Último sentimiento (4)

By Oliverde_Liv

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Dos jóvenes que participaron en el servicio militar al tener la suficiente edad. Uno para no estorbar a su he... More

Antes de leer.
|Prólogo|
|Uno|
|Dos|
|Tres|
|Cuatro|
|Cinco|
|Seis|
|Ocho|
|Nueve|
|Diez|
|Once|
|Doce|
|Trece|
|Catorce|
|Quince|
|Dieciséis|
|Diecisiete|
|Dieciocho|
|Diecinueve|
|Veinte|
|Veintiuno|
|Veintidós|
|Veintitrés|
|Veinticuatro|
|Veinticinco|
|Veintiséis|
|Veintisiete|
|Veintiocho|
|Veintinueve|
|Treinta|
|Treinta y uno|
|Treinta y dos|
|treinta y tres|
|Treinta y cuatro|

|Siete|

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By Oliverde_Liv

—No avanzamos.—Dante suspiró, restregándose los ojos, claramente agotado y frustrado.

Cole frunció los labios sin saber que decir. Era verdad: Había pasado casi un mes y medio desde que River había sido escondido y atentado y no había ni una sola pista o idea de quién podría ser el traidor e intruso o de quién era el que estaba detrás de todo.

—Contacta con Liam Scott.—Sentenció Dante.—Posiblemente sea un enemigo de esa familia. No nos atacan a nosotros, solo a ellos.

—Eso no lo sabemos.—Contradijo Cole.

—Tú lo dijiste en su momento. Lo quieren a él. No a ningún a otro alto cargo. Nadie más ha sido atentado.—Dante lo miró seriamente, completamente centrado en el asunto. Su mirada dura y neutral.—Simplemente quiero confirmar que no es una guerra silenciosa que puede estallar en cualquier momento. Quiero asegurarme que simplemente es un conflicto interno entre una familia rica y poderosa contra alguien que quiere verlos sufrir.

Cole pudo deducir que una vez que eso fuera confirmado -si es que eso que Dante había pensado era cierto-, nadie protegería a River. Lo dejarían solo, a su buena suerte. River era un buen soldado con el cargo asignado de comandante, pero solo eso. Únicamente un peón de la Armada Británica y fiel a la Corona. Muchos podrían sustituirlo y tomar su lugar.

Claro, tratarían de cuidado y protegerlo dentro del campo de batalla, pues era un alto cargo y se encontraba en un asunto bélico por el país; sin embargo, si se trataba de un grupo terrorista que querían secuestrar al niño de una familia influyente e importante, era otra cosa. Ahí el Ejército ni la Corona se preocuparía o movería un dedo. No era su asunto. No es algo que influyera al país.

Cole se burló de la hipocresía de la sociedad y del país.

—Eso no quita que siga habiendo un intruso o varios que nos puedan traicionar en cualquier momento.—soltó y Se cruzó de brazos.

Dante alzó las cejas, sorprendido por su reacción.

Cole masticó el interior de su mejilla para evitar hacer una mueca. Claro que Cole sabía cómo había sonado: Preocupado y a la defensiva.

Se obligó a sí mismo a no avergonzarse. Él tenía una excusa; Mateo y Sian le habían pedido y rogado que cuidara a su sobrino. Él solo estaba cumpliendo con su cometido. Nada más. Él en absoluto estaba preocupado ni ansioso por el rubio.

Tampoco es como si fuera un delito. Cole no era un monstruo sin sentimientos, él era un gran doctor y se preocupaba por todos.

Casi se ríe de sí mismo. Él era un hombre adulto, él debía aceptar su acciones y sus sentimientos. Pero era algo difícil.

—Y como esa persona que quiere vender a River, podría infiltrase cualquier otro.—Siguió hablando, aclarando lo anterior, tratando de no sonar nervioso. No lo logró. Solo hizo más obvio que quería cubrir el ¿error? De antes.

Dante asintió, aceptándole la mentira -que Cole juraría que era verdad.-, aún un poco impactado.

—No tienes por que preocuparte. Reforzaré la seguridad e investigaré a cada uno de nuestros soldados: Su vida, infancia, gente con la que han hablado tanto en el pasado como en la actualidad, e incluso al doctor que ayudó a traerlos al mundo.—Cole iba a protestar, le parecía poco suficiente y tardío, sin añadir que eso se debería haber hecho desde un principio; no obstante, Dante levantó una mano para evitar que hablase.—Cole, detente. Son mis tropas. Yo me encargo. Tú solo eres el médico sustituto en este lugar; que te conozca y te tenga cariño no significa que puedas tomar decisiones en mi persona, a mi nombre o cuestionar mis acciones.

