Lost princess » [Sovieshu]

By Shiniu05

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"Aunque crecí llena de lujos me sentí como una ave enjaulada, pero aquí siento que al fin soy libre, aquí pue... More

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Preguntas y Respuestas
Special one: What if ...
Special Two: Brothers forever...

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By Shiniu05

Los ojos de ambas estaban cristalizados, estaban frente a frente, después de haber considerado muerta a la otra al fin podían verse y saber que en realidad aún seguían con vida.

— ¡Prima! — exclamaron ambas damas para después acercarse lo más rápido la una a la otra para poder abrazarse.

Sovieshu al ver esa escena se desconcertó, había escuchado como a habían llamado, pero no podía fiarse fácilmente, la seguridad de su amada era su prioridad.

— Me alegra que estés bien — dijeron ambas mientras se aferraba la una a la otra.

Un ruido en la planta baja hizo que el emperador se pusiera mas a la defensiva, le dio una mirada rápida a la escena para después bajar y ver quien estaba allí.

— Te creí muerta, cuando me salvaron sentí que mi vida ya no tenía sentido, ya no te tenía, ya no tenía a nadie — confesó la castaña mientras se aferraba más a la menor.

Una lágrima se resbaló por la mejilla de la rubia, comprendía lo dicho por su prima, ella hubiera estado igual si no fuera porque su padre había sobrevivido.

— Me alegra tanto saber que sigues viva, tenerte a mi lado nuevamente es un milagro... Yo... Han pasado tantas cosas en estas semanas... — la castaña se separó de la princesa para después limpiarle su mejilla.

— No llores, ahora siempre estaremos juntas, no me alejaré de ti nunca más, me encargaré de cuidarte, seré tu confidente, tu cuidadora, porque tú y mi tío son lo único que me queda ahora — le prometió la mayor a su pequeña y adorada prima.

— ¡Juro que no he hecho nada! — exclamó una voz masculina.

Ambas damas se miraron entre sí para después ir a la planta de abajo, claramente Amira ayudaba a Francesca porque esta aún no estaba muy bien con respecto a sus heridas.

— Sovieshu — lo llamó mientras bajaba las escaleras, el mencionado se dio la vuelta para después aproximarse a su amada.

Cuando la castaña y la rubia llegaron hasta el final de las escaleras el emperador inspeccionó a la menor.

— Lloraste, ¿Todo está bien? — le preguntó preocupado, cuando esta asintió con una sonrisa se alivió.

Aquello no pasó desapercibido para Francesca, aquella forma en como Amira lo habia llamado, era como si fueran muy cercanos, sabía perfectamente que él era el emperador, por lo cual quizás la única persona que puede llamarlo por su nombre podría ser su esposa.

— Sovieshu, te presento a mi prima Francesca, fue salvada pero aún no está completamente recuperada — presentó la rubia, el hombre inclinó la cabeza en señal de saludo — Fran, él es Sovieshu, el emperador, fue quien me salvó y hospedó en el palacio, le debo mucho — lo presentó.

— Un placer — se inclinó la castaña — gracias por cuidar de mi prima — agradeció.

— No tiene que agradecer, salvarla y cuidarla es lo mejor que he hecho en mi vida — comentó el Emperador mientras veía a Amira con ojos de amor, esta le sonrió con un toque coqueto pero después apartó la mirada apenada, todo eso Francesca lo notó.

— ¿Quién es él? — le preguntó la rubia a su amante mientras miraba a un joven de cabellos castaños el cual se encontraba acostado en el suelo.

— ¿Él? No sé, estaba aquí abajo, solo lo quise interrogar — respondió Sovieshu sin mucha importancia, inicialmente quería encararlo por si era una amenaza pero entendió que no lo era apenas verlo.

— Es Thiago, él y su padre me rescataron, es quien me trajo — respondió la castaña mientras se acercaba al chico — ¿Estás bien? — le preguntó.

— Creí que me mataría — comentó el joven.

— Se puso a gritar apenas verme, ni siquiera había hablado — se defendió Sovieshu al ver la mirada que le dedicaba la princesa.

— ¡Traía una espada! — exclamó en defensa Thiago.

— Siempre llevo una, en especial cuando salgo del palacio.

