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La mañana finalmente había aparecido, pero la alegría de despertar nuevamente no era algo que él emperador sintiera.

Se encontraba totalmente estresado y cansado, había estado en un viaje oficial esos tres días, pero mientras hacía sus labores de gobernante también planeaba el banquete que haría en honor a su hijo.

Sabía que aquel bebé no sería adoptado por Navier, pues planeaba divorciarse de esta lo más pronto posible, y tampoco obligaría a Amira a adoptarlo, si es que ella aceptaba casarse con él, por lo que tenía que buscar una manera de que su hijo fuera respetado, por ello lo presentaría como su primer hijo, así aunque no sea un príncipe seria bien tratado.

Pese a que estaba ocupado con sus labores de emperador no le iba a dejar a la emperatriz que planeara aquel banquete, pues sería muy estúpido de su parte pedirle aquello a su esposa.

— Su majestad — la voz de uno de sus asistentes lo sacó de sus pensares — el carruaje está listo — informó.

Sovieshu asintió y caminó directamente a la salida de aquel lugar, le urgía llegar al palacio para saber si habían noticias nuevas de su amada.

Apenas habían pasado cuatro días de su despedida, pero la extrañaba demasiado, era muy diferente el no verla pero tenerla cerca a no verla pero tenerla lejos.

Extrañaba todo de ella, anhelaba con todo su ser poder verla aunque sea en la lejanía, saber que estaba feliz en dónde estuviera, saber que estaba cómoda y que la trataban bien, necesitaba saber si ella se estaba adaptando a su nueva vida, porque si no era así y lo único que ella recibía era dolor se la llevaría lejos sin importarle el que dirán, pues quería que aquella hermosa y radiante sonrisa que su amada tenía jamas fuera borrada.

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Navier miró la invitación que le había entregado Liliane al apenas despertar, tenía que hablar con Sovieshu al respecto, pero no sabía cuando este regresaría de aquel viaje oficial.

Se recostó en aquella banca y miró el cielo pensando en alguna posible respuesta, quería ir, pero había demasiado trabajo que hacer.

"Aunque si trabajo un poco más podría asistir, al menos a la ceremonia, a la celebración solo asistiría por poco tiempo" suspiró, quería que su trabajo no se acumulara.

Suspiró cansada mientras llevaba una mano a su frente, tenía que hablar urgentemente con el emperador, pues este tenía la última decisión.

— ¿Te sientes mal? — una voz masculina la sacó de sus pensamientos.

Al mirar al dueño de aquella voz suspiró, ya que se trataba de Sovieshu.

— No, estoy bien — respondió la rubia mientras se ponía de pie.

El mayor miró preocupado a su esposa, creía que quizás el hecho de que él vaya a celebrar un banquete en honor a su hijo tal vez afectaba a la Trovi.

— ¿Te molesta que celebre un banquete de bienvenida para el bebé? — preguntó

Navier miró a su esposo y negó, no le molestaba, no sentía nada al respecto, agradecía internamente que él no la obligara ni a asistir ni a ser la anfitriona de aquella celebración.

— Es comprensible que quieras que al menos sea reconocido como tú primogénito, y la verdad aquello no me afecta — dijo la emperatriz con una leve sonrisa para transmitir su sinceridad.

Sovieshu miró a su esposa por un momento, era extraño verla sonreír, y debía de admitir que se veía muy hermosa haciéndolo, sonrió tras recordar que fue la llegada del principe Heinrey lo que la hizo ser más expresiva.

Lost princess » [Sovieshu]Where stories live. Discover now