Holis ✨ ¿Cómo están?
Bueno, he aquí un nuevo cap.
Ya sé que se preguntan qué pasó ayer que subí capítulo (éste mismo) y no se podía abrir.
La respuesta es sencilla; lo subí sin querer, pero aún no estaba terminado así que de inmediato lo cancelé 😅
Perdón 😔
Así que ahora está listo y he aquí el resultado, así que espero que les guste 💖
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Clary avanzaba a paso seguro y rápido por uno de los pasillos de su sede, se notaba de lejos lo agotada que estaba físicamente pero aún así su expresión no flaqueaba. Tenía la ropa rasgada, el cabello sucio y el lodo pegado a la piel, lucía como si acabará de pelear contra una fiera.
Un grupo de ex cazadores la escoltaban mientras le informaban las buenas nuevas.
–Más de la mitad de los lobos han caído, su sede está hecha pedazos –exclamó lleno de orgullo un Destructor –Quedan tan pocos que ya ni siquiera cuentan como clan, apenas una pequeña manada.
Clary sonrió orgullosa y los demás compartieron aquella alegría que proyectaba, todos igual de eufóricos por haber dado el golpe de su vida y haber salidos victorisos.
–Los vampiros también han recibido una baja enorme –dijo una muchacha del fondo spredurandose a conseguir también una sonrisa de aprobación de su jefa –No han muerto todos pero nunca podrán volver a ser el clan de antes.
Clary se detuvo en seco y se volvió hacia el grupo de personas que la seguía.
–Los lobos han caído, los vampiros han caído, las brujas han caído –la mirada de orgullo la compartía con sus compañeros –Amy... ¡Amy ha caído!
Una ola de vitoreos y aplausos resonó en el pasillo, completamente absortos en su alegría, todos igual de orgullosos de su líder y de que ella haya cumplido con su palabra, al fin la bruja superior había sido derrotada.
–Su clan fue reducido a cenizas –prosiguió la líder –Nunca más volveremos a vivir entre las sombras ¡Éste es nuestro tiempo! Es el momento de que tomemos el poder y nos apoderemos de la tierra que nos pertenece –señaló al techo, a la tierra más allá de el. Ya no vivirían más en cuevas, ahora serían dueños de su libertad.
–¿Y qué hay del niño? –preguntó una mujer pelinegra con una vieja cicatriz en el rostro –¿Lo mataremos?
–Sí ¿Qué haremos con él? –una voz al fondo del pasillo preguntó.
La pelinegra de cicatriz dió un paso al frente de sus compañeros.
–Todos sabemos ahora que es hijo de la bruja ¿Por qué aún no está muerto? Él se ha mezclado con los de su clan, incluso la llama madre ahora ¡¿Por qué sigue respirando?!
La mirada de Clary se endureció ante la repentina imponencia de aquella mujer, que parecía hablarle de manera hostil, cómo si quisiera empezar una revolución.
–¡Hay que matarlo! –gritó alguien más y los presentes apoyaron la moción entre gritos.
–¡No! –la voz de Clary los calló –Nadie va a tocar al muchacho.
–Pero señora...
–¡Nadie lo va a tocar! –repitió con aún más firmeza, no estaba dispuesta a dejar que su palabra se ponga en duda –Ese chico es mío, mi trofeo por haber vencido a Amy y ninguno de ustedes tiene derecho a tocarlo.
–¡Él es hijo de la sangre impura de esa bruja! –exclamó la pelinegra –Es cuestión de tiempo para que nos traicione y destruya el clan.
–No hará eso.
–¿Cómo está tan segura? Él era de los nuestros y ahora llama madre a Amy ¡Es un traidor y tiene que morir!
–¡Yo soy su líder! –gritó Clary –Los he llevado a la victoria y ese chico es mi trofeo, si alguno de ustedes se atreve si quiera a tocarle un pelo yo misma los destruiré.
Se hizo un silencio muerto en todo el pasadizo.
–No me pongan a prueba.
Y sin decir más continuó su caminata prohibiendoles con una mirada el seguirla y avanzó firmemente hacia donde tenían a Aiden encerrado.
Clary no lo sabía pero una chispa de hostilidad había encendido entre los presentes y no faltaría mucho hasta que sea una gran fogata.
****
Al cabo de unas horas Elián volvió y en sus brazos traía a una devastada Amy, aún sus heridas no habían sanado y la sangre se deslizaba lentamente por sus brazos hasta estrellarse contra el suelo. Ni bien Sasha los vio llegar les abrió la puerta apresuradamente y antes de que llegara a dejar a Amy sobre el sofá Evan apareció para ayúdalo.
