv

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Dos jóvenes que participaron en el servicio militar al tener la suficiente edad. Uno para no estorbar a su he... More

Antes de leer.
|Prólogo|
|Uno|
|Dos|
|Tres|
|Cuatro|
|Cinco|
|Seis|
|Siete|
|Ocho|
|Nueve|
|Diez|
|Once|
|Doce|
|Trece|
|Catorce|
|Quince|
|Dieciséis|
|Diecisiete|
|Dieciocho|
|Diecinueve|
|Veinte|
|Veintiuno|
|Veintitrés|
|Veinticuatro|
|Veinticinco|
|Veintiséis|
|Veintisiete|
|Veintiocho|
|Veintinueve|
|Treinta|
|Treinta y uno|
|Treinta y dos|
|treinta y tres|
|Treinta y cuatro|

|Veintidós|

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By Oliverde_Liv

River sabía que en algún momento volverían a ser dos desconocidos que fingían no saber nada del otro, pero no pensó que fuese tan rápido y tan evidente.

Hasta hace unas horas había dormido junto a él abrazándole y ahora, de pronto, Cole ni siquiera lo estaba mirando.

¿Realmente así acabaría todo? ¿Un par de días amables, con sexo increíble y adiós? River esperaba un poco de coherencia y que más que sea pudiesen ser amigos después de todo eso.

River sabía manías de Cole en la cama, incluso cuando iba a dormir o cuando estaba durmiendo, o cuando se levantaba. Sabía esas cosas tontas e íntimas que únicamente compañeros de cama sabían.

No obstante, eso no parecía ser suficiente para ser dos personas cercanas.

Cole estaba charlando tranquilamente con sus compañeros de trabajo, ¿y cómo no hacerlo? En teoría era el último día de Cole en aquel sector. Él sería removido.

Algo extraño se implantó en River. Un sentimiento feo e incómodo que hacía doler su pecho. ¿Ya no vería a Cole? ¿Coincidirían en algún momento, nuevamente?

River no estaba seguro. Sea el destino o lo que fuera, ellos dos habían arreglado lo que anteriormente estaba mal entre ambos, básicamente. El destino ya no conspiraría a su favor.

O eso creía.

Simon apareció en su vista de repente. Su cabello oscuro, su sonrisa resplandeciente y su aura amable se percibía a la distancia. Demasiada diferencia con Cole. Ambos eran médicos, pero actuaban de manera muy distinta.

—Hey, Scott.—El hombre le saludó primero y le dio un golpe en la espalda.—¿Qué te trae por aquí? ¿Te duele algo?

River se incorporó, pues estaba apoyado en una esquina observando como un jodido acosador a Cole.

El rubio volvió a mirar al hombre. Si no fuera por él, Cole se quedaría aquí, cerca de él, cuidándolo, peleando, besándolo y tocándolo.

River era consciente de que estaba mirándole, probablemente, muy mal. Pero no le importó.

¿No podía haberse quedado herido más tiempo? A lo mejor River y Cole solo hubieran necesitado más tiempo para terminar de forjar...Lo que sea que tuvieran.

—¿Estás de mal humor?

River trató con todas sus fuerzas de no mirar mal al hombre, pero no podía.

—Estoy bien.—Respondió mordazmente. No podía hacer más esfuerzo.

Simon parecía tener algo que decir pero River se disculpó y se alejó de él. Caminó rápidamente hacia el chico pelinegro, el cual levantó la vista hacia él.

Sí.

Así era como se suponía que debía ocurrir.

Cole frunció el ceño de manera entrañable, o eso pensaba River.

River ni siquiera saludó y tampoco le importaba quien era su compañero de conversación, él solo quería llevarse a Cole. Aunque no fueran las mejores maneras. Se acercó, agarró del brazo al hombre y abrió la puerta.

Cole, como era de esperarse, puso resistencia aunque no dijo nada.

River lo metió a la sala que estaba detrás, que era el despacho de Cole, así que habría intimidad.

—¿¡Qué haces!? ¡No puedes hacer eso de repente!

River le soltó y se cruzó de brazos. Se mantuvo cerca de la puerta mientras que Cole se alejaba hacia su escritorio mirándolo mal.

—Tenemos que hablar.

Cole se agarró la muñeca, mirando a ver si le había dejado alguna marca.

Por favor...Rodó los ojos.

—No lo creo.—Cole seguía dándole una mirada poco agradable.

Algo era.

—¿Cómo puedes hacer como si nada?

Cole ahora le daba un vistazo sin comprender.

—¿Nos acostamos un par de días y luego no sabes ni cómo me llamo?

