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"Una pelinegra caminaba por los pasillos del palacio con la idea de hablar con él Rey.

— Nessa — la llamó un hombre mayor que ella por solo unos años — no vayas, deja las cosas por la paz — pidió.

— No me hables, traidor — siseó ella — ¿Acaso no ves que Walton II me humilló? ¡Se casó con una mujer que conoció hace menos de dos años! — exclamó.

— Y la ex Reina dijo que era mejor candidata que tú — señaló el mayor.

La menor gruñó y se tentó a golpear al hombre.

— Yo merezco más esa corona — murmuró para después darse la vuelta — no te me vuelvas a acercar, traidor — y sin decir más, se fue.

El mayor se quedó alli, estático y con el corazón roto, lo único que quería era lo mejor para la pelinegra, pero esta siempre se ponía a la defensiva.

'Perdoname, pero Su majestad ya no te ve como su pareja, hermana mía'

Khalil — una mujer de ropas costosas con un vientre levemente abultado se acercó al hombre — Su majestad te está llamado, necesita a su consejero — le dijo con una sonrisa.

El hombre asintió, hizo una reverencia y se retiró"

Un hombre de aproximadamente cincuenta años despertó de su sueño.

Se sentó en la cama y suspiró, era momento de volver a ver a la princesa.

Por mucho tiempo siguió de cerca a Nessa, pero jamás pudo enfrentarla, ya que siempre desaparecia sin dejar rastros.

Claramente siempre supo dónde localizar al Rey Walton III, pero desde que este cayó enfermo empezó a comunicarse con el príncipe Heinrey, sabía que actualmente estaba en Oriente, al igual que la princesa, era momento de hablar con ellos y explicar lo que sucedió veinte años atrás, aunque para eso necesitaba decir que había ocurrido diez años antes de la desaparición de Amira.

"Siento que desperdicié veinte años de mi vida, solo por una mujer que no va a cambiar todo ese odio que tiene en su corazón"

• • •

Cuando Sovieshu abrió los ojos por primera vez en el día su cabeza dio vueltas, estaba muy confundido, no tenía idea de que hora era, ni el día, ni siquiera sabía dónde estaba, había descansado tan bien que se había desconectado de la realidad.

Cuando quiso levantarse un peso en su pecho se lo impidió, bajó la mirada encontrándose con la melena rubia de la princesa que había captado su interés desde que la vio por primera vez.

Sin poder evitarlo una sonrisa apareció en su rostro, y haciendo casos a sus impulsos, llevó su mano al brazo descubierto de la menor y empezó a acariciarlo.

Sovieshu suspiró disfrutando del momento, de la escena, del calor que le brindaba su amada, la esperanza de que así fuera siempre.

Pero como si la vida lo odiara, la realidad lo golpeó cuando Amira se removió un poco para poder acurrucarse mejor en el Emperador.

El hombre podía jurar que sintió su corazón dejar de latir cuando sintió a la menor más cerca de él.

No importaba cuánta fuera su fuerza de voluntad, no se resistiría más, y lo peor para él, es que sentia que el solito se habia puesto en esa condición.

"¿Por qué la hice dormir conmigo?" Se Preguntas el emperador, con cuidado intentó alejarla de él para poder salir de la cama, cuando hizo eso notó el vestido que la joven llevaba puesto "Ni siquiera durmió con ropa cómoda"

Lost princess » [Sovieshu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora