Último sentimiento (4)

By Oliverde_Liv

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Dos jóvenes que participaron en el servicio militar al tener la suficiente edad. Uno para no estorbar a su he... More

Antes de leer.
|Prólogo|
|Uno|
|Dos|
|Tres|
|Cuatro|
|Cinco|
|Seis|
|Siete|
|Ocho|
|Nueve|
|Diez|
|Once|
|Doce|
|Trece|
|Catorce|
|Quince|
|Diecisiete|
|Dieciocho|
|Diecinueve|
|Veinte|
|Veintiuno|
|Veintidós|
|Veintitrés|
|Veinticuatro|
|Veinticinco|
|Veintiséis|
|Veintisiete|
|Veintiocho|
|Veintinueve|
|Treinta|
|Treinta y uno|
|Treinta y dos|
|treinta y tres|
|Treinta y cuatro|
|Epílogo|
¿Ahora...qué?

|Dieciséis|

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By Oliverde_Liv


Miller tomó una foto.

Miller había hecho una jodida foto.

River no creía en lo que le estaba contando su amigo colorado pero cuando su cara no mostraba indicios de broma y únicamente le miraba con los labios planos, empezó a creerle.

No obstante, la imagen en el teléfono de su amigo derribó cualquier sospecha.

No sabía si mirar bien para confirmarlo o apartar la mirada por respeto.

Era obvio que se trataba de Camons.

—Ver el culo a mi superior no estaba en los planes que tenía hoy.—Murmuró River apretándose el puente de la nariz intentando disipar esa imagen de su memoria. River no era pudoroso ni mucho menos mojigato pero sí tenía respeto. Por más que Camons le cayese mal, no significaba que se tenía que violar de tal manera su privacidad.

Hum. Debió pensar eso antes de mandar a Miller a tal misión.

—Créeme que oír sus gemidos tampoco estaban dentro de los míos.—Miller apartó el móvil y miró la fotografía unos segundos antes de levantar las cejas.

River chasqueó la lengua y puso una mano sobre la pantalla.

—Deberías borrarla.

Miller posó su mirada en River, extrañado.

—¿Por qué? Esto podría serte de utilidad.

—No pienso amenazar a mi Mayor con eso.

—¿Entonces para qué se supone que me mandaste? Querías información. Esto, es información.

River negó, mirando de reojo la imagen.

—Necesito información sobre lo que hace hace, con quien se junta, a quién ve. No sus gustos durante las relaciones sexuales.

Miller se encogió de hombros.

—Personalmente considero esto algo bastante importante.

River sacudió la cabeza.

—Podrías conseguir a alguien que se acerque a él en este sentido, con estos gustos, y pueda investigar aún más. El hombre parece impune a simple vista, nada sucio más que el hecho de que le gusta que le jodan por detrás.—Continuó Miller guardando el teléfono.—Me pregunto si le da igual que sea mujer o un hombre, con tal de ser penetrado.

River gimió mortificado.

—Por tercera vez, eso no nos sirve. Dentro de la habitación, en la cama, todos somos diferentes y actuamos de maneras extrañas. Y eso no significa nada, a la hora de la verdad lo que importa es cómo se es fuera de ella.

Miller rodó los ojos.

—Si tú lo dices.—Miller sonrió sospechosamente y rodeó a su amigo por los hombros.—Cuéntame, ¿cómo eres tú en el sexo?

River sonrió.

—¿Cómo crees que soy?

Miller se alejó unos centímetros para estudiarlo de arriba abajo.

Miller no podría imaginar cómo era River.

—Una parte de mí diría que eres extremadamente dulce y solo te centras en el placer de la otra persona.—Respondió el pelirrojo.—Pero eso es por tu personalidad, así que como dijiste que en la cama se es completamente diferente, diré que eres rudo.

River soltó una carcajada.

—Seguro hablas sucio.—Añadió.—Seguro obligas a que no se toquen para hacer que se vengan solo por ti.

River levantó un hombre, fingiendo inocencia.

—Me da que eso es una peculiaridad tuya. Tú lo has dicho, tú lo empleas.—Le dio un toque en la frente. —Pero, lo siento, Te quedarás con la duda.

