Lost princess » [Sovieshu]

By Shiniu05

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"Aunque crecí llena de lujos me sentí como una ave enjaulada, pero aquí siento que al fin soy libre, aquí pue... More

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Preguntas y Respuestas
Special one: What if ...
Special Two: Brothers forever...

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By Shiniu05

La mañana finalmente había aparecido, pero la alegría de despertar nuevamente no era algo que él emperador sintiera.

Se encontraba totalmente estresado y cansado, había estado en un viaje oficial esos tres días, pero mientras hacía sus labores de gobernante también planeaba el banquete que haría en honor a su hijo.

Sabía que aquel bebé no sería adoptado por Navier, pues planeaba divorciarse de esta lo más pronto posible, y tampoco obligaría a Amira a adoptarlo, si es que ella aceptaba casarse con él, por lo que tenía que buscar una manera de que su hijo fuera respetado, por ello lo presentaría como su primer hijo, así aunque no sea un príncipe seria bien tratado.

Pese a que estaba ocupado con sus labores de emperador no le iba a dejar a la emperatriz que planeara aquel banquete, pues sería muy estúpido de su parte pedirle aquello a su esposa.

— Su majestad — la voz de uno de sus asistentes lo sacó de sus pensares — el carruaje está listo — informó.

Sovieshu asintió y caminó directamente a la salida de aquel lugar, le urgía llegar al palacio para saber si habían noticias nuevas de su amada.

Apenas habían pasado cuatro días de su despedida, pero la extrañaba demasiado, era muy diferente el no verla pero tenerla cerca a no verla pero tenerla lejos.

Extrañaba todo de ella, anhelaba con todo su ser poder verla aunque sea en la lejanía, saber que estaba feliz en dónde estuviera, saber que estaba cómoda y que la trataban bien, necesitaba saber si ella se estaba adaptando a su nueva vida, porque si no era así y lo único que ella recibía era dolor se la llevaría lejos sin importarle el que dirán, pues quería que aquella hermosa y radiante sonrisa que su amada tenía jamas fuera borrada.

××××××

Navier miró la invitación que le había entregado Liliane al apenas despertar, tenía que hablar con Sovieshu al respecto, pero no sabía cuando este regresaría de aquel viaje oficial.

Se recostó en aquella banca y miró el cielo pensando en alguna posible respuesta, quería ir, pero había demasiado trabajo que hacer.

"Aunque si trabajo un poco más podría asistir, al menos a la ceremonia, a la celebración solo asistiría por poco tiempo" suspiró, quería que su trabajo no se acumulara.

Suspiró cansada mientras llevaba una mano a su frente, tenía que hablar urgentemente con el emperador, pues este tenía la última decisión.

— ¿Te sientes mal? — una voz masculina la sacó de sus pensamientos.

Al mirar al dueño de aquella voz suspiró, ya que se trataba de Sovieshu.

— No, estoy bien — respondió la rubia mientras se ponía de pie.

El mayor miró preocupado a su esposa, creía que quizás el hecho de que él vaya a celebrar un banquete en honor a su hijo tal vez afectaba a la Trovi.

— ¿Te molesta que celebre un banquete de bienvenida para el bebé? — preguntó

Navier miró a su esposo y negó, no le molestaba, no sentía nada al respecto, agradecía internamente que él no la obligara ni a asistir ni a ser la anfitriona de aquella celebración.

— Es comprensible que quieras que al menos sea reconocido como tú primogénito, y la verdad aquello no me afecta — dijo la emperatriz con una leve sonrisa para transmitir su sinceridad.

Sovieshu miró a su esposa por un momento, era extraño verla sonreír, y debía de admitir que se veía muy hermosa haciéndolo, sonrió tras recordar que fue la llegada del principe Heinrey lo que la hizo ser más expresiva.

La llegada de aquel joven rubio afectó de una manera positiva la vida de la Trovi, al igual que la llegada de Amira había afectado la de él.

— Liliane me entregó esto — informó la rubia mientras extendía un sobre.

Sovieshu tomó aquel sobre y sonrió incoscientemente al reconocer la letra que yacía en él.

"Para: El emperador"

— Mandó dos, la mía la acabo de leer, Liliane andaba apurada así que me dejó la de usted — explicó la emperatriz con una sonrisa al ver la felicidad que emanaba de los ojos de su compañero — tengo asuntos que atender, lea con calma su carta, con su permiso — se inclinó levemente para después irse sin mirar atrás.