Elián notó que Evan también estaba herido, al parecer las peleas que Amy tuvo antes de su llegada lo afectaron por el lazo, pero a pesar de estar agotado toda su atención y preocupación estaban centradas en su enlazada.
–Amy –murmuró altamente preocupado al verla inconsciente.
Elián miró al híbrido por sobre su hombro izquierdo.
–Estará bien, no te preocupes. Mientras tú sigas con vida ella estará a salvo –y se puso de pie luego de ver cómo un corte en la piel de su amada comenzaba a cicatrizar.
El vampiro se hizo a un lado permitiendo que Evan se sentará en el suelo, junto al sofá donde Amy yacia y la tomara por la mano con tanto cuidado y amor como si se tratara de una rosa única en el mundo. Era un tanto doloroso para Elián ver qué alguien más amaba a Amy como él lo hacía pero sabía que no era momento para sentir celos por algo así, todos estaban agotados físicamente, mental y emocionalmente como para dejarse llevar por algo tan infantil como eso.
Sasha acudió rápidamente en su ayuda, Elián también lucía cansado y aunque no presentaba heridas profundas se notaba que su cuerpo tardaba un poco en regenerarse, después de todo ya no tenía enlazada y su curación era menos veloz que las de otros vampiros.
–Mírate –susurró la pelirroja –Si tan solo tuviese mi magia no estarías así, ni Amy... –su mirada entristeció –Quizás habría ayudado más y habría evitado tantas cosas...
Elián sonrió débilmente, tomó el rostro de su bruja entre sus manos y apoyó su frente contra la suya.
–Haces más de lo que crees, no necesitas magia para ayudar.
–Pero tus heridas, si tan solo fuera tu enlazada... –los ojos verdes de Sasha se llenaron de lágrimas.
–Estas heridas sanarán, soy un vampiro recuérdalo, esto no es nada para mí –se apartó levemente para que pudieran conectar sus miradas –Tú eres y siempre serás mi bruja, con o sin magia tú sigues siendo mi otra mitad.
«No importa si no tienes magia, aún así tu presencia me reconforta y eso es suficiente para mí.
Evan que estaba junto a Amy había escuchado aquella conversación y contemplando a Amy le acarició la mejilla. En el pasado había deseado tener una enlazada solo para tener poder e imponer terror en los demás, pero esa parte de sí se esfumó con lo años mientras su espíritu maduraba y ahora veía a Amy como el tesoro que siempre debió ser. Comprendía el cariño que Elián le expresaba a Sasha porque esa siempre debió ser la manera en la que todos los vampiros debían ver realmente a sus enlazadas, como un tesoro.
Las brujas eran la otra mitad de cada vampiro, sus almas estaban unidas y es por eso que debían ser apreciadas cómo lo más valioso para sí mismos, porque realmente estarían apreciando en vida a su propia alma. Elián sabía esto y quizás era uno de los pocos vampiros que lo tenía tan en claro que gracias a eso su unión con Sasha era más fuerte que las de otros enlazados, por eso funcionaban tan bien juntos porque ese vampiro jamás hizo diferencia entre ambos, siempre trato a Sasha cómo lo que es, la otra mitad de su alma.
Ahora que el tiempo había pasado Evan había comprendido mejor está unión pudiendo desarrollar un lazo por igual con su enlazada, a Amy la amaba pero no solo por lo que tenían como amantes, sino también por el hecho de su unión mágica; ambos eran la mitad del otro y habían sido creados para ello.
Los dedos de Amy se removieron suavemente entre las manos de su híbrido y éste acarició su piel lentamente para darle confort. Podía sentir en su pecho un gran nudo de angustia que llevaba a dejarle la garganta cerrada y no era un sentimiento propio más bien el de ella que por el lazo se lo transmitía. Ver a Amy sufrir era mil veces más doloroso de lo que alguna vez pudo sentir por alguien más.
–Tranquila cariño, ya todo paso –susurró –Ya estás a salvo.
–E... –Amy balbuceó pero una punzada de dolor la interrumpió.
Elián se volvió hacia ella al escucharla hablar y él tanto como el híbrido compartieron miradas.
–Quizás necesitemos de una bruja –dijo Evan –De alguien que pueda sanar sus heridas más rápido, ella apenas puede con lo agotada que está.
–No hay nadie –exclamó Elián –Todo el lugar cayó... Y creo que quienes sigan vivos no querrán ayudarla.
El híbrido bajo la mirada al oír aquello.
–Debí ir contigo, quizás hubiese ayudado a evitar esas muertes... Cuando Amy despierte...
–Cuando ella despierte estará muy lejos de aquí.
De inmediato los ojos bicolor del híbrido se fijaron en Elián.
–¿De qué hablas?
Elian se cruzó de brazos y su mirada se endureció.