— ¿Palacio? — preguntó con temor el joven.

— Es el Emperador, creí que lo sabías, fuiste tú quien buscó los periódicos — dijo confundida Francesca mientras se cruzaba de brazos.

— Si... Bueno, no me quedé más de lo debido y en los periódicos no aparecía el Emperador, yo solo busqué los relacionados con Lady Amira — se encojio de hombro el de cabellos castaños. — oh no, le grité Su majestad, perdone mi vida — rogó mientras gateaba hasta el hombre, el cual no sabía cómo reaccionar ante eso.

Amira, en cambio, se rió con libertad, le parecía muy divertido como es que el chico cambiaba de actitud repentinamente.

— Tranquilo, él no te hará nada, ¿Verdad? — el Emperador asintió — ¿Ves? Todo estará bien — lo tranquilizó.

El chico suspiró aliviado para después  agarrar la mano de la menor y besarla, Sovieshu al ver eso frunció el ceño, no le gustó para nada la escena.

Thiago soltó la mano de la joven con delicadeza y se puso de pie para después acercarse a la joven que cuidó por semanas, él en verdad la llegó a considerar una amiga.

— ¿Ella podrá quedarse en el palacio? — le preguntó Amira a su amante, este asintió inmediatamente.

— Claro, incluso haré que los mejores médicos la atiendan cómo es debido — la rubia sonrió complacida.

— Te irás con ellos, es momento de que me despida, me alegra saber que encontraste a los tuyos — le dijo el castaño a Francesca.

Amira escuchó eso y bajó la mirada, no conocía de la vida de quienes salvaron a su casi hermana, y quería pagarles de alguna manera, quería mostrarles su agradecimiento.

— Ven al palacio, el Conde Philips querrá conocer a quien salvó a su sobrina — interrumpió el emperador mientras posaba su mano en la espalda de la rubia.

— ¿Ir al palacio? Dios... Eso sería un sueño, claro que iré — aceptó el chico con emoción, queria presumirle a su padre que pudo pisar el palacio imperial.

— Perfecto, ¿Sabes andar a caballo?

• • •

— No quiero morir, no quiero morir, no quiero morir — repetia Thiago mientras se aferraba a la joven castaña, esta se quejó levemente por las punzadas de dolor.

— ¡No seas un miedoso! — regañó Francesca mientras golpeaba una mano del chico. — ni siquieras vamos rápido — murmuró mientras acariciaba al caballo, el cual iba a paso lento.

— Mi prima sigue herida, quizás debí ser yo quien fuera con Thiago — le comentó Amira a Sovieshu mientras apoyaba su cabeza en el pecho de él.

— No estoy loco como para dejar que fueras con él, me molestaría mucho ver que se aferrara a ti — confesó el pelinegro mientras aferraba a la chica a él. — solo yo puedo hacerlo — le susurró causando un sonrojo en el rostro de la menor.

"Si sigue así se darán cuenta de nuestra relación más rápido de lo que creí" pensó la princesa mientras volvía a poner su mirada al frente con un poco de pena, cosa que divirtió al mayor.

"Lo prometo, buscaré la forma de tenerte a mi lado como te mereces sin dañar a Navier" pensó el emperador mientras besaba la cabeza de su amada.

A unos cuantos metros de ellos, Francesca notó la interacción de ellos, estaba herida pero no ciega, conocía a su prima lo suficiente como para saber que lo que esta sentía por el emperador era más que agradecimiento y admiración, era evidente que Amira tenía sentimientos románticos por él, al menos para alguien que la conocía tan bien como ella.

En cambio, si bien no conocía al emperador lo suficiente como para saber cómo era con los demás, pero lo que si tenía claro eran los sentimientos que sus ojos transmitían cada que miraba a la rubia, porque esa mirada era la misma que sus padres se dirigían el otro al otro.

"¿Mi tío sabrá de los sentimientos de mi prima?" Se preguntó la castaña.

• • •

— Llegamos — el emperador soltó levemente el cuerpo de su amada y decidió bajarse primero.

Cuando tocó el suelo ayudó a Amira a bajar aunque no había necesidad de ello, para después ir con Francesca y con cuidado ayudarla a bajar.