Miller sonrió y luego simuló embestidas a un lado de la pierna de River. Este sintió su miembro pero no le incomodó, había suficiente confianza como para hacer eso y no sentirse extraño.

—¡Por favor, dejame sentirte una vez, Scott! Hazme tuyo.—Gimió.

River lo empujó riéndose.

—¿Qué tienes? ¿15 años?

Miller se reía entre dientes.

—¿Por qué? ¿Te gustan jóvenes?

River miró al frente y se percató de que Cole los miraba de una manera extraña. No podía decir si con asco o con vergüenza ajena.

El rubio se sintió algo avergonzado. Una escena así no se suponía que tenía que verla Cole. Él trataba por todos los medios no parecer juvenil e infantil a su lado, pero ahora con tal comportamiento, ¿qué pensaría Cole?

—No. De hecho me gustan mayores.—Respondió y acto seguido se puso en camino hacia el pelinegro.

Cole se percató de que se acercaba a él y se pasó una mano por el cabello.

River inconscientemente hizo lo mismo.

—No pienso preguntar qué estabais haciendo.—Cole se cruzó de brazos mirando fijamente a River.

¿Había sido un día? River sentía que no había visto aquellos ojos verdes ni escuchado esa voz en semanas.

—Oye.—Saludó con una pequeña sonrisa. No se la contagió a Cole y fue una lástima, él quería verle sonreír.—Solo era otro de mis admiradores que quiere que lo haga mío.

Cole alzó las cejas.

—¿Tú también quieres que te haga mío?—Preguntó River tocando su cuello con un dedo.

Cole no se apartó como si quemara así que River lo interpretó cómo que Cole ya se estaba acostumbrando a su toque.

—Oh, por favor, hazme tuyo.—Dijo Cole con una voz aburrida.

Si Cole tenía la intención de terminar con la broma, le había salido mal, porque algo en River tembló y de pronto quería salir de aquel salón de la Base y llevarse a Cole con él.

River miró alrededor, nadie parecía estar observando así que posó toda su mano sobre la nuca de Cole. Sintió cómo este se estremecía y observó cómo pasaba su lengua por los labios.

—No te creo.—Se acercó a su oído y habló lentamente.—Tal vez si me lo dices desnudo, temblando y debajo de mí, te creeré y te juro que te haré completamente mío.

Cole se negó a mirarlo. Y River se negó alejarse, el olor a Cole le relajaba y le producía una sensación de gozo.

—Scott...—Murmuró, de pronto un deje nervioso en su voz se hizo presente.

—¿Sí?

—Aléjate.

River abrió los ojos.

—Perdón.—El rubio frunció el ceño.

Hum, bien. Estaba de acuerdo que no era correcto lo que había hecho. Estaba mal. Había momentos y momentos.

Cole miró de arriba abajo a River antes de desviar la mirada.

—Anoche no viniste a casa a dormir.—Empezó a caminar.

River tarareó mirando los pasillos.

No había vuelto porque supuso que ya que los altos cargos habían dado el permiso de volver a su habitación, Cole tampoco querría que regresara a casa.

—Puedo volver a la Base.—Respondió estudiando disimuladamente a Cole.—¿Querías que volviera?

Cole frunció los labios.

—Me hubiera gustado que me avisaras. Como mínimo.

River soltó una pequeña risa e inconscientemente se pegó más a Cole. No es que se percatase al instante, lo notó bastante después, y se extrañó. No obstante, no es que Cole se estuviera alejando o empujandole, al contrario, él tampoco parecía consciente de la cercanía y de que también él se pegaba sin darse cuenta.

—Un mensaje o una llamada.—Continuó Cole.—Podrías avisar.

River asintió con la cabeza.

—Tienes razón, no tenía por qué preocuparte. Perdón.

Cole le dio un vistazo antes de sonreír ligeramente.

—¿Hoy vuelves a casa?

River ladeó la cabeza.

—¿Quieres que vuelva?

Cole le dio un leve codazo.

-—No me respondas con otra pregunta, tonto.

—De acuerdo.—Levantó las manos.—Pero, no sé, no quiero seguir incomodándote.

—No me incomodas, idiota.—Entraron en la Ala de heridos.