Cole sintió su pecho contraerse. Oh. Asintió. Dante suspiró dándose cuenta.

—Quiero decir...

—No. Me ha quedado claro. Lo has dejado muy claro.—Caminó hacia la puerta.—Lo siento por querer ayudar.

Dante se levantó para alcanzarlo.

Cole siguió hablando:—Estoy aquí por ti. Yo no daría una mierda por este país.

Dante lo miró con recelo.

—No me estés echando completamente la culpa a mí de tu decisión. Tú querías salir de tu casa y usaste mi proposición de trabajo como excusa.

Oh, no podía haber sacado ese tema.

Definitivamente estoy aquí porque me lo pediste.—Señaló.—Yo...Olvídalo.—Suspiró peinando su cabello.—Olvidé que solo debo atender a los soldados y no acompañarte, ayudarte y, uf, mucho menos aconsejarte.

—No quería decir eso. No es a lo que me refería.—Dante le agarró el brazo para detenerlo.

Cole no lo miró, solo se limitó a observar el suelo, no queriendo conectar con aquellos ojos oscuros e intensos. Pero, como siempre, Dante no podía dejarlo pasar; su mano se dirigió a su barbilla y le alzó el rostro.

Cole insistió en seguir observando a otro lugar que no fuera el rostro del mayor.

—Mírame.—Demandó. Su voz baja, ronca, segura y autoritaria. Podría ser levemente suave pero en ella seguía habiendo fuerza.—Y deja de poner ese mohín en tus labios.

Cole por inercia, al oír la palabra "labios", dirigió su mirada a los propios del contrario.

El desagradecido tenía una pequeña sonrisa tirando de ellos. Una sonrisa divertida y...¿seductora? Cole no estaba seguro, pero todo le resultaba un poco extraño y fuera de lugar. Sobre todo porque su pulso se estaba acelerando de una forma alarmante y poco común. Sin añadir que se sentía tímido y cohibido.

Bueno, eso último no era tan extraño. Estaba ciertamente acostumbrado a sentirse así la mayor parte del tiempo mientras estaba alrededor de Dante. River tenía razón.

Pero...

Pero.

Solo era el principio de la cuestión. Esta vez se sentía la situación diferente, distinta, tensa, preocupante.

La punta de la lengua de Dante se asomó por los carnosos y rojos labios, humedeciéndolos. Cole no se perdió el movimiento ni cómo su boca empezaba a brillar y a relucir por la leve saliva dejada sobre ellos.

Cole frunció el ceño cuando sintió a su misma lengua salir de sus labios para lubricarlos.

Bien. Sí. Eso sí se sentía muy atípico.

—No estoy haciendo ningún puchero.—Respondió en contra. Cole tuvo la leve sensación de que volvió a hablar después de varios minutos. Se sintió avergonzado pero se forzó a hablar coherentemente y como si fuera una situación completamente normal; no como si Dante lo estuviera arrinconado contra la puerta, su cuerpo casi presionándolo, con una mano sujetándole el rostro y con la otra agarrándole el brazo.

—Sí que lo estás haciendo.—Afirmó, los dedos que sujetaban su barbilla se movieron. Su pulgar trazó, desde una comisura a otra, su labio inferior, demostrando que sí estaba poniendo un puchero.

Cole sintió su boca temblar y tuvo la necesidad de morder su labio acariciado.

No lo hizo, claro. Pero ahora mismo sus labios picaban, se sentían secos y ansiosos.

Él quería...

Las manos de Cole se aferraron a la ropa de Dante, apretó con fuerza, empuñando el impecable y perfecto traje entre sus dedos.

Dante y él se miraron durante unos largos y eternos Segundos antes de que Cole desviara de golpe la mirada para buscar su teléfono.

Miró la pantalla para ver quién llamaba y leyó el apodo.

"Terco suicida".

Cole tardó un poco en registrar la información y reaccionar. Miró al moreno una vez que se decidió a accionar.

Dante sonrió amplio y se alejó. Hizo un además con la mano, permitiéndole atender la llamada.

Cole carraspeó para aclararse la voz y pulsó el botón de aceptar.

—¿Sí?—Su voz sonó baja y desorientada.

—...

Cole miró la pantalla, confundido. Confirmó que, efectivamente, sí había pulsado correctamente. El micrófono tampoco estaba apagado.