Cole levantó las cejas, un poco sorprendido por lo que oía.

Eso confundió a River. No había nada de raro en lo que había preguntado. De hecho, era lo más lógico de preguntar.

Cole se pasó una mano por la frente y sonrió levemente.

River juró que había extrañado la curvatura en aquella boca.

—¿De qué estás hablando, Scott?

—River.—Le corrigió.

—No, Scott.—Dijo firmemente.

River apretó los labios para evitar una discusión que no correspondía. Había otro tema más importante.

—Hablo de que no puedes hacer como si nada hubiera ocurrido.

Cole asintió, observándole de una manera que hacía sentir mal a River. No parecía haber interés, ni siquiera aburrimiento. Era como si le estuviera escuchando por que debía y no tenía de otra.

—Bien.—Dijo Cole, unos segundos después.—Nos acostamos, tuvimos una pequeña aventura. Muy satisfactoria, si me preguntas. Pero ya. Se acabó. ¿Cuál es el problema?

River se limitó a abrir la boca mientras trataba de asimilar su respuesta.

El problema era que se sentía utilizado.

—Yo...

River no sabía qué decir. No es como si desde un inicio no supiera que solo era algo momentáneo, y era obvio que no podía reclamar nada. Sin embargo...

Cole se mordió el dedo rápidamente antes de suspirar y volver a hablar.

—River.—Llamó.—Somos adultos, hemos disfrutado, pero se acabó. Me voy. No nos vamos a volver a ver, y todo se tornará como al principio.

River miró el suelo un momento.

Él no quería que se fuera.

Tal vez era un idiota, y a pesar de que no estaba dentro de lo que él podía hacer, tenía la esperanza de que Cole luchase un poco por quedarse. Junto a él.

Había sido muy ingenuo.

Hasta hace poco se odiaban. ¿Qué había cambiado?

—¿Estamos bien?—River preguntó débilmente.

Se sentía frustrado. Y triste.

Cole relajó su semblante y sonrió con ternura, o eso le pareció a River.

Él pelinegro se acercó a River y le agarró el rostro entre sus manos. Los escasos centímetros que River superaba a Cole, hizo que se sintiese gigante. Un oscuro pensamiento se implantó en su mente y le asustó. Él podría derribar a Cole, llevárselo a algún sitio y obligarle a que quisiera a estar con él.

Él se sorprendió de sí mismo.

Estudió el rostro del otro hombre mientras se cuestionaba por qué un pensamiento tan absurdo y retorcido se había aparecido en su cabeza.

¿Qué me has hecho?

Se preguntó mirando los ojos verdes del chico.

¿Por qué quiero que me necesites?

Él miró la boca del contrario.

Quédate conmigo.

Estamos mejor que nunca.—Cole respondió con amabilidad. Sus ojos recorrieron también el rostro de River, y este no se perdió un brillo desconocido en ellos.—Me caes bien, aunque aún sigo sin soportarte.

Cole arrugó la nariz.

River quiso dejar un beso en ella.

—¿Te quedarías si pudieras?—River siguió preguntando tonterías. Sus manos se dirigieron a la cintura de Cole. Se sintió perfecto. Encajaban a la perfección. No fue extraño ni incómodo, estaban tan familiarizados que ninguno dijo nada.

Cole descendió una mano hacia la nuca de River y la otra peinó las ondulaciones rubias.

—¿De verdad quieres que responda a eso?—Cole se pegó más a él. River lo agradeció. Sentir la cercanía de Cole era demasiado placentero.

De pronto, tuvo el sentimiento que había echado en falta aquello: El no tener las manos sobre Cole, no sentir su calor, su cuerpo, todo él.

River no creía poder estar días sin mirarlo. Estaba bastante convencido de que le valdría con solo observarlo de lejos. Oh, por Dios, estaba obsesionado.

Él prefería pensar que estaba obsesionado a...Bueno, eso.

Sería una ridiculez. No tendría sentido sentir eso. ¿Porque, cuándo, cómo, o por qué debería sentir eso? Cole no había hecho nada más que tratarle mal. O cuidar de él por más que lo negara, a pesar de que lo utilizó; o las veces que se preocupó aunque luego le gritó; o únicamente verse suave, hermoso y tranquilo después del sexo. O por su manera de temblar cuando se venia por él o su manera de reírse cuando River tocó una zona sensible. O lo amable que podía ser Cole cuando no ponía una barrera entre ellos.

No tenía sentido.

—Quiero que me respondas.—River miró fijamente a Cole, como si eso le fuera a dar la respuesta a por qué sentía lo que sentía. ¿Qué tienes? ¿Qué me has hecho?