El ambiente se tornó más silencioso y preocupante. Era como si el aire pudiese cargar y expresar el dolor, el miedo y la frustración de los pacientes que se encontraban en las habitaciones.

River odiaba los hospitales. Eran deprimentes, asfixiantes y tristes. No ayudaba que creció con uno de sus padres también odiandoloá y con el otro trabajando en uno.

No es que el estar en el médico fuera señal preocupante pero tendía a relacionar hospitales con males, posiblemente por su profesión. Si eras soldado no tendías ir al hospital por algo bueno, siempre era por alguna lesión, o algo peor.

—La casa es, no sé, diferente si no estás.—Soltó Cole en un tono suave. Casi tímido.

—Sí quieres únicamente que limpie y cocine, puedes decirlo.

Cole arrugó la nariz, divertido. A River le pareció entrañable.

—Me descubriste.—Le guiñó un ojo.

River rio.

—De todos modos, mi departamento es más seguro que aquí. Puede que los de arriba hayan dado permiso pero me quedaría más tranquilo si te tengo cerca.

River pensó en si debía decirle que por mucho que esté él, no serviría de mucho, una banda o un grupo preparado podrían con él en nada. Cole no sería un obstáculo, y aunque le cueste admitirlo, ni él mismo era oponente. Por más que River fuese comandante y un gran soldado, no podría hacer gran cosa si un gran número le acorralase de repente. O si le volviesen a drogar.

—Gracias por todo lo que haces para manterme a salvo.

Él lo dijo de verdad. Se sentía agradecido de que Cole se tomara en serio aquel labor, sea cual sea su motivo. Era adorable su intento.

No muchas veces tenía a alguien cuidándolo de aquella manera. Es decir, en el campo de batalla claro que trataban de mantenerlo a salvo, era el comandante y le necesitaban. Pero solo eso. Por el contrario, sentía que Cole cuidaba de él por quien era, no por sus medallas o cargo. Cuidaba a River, no al Comandante Scott.

Por lo que el hecho de que Cole velase por él, le encantaba.

Algo en Cole se puso rígido. Como si estuviese en incómodo. ¿Algo le había molestado?

—No tienes por qué agradecerme. Cualquiera haría lo mismo.—Él se dirigió a su despecho.

—No te creas.

—Entonces estoy seguro de que tú harías lo mismo por mí.

River hizo una mueca antes de sonreír. Si supiera Cole de lo que era capaz...No los compararía.

—Bien, tú ganas. Tienes la razón.—River optó por complacerle.

—¿Te veo para cenar?

River observó sus ojos y su carita.

Él era solo un hombre.

—Sí.

Y no podía aguantarse por besar aquella boca maleducada e irrespetuosa nuevamente.

(...)

Cole no tenía por qué seguir viendo a River. Le habían dado la oportunidad de sacarlo de su casa, así de fácil, rápido, sencillo. No obstante, había sido él mismo el que había dicho que volviera.

¿Se podía ser más hipócrita?

Cole no estaba seguro.

Él podía ser buena persona. Podía. Pero sus acciones eran tan cuestionables.

Cole siempre se había cuestionado sobre la moral humana. Sobre los valores y principios que tenía un ser humano a la hora de tomar decisiones. ¿Prevalecía el bien común o el bienestar de uno mismo? ¿Pensar en sí mismo era egoísta? ¿Hacer cosas por los demás muy hipócrita? Cole sentía que había extremos establecidos por la sociedad, y sea lo que se decidiera, siempre sería criticado.

Así que él tenía su ética. Hacer lo que dicte tu cabeza. Ya ni siquiera él corazón, ya que científicamente hablando, no decide pero los sentimientos influyen en las decisiones y estas deben ser seleccionadas con la cabeza fría y racional.

Y obviamente, esta vez solo estaba viendo por él. Claro que protegía a River, pero había más aparte de esa razón. Incluía a Dante y Cole. Algo de ellos. River estaba lejos de eso.

Cole suspiró dejándose caer en su silla.

No podía negar que River se hacía apreciar. El chico era amable y era bastante eficiente en todos los ámbitos. Era fácil convivir con él. Era un hecho que Cole también le tendría cierta estima en el tiempo que habían estado viviendo juntos y compartiendo momentos. Dejando de lado los asuntos de cama, por supuesto.