No era cosa suya. Pero perfectamente podría serlo. Se sentía ido.

—¿Riv?—Preguntó.

—Oye.—Respondió.

—¿Sí?—Repitió.

River se demoró otra vez en volver a hablar.

—¿Te encuentras bien?—Dijo él.

Cole llegó a pensar que River tal vez había visto esa escena con Dante. Cosa que, de hecho, era imposible.

—Sí, ¿por qué?

—Normalmente hablo yo primero.—Explicó—No tú. Sin añadir que no sueles respondes tan dócil.

Cole se mordió el dedo, aún un poco extrañado.

—No sé a qué te refieres.—Habló, un poco a la defensiva.

—Tu voz suena un poco...—River suspiró.—Da igual. Si dices que estás bien...

—River, no me conoces, no puedes hacer como si supieras mis manías.—Se forzó a empezar una discusión.

Cole pudo jurar que el rubio sonreía por la otra línea.

—Si... Eso suena más como tú.—River perecía satisfecho. De todos modos, Cole pudo percatarse
de que también se escuchaba como si no le creyese.

Oh, genial. ¿Ahora resultaba que se conocían tan bien como para saber cuándo uno actuaba Y fingía? Espléndido.

Tal vez el estar tantas semanas en un espacio reducido había provocado eso. Sí, debía ser eso; él no podía estar "llevándose" bien con el rubio.

No es que discutieran con desprecio. Lo hacían, pero no era todo tan agresivo como había sido al principio cuando se habían reencontrado. Ahora peleaban, pero era como ellos hablaban entre sí. Su forma personal de comunicarse y llevarse decentemente.

Cole apretó sus dientes en el dedo, nervioso. Se dio cuenta de que
no discutían como tal. Era más bien como una burla entre ellos. Ya no había... No había precisamente
odio. Claro, tampoco cariño ni amistad. Pero, definitivamente, su relación sí estaba mejorando en consideración.

¿Por qué tenía que caer en cuenta en aquel momento?

—¿De verdad estás diciendo que te gusta el maltrato y el rechazo?—Sonrió, dándose la vuelta y bajando el tono. No quería que Dante lo escuchase.

River soltó una pequeña y suave risa.

—Posiblemente me he acostumbrado.—Dijo.—¿Qué puedo hacer? Tú me has hecho así. Hazte
responsable.

Cole rodó los ojos, aún sonriendo, divertido.

—¿Cómo me hago responsable?—preguntó.

Oh, genial, ahora incluso alargaba la conversación. Debía haber preguntado qué quería y colgar.
Estaba reunido con un superior.

—No sé—respondió—Tú eres el doctor, cúrame.

—Ja. Tú eres el soldado, aguanta.

Un carraspeo de garganta le hizo dejar de sonreír y girarse.

Dante tenía una sonrisa apretada y claramente fingida. Sus cejas estaban alzadas, expectante a que finalizara la llamada. Sus ojos oscuros no reflejaba nada más que una leve impaciencia y ¿molestia?

River parecía que iba a decir algo; no obstante, Cole interrumpió.

—¿Qué querías, chico?—Preguntó, le hizo un ademán con la mano a modo de que esperase.

—Oh, sí.—River Tarareó.—¿A qué hora vuelves?

Cole frunció el seño.

—¿Me has llamado para preguntarme eso?

—Es que... Pensé en hacer la cena antes de irme.

Cole apretó e intensificó el ceño.

—¿Qué? ¿Irte? ¿Adónde?

Extrañamente, de nuevo, su corazón latía rápido, nervioso. No fue como con la cercanía de Dante. Esta vez... Era doloroso, se sentía inquieto, ansioso.

¿Qué quería decir con eso?

—Tengo permiso de los de arriba.—Explicó.—Me acaba de llegar un correo informándome de que puedo salir a hacer vida normal y... Sinceramente, me aburro mucho. Hace más de un mes que no salgo de tu casa. Me apetece salir a tomar algo.

"Tu casa."

Sus nervios crecieron.

—Es peligroso que salgas aún, River.—Soltó.—No te muevas hasta que yo llegue. Tengo que colgar.

—Entonces, ¿vienes pronto-

Cole colgó sin dejar que terminase. Se giró rápidamente hacia Dante.

—Has dado permiso a River de salir.

Dante rio sin gracia. Apoyó su barbilla sobre sus manos.