La castaña agradecía estar usando un vestido muy sencillo como para que no se le dificultara bajar del caballo, cuando tocó el piso le hizo una reverencia al Emperador para después ir con su prima.

— No me vuelvo a subir a un caballo — comentó Thiago mientras bajaba.

— Amira, antes que nada quiero ver a mi tío — le dijo a la rubia, esta asintió,  pues ella también anhelaba que su padre viera a Francesca.

La princesa agarró del brazo a su prima y empezó a caminar al interior del palacio con la intención de llevarla con el Conde Phillips siendo seguida por el emperador y por Thiago.

La rubia durante el camino hablaba con la castaña sobre cosas triviales y sin sentidos, ambas disfrutaban el estar una con la otra después de mucho tiempo.

Desde atrás, Sovieshu miraba a su amada, le gustaba ver cada gesto que ella hacia, sus expresiones a sus ojos eran encantadoras, y su forma de ser era algo que él amaba.

Aquello no pasó desapercibido para el castaño, y eso solo lo hizo teorizar varias cosas.

— ¡Su majestad! — una voz femenina hizo interrumpir el momento tan armonioso.

Los cuatros se detuvieron y observaron cómo es que Rashta se acercaba a ellos para después abrazar al Emperador pero este a los pocos segundos se separó.

— Rashta irá a la fiesta que hará el Duque Ergi, ¿Quiere ir conmigo? — le preguntó con ilusión.

— Estoy muy ocupado, no podré ir — respondió el pelinegro matando las ilusiones de la albina.

Y no mentía, quería darle un buen hospedaje a Francesca, aparte de que quería agradecerle como se debe a la familia de Thiago por haber salvado a la chica, sin contar el trabajo que no había hecho por querer pasar tiempo con la princesa.

— ¿Uh? ¡Hola! — saludó al castaño el cual veía extrañado a la chica — ¿Quien es usted? — le preguntó.

— ¿Quién es ella? — le preguntó la castaña a su prima.

— Es Rashta, la concubina oficial de Sovieshu — respondió Amira mientras se cruzaba de brazos, ya no le agradaba para nada esa mujer.

Francesas miró a su prima y después al emperador confundiendose en el acto, para ser su concubina este parecia muy incómodo con ella, cuando el pelinegro observó a la rubia preocupado pudo entender que por quien tenía más preferencia era la chica de ojos morados.

— Su cabello me recuerda a un trapeador — le comentó en un susurro a Amira.

Cuando la menor escuchó eso se empezó a reír, ahora ya no podría ver a Rashta sin recordar el comentario que hizo su prima.

— Es Thiago, él y Lady Francesca vinieron conmigo — extendió su mano a dirección de la castaña, cuando la albina la observó frunció el ceño a ver cómo su brazo estaba entrelazado con el de Amira.

— Al parecer es muy unida con Lady Amira — comentó la joven.

— Porque es mi prima — explicó la rubia.

— ¿En serio? — le preguntó incrédula Rashta — Creí que toda su familia estaba muerta — comentó confundida.

La mirada de la princesa se oscureció, quería golpear a la chica por tal comentario y por la forma en que lo hizo, tan despreocupada y como si fuera algo muy común.

En cambio, Francesca se mordía la lengua para no gritarle a la albina, no sabía si lo hacia hecho con toda la intención de hacer sentir mal a su prima o por simple imprudencia, pero fuera como fuera, le había dolido y afectado de gran manera.

— Rashta, no digas esas cosas — regañó Sovieshu mientras pasaba de ella y se acercaba al dúo de primas — ¿Están bien? — les preguntó preocupados.

Ambas asintieron para después darse la vuelta, el emperador lo entendió como que querían alejarse de Rashta lo mas rápido posible, por ello es que Amira siguió su camino a la habitación de su padre.

— ¿Las hice sentir mal? — preguntó con lágrimas en los ojos la albina — Rashta no quería eso — sollozó.

Por primera vez desde que llegó la albina vio como falso esas expresiones, y eso lo hizo enojar, ¿Acaso siempre fue así? ¿Trató mal a Navier por creer es esas lágrimas? ¿En verdad fue tan estúpido?

Thiago ignoró a la chica y siguió a su amiga y a la prima de esta, el emperador suspiró para después acercarse a la joven.