–Me la llevaré a un lugar seguro, lejos de aquí.
–¿Estás loco? No te llevarás a mi esposa.
–Es por su bien –siseó el vampiro –Las pocas brujas y cazadores que han sobrevivido a esa masacre vendrán por ella muy pronto ¿Acaso piensas que no le echarán la culpa? Dirán que no quiso protegerlos en cuanto la llamaron ¡Vendrán a buscar si cabeza tal como hicieron con Megan!
Evan se puso de pie en un golpe y antes de que avanzará avasallante contra Elián, Sasha se puso en medio de ambos.
–¡No lo permitiré! –los ojos bicolor del castaño centellaron de ira –Nadie va a hacerle daño mientras yo esté aquí, y no voy a dejar que la alejes de su hogar y su familia.
–¿Cuál familia? Todos están muertos, sería un milagro si vemos a sus hermanos entrar por esa puerta ¿En verdad crees que le queda algo en este estúpido pueblo?
Evan apretó los puños ante las palabras llenas de desdén con las que el vampiro hablaba. Ambos estaban enojados con el destino y los sucesos que los llevaron a dónde estaban parados.
–En este estúpido pueblo está su gente –insistió Evan –Sus hijos, sus hermanos y sus amigos.
–Entonces que vengan aquellos que aún están con vida y quiénes todavía están de su lado, pero me llevaré a Amy quieras o no.
Evan pateó la mesita de centro y está voló un metro hacia un costado golpeando una pared.
–¡No puedes decidir por ella!
–Lo hago por su bien ¿Qué piensas que pasará cuando los cazadores vengan a buscarla para darle un juicio? ¿Acaso crees que los lobos y los vampiros estarán de nuestro lado después de estos ataques? ¡¿Realmente piensas que ellos no la culpan?! –la expresión calmada de Elián se fracturó mostrando al fin la ira que guardaba en su interior –No voy a dejarla aquí para que se convierta en una presa fácil.
–Yo la protegeré.
Elián entornó la mirada, como si un velo oscuro cayera sobre ella.
–Tuviste más de dieciocho años para hacerlo y aquí estamos –Elián avanzó haciendo a un lado a su bruja y se enfrentó a Evan –Ahora me toca a mí. Ya no volveré a irme sin ella, está vez seré yo quien proteja a Amy.
Negándose a convertirse en el villano de una historia Elián nego ante sus propias palabras, cerró los ojos un instante para recuperar la calma y al abrirlos contempló a Evan con compresión.
–Sé que te molesta que sea yo quien tome esa decisión, si lo hubiese dicho Lucian quizás habrías aceptado desde el inicio, pero esto no se trata de nosotros y nuestros celos o de lo que siente Amy por ambos, se trata de su bienestar y el de su familia.
«No quiero perderla, Evan, y no voy a dejar que se enfrente a cuatro clanes, incluyendo a Los Destructores, solo por el capricho de ver quién se la queda. Puedes venir con nosotros si quieres, pero está vez seré yo quien tome las decisiones por su bien y por el de todos.
Evan se volvió hacia Amy y al contemplar su estado tan deteriorado sintió una fuerte punzada al corazón, un dolor más allá del físico. Elián tenía razón y eso aumentaba el dolor en su pecho, pero por Amy haría lo que fuera para salvarla aún si su corazón se rompiera.
–En cuanto... En cuanto se recupere nos iremos todos de aquí –murmuró el híbrido.
****
El dolor de cuerpo era casi insoportable, tanto que Thomas soltó un gruñido entre dientes apenas abriendo los ojos, respirar incluso era un calvario, sentía que cada parte de su ser ardía en dolor y por cada respiración su cuerpo lo castigaba con una punzada aguda.
Temblaba por la fiebre, su cuerpo humano enfrentaba el shock de haber vivido en tan pocas horas tantas cosas y aún así tenía fuerzas para recuperar la conciencia.
El ataque lo habían dejado destruido físicamente y el recuperarse era algo increíble a tal nivel, más teniendo en cuenta que su regeneración sobrenatural rápida solo ocurría cuando estaba convertido en lobo y en este momento era su cuerpo humano el que trataba de sanar sus heridas, claro que al tener sangre de lobo sanaría un poco más rápido pero no tan veloz como lo sería si estuviese transformado.
Miró a su alrededor, estaba en una habitación a media luz, un reloj colgaba de la pared delantera marcando las ocho de la mañana, el amanecer al fin había llegado y con el un nuevo día.
Tragó duro al tratar de incorporarse y caer nuevamente hacia atrás contra la almohada, pues sus brazos no tenían la fuerza suficiente para mantenerse erguido.
El dolor muscular recorrió cada centímetro de su cuerpo.