El emperador no miró como su esposa se iba, pues estaba totalmente concentrado en la bella caligrafía que había en aquel sobre.

Con cuidado sacó el contenido de aquel sobre siendo así dos objetos lo que había en su interior.

Desdobló la hoja que había allí y sonrió al reconer la letra de su amada.

"Mi querido emperador:

Espero que usted y la emperatriz se encuentren bien, extraño el poder verlos, en especial a usted, pues era quien me calmaba cuando más nerviosa estaba, y aquello es algo que anhelo ahora, pero comprendo que es algo imposible.

En estos momentos me encuentro en los preparativos de mi coronación, mis hermanos son demasiado atentos conmigo y mi familia, pero me temo que todo esto solo me agobia, desde pequeña creí que siempre sería una hija de un Conde, que no sería reconocida y que no saldría mucho al público, pero ahora estaré siendo vista por un reino entero, y eso me aterra.

Mi coronación será en pocos días, por lo que mis nervios aumentan con cada segundo que pasa, me sorprende la velocidad con la cual los preparativos están siendo completados, incluso mi vestido lleva grandes avances.

Será un día muy especial y significativo para mi vida, y quiero que las personas que me ayudaron a reencontrarme con mis hermanos estén presentes.

Usted, mi amado emperador, fue quien me salvó, me rescató sin saber quién era, me atendió y me alegró en los momentos más difíciles, por lo que me gustaría que esté presente en aquella ceremonia.

Entiendo si no es posible, pero quiero que sepa que en verdad anhelo su presencia, y si no es mucho pedir, me gustaría que Liliane también viniese, la extraño mucho.

Sin más que decir, me despido deseando que pueda venir.

Con amor, Amira"

Un brillo de emoción apareció en los ojos del emperador, claro que iría, no le importaba tener mucho trabajo al volver, pues solo quería ver a la mujer que más amaba.

Agarró el otro objeto que había en aquel sobre y sonrió, se trataba de la invitación a la coronación de la princesa.

"Está usted cordialmente invitado a la coronación de la princesa Amira Lazlo"

No importaba que apellido la joven tuviera, para él ella siempre sería especial, siempre sonaría perfecto para él.

Con un buen humor renacido guardó aquel sobre en el interior de su chaleco, atesoraria aquel objeto.

Caminó con calma al interior del palacio, sabía que al ingresar las circunstancias sería abordado por Rashta, y le molestaba aquello, pues ya le había dicho varias veces que quiere romper toda unión con ella, y que solo se encargaría del bebé.

• • •

Navier sonrió al ver la nota que un ave azul le había entregado, sabía que aquel magnífico mensajero era enviado por un hermoso rubio.

"Mi Reina, soy consiente que mi hermana la ha invitado a la coronación, espero que pueda asistir, no solo la haría feliz a ella, si no que también a mí y a mí corazón"

Un sonrojo surgió en las mejillas de la emperatriz, desde que había escuchado las palabras que el en ese entonces principe le había dicho en la noche que durmieron con Amira no podía evitar ilusionarse con cada palabra que Heinrey le brindaba.

Al día siguiente de la partida de los hermanos y los Whitemore, Sovieshu y ella habían tenido una conversación y tomaron una decisión, juntos, habían prometido algo por lo cual ahora cumplirían aquella promesa.

La Trovi desconocía su futuro, pero esperaba que su aprendiz tuviera uno muy bueno con la decisión que ya habían tomado.

"No será fácil, nada de esto será fácil" miró el ave y sonrió.

— ¿Será verdad que Heinrey me ama? — le preguntó al animal, el ave se vio sorprendida y asustada.

¿Acaso su primo había cometido la atrocidad de confesarse ante la emperatriz? Bueno, ahora que lo pensaba si lo creía capaz.

La rubia tomó una pluma y una hoja para después escribir su respuesta al rey.

"Quisiera asistir, pues ver el comienzó de una nueva etapa en la vida de Amira es algo que quiero presenciar, lamentablemente no puedo confirmar nada aún"

Releyó la carta y asintió, veía apropiada aquella respuesta, por lo cual la enrolló para después colocarla en la patita de la pequeña ave.

— Ve con cuidado — pidió la emperatriz, el animal asintió para después salir volando por la ventana.