Así que sí, Cole ayudaba a River, pero lo hacía por una razón ajena al rubio.

¿Qué diría él?

¿Y por qué tendría que importar lo que pensaba River?

Bueno, eso demostraba que Cole aún sentía remordimiento de utilizar a una persona que solo había intentado constantemente acercarse a él y tener una buena relación.

Sí, pero el remordimiento no era suficiente a veces.

Cole se sentía una mierda.

Una mierda que iría a ver a Dante.

~

Cole tenía la sensación de ser observado. Y fue hasta el tercer parón en su caminata que lo confirmó.

Era extraño.

No había nadie alrededor de manera sospechosa y había suficientes columnas para que aquella persona se escondiese pero no creía que alguien fuera tan estúpido como para hacer aquello.

Suspiró y siguió su camino hasta donde supuso que estaría Dante.

No sabía qué decirle. Y aún tenía el cierto presentimiento de que sí lo veía a solas podía echarlo a otra base en ese mismo momento.

Se estaba arriesgando.

Pero él no era ningún cobarde.

Había convivido lo suficiente con Dante como para enfrentarlo.

Cuando Cole vio a Dante se detuvo. No es que tuviese miedo pero aún había algo que le incomodaba.

Su cuerpo se estremeció al recordar que el mismo Dante que cuidaba de él, había sido el mismo que Ordenó que le golpearan y torturasen. Obviamente no fue culpa suya, pero aún se sentía mal saber que Dantr hacia esas cosas.

Cole sabía lo que pcurria en el ejército y fuera de él. Claramente lo sabía, pero vivirlo...Sentirlo. Aún se sentía mal, extraño, fuera de sí.

Su mente volvió a la oscuridad, al frío, a la voz de los hombres, de Dante, haciéndole preguntas y golpeándole al instante.

Uh.

La mirada de Dante se posó en él.

En aquel momento, sobre todo en la sala de descanso, no había personas, así que Dante se percató en seguida de su presencia.

Cole se sobresaltó y se abrazó a sí mismo. Hum.

Los ojos oscuros de Dante lucían más tétricos y feroces que de costumbre. Se sentía una presa.

¿Así Dante le habría mirado en esa habitación? Mientras se encontraba desnudo con saco en la cabeza y siendo golpeado.

No era culpa de Dante que se equivocasen, de nuevo. Pero aún así...

—Siento que ha sido imposible encontrarte desde ayer.—Dijo Dante.

Cole sonrió levemente.

—¿Tú crees?

—Sí.—Dante lo escrutó por completo.—¿Cómo estás?

—Mejor.—Se encogió de hombros.

Dante se acercó a él.

Cole desvió la mirada y dio un paso atrás.

Dante lo notó y apretó los labios, asintiendo.

—Cole...—Dijo en bajo.—¿Qué nos está pasando?

Cole tardó unos segundos en volver a poner su vista en él.

—Me pregunto lo mismo.

—No me gusta estar así contigo.—La mirada de Dante era casi dolorosa.—Quiero que nuevamente estemos bien, charlemos en el bar y me dejes cuidar de ti.—La mano de Dante se posó en su mejilla.

Cole se tensó al principio, aún la tenía magullada.

—Deja el asunto de Scott, yo me ocuparé.—Continuó y su mano descansó en su nuca. Tal vez su nuca era sensible, no lo sabía.

Cole cerró los ojos, sintiendo la familiaridad del toque. Dejó caer sus brazos, dejando de rodearse a sí mismo.

—Descansa, vuelve a tu trabajo. Yo cuidaré al niño por ti. Si quieres que no le pase nada al niño, no le pasará nada. Lo protogeré por ti. Todo por ti.—La frente de Dante se pegó a la de Cole y este cerró los ojos.

Su aliento rozó el rostro de Cole.

El corazón de Cole empezó a latir más de lo que debería.

Y por eso, Cole era partidario de no dejar influenciarse por los estúpidos sentimientos que podían repercutir en los pensamientos y decisiones. Por el cielo, ni siquiera sabía si estaba pensando. Sólo era consciente del peso en su nuca y del hombre a, ridiculamente, pulgadas de él.

Era extraño.

Era raro.