—Veo que, de verdad, vuestra relación ha mejorado considerablemente.—Hubo algo extraño en su voz. Cole lo notó pero lo dejó pasar, no se puso a pensarlo mucho. Estaba molesto.

—No me has respondido.

Dante suspiró.

—En serio ya te cuenta todo, ¿tú haces lo mismo?

—Deja esa mierda. Responde.

Dante se encogió de hombros, sin sonreír, ajeno al tema. Casi aburrido. Cole solo se molestó más.

—Sí.—Respondió, sin más.

Cole asintió, indignado.

—Lo estás poniendo en peligro y no te importa en lo más mínimo.—Dijo, atacándolo.

Dante se levantó de su silla de repente, haciendo un gran estruendo, sobresaltando al pelinegro.

—Y a ti parece que te importa demasiado.

Cole lo miró mal.

—No sé qué quieres decir con eso pero no vayas por ahí.—Le señaló, levantando el tono.

—Cuidado con el jodido dedo, Cole.
Recuerda con quién estás hablando.

Cole entrecerró los ojos. Oh, Dante no podía estar usando su puesto y poder sobre él. No de esa forma tan autoritaria sin sentimientos.

—¿Con quién estoy hablando?—Repitió, fingiendo ignorancia.—No sé, dímelo tú. Te recuerdo que tú no tienes poder sobre mí. Estoy harto de que os creáis superiores por tener un uniforme militar y algunas medallas, ¡Yo no soy vuestro soldado o un subordinado! ¡Soy el jodido doctor y ni siquiera soy el oficial, como dijiste! ¡Soy un sus-ti-tu-to!

Cole se detuvo para respirar.

—No vuelvas a hablarme así.-Dijo firmemente, más calmado.—Detesto que intenten controlarme y que se consideran mejores. Nadie tiene ese poder sobre mí, ni siquiera tú.

—No pensé que tu carácter fuera así.—Observó, diciendo suavemente.—Y menos que reaccionaras así por Scott.

Cole suspiró.

—No voy a permitir que River salga de casa hasta que descubramos quién está detrás de él.

Dante levantó las manos, a modo de rendición.

—Bien. Al igual que yo no puedo mandar sobre ti, tú no puedes hacerlo sobre mí. Yo he dado una orden, River es libre de hacer lo que quiera.

Cole asintió, pensando. Su dedo entre sus dientes.

—Yo puedo hacer que River sí siga mis órdenes.—Cole lo miró prepotente y orgulloso.

Se giró para irse, pero la voz de nuevo delante lo detuvo.

—Cole. El dedo.

Cole dejó de morderlo.

—Sabes que es malo. Deja de hacerlo.

Cole dejó de hacerlo pero no porque lo mandase Dante, solo porque tenía razón.

Su dedo a veces dejaba heridas y dolía durante bastante tiempo.

Cole salió del despacho y se dirigió a casa.

(...)

Cole sabía y se consideraba a sí mismo una persona manipuladora. No es que se enorgulleciera de eso. Pero sí utilizaba, a veces, su habilidad para conseguir —por una buena causa—lo que quisiera. Como en aquella ocasión: él lo hacía para proteger al rubio.
Tenía justificación para usar sus artimañas, encantos y actuación.

Bien, de nuevo huía y evitaba aceptar sus verdaderas intenciones. Pero no entraba de nuevo en la cuestión. Era difícil.

Abrió la puerta y se tiró al suelo.

El estruendo hizo que River se levantara, seguramente del sofá, hacia él a paso rápido.

Cole estaba sobrio, así que sentía pena.

Cerró los ojos y trató de concentrarse. Exactamente como un buen semi-borracho haría.

—¿Cole?

Cole se dejó levantar por River. Sus brazos lo rodearon y lo alzaron con cuidado y facilidad. Ah.

—Hey.—Arrastró un poco su voz y dejó escapar una risa suelta y digna de alguien que había estado tomado.

Cole lo miró.

De verdad lo miró y su sonrisa se desvaneció. Su boca se abrió por el asombro y sus ojos le recorrieron de arriba hasta abajo.

River estaba peinado. Sus ondulaciones rubias se encontraban hacia atrás, arregladas, dejando ver bien su rostro juvenil y atractivo, con aquellos ojos claros, esas leves pecas sobre su nariz y esos labios hablándole.

Su cuerpo estaba vestido con un polo de manga corta negra, que dejaba ver bien sus grandes bíceps y brazos; y a sus piernas las abrazaba un vaquero del mismo color.

Las fosas nasales de Cole se hincharon al percibir el aroma masculino e intenso de la colonia de River.