• • •

Heinrey miraba con una sonrisa como es que su adorada hermana hablaba con su hermano mayor.

— Entonces Kilian asumió la culpa de haberse comido los postres favoritos de mi madre, al final nadie supo que quienes se lo comieron fuimos Francesca y yo — sonrió con diversión la rubia, pero poco después aquella sonrisa se desvaneció — Kilian siempre me cuidó, me duele saber que murió para protegerme — apretó sus puños con enojo.

Amira nunca se había enojado con alguien, nunca tuvo necesidad de vergarce, nunca había odiado a alguien.

Su familia adoptiva siempre considero que el corazón de la joven princesa era el más puro que existía, que pese a los años las emociones negativas jamás se instalaron en ella, hasta ahora.

La Whitemore no mentía con lo feliz que estaba con sus hermanos biológicos, pero creció en una familia que la amó sin diferencia alguna, su amor hacia ellos era tan grande que el saber que la muerte de todos ellos habia Sido causada por una mujer cruel la llenaba de irá, y de algo que nunca pensó antes, venganza.

Su corazón añoraba encontrar a esa persona para hacerle pagar el dolor que sintió, sabía que su familia no regresaría, y que seguiría llorando por su perdida, pero al menos sabría qué el culpable había pagado las consecuencias.

— Hermana, tranquila — la voz suave del rey la sacó de sus pensamientos — la encontraremos, y la mataremos — prometió.

Amira miró a su hermano mayor y asintió de acuerdo a lo que este le decía, la quería muerta.

Heinrey miró con detenimiento el rostro de su hermana, notó como sus ojos estaban levemente oscurecidos, y sus manos estaban formadas en un puño, pero su rostro parecía estar sereno.

— Hermanita — la llamó en un intento de sacarla de aquellos pensamientos que probablemente la estarían corrompiendo — ¿Quisieras ir a volar? — le preguntó.

El rostro de la princesa se iluminó y sonrió con emoción, rápidamente se puso de pie y asintió efusivamente.

— ¡Claro! — aceptó — ¿No le importaría? ¿O si? — le preguntó al rey, el cual negó con una sonrisa.

— Diviértete.

××××××

Navier miró por última vez el equipaje que tenía, sonrió felizmente al ver que había todo lo necesario para estar unos días en el reino vecino.

Había trabajo demasiado esos días para que al regresar no se acumulara tanto, pero pese a sus desvelos se encontraba feliz, pues vería a aquella joven que se había ganado su corazón.

— ¡Estoy tan feliz de que vera a Lady Amira! — exclamó Laura — por favor su majestad, cuando regrese cuénteme cómo estuvo todo — pidió — nos invitó a Liliane y a mí, pero no podemos irnos las dos... — explicó.

Ciertamente ambas damas habían sido invitadas, pero una debía de quedarse para vigilar a cierta persona, por lo cual se decidió que fuera la castaña la que asistiera al evento, pues esta era más cercana a la ahora princesa.

— Navier — la voz del emperador evitó que la mencionada cuestionara a su dama — ¿Está todo listo? — le preguntó.

— Si — respondió la emperatriz —Esto sería todo  — el mayor se hizo a un lado y dejó que pasaran unos hombres, estos serían los que llevarían el equipaje de la gobernante.

— Laura, ¿Podrías ver si Liliane ya tiene todo listo? — la pelinaranja asintió rápidamente para después salir de la habitación.

Cuando la pareja quedó completamente sola se observaron por unos segundos para después sonreír.

— ¿Cómo te sientes? — le preguntó Sovieshu a la rubia.

— No sabría explicarlo, cuando lleguemos a Occidente el plan empezará, ¿Estás preparado? — preguntó Navier.

El emperador miró a su compañera y asintió, después se acercó a ella y colocó sus manos en los hombros de la fémina.

— ¿Tu lo estás? Se sincera conmigo, no quiero que seas lastimada, ni por mi, ni por nadie — la Trovi sonrió, ya había tomado una decisión, y nadie la haría cambiar.

— Sovieshu, al igual que tú, quiero ser egoísta, quiero mi felicidad, ahora tengo la posibilidad de obtenerla, por lo cual lucharé por ella, se que con tu aprobación todo será más fácil — sonrió.

Mentira, no iba a ser más fácil, las bocas iban a hablar y si las cosas sucedían como tenían planeado ella tenía mucho que hacer, muchas personas estarían en su contra, y pocas a su favor.