-¿Ro...? -el mareo intenso lo azotó y tuvo que cerrar los ojos por un momento para volver a centrar la imagen de aquella habitación.
De pronto alguien ingresó a puntas de pie para no despertarlo pero cuando sus ojos hicieron contacto con la mirada café de Hedia sintió alivio.
-Thomas -exclamó esbozando una sonrisa -Dios, ya despertaste.
La muchacha corrió hacia él y tomó su mano pero el alfa soltó un ligero gemido de dolor y ella lo liberó de inmediato.
-Lo siento, lo siento, no quise... -se volvió hacia la puerta. Estaba tan feliz de verlo despierto que apenas podía juntar palabras -Iré a buscar a Wade.
-No, espera... -sin embargo no pudo acabar de hablar cuando la muchacha ya se había ido.
La habitación volvió a sumirse en un silencio tranquilo y fue cuando el chico se obligó a sí mismo a desconectarse los electrodos y las agujas que atravesaban su piel. Cada movimiento era doloroso, podía jurar que le dolía hasta los cabellos de ser posible.
El recuerdo de la noche pasada venía a él una y otra vez como en pequeñas explosiones dónde veía a Rory apoyándose contra él antes de que todo se volviera oscuro.
Su pequeña niña había estado realmente muy asustada por aquellos enemigos que los perseguían, de seguro ha de estar aún completamente atemorizada, necesitaba verla, abrazarla y decirle que todo estaría bien, que él ya estaba nuevamente con ella.
Necesitaba verla, tenerla a su lado porque era lo más importante para él, ella era el motivo por el cual aún luchaba por un mundo mejor y se esforzaba para que el día de mañana Rory creciera en un lugar de paz.
Ponerse de pie parecía ser el reto más grande de su vida cuando se quitó las sábanas de encima e intentó obligar a sus piernas a mantenerlo en pie, sin embargo cuando apoyó un poco de su peso sobre el suelo sus rodillas flaquearon y cayó estrepitosamente. Soltó una maldición entre dientes ante el agudo dolor muscular que lo recorrió completamente.
La habitación se iluminó de pronto y Wade ingresó apresuradamente seguido de su prometida, fue entonces cuando ambos vieron al alfa tendido en el suelo esforzándose por volver a ponerse de pie.
-¡Thomas! ¡¿Qué diablos haces?! -el pelinegro corrió a auxiliarlo y apoyándolo contra su cuerpo lo puso de pie para luego volver a sentarlo en la cama -¡¿Acaso eres imbécil?! ¡Aún estás débil, maldita sea!
El alfa gruñó adolorido y se observó el brazo amputado hasta por sobre su codo, tenía un montón de vendas cubriendo la herida punzante de dolor que parecía latirle al ritmo de su corazón acelerado.
-Yo solo... solo quería... –el shock de verse sin un brazo lo tenía confundido.
Sabía que no volvería a recuperar su miembro amputado pero éste no era su prioridad ahora mismo.
-No digas nada, vamos, vuelve a recostarte, aún estás muy débil, necesitas recuperarte -le pidió su joven abuelo -Perdiste un brazo, no un dedo, idiota, no trates de levantarte así como si nada.
Thomas observó a su alrededor con desesperación, aún cuando intentaba poner resistencia contra Wade éste lo manipuló fácilmente para recostarlo nuevamente y cubrirlo otra vez con las sábanas.
-Thomas, perdiste mucha sangre, por favor no te sobre esfuerces -exclamó Hedia apoyándole una mano sobre la suya -El médico vendrá pronto para asegurarse que estés bien.
-No, yo estoy bien, solo... -tragó saliva, nuevamente los mareos volvieron -Solo necesito verla.
Wade y Hedia compartieron una rápida mirada llena de preocupación.
-Debes descansar, el médico... -empezó a decir Wade con un muy mal fingido tono de regaño.
-Wade, llama a Rory, dile que desperté -la voz de Thomas se oía baja y cansada -Dile que venga, por favor.
-Thomas, en este momento ella no puede...
-Wade, ayer fue un infierno, tú no sabes lo asustada que estaba -exclamó con un repentino nudo en la garganta al recordar los sucesos -Ella... Ella tuvo una visión.
-¿De qué hablas?
–¿Visiones? –preguntó Hedia –¿Cómo Rouse?
-Sí, al igual que ella, y me dijo que vio su propia muerte -inspiró profundamente -Wade, Hedia... Si yo pierdo a Rory mi vida no tiene sentido, así que por favor traiganla ante mí, necesito ver qué está bien.
Hedia no pudo contener las lágrimas y se giró hacia otro lado para que Thomas no pudiese ver su expresión.