Era obvio que estaba listo para salir.

—¿Adónde vas?—Frunció el ceño y agarró la prenda del contrario por el pecho. Los brazos de River aún lo rodeaban por la cintura.

Era una posición que haría que  cualquier persona que lo viera de lejos y fuera de contexto, pensase otra cosa.

River lo miró desde arriba, sus ojos azules recorrieron su rostro.

Su profesionalidad como actor le hizo no cohibirse baja su mirada. Le mantuvo firmemente la mirada.

—Te dije que saldría.

Cole negó.

—Y yo te dije que es peligroso.—Su mano se dirigió a la frente de River y le dio un leve chasqueo con los dedos.

—Cole...

—Llévame al sofá.—Cole se dejó caer sobre River. Sus brazos rodearon el cuello del rubio y su cabeza se apoyó en los pectorales -perfectamente duros- de él.

River suspiró pero lo alzó desde la cintura, sus piernas colgando hacia abajo.

Era un poco incómodo tener los pies casi chocando con el suelo, así que Cole levantó sus piernas y las envolvió en torno a la cadera de River.

—¿Cole?—La voz del menor se sentía sorprendida y tensa mientras caminaba.

Cole levantó la cabeza para mirarle.

Ahora su rostro estaba más arriba del de River. El rubio ahora lo miró desde abajo. 

Cole sonrió amplio. River le miró la boca al tiempo que dejaba de caminar.

Cole se pasó la lengua por sus labios y su mano acarició el cabello  dorado.

—Llévame a la cama, mejor.—Murmuró.

River tragó, la gruesa manzana de Adán se movió de arriba abajo, pero asintió.

Okey. Cole se sentía diferente. Su mente nublada y latiente, como si de verdad estuviera borracho.

Definitivamente todo era psicológico.

¿Has bebido?—River lo dejó sobre la cama.

Cole se sacó la chaqueta y jersey, quedándose solo con los pantalones  y una fina camisa blanca.

—Algo así.

River se masajeó el cuello.—¿Ves? Yo también quiero eso.

Cole lo miró como si no entendiera.

—¿Qué cosa?

—Tomar algo y divertirme.

Cole se puso de rodillas sobre la cama y se acercó, poniéndose enfrente de River que estaba de pie.

—Pero es peligroso.

—Pero me aburro.

Cole maldijo mentalmente.

—Solo quiero cuidarte.—Bien; ahora sí se están muriendo de vergüenza. Su rostro se sintió caliente.

—¿Antes no me soportabas y ahora quieres hacerte cargo de mí?

Cole se dejó caer hacia atrás. Soltó un sonido frustrado y miró de nuevo hacia River.

Oh.

Sus piernas se habían abierto al dejarse caer hacia atrás, así que el ángulo de la mirada y la perspectiva de River entre sus piernas...Era...Oh, bien. Tal vez él -realmente-debería salir también y encontrar a alguien.

—Sigo sin soportarte.—Sonrió divertido.—Pero eso no significa que quiero que te pase algo.

River asintió.

—Tiene mucho sentido.

—Sí.—Cole lo miró de nuevo de arriba abajo.—Bebe conmigo.

River frunció el ceño.

—¿Qué?

—Solo dame unos días más para confirmar que estás a salvo y podrás salir.—Explicó sentándose.—Pero aún no salgas. Por favor.

River lo miró en silencio, era obvio que estaba analizándolo.

—No soy una persona divertida pero puedes beber conmigo hasta mientras.

River rio.

—No creo que nunca pueda decirte no.—Murmuró el rubio.—Acepté hace mucho que no tengo dignidad contigo.

Cole sonrió de lado.

—¿Qué?—Hizo como si no hubiera escuchado.

Aunque fuera extraño, eso que había dicho River, lo había complacido gratamente.

—Nada.—Sacudió la cabeza.—Bien. Me quedaré aquí contigo. De todos modos no puedo dejarte en ese estado por si necesitas algo.

—¿Qué estado?

—¿Borracho?

—Ah, cierto.—Uh.

River parecía querer contener la risa.

—Iré a por alcohol. Siéntate.—Cole se levantó y fue al salón.

(...)

River se desabrochó el cinturón y los botones del cuello. Quería estar cómodo.

Cole volvió poco después con tres botellas: Una de vodka, una de ron y otra de refresco para mezclar.

Supuestamente, se estaba tambaleando, "borracho".

Era una ofensa a su inteligencia que Cole creyera que había caído en su pésima actuación.

