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Cierta albina caminaba enfurecida por los pasillos del palacio, no podía creer que una mujer que era nueva en el palacio la tratara tan mal.

No se quedaría de brazos cruzados, quería ir a la pijamada que se estaba haciendo para animar a la supuesta princesa, porque si, Rashta dudaba mucho que aquella mujer que le quería robar el amor del emperador fuera una princesa.

No le gustaba ver cómo es que ella podía ser feliz, cómo es que su vida era fácil, le molestaba que todos amaran a Amira, le enfurecía como es que todos la veían como el ser más puro e inocente.

¡No era así! Para Rashta, solo había un ser así, y era ella misma, no la mujer que quería quitarle todo.

Cuando llegó a la oficina del emperador buscó al secretario de este, pero al no encontrarlo se dispuso a entrar.

- ¿Y ahora qué planeas hacer? - escuchó que alguien preguntó cuándo entreabrió la puerta - Desistir creeré.

Decidió no entrar pero si se asomó un poco para poder escuchar mejor lo que decían, no sabía porque lo hacía, pero tenía demasiada curiosidad.

- Me divorciaré de Navier, así podré estar libre para que me case con ella y se vuelva en mi amada esposa - escuchó que dijo el emperador.

Rashta se separó de la puerta llena de sorpresa, ¿La emperatriz dejaría de ser emperatriz?

Una sonrisa se instaló en su rostro, pues creía que aquella decisión que el emperador estaba tomando era por ella, que finalmente había vuelto a amarla, que el hijo que esperaban había sido quien los unió nuevamente.

Ahora no le importaba lo que Francesca le había hecho, porque la haría pagar cuando se casara con él emperador, porque si, la albina estaba completamente segura que ella sería quien se casaría con él, y con ello el título de emperatriz caería en ella.

"¡Sabía que su majestad me amaba!" pensó con felicidad.

Ahora quería ir y presumirle aquello a Amira, quería decirle que sus esfuerzos por enamorar al emperador habían sido en vano, que él la amaba tanto que se divorciaría solo para casarse con ella.

Sin escuchar que más le diría el emperador a la persona que lo acompañaba decidió ir a su habitación para planear como hacer sufrir a según ella "una mala mujer".

××××××

Actualmente...

Sovieshu no entendía como es que todo se estaba poniendo peor, él solo quería ser feliz con la mujer que tanto amaba, ¿Por qué no podía ser así? ¿Por qué todo se tenía que complicar?

Después de haber hablado con el príncipe el día anterior terminó su trabajo y se fue a su habitación, no sin antes espiar en la de su hermosa ex amante, no podía negar que se sorprendió al ver que se hacía adentro, pero el solo hecho de ve reír a Amira lo hizo olvidar que vió a Heinrey y al Duque Ergi con vestido.

Así que sin estorbar y sin arruinar aquel momento se fue a encerrar a su habitación, quiso ir a ver a Rashta para saber cómo estaba el bebé pero no se permitió hacerlo, pues no quería darle falsas esperanzas a la albina, su relación terminaría y no había nada que lo hiciera cambiar de decisión, ni siquiera su hijo.

Estaba feliz de que sería padre, pero no por eso se ataría a una mujer que no amaba, a su hijo no le faltaría nada, pero no sería un príncipe, no podía ni decirle a Navier ni a Amira que aceptaran un hijo que no era de ellas, simplemente no podía, no era tan estúpido como para hacerlo.

Pero ahora todo lo que estaba planeando se había vuelto a complicar, pues al amanecer descubrió que alguien creó el rumor de que se divorciaría de la emperatriz para poder casarse con Rashta.

Lost princess » [Sovieshu]Where stories live. Discover now