Wade permaneció en silencio, de repente un recuerdo de su tía vino a él en dónde le decía que el destino a veces no podría ser cambiado, que si morir era parte de ese destino tarde o temprano pasaría, pero esto no lo sabía Thomas.
-Thomas, Rory está...
-Está durmiendo -se apresuró a decir Hedia -Es pequeña y ha pasado por mucho, deberíamos dejarla descansar -se volvió hacia su prometido dándole una mirada significativa y éste solo asintió.
-Cuando ella despierte la traeremos aquí -Wade se acercó a Thomas y le acarició el cabello -Descansa ahora, han tenido un día difícil, es hora de que duermas.
Thomas dudó un momento pero la sensación de agotamiento que presentaba su cuerpo lo tumbaba nuevamente contra el colchón una y otra vez. Es cierto que habían tenido una noche complicada pero ahora estaban a salvo, su familia estaba con él y por fin podía dejar ir el estrés del día anterior.
-Esta bien, pero cuando ella despierte...
-Sí, la traeremos -lo interrumpió el pelinegro -No te preocupes.
Thomas asintió lentamente mientras se dejaba llevar por el sueño.
Wade salió apresuradamente de la habitación una vez que se aseguró de que Thomas esté profundamente dormido y Hedia lo siguió. El licántropo se detuvo a mitad del pasillo, cabizbajo y su prometida lo abrazó por la espalda sin dudar.
–Y ahora ¿Qué le vamos a decir?
–La verdad –murmuró la muchacha.
****
La tormenta había pasado, la mañana al fin se asomó y un nuevo día empezaba para todos. Aunque la batalla fue dura aún había vida entre los escombros y aquellos que podían estar de pie empezaron a reunirse nuevamente, ya no eran tantos pero seguían existiendo.
Entre los tres clanes atacados los vampiros fueron los que menos daño recibieron, su líder logró acudir en su ayuda y gracias a él y a su hermano gemelo pudieron salvar más vidas de lo contado. Por otro lado, el clan con más bajas resultó ser Los cazadores, su gente se redujo tan drásticamente que los miembros vivos se podían contar con los dedos se las manos, habían sido atacados a tal punto que de un ejército solo quedaban cenizas y odio.
Los lobos por su parte eran segundos más afectados, su clan cayó tanto que no pasaban de ser una pequeña manada de treinta personas o poco más.
Después de dejar a Amy descansar en casa Evan fue a ver lo que quedaba de la sede de licántropos y con lo que se encontró lo dejó boquiabierto pues era peor de lo que imaginaba. Las personas que fueron a ayudar aún sacaban cuerpos de entre los escombros y no pudo aguantar seguir viendo cuando a rastras llevaban el cadáver de un niño pequeño que había sido afectado por el fuego. Tomó su teléfono celular de su bolsillo y marcó nuevamente el número de Liam, había estado toda la mañana llamando pero él no contestó y eso le estaba creando un gran nudo en el estómago, no veía a sus niños desde hace horas y luego de todo está catástrofe su ansiedad subió hasta las nubes.
–¡Papá! –escuchó de pronto y se volvió inmediata hacia la entrada del bosque por dónde Naomí venía corriendo seguida de Liam.
Sintió como si una nube de calma cayera sobre sus hombros en el momento en que vio a sus hijos sanos y salvos.
Espero con los brazos abiertos hasta que Naomí se arrojó a él y la abrazó con fuerza.
–¿Dónde estaban? –les preguntó alzando la mirada hacia Liam, lo jaló de la nuca para atraerlo hacia él y abrazarlos al mismo tiempo –No saben lo preocupado que estaba, los busqué en cada una de las sedes, mandé a varios vampiros a traerlos pero nadie los encontraba ¿Dónde diablos estaban?
–Conmigo –exclamó una amigable y conocida voz masculina.
Evan llevó su mirada más allá, hacia el camino de entrada y vio a Gastón asomarse girando unas llaves de auto en su dedo índice.
–¿Tú?
–Me encontré con tu hijo apenas todo comenzó y antes de que quisiera hacerse el héroe lo obligué a buscar a Naomi para luego llevarlos a mi casa.
Liam se apartó de su padre y le dió una mirada molesta al vampiro pelinegro.
–Él me encerró, en una habitación subterránea –se quejó –Como si yo fuese un puto animal.
–Lo hice porque intentaste golpearme –se defendió el chico de tatuaje en la mejilla –Era obvio que un adolescente hormonal como tú se creería superhéroe y querrías ir a pelear contra esos tipos para acabar muerto por tu estupidez, solo hice lo más sensato que podía y era poner a salvó a los hijos de mi amigo.
Evan sonrió ligeramente, se acercó a Gastón y le dió la mano pero el vampiro tiró de él y lo abrazó.