Cole asintió.

—Me quedaría porque mi vida es más divertida si puedo discutir contigo.

River sonrió, contagiado por Cole.

No había nada bonito en lo que le había dicho, pero algo hizo que fuera perfecto. Tal vez fue por cómo Cole lo había dicho y por cómo le estaba mirando y tocando al decirlo.

—Te voy a besar.—Dijo River.

Cole se lamió los labios inconscientemente.

—¿Lo harás?—Preguntó con fingida inocencia.

River le pegó más a él, como si fuese posible. Y asintió.

—¿Y por qué no lo haces ya?

River rozó sus labios en la mejilla de Cole, provocando que este temblara.

Se contuvo de suspirar. Iba a extrañar esto. Sus reacciones.

—Estoy saboreándote un poco antes. Si va a ser el último día quiero aprovechar.—Sus labios descendieron al cuello de Cole y comenzó a besar, lamer y chupar.—Quiero recordar tu olor...Tu sabor...

Cole jadeó al sentir la húmeda lengua de River deslizándose por la curvatura de su cuello.

—Eso es. Gime una última vez para mí.—River le mordió y Cole se estremeció.

La mano de Cole jaló el cabello de River para alejarlo de él.

—Eres insoportable.—Y se lanzó a la boca del rubio.

Sí, joder.

Su boca era tan dulce que River no podía dejar de lamer, probar y chupar. Era como una jodida droga. Tan dulce, caliente, húmeda y adictiva.

Aún no podía evitar pensar en cómo una boca tan deliciosa pudiera herirle tanto.

Estaba besando la boca de su frustración.

Y jodidamente le encantaba.

Que le condenen.

—Ahora mismo te pondría contra tu escritorio, doctor.—Se separó para hablar.

Las pupilas de Cole estaban dilatadas, estaba sonrojado, jadeante y malditamente precioso cuando sonrió con travesura.

—¿Por qué no estás haciéndolo?

River asintió y lo levantó para que sus piernas se enrollaran en sus caderas.

Él caminó hacia el escritorio y lo tumbó ahí sin dejar de besarlo.

En algún punto habían abierto la puerta y la voz de un hombre sorprendido resonó.

—No hemos aprendido de lo de Mateo.—Soltó Cole alejándose de River.

River asintió.

—Oh, Camons.—Dijo primero el rubio con una sonrisa descarada en sus labios. Se los lamió con la intención de que quedase claro que estaba probando la saliva de Cole.

River disfrutó la cara impactada del hombre antes de que se fuera dando un portazo.

Se giró hacia Cole.

—¿Por dónde ibamos?

Cole sonrió.

—No puedo dejar que se vaya así...Podría hacer algo...—Negó.—Ahora vuelvo. No tardaré.

Y con eso, se fue.

(...)

—¡Dante, espera, por favor!

Cole le siguió con paso rápido para alcanzarlo. Maldición.

¿Qué les hubiera costado poner seguro? ¿Y a Dante qué le hubiera costado tocar la puerta?

—¿Puedes detenerte?—Pidió, tratando de agarrarle el brazo a lo que el mayor se apartó.

Bien, eso dolió, pero mucho más le fastidió. ¡Tenían que hablar! Y aunque Cole no estuviera acostumbrado a ello, River parecía haberle metido esa costumbre en la cabeza y ahora era lo más lógico y coherente.

Era increíble que ahora recibía lecciones de River.

Cole le siguió hasta su despacho.

Su respiración estaba agitada y sus pulmones y garganta quemaban con sabor metálico. Qué carrera más innecesaria.

Se tomó un momento para respirar antes de hablar.

—¿Por qué te pones así?—Ni siquiera Mateo había reaccionado tan mal.

Dante puso mirada en él de una manera tan despectiva y fría que hizo sentir mal a Cole. No emocionalmente mal, sino incómodo.

—No sé cómo se supone que debería reaccionar, entonces.—Respondió negando.—¿Cómo puedo entender que hasta hace nada no querías ni verlo ni saber que respiraba pero ahora tenías tu lengua en su garganta y las piernas totalmente abiertas para-

Se cortó y resopló.

Bueno, Cole se negó se sentirse avergonzado. Era normal practicar esas acciones y hablar de ese tema, pero...Dante tenía razón. Era extraño. ¿Pero qué podía hacer? Simplemente ocurrió. Y por más raro que fuese, ni Cole ni River tenían que dar explicaciones.

—Yo...—Continuó Dante, agitado. Cole nunca lo había visto tan desesperado.—Pensé que tenías sentimientos por mí.

Cole frunció el ceño.

—¿Qué?