Había pasado de respetarle a tenerle miedo. Y de tenerle miedo, a...

¿A qué?

¿Qué se suponía qué era esto?

Se sintió incómodo.

Esto...

No se suponía que debía pasar.

—Acepta el traslado y vet-

Cole le empujó.

Su corazón ya latía normal. Su cabeza estaba de nuevo en todo su esplendor.

—No entiendes nada, ¿verdad?—Negó, mirándole con desagrado.

—Co-

—Quiero terminar esta misión.

—¿Qué misión?—Repitió Dante, cansado.—Esta es una tonta meta que te has propuesto para...¿Para qué?

—Esto lo hago por ti.—Señaló.—Quiero que te sientas orgulloso de mí. Quiero que veas que soy capaz de cumplir con esto.

Dante levantó las manos.

—No es necesario. Sé que puedes. Sin embargo, no quiero que te metas en más problemas.

—¡Ves! Consideras que no soy capaz de cuidarme ni a mí ni a Scott. Quiero demostrarte lo contrario.

Cole podía ser tan infantil si se trataba de Dante.

—¡No es necesario!—Dante también levantó el tono.—Casi te matamos, Cole, hay que detener esto antes de que vaya a más. —Suspiró. —¿Has visto? Es sacar el tema de Scott y mira cómo nos ponemos. Hay que terminar el asunto con él y volver a como éramos antes.

Cole sacudió la cabeza, alejándose.

—¿Y cómo se suponía que éramos antes? ¿Yo siguiéndote como un perro?

Dante cerró los ojos.

—Oye, chico...

—Ya te lo dije una vez. Este asunto es mío. Lo voy a terminar y te callaré la boca.

Cole se alejó.

Escuchó a Dante llamarlo pero siguió su camino.

Como sea, él descubriría quién quería llevarse a River y zanjaria el tema. Él mostraría que no era débil y sí capaz.

Cole se detuvo cuando vio una cabeza pelirroja mucho más adelante, al lado de una columna, observando la puerta de salida del edificio con un aparato en las manos.

—¿Miller?

El capitán se dio la vuelta, lo observó unos segundos antes de guardar el objeto y se acercó a él.

—Te dije que no te aprovecharas de él.—Dijo, molesto.

Cole frunció el ceño.

—¿De qué estás hablando?

—Solo porque tengas falta de padre y quieras hacer sentir orgulloso a Camons no significa que puedas jugar con los sentimientos de Scott. Así no funciona esto.—Miller le apuntó.—Si quieres la aprobación de alguien más, asegúrate de que la buscas en la persona correcta correcta y no en ese hombre, que déjame decirte, te manipula a su antojo.—Él se alejó pero no sin antes decir:—Y ve a terapia primero.

Cole abrió la boca pero no pudo decirle nada.

~

Cole tenía la leve sospecha mas se negó a aceptarlo. No obstante, cuando entró a su departamento y todo estaba silencioso con la luz de la habitación de River encendida, ese presentimiento se hizo más grande.

No había cena, no había televisión encendida, no había una broma como recibimiento.

Caminó rápidamente a la habitación del rubio.

Abrió más la puerta y sí.

River estaba guardando las pocas cosas que tenía en su maleta.

Lo había escuchado todo.

—River...

El chico negó sin decir nada y continuó sacando cosas del armario y metiéndolas en su maleta.

—River, ¿qué se supone que haces?—Prefirió que River se lo dijera.

Se acercó a él.

—No te acerques.—River le miró con repulsión y Cole se sintió...

No le gustaba.

(...)

—¿Te vas?

River soltó una risa entre dientes.

Estaba loco si pensaba que se iba a quedar para que siguiera utilizándolo para sus absurdos deseos ocultos.

River valía más.

—¿Te vas a quedar callado?

—No tengo nada que decir.

Cole había dejado muy claro todo. No había nada qué discutir ni mucho menos qué explicar. No había manera posible que Cole se pudiera excusar. River no le creería.

—Si es por lo que oíste...Lo siento.

—No es por lo que escuché, Cole. Es por lo que estás haciendo.—Se detuvo un segundo.—Solo querías mostrarle un punto a Dante.—River le miró decepcionado.—Eres increíble.

