Lost princess » [Sovieshu]

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Sovieshu le dio un beso en la frente a una dormida Amira, esta pareció sonreír y se movió para acurrucarse mejor.

El emperador sonrió enternecido, luego de ello acomodó mejor su ropa, toda la noche se la había pasado hablando con la rubia hasta que quedó dormida y sin poder evitarlo él también.

Asomó su cabeza al pasillo, al ver qué no había nadie salió corriendo hasta su habitación, allí se dio un baño y se vistió apropiadamente.

Con más calma, salió de su habitación y caminó a la que pertenecía al Conde, entró con tranquilidad y sonrió al verlo despierto.

— Conde Philips — llamó el emperador, el hombre giró su rostro.

— Su majestad, es un honor tenerlo aquí ¿Se le ofrece algo? — preguntó el hombre mientras se intentaba sentar.

Sovieshu al ver eso se acercó con rapidez y lo ayudó.

— Su hogar fue atacado por unos mercenarios nómadas — empezó a contar el pelinegro mientras ayudaba al hombre — Amira es la víctima, si no pudieron acabar con ella en ese ataque intentarán hacerlo nuevamente, y es muy probable que lo hagan asesinos de mayor rango, por ello necesito saber si hay algo que no se está viendo, porque quien sea que quiere muerta a su hija, hará lo que sea pora que suceda — explicó el emperador, el Conde miró preocupado al hombre.

— Bueno... Sospeché que esto ocurriría, pero no sé quién sea el que quiera eso — contestó.

— ¿Algún Whitemore hizo enojar a alguien? — preguntó el emperador.

— No, esto sucedió por la ira de una mujer que no tiene nada que ver con los Whitemore, pero no sé el nombre ni como es — respondió dejando desconcertado a Sovieshu.

— Conde, necesito que me diga todo, puede que eso nos ayude a atraparla, créame cuando le digo que lo único que quiero es que Amira esté bien — el Conde se sorprendió pero asintió, había prometido no decir nada, pero ahora era la única forma de que se hija no fuera asesinada.

— Es por un viejo rencor hacia la familia biológica de Amira — empezó a contar.

— ¿Que? ¿Amira es adoptada? — preguntó el emperador, Phillips asintió — ¿Ella lo sabe? — ahora el hombre negó.

— Hace veinte años mi esposa enfermó gravemente, así que nos fuimos a la casa de campo y alli fue tratada por varios meses, un viejo amigo nos fue a ver y pidió un favor — empezó a contar — Amira acababa de nacer, habian atentado contra su vida y él la salvó, sabía que si ella seguía con su familia la volverían a atacar, era la más vulnerable de sus hermanos, así que me la entregó, me pidió que la cuidara hasta que él pudiera encontrar a esa mujer — narró.

— ¿Le explicó algo más? — preguntó Sovieshu.

— Dijo que había una mujer llena de odio y rencor hacia el padre biológico de Amira, él estaba encantado con su tercer hijo, y cuando supo que era niña, se emocionó más, asi que decidió atacar de esa manera — respondió.

— ¿Quién es su familia biológica? — preguntó Sovieshu, el Conde lo vio y suspiró.

— Sus padres están muertos, los únicos que quedan con vida son sus dos hermanos — respondió.

— ¿Quienes son? — preguntó el emperador.

— El Rey y el príncipe de Occidente

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Sovieshu miró con una sonrisa a Amira, quien estaba saliendo de la habitación, su cabello rubio caía en su espalda como si fuera una cascada, y en su rostro la falta de maquillaje solo la hacía ver cómo un ser inocente.