¿Era en serio?

Dante desvió la mirada y no respondió, como si se hubiera arrepentido de soltar lo que había dicho.

—¿Creíste que tenía sentimientos por ti todo este tiempo?—Era alucinante. Y doloroso.—Y aún así me seguiste tratando de tal manera...

Dante cerró los ojos y apretó los labios antes de suspirar y volver a mirarlo.

—¿Y qué si hubiera tenido sentimientos por ti?—Cole se sentía molesto, porque a pesar de todo, Dante le estaba reclamando y reprochando.—¿Hubieras sido capaz de corresponderme?

Dante se pasó la mano por la cara, dudoso.

—Podría ser tu padre, Cole.—Contestó, como si esa fuera una respuesta válida.

—Pero no lo eres.

—Te he visto desde que eras un crío.

—Sigues sin responder.—Señaló.—No hubieras sido capaz, ¿y aún así te pones de tal manera porque estoy con otra persona?

Cole ahora estaba confundido.

—No estoy de ninguna manera, Cole.

—Ja.—Se burló.—Como sea, sinceramente en algún punto pensé que estaba enamorado de ti.—Confesó sin pensarlo, ni siquiera él le había dado un pensamiento profundo a lo que había sentido por Dante—Sin embargo, después de estar con River...Me he dado cuenta que no era amor.

A lo mejor sonaba de otra manera y posiblemente Dante estuviera entendiendo otra cosa pero...A Cole no le importaba.

—Te admiro. Me das orgullo. Eres un ejemplo a seguir...Pero no te amo, por lo menos no de esa manera.

Dante seguía mirándolo con los ojos muy abiertos. Él caminó hacia Cole, a lo que este retrocedió, chocando con la puerta.

—¿Estás seguro?

Claro que lo estaba. Ahora no temblaba con nerviosismo al tener cerca a Dante ni al tener tu tacto en él, al contrario, ahora se sentía incómodo y quería apartarlo lo antes posible.

—Claro que lo estoy.

—¿Y por qué no te alejas?—Dante puso la mano en la nunca de Cole con firmeza y lo sostuvo.

Cole quería empujarlo.

—Te respeto.

Los ojos oscuros de Dante miraron la boca de Cole. No.

Cole trató de conseguir espacio personal sutilmente pero no lo logró.

—Antes me seguías como un perrito faldero a cualquier parte. Te gustaba mi compañía pero ahora parece que la aborreces...¿Qué cambió?

Cole no tenía la respuesta.

O tal vez sí pero todavía no se daba cuenta.

—Tengo otras cosas en mente.—Dijo sin más.—No eres mi prioridad.

Dante lució herido.

—¿Y qué lo es? ¿El mocoso?

Cole rodó los ojos.

—No debí ponerte en esa misión.—Mordió Dante.—Ahora seguirías detrás de mí.

Cole sonrió entendiendo todo.

—Siempre te ha gustado el poder.—Empezó.—Te encanta que todos vayan obedeciendo todo lo que dices o piensas. Sin embargo...¿Te duele que el hijo de Mateo, al cual seguiste durante toda tu juventud, ahora no vaya detrás de ti? ¿También te sientes frustrado?

Dante soltó una pequeña risa.

—No soy tan traumado.—Ladeó la cabeza y agarre se apretó. Cole trató de no soltar un quejido.—Simplemente sí, es raro que tú, quien me adoraba, ahora me mire como me estás mirando. Duele.

—¿Y crees que estas son maneras?—Cole miró el brazo de Dante.

Dante asintió.

—Tienes razón. Pensé que era el trato que te gustaba.—Relajó la sujeción.—Te vas a ir, y no vas a volver a ver a River, Cole.

—Eso no lo decides tú.

Él podría aún ver a River fuera.

—Créeme que puedo hacerlo.—Dante se alejó.

—¿Por qué lo harías?—Cole entrecerró los ojos, desconociéndolo.

—Ese niño ha hecho que me odies.

—Riv no ha hecho nada.—Negó.—Él no haría una cosa así. —Tal vez era porque River era demasiado bueno como para eso.—Simplemente he conocido otro lado de ti que...No conocía y no me gusta.

Cole sentía extraño. Porque a pesar de que Dante era su figura perfecta y de adoración...Este le había decepcionado y había hecho que conociera actitudes de él que no había pensando que tenía. Por el contrario, River, a quien había juzgado toda la vida, le había demostrado de mil maneras distintas y le había callado la boca bastantes veces que no era lo que pensaba, demostrándole la gran persona que era. Había idealizado mucho a uno, y había despreciado a otro. Ambos de manera errónea.