Era demasiado obvio que no estaba bebido: su boca no olía a alcohol, ni siquiera a chicle de menta para disimular el aroma fuerte del alcohol. Y tampoco tenía el rostro rojo, sonrisa suelta ni ojos brillosos con las pupilas dilatadas al límite.

River lo había visto pocas veces borracho a lo largo de su estadía en su departamento; pero sabía perfectamente cómo lucía el pelinegro pasado de copas.

Lo único que lo hizo medio dudar, fue que Cole le pidiera ir a su cama. Un Cole borracho siempre hacía berrinche si no lo llevaba a su habitación. Era divertido.

Pasaron varios minutos desde que empezaron a beber, hablando un poco del día. Qué habían hecho, qué había ocurrido.

Resultaba que Cole había discutido con Dante. Cole parecía muy molesto y empezó a beber más.

River tenía entendido que Cole era poco tolerante al alcohol, así que cuando quiso quitarle la botella, parecía demasiado tarde.

Ahora sí estaba borracho de verdad.

River ni siquiera aún estaba "feliz" por la bebida, aún le faltaba bastante para empezar a hablar mal.

Cole, por el contrario, apenas se le entendía ya.

River de todos modos apartó las botellas. Ya había bebido suficiente.

Él era bastante tolerante al alcohol, pero aún así solía beber poco. Cole era muy poco tolerante y bebía demasiado. Irónico.

River no solía beber porque no tenía tiempo y porque odiaba cómo después sus músculos se sentían débiles y cansados. Detestaba el alcohol, en cierto punto. Y trataba de evitarlo todo lo posible.

Cole, que era doctor, parecía encantado con el licor.

Hum.

River miró su vaso.

—Oye...—La voz de Cole sonó cuando hizo que lo mirase.

—¿Qué?—Su voz se cortó cuando sintió algo húmedo y caliente sobre su boca.

La lengua de Cole estaba lamiendo sus labios antes de abrir su boca para besarlo.

El rubio tardó en darse cuenta de qué estaba ocurriendo. Sus ojos aún abiertos miraron las pestañas negras cerradas que rozaban con la mejilla rosada.

River jadeó cuando sus labios permitieron la unión con la otra boca. Cole agarró su rostro y lo acercó más a él. Sus ojos se cerraron. La lengua se coló por sus labios y empezó a juntarla con la suya. Sabía a alcohol.

River le sujetó del cuello y lo atrajo más contra sí, chupando y lamiendo sus labios. Así de fácil cedía.

Cole mordió el labio inferior de River ligeramente antes de apartarse jadeando.

—Si no me cayeras mal y no fueras el sobrino de quien considero mi padre; definitivamente tendría sexo contigo.—Soltó Cole y se fue a acercar para besarlo de nuevo.—Esto será suficiente.

River se alejó.

—Estás borracho. No sabes lo que haces.—Se levantó de la cama, nervioso y atontado por lo sucedido.—Este no eres tú. Nunca harías algo así. No conmigo.

River no se iba a aprovechar de alguien bebido ni aunque fuera la persona que lo había tratado mal durante años, a modo de venganza.
Ni siquiera porque había estado más de un mes sin tener sexo, solo aliviándose con su mano.

Bien. Posiblemente sí se estaba volviendo loco. Extrañaba el tener contacto directo con un cuerpo desnudo, mojado y ardiente contra el suyo. Extrañaba que la otra persona temblara debajo de él mientras gritaba de placer cuando se enterraba con fuerza en ella.

—Pensé que querías divertirte.—Siguió Cole.

—Sí, con amigos y después con alguien que estuviera en sus cinco sentidos o por lo menos en el mismo estado que yo.

Cole resopló antes de cerrar sus ojos.

—Tú te lo pierdes.

River miró a Cole acostado.

Ya estaba levamente roncando. Su boca brillaba y estaba demasiado roja.

Oh.

Así que de verdad su boca se volvía roja cuando era besada.

Ese era otro factor que permitía a River reconocer cuando Cole está bebido.

¿Así que te besas siempre a alguien cuando bebes, verdad?

River le echó un ojo de nuevo a su boca y a su cuerpo.

Definitivamente él también tendría sexo con él.

Si no se sintiera incómodo por...

Bueno, por precisamente eso que había nombrado Cole: Cole era considerado el hijo de su tío. En teoría, su primo. Prácticamente familia.

Ugh.

———————

Ajam. 

Escena con cada uno😏😏😏

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