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Los ojos de ambas estaban cristalizados, estaban frente a frente, después de haber considerado muerta a la otra al fin podían verse y saber que en realidad aún seguían con vida.

— ¡Prima! — exclamaron ambas damas para después acercarse lo más rápido la una a la otra para poder abrazarse.

Sovieshu al ver esa escena se desconcertó, había escuchado como a habían llamado, pero no podía fiarse fácilmente, la seguridad de su amada era su prioridad.

— Me alegra que estés bien — dijeron ambas mientras se aferraba la una a la otra.

Un ruido en la planta baja hizo que el emperador se pusiera mas a la defensiva, le dio una mirada rápida a la escena para después bajar y ver quien estaba allí.

— Te creí muerta, cuando me salvaron sentí que mi vida ya no tenía sentido, ya no te tenía, ya no tenía a nadie — confesó la castaña mientras se aferraba más a la menor.

Una lágrima se resbaló por la mejilla de la rubia, comprendía lo dicho por su prima, ella hubiera estado igual si no fuera porque su padre había sobrevivido.

— Me alegra tanto saber que sigues viva, tenerte a mi lado nuevamente es un milagro... Yo... Han pasado tantas cosas en estas semanas... — la castaña se separó de la princesa para después limpiarle su mejilla.

— No llores, ahora siempre estaremos juntas, no me alejaré de ti nunca más, me encargaré de cuidarte, seré tu confidente, tu cuidadora, porque tú y mi tío son lo único que me queda ahora — le prometió la mayor a su pequeña y adorada prima.

— ¡Juro que no he hecho nada! — exclamó una voz masculina.

Ambas damas se miraron entre sí para después ir a la planta de abajo, claramente Amira ayudaba a Francesca porque esta aún no estaba muy bien con respecto a sus heridas.

— Sovieshu — lo llamó mientras bajaba las escaleras, el mencionado se dio la vuelta para después aproximarse a su amada.

Cuando la castaña y la rubia llegaron hasta el final de las escaleras el emperador inspeccionó a la menor.

— Lloraste, ¿Todo está bien? — le preguntó preocupado, cuando esta asintió con una sonrisa se alivió.

Aquello no pasó desapercibido para Francesca, aquella forma en como Amira lo habia llamado, era como si fueran muy cercanos, sabía perfectamente que él era el emperador, por lo cual quizás la única persona que puede llamarlo por su nombre podría ser su esposa.

— Sovieshu, te presento a mi prima Francesca, fue salvada pero aún no está completamente recuperada — presentó la rubia, el hombre inclinó la cabeza en señal de saludo — Fran, él es Sovieshu, el emperador, fue quien me salvó y hospedó en el palacio, le debo mucho — lo presentó.

— Un placer — se inclinó la castaña — gracias por cuidar de mi prima — agradeció.

— No tiene que agradecer, salvarla y cuidarla es lo mejor que he hecho en mi vida — comentó el Emperador mientras veía a Amira con ojos de amor, esta le sonrió con un toque coqueto pero después apartó la mirada apenada, todo eso Francesca lo notó.

— ¿Quién es él? — le preguntó la rubia a su amante mientras miraba a un joven de cabellos castaños el cual se encontraba acostado en el suelo.

— ¿Él? No sé, estaba aquí abajo, solo lo quise interrogar — respondió Sovieshu sin mucha importancia, inicialmente quería encararlo por si era una amenaza pero entendió que no lo era apenas verlo.

— Es Thiago, él y su padre me rescataron, es quien me trajo — respondió la castaña mientras se acercaba al chico — ¿Estás bien? — le preguntó.

Lost princess » [Sovieshu]Where stories live. Discover now