—Es bueno saberlo...—Sonaba afligido.—Antes de que te vayas...Ven.

Cole no estaba seguro pero obedeció.

—A lo mejor si lo hago, te das cuenta...Si a él le odias y puedes hacer de todo...A mí que me respetas...También.—Dijo antes de besarlo.

Cole tardó unos segundos en saber qué estaba ocurriendo, demasiado sorprendido para asimilarlo rápido.

Tuvo un conflicto de emociones y no las entendía, pero lo que estaba claro es que no le gustó.

—¡Estáis tardando mu-

La voz de alguien sonó.

Y por supuesto sabía de quién era. Reconocería su voz donde sea, esa voz le había murmurado multitud de cosas al oído.

Empujó con fuerza a Dante, y le miró decepcionado.

River ya se estaba yendo y, pues claro que Cole le seguiría, ¿por qué? No lo sabía, pero no le dejaría irse con aquella escena en la cabeza.

Dante le agarró el brazo.

—Nunca vuelvas a hacer eso.—Escupió Cole, asqueado.

Dante asintió.

—Pensé que tal vez...—Suspiró, cortándose.—Da igual, ¿hay algo que puedo hacer para remediarlo?

Cole lo pensó rápidamente. River se estaba yendo.

Sí que lo hay.

—Bien.

(...)

Cole estaba ya algo cansado de ir de allá para acá. Era la segunda vez que varios soldados lo miraban corretear de esa manera.

No obstante, lo primera vez había sido por un asunto ético y profesional; lo segundo era meramente personal. No le debía nada a River pero no quería que se fuera después de ver algo así. Aunque, sinceramente, esperaba que River hubiese notado que se estaba resistiendo -que no lo creía por la manera en la que River se estaba yendo-, así que quería aclarárselo.

—¡Scott!—Llamó.—¿Puedes detenerte?

River lo hizo, para sorpresa de Cole, tan repentinamente que casi choca con la espalda del más joven.

—Gracias.—Dijo Cole, con la voz temblorosa.

River lo miró de arriba abajo, como si estuviera comprobando que estuviera bien. Cole se sintió cálido y divertido en su pecho. River podía estar molesto pero aún así no podía dejar de preocuparse.

—No es lo que piensas.

River se encogió de hombros.

—¿Y qué pienso?

—Vamos a hablarlo, ¿sí? Nosotros hablamos las cosas, ¿no es así?

Cole sonrió con miedo a ser rechazado. No entendía por qué quería hablarlo, pero quería hacerlo.

River no dijo nada por un rato y eso aumentó el nerviosismo de Cole.

—Bien.—Dijo finalmente.

Cole comprobó que nadie estuviera pendiente de ellos, se acercó un poco para hablar con aún más intimidad y empezó a comentarle lo que ocurrió realmente.

River le creyó al momento.

—Nunca me ha caído bien.—Chasqueó la lengua y sacudió la cabeza.—Las personas con poder y dinero son malas.

Cole se rio entre dientes.

—¿Te recuerdo de qué familia vienes?

River hizo una mueca divertida.

—Es diferente.

—¿Por qué?

—Mis padres son lo mejor del mundo: amables, humildes y encantadores.

—Igual que el hijo.

River dio un vistazo nuevamente al entrono y...Agarró a Cole de la cintura. Tal vez debería haberlo alejado, pero no lo hizo, en cambio también rodeó a River.

—Dudo si lo dices de verdad o con sarcasmo.—River estaba sonriendo, la molestia de hace unos minutos ya había desaparecido y volvía a mirarle y hablarle con ternura y diversión.

—¿Todavía no me conoces?—Preguntó Cole, ladeando la cabeza.

River le dio un pequeño beso.

—Lo hago. Por eso dudo.—Balanceó sus cejas repetidamente.

Cole no pudo dejar de mirarlo. Adoraba sus pecas, adoraba el cielo en sus ojos, adoraba lo dorado de su cabello, adoraba sus labios y su sonrisa. Podría ver a River siempre y no se cansaría. Frunció el ceño.

—Oye.—Llamó River.—¿Qué piensas?

—¿Quieres venir hoy a mi casa?—Soltó sin más. Sentía la plena confianza para preguntarle aquello.

River amplió su sonrisa como un niño que había conseguido aquello por lo que había hecho un berrinche.

—No te entiendo...—Murmuró River para sí mismo.—Ahí estaré.

————————

(1/2)

Pidoperdon por las dos semanas ausente😭 El tiempo se me vino encima.

(Este capítulo será editado en un día. Habrá más detalles y narración)

¡Nos vemos el miércoles, posiblemente!

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