–Gracias –exclamó el híbrido –Estoy en deuda contigo.
–Descuida, seguro Naomi ya saldo esa deuda –dijo Liam apartando la mirada molesto y recibió un golpe en la nuca por parte de su melliza.
–¿Qué? –Evan se volvió hacia su hija.
–No sé a qué se refiere.
Evan ignoró aquello y se volvió hacia Liam.
–¿Dónde está Aiden?
–¿Qué? ¿No está con ustedes?
Una sensación de nudo apretado apareció de pronto en el pecho del híbrido.
–No, no lo ví en todo el día, ni siquiera ayer, pensé que estaría con ustedes.
–No hablamos con Aiden desde hace horas –le dijo Naomí –Intenté llamarlo pero no contestó, sin embargo Miku tampoco contesta mis llamadas.
–¿Crees que estén juntos?
–Eso espero –contestó la joven –¿Quieres que le llame a mamá? Quizás ella sepa...
–No, tu madre está muy delicada, necesita descanso absoluto. Yo hablaré con Elián, seguro él sabe dónde estén, después de todo es quien conoce mejor a esa chica, así que no preocuparemos aún más a tu madre y dejen que nosotros nos encarguemos.
Gastón se había alejado de aquellos tres hace un rato para ver el cumulo de escombros en los que se había convertido la sede de licántropos.
–Vaya, que desastre –exclamó cambiando de tema –¿El alfa también murió?
Evan lo alcanzó y ambos contemplaron las ruinas.
–No, está en el hospital, tengo que ir a verlo en un rato...
Gastón examinó con sus ojos azules la expresión desolada de su amigo el híbrido.
–Aparte de esto ocurrió algo más ¿No es así?
Evan asintió y con un suspiro habló.
–Rory, su hija, dicen que está muerta.
–¡¿Qué?! –los mellizos hablaron a un mismo tiempo y se acercaron a su padre.
–¿Muerta? –preguntó Liam –¿Cómo es posible?
–¿Dónde está? –preguntó está vez Naomí.
La pequeña Rory era prima de aquellos dos adolescentes y la querían muchísimo al igual que todo aquel que la vio nacer y crecer. Además Thomas era su tío con el que mantenían un lazo muy especial y sabían bien que Rory lo era todo para él.
–No han encontrado su cuerpo pero Wade me confirmó que la sangre era suya y que había perdido bastante... –el enojo y la frustración se podían apreciar en los ojos celestes grisáceos de Evan –Se la han llevado como a un trofeo... Cómo si fuese la cabeza de un ciervo para enmarcar en la pared.
Su odio era aún mayor pues al igual que él Rory era un híbrido y desde pequeño siempre fue perseguido cuál presa hasta que pudo ser lo suficientemente fuerte para volverse un cazador, sin embargo Rory no tuvo la misma suerte y ellos la atraparon.
–¿El tío Thomas ya lo sabe? –le preguntó la muchacha de ojos verdes.
–Aún no, él fue atacado gravemente y perdió un brazo, aún está recuperándose del shock y no creen que sea conveniente decirles lo de su clan, mucho menos lo de Rory.
–¿Cómo es que perdió un brazo? –preguntó repentinamente Gastón.
Evan llevó su mirada a aquellas personas que metían el cuerpo del niño dentro de una manta.
–La estaba protegiendo, esos tipos querían a Rory y él luchó hasta quedar inconsciente... Si tan solo lo hubiese seguido, pero perdí su rastro y fui lo suficientemente idiota como para no relevarle esa tarea a Elián, es obvio que él es mejor rastreador que cualquiera.
–De nada sirve llorar sobre los hechos –le dijo Gastón dándole una palmada al hombro –¿Por qué no vamos al hospital? Estoy seguro que tus hijos quieren ver a su tío ¿No es así?
Naomi tanto como Liam asintieron ante la pregunta. Aunque su padre no lo decía explícitamente se entendía de todos modos como este suceso con Rory había sido un golpe bajo para él tratándose de la hija de su única y difunta hermana, y a la vez siendo la hija de su mejor amigo Thomas.
****
La habitación estaba sumida en silencio, todo estaba calmo y se sentía vagamente fantasmal. Thomas que estaba despierto desde hace unos minutos, un tanto desorientado, arrojó las sábanas a un lado y se apeó de la cama, caminando débil y descalzo por el suelo frío hasta la puerta y abriéndola se aseguró de que nadie estuviese al otro lado vigilando.
El corazón le latía rápidamente y aunque el dolor de su cuerpo era enorme se obligó a sí mismo a dar cada vez un paso más al frente, avanzando por aquel corredor en busca de su hija a la cual no veía desde hace varias horas.