Cole se cruzó de brazos. Aún no decía nada. ¿Qué podría decir? Nada. Nada haría cambiar ese hecho.

No le protegía por sentir amabilidad o cierto cariño, familiar o amoroso. No. No era nada de eso, únicamente era un jodido impulso de demostrarle a Camons que era mejor de lo que pensaba.

Y él agradeciéndole hace unas horas...

Se sentía estúpido

—Pensé que habíamos avanzado en nuestra relación.—Confesó River.—Soy un imbécil.

Cole suspiró mirando el techo, como si estuviese suplicando al cielo por encontrar las palabras.

—No tienes por qué irte, River. Solo-

—No pienso quedarme aqui para que me sigues usando.—Levantó los brazos, frustrado.—Se puede ir al diablo La Corona, el país, tu decencia, tu orgullo, tu propósito, tú y tu amor imposible.

Cole trató de acercarse pero River se alejó como si quemara.

Él quería lucir decido, con dignidad, fuerte. Y si le tocaba...

Era triste.

—No es ningún amor imposible.—Habló el pelinegro.

—¡Os vi, Cole, os vi!

Claro que los vio. Se suponía que tenía que evitar que Camons y Cole se encontrasen, pero, ¡Resultó ser el mismísimo Cole quien fue a verlo! No había nada más ridículo que eso.

—¿Qué se supone que viste?

—Cómo te agarraba. Cómo te dejabas tocar, acariciar y susurrar por él.

Fue asqueroso. Minutos antes River había tocado el mismo sitio de Dante.

Cole negó, poniéndose una mano en la frente.

—Eso no significa nada.—Respondió, como si fuese lo más normal del mundo.

—Déjame decirte que desde fuera se veía algo muy comprometedor. Así no luce una figura paterna y un hijo, Cole, así no.

—¿Esto es una escena de celos?

River miró el techo soltando una pequeña risa.

No era gracioso pero era eso o llorar o gritar de frustración. Era evidente que Cole estaba cambiando de tema pero que lo llevase por ese camino era increíble.

—No, Cole. Lo último que siento es celos.—Negó tirando la prenda en la maleta.—Yo no tengo esos sentimientos por ti.

Y mucho menos después de esto.

Cole le miró fijamente. Deslizó una mano por su otro brazo, masajeandose pero no dijo nada.

—Simplemente es cuestión de respeto.—River explicó.—No te puedes meter con dos personas a la vez sin avisar. Habrá gente que lo hace, y no les importa pero a mí sí. Mi amigo es mi amigo, mi escuadrón es mío, mis hermanos son solo míos, si beso una boca es porque es mía, si acaricio un cuerpo es porque lo reclamo. Yo no comparto.

Cole aún le miraba impasible.

—Yo no juego a eso de una noche con una persona y a la otra con otra. A mí me gusta la estabilidad.

Cole se mantuvo en silencio unos segundos, indeciso.

—¿Me estás pidiendo una relación?

A River le sorprendió que Cole hubiese llegado a esa conclusión y que luciese tranquilo, casi como si se lo estuviese planteando.

Basta.

De nuevo River estaba viendo dónde no había. Era imposible. Ni él tenía esa opción en la cabeza, ¿quién querría ser pareja de Cole?

—Te estoy pidiendo que me des mi lugar. Tanto en la cama como en la vida.—Contestó River.—No soy tu jodido muñeco de prueba que tienes que operar para salvar. No puedes jugar conmigo a tu antojo.

Cole asintió.

—Lo he entendido.

River cerró la maleta y empezó a salir de la habitación.

—Adiós, Cole.

—Nos...Veremos por ahí.

—Intentaré que sea lo menos posible.

Cole desvió la mirada a la habitación y bajó la cabeza, con un pequeño frunce en sus labios. Su nuca se dejó ver y River recordó el agarre del otro hombre.

River le agarró y tiró de él en un beso. No fue intenso, ni mucho menos profundo pero Cole se dejó. Al principio se puso algo tenso pero en seguida se relajó y agarró al rubio de la camisa.

River le soltó.

—Yo también quería demostrar un punto.—Miró la boca brillosa de Cole.

Y aún seguía averiguando qué quería descubrir con eso.

Tenía dos opciones.

No le gustaba ninguna.

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