Con Sovieshu no habría tanto problema, era el emperador, pero Amira también podría ser afectada.

El plan podría sonar fácil, llevarlo a cabo era lo difícil.

Navier estaba unida al puesto de emperatriz, y amaba serlo, pero su vida le causaba daño, ella no era alguien sin sentimientos, le dolía ver qué su pueblo prefería las palabras y acciones que Rashta hacía, muchos hablaban en su contra, pero podía soportarlo, creció para ello.

Ella nunca fue feliz desde que se casó, todo era monotonía, habían peleado de tal forma que casi lo odiaria, y por más que adorará su posición ella se apagaba.

Que Sovieshu tuviera una amante le dolió, pero no porque lo amara, el que quedara embarazada también le dolió, porque ella en cinco años de casada no pudo tener un hijo, que su esposo se enamorara de Amira también le dolió, porque con ella jamás se sintió así.

Y no la malinterpreten, agradecía que jamás la hubiera amado, porque ella jamás lo amo, pero sentia que nadie podría amarla como Sovieshu amaba a la joven princesa.

Ese amor a sus ojos pese a ser casi prohibido, era lindo, ambos se preocupaban por el otro, él haría lo que fuera por ella, y eso lo estaba viendo en esos momentos.

Y le dolía aquello, quería ser amada de esa misma manera, pero ser emperatriz no se lo permitía, por ello quería ser egoísta y pensar en ella misma una vez en su vida.

"Solo no quiero seguir casada con Sovieshu"

××××××

Amira abrió sus ojos por primera vez en el día, estaba cansada, pues el día anterior estuvo con muchos mareos debido al nerviosismo de lo que sucedería ese día.

— ¡Mi hermanita! — la voz emocionada de Heinrey la hizo sonreír.

Desde que llegó al palacio su hermano no se despegaba de ella en ningún momento, hasta dormía con ella, cosa que le agradecia, pues sus pesadillas parecían querer volver y con más fuerza.

— Francesca y Rose ya vienen, ambas te ayudarán a arreglarte, los invitados extranjeros están llegando — cuando escuchó aquello se quedó estática, ¿Acaso él había llegado?

Heinrey miró a su hermana y suspiró, se notaba el amor que ella le tenía al emperador, la ilusión en sus ojos se lo decía, pero no quería que ella estuviera con él, ¡Había embarazado a otra!

Aunque este había jurado separarse de aquella mujer de cabellos albinos que le caía tan mal.

Una última oportunidad le daría, y si no la aprovechaba Oriente pagaría las consecuencias, y caería en pedazos, los mismos pedazos en los que el corazón de su adorada hermana se convertiría si el emperador la lastimaba.

— Liliane también está aquí, vendrá a ayudarte — informó mientras la ayudaba a ponerse de pie — estarás preciosa, más de lo que ya estás ahora — le dió un beso en su mano.

La rubia rió levemente y abrazó al mayor.

— ¿Cómo está Walton? — preguntó mientras se separaba.

— Emocionado — respondió, Heinrey suspiró al ver la mirada que la mejor le dedicaba, pues ella se refería a la salud del rey — no te preocupes por su salud, no hoy, él está emocionado, lo que menos quiere es que nos preocupemos.

El principe había tenido una conversación con su hermano antes de ir a la habitación de la rubia, este le pidió que sin importar su salud la celebración debía ser lo más importante ese día, y lo cumpliría, porque sabía cuánto había añorado ese momento aquel enfermo hombre.

Amira bajó la mirada, estaba nerviosa, y mucho, pero quería ver a sus hermanos felices, por lo cual ese revoltijo que sentía en su estómago no lo haría ver cómo algo importante, no ahora.

— ¡Prima! — la voz de Francesca sonó por toda la habitación.

Los hermanos observaron al lugar proveniente de aquel sonido notando así a una castaña ingresar desde el comedor de la habitación con algo entre sus manos.

— ¡Tu coronación ha llegado!

Finalmente la coronación ha llegado, ¿Cómo se sienten al respecto? ¿Que piensan de la decisión de Navier?

Disculpen la demora, pero es que la Universidad si me ha tenido un poco ocupada, ya que pues me andaba adaptando todavía.

Pese a andar ocupada no pensaba dejar olvidadas mis historias, así que en mis ratos libres me ponía a escribir, espero les haya gustado.

Sin más que decir nos leemos luego:3

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