Estaba en un sector médico pero no lograba reconocer el lugar a simple vista, lucía como una de las sedes quizás la de vampiros y había algo en el ambiente que no estaba bien, se sentía pesado e incómodo. Pronto empezó a sentir un aroma a sangre pero no pertenecía a una sola persona sino a varias, todo el lugar tenía ese aroma metálico y dulce.
Antes de girar por un pasillo escuchó unas voces y reconoció a una de ellas como la de Wade.
-Aún hay cuerpos por llevar, asegúrese de darles un sepulcro digno, esos lobos no merecen menos después de todo.
Parecía estar dándole órdenes a un joven mensajero que salió corriendo por las puertas principales en dirección a la sede de licántropos.
Lobos, había lobos muertos. Thomas se quedó paralizado al oír aquello.
Clary no solo lo atacó a él sino también a su gente y los había asesinado, a muchos de ellos, a sus amigos, a sus aliado, a la gente que confiaba en él.
Se llevó ambas manos a la cabeza, los había defraudado, estos licántropos habían confiado en él por años y en tan solo una noche fueron asesinados ¿Qué clase de líder era si fue incapaz de salvarlos?
-¿Thomas?
Se giró para encontrarse con Evan que venía detrás suyo por el corredor acompañado de sus dos hijos y Gastón, el híbrido lucía cansado pues las ojeras debajo de sus ojos lo delataban bastante.
-Evan.
-¿Qué haces de pie? Debes descansar.
Thomas avanzó hacia su mejor amigo y éste lo abrazó.
-¿Evan, dónde está Rory? -preguntó sin más. El mundo podía ser un desastre en este momento pero quizás mejoraría un poco si volviera verla.
-Thomas debes descansar... -insistió tras apoyarle las manos en los hombros pero el alfa lo apartó de un golpe.
-¡Al diablo con el descanso! ¡¿Dónde está mi hija?!
Evan apretó los labios y Thomas vio más allá de él, a sus sobrinos que ni siquiera podían verlo a los ojos. Thomas había pasado por tanto, había perdido tanto que ninguno se animaba a decirle algo así.
Para Evan, Thomas era su mejor amigo, habían entablado una amistad sincera y fuerte desde años que no podía mentirle pero tampoco se animaba a ser quien lo lastimara de tal manera.
Perder a sus padres, a sus amigos, a su clan y ahora a su familia era literalmente la manera perfecta para destruirlo por completo.
-¡Thomas! ¿Qué haces de pie?
Wade apareció en escena y Thomas se alejó de ambos, para mantener distancia con ellos y poder ver sus rostros, así también evitar que a la fuerza lo lleven a esa maldita habitación dónde había estado durmiendo.
-¡Quiero ver a mi hija! ¡Díganme dónde está!
Hedia llegó junto a ellos trayendo consigo una chaqueta entre sus brazo la cual abrazaba con fuerza.
-Thomas, debes calmarte -Evan tendió una mano hacia él pero el alfa la apartó.
-¡No! No voy a calmarme hasta ver a Rory ¡Ayer casi nos matan! ¡Tú estabas ahí, la viste! -su voz se rompió -Ella estaba tan aterrada... Y ahora yo lo estoy porque ninguno de ustedes me dice qué pasó.
La mirada de un padre desesperado trajo a Wade amargos recuerdos de cuando se enteró que su querida hija, Karen, había muerto.
-No es momento para hablar de eso, Tommy.
-¿Qué? ¿No es momento? -la furia en su voz estaba contenida por un llanto que quería escapar -¡Es mi hija! ¡Es mi mundo! ¡¿Dónde está?!
Naomí soltó un sollozo y se tapó la boca con ambas manos aunque las lágrimas se le deslizaban por sobre sus dedos. Thomas la vio llorar y una punzada atravesó su corazón.
-¿Por qué lloras...?
Sus ojos cafés examinaron los rostros de aquellos que tenía en frente, todos lo veían de un mismo modo, con angustia y pena como si estuviese viendo a un animal moribundo. Era doloroso ver esas expresiones pero también le causan ira porque no eran capaces de decirle algo.
-Naomí ¡¿Por qué estás..? -adelantó unos pasos firmes hacia ella pero Liam se puso delante y Evan detuvo al alfa tomándolo por un hombro.
Thomas se volvió hacia el híbrido y éste con un gran pesar lo miró directamente a los ojos.
-... Se ha ido.
Un silencio enorme cayó sobre ellos como un golpe.
-Había sangre y solo encontramos esto -Wade se colocó a un lado de Thomas y le entregó el pedazo de tela, el mismo pertenecía al vestido de la niña.
Se sintió como si el mundo se cayera en pedazos, como si el alma del alfa fuese arrebatada de su cuerpo al momento en que tomó en sus manos aquel trozo de tela. Sentía un nudo en el estómago y la sensación de que su presión había bajado hasta el límite, al punto de marearse y tambalear.
-¡Thomas! -Evan lo detuvo cuando el alfa cayó de bruces al suelo.
-¿Muerta? -musitó sin poder creerlo -¿Mi hija está muerta?
Evan abrazó con fuerza a su mejor amigo al sentir como el cuerpo de éste temblaba.
-No es posible, ella no puede estar...
Wade se giró hacia Hedia, no podía soportar ver a su nieto así y ella lo confortó de inmediato con un abrazo.
-Ella no... No... No puede estar muerta, no puede –y esos ojos cafés se volvieron lágrimas al mirar nuevamente a su mejor amigo –Evan, mi niña no puede estar muerta, por favor.
–Lo siento tanto.
–No... ¡No! –su grito brusco sorprendió a todos y a empujones se puso de pie, alejando a Evan y a todos los que querían ayudarlo.
–Thomas, tienes que calmarte –exclamó Wade queriendo dar un paso al frente pero su nieto retrocedió.
–¡No! ¡Ella no está muerta! ¡No lo está! –su mirada era la de una fiera y sus ojos dorados empezaron a centellar –¡¿Dónde está mi hija?! ¡Quiero verla!
–Tío Thomas, por favor... –la voz quebrada de Naomí llamó su atención.
Thomas tenía ante él a Evan y a sus dos hijos que tuvo con Amy, ellos estaban bien, a salvo, mientras que su hija estaba muerta, se sentía como algo completamente doloroso e injusto ¿Por qué el seguía perdiendo todo y a todos?
–¿Dónde está Rory? –preguntó con los dientes apretados por la furia.
–No han encontrado su cuerpo –respondió Liam completamente serio –Pero tal vez la tengan ellos.
Evan se giró de inmediato hacia su hijo con una mirada dura para que se calle, decirle algo así a Thomas solo aumentaría el estrés y su cuerpo no estaba ni siquiera sano como para soportar un shock tras otro.
–¿Desde hace cuánto lo saben? –pero nadie respondió –¡¿Desde cuándo?!
–Ayer –susurró Wade.
Y el corazón del alfa se quebró aún más de ser posible.
–Todos ustedes lo sabían ¿Pero no pensaban decírmelo?
–Queríamos que te recuperarás antes, aún estás muy mal –exclamó Hedia –No estabas listo.
–¡Es mi hija! ¡Mientras yo estaba acostado en una puta cama ella es secuestrada por esos tipos! ¡Pueden estar torturandola y ustedes lo saben!
–Había mucha sangre en el lugar, Thomas –dijo Hedia haciéndole entender que quizás ya no esté viva.
El alfa se negó a oír aquello, para él su hija seguía viva y no dejaría de pensarlo hasta verla de nuevo.
–Iré a buscarla.
–¡No, Thomas! –Wade lo persiguió al ver que se dirigía a la salida y se puso delante suyo –Apenas puedes caminar ¿A dónde crees que vas?
–Sal de mi camino, Wade –sus ojos habían tomado una luz oscura como si parte de su alma se hubiese apagado.
–No lo haré, no dejaré que des un paso más. Ni siquiera estás completamente en tus sentidos, no puedes transformarte.
–No necesito ser un lobo para encontrar a mi hija.
–¿En serio piensas que podrás llegar lejos a paso de hombre y sin un brazo? –Gastón preguntó desde atrás pero Thomas no le respondió y siguió caminando.
–Tommy, escúchame, no puedes... –y de repente el alfa lo tomó por el cuello tan fuerte que lo dejó sin aire.
–Déjame en paz –siseó con odio.
Está era la primera vez que Wade sintió real amenaza por parte de Thomas pues su lobo interior se puso tan alerta que todos los vellos de su cuerpo se erizaron.
–No puedo hacer eso... –balbuceó con dificultad –Tú eres mi familia.
No solo la peligrosidad de Thomas llegó a ser lo sorprendente para Wade sino también la mirada que traía y el extraño color que empezaban a tomar sus ojos, ya no eran puramente dorados sino que empezaban a tener destellos de un tono cobrizo.
–Ya no.
Y clavó con fuerza sus dedos en la garganta de Wade, sin embargo no llegó a hacerle mayor daño pues Evan le clavó un tranquilizante en el cuello y éste comenzó a hacer efecto de inmediato. El cuerpo de Thomas estaba tan débil que solo un tranquilizante era capaz de echarlo al suelo y Wade tuvo que sostenerlo en brazos sino se golpearía al perder las fuerzas en sus piernas.
La mirada del alfa viajó al rostro de Evan y le transmitió tanta ira como podía hasta que al fin se quedó dormido.