— Por favor, no digas más comentarios como esos, al igual que tú, Amira es alguien que ha sufrido demasiado, se más empática — le pidió para después irse atrás de las chicas.

Rashta se había quedado estática por un momento, ¿Una noble sufrir igual que ella?, Lo dudaba mucho, secó sus lágrimas y se puso a analizar lo que le pidió el emperador.

Cuando llegó la Whitemore siempre pensó que le quitaría todo, y no se equivocó, le estaba robando la atención de Su majestad, y si bien perdió todo fue por algo, quizás no era tan buena como creían, o eso era lo que Rashta pensaba.

"Pero ella me ayudó cuando el Vizconde Lotteshu me humilló" recordó la albina "¡No! Ella ya planeaba quitarme a Su majestad, quizá lo hizo para sentir menos culpa" pensó con seguridad.

• • •

— Déjame pasar primero, le daré la noticia y ya después podrás entrar — le dijo Amira a su prima.

Francesca asintió, iba a ser una noticia fuerte para su tío, así que era compresible que primero entrara la rubia para hablarle con tacto al Conde.

La joven golpeó la puerta de la habitación de su padre y pocos segundos después esta se abrió revelando a Ergi.

— Hola angelito — saludó el Duque para después mirar a los demás. — ¿Quienes son? — le preguntó haciendo referencia a los dos castaños — Ella es linda — le guiñó un ojo a Francesca.

— Ella es mi prima, Francesca, y él es quien la salvó — respondió Amira mientras señalaba a cada uno, cuando estos escucharon sus nombres hicieron una leve reverencia — chicos, él es el Duque Ergi, un amigo mío — los presentó — ¿Y mi padre? — le preguntó pero este no pareció captar.

— ¿Ella es una sobreviviente? — preguntó desconcertado — Pero... ¿Cómo?

— Defensa personal — respondió la castaña mientras se cruzaba de brazos, al hacerlo la manga de su vestido se corrió dejando ver un poco de las vendas que usaba, cosa que notó el Duque.

— Oh... Vaya...

— ¿Y mi padre? — volvió a preguntar la princesa.

— Comiendo — respondió el Duque mientras veía a lo lejos como es el emperador caminaba hacia ellos. — supongo que tú entraras primero — le comentó a la rubia, esta asintió — Perfecto, ven — le dijo con una sonrisa mientras pasaba su brazo por los hombros de la chica y la pegaba a él mientras le dedicaba una sonrisa burlesca a Sovieshu.

Justo cuando el pelinegro llegó a la habitación la puerta se le cerró.

— Maldito Ergi — murmuró.

— Esos celos me hacen daño, me enloquecen... — cantó Francesca ganándose una mirada desaprobatoria del emperador — ¿Qué? Es una canción que la señora Anya cantaba — se excusó.

Sovieshu se apoyó en la pared para esperar que Amira diera la noticia, no quería irrumpir en algo tan delicado como eso.

— Lady Fran, mi madre nunca...

— ¡Shhh! — silenció la castaña a su amigo, este alzó los brazos en son se paz y se dedicó a mirar el lugar.

• • •

— ¡Padre! — exclamó con alegría Amira mientras se lanzaba a los brazos de su padre, el cual la recibió con alegría.

— Mi niña, ¿Cómo te fue?, Ergi me dijo que fuiste a cabalgar con Su majestad — le preguntó mientras le ofrecía de su comida.

— Muy bien, extrañaba hacerlo, fue fascinante — respondió emocionada la rubia. — Padre... Fui a la mansión — comentó mientras agarraba un poco de la comida del mayor.

Desde siempre le robaba comida a su padre, no importaba si se encontraba llena, siempre llegaba a robarle una pequeña ración, con el tiempo y pese a los regaños de su madre jamás dejó de hacerlo, por ello él se acostumbró hasta el punto de ser quien le extendiera su plato.

— ¿Qué? Eso pudo ser peligroso — regañó el Conde a su pequeña adoración.

— Lo sé, pero el Emperador fue conmigo... Padre... Alguien sobrevivió a la masacre — confesó mientras le daba una pequeña sonrisa al hombre.

— ¿Qué? ¿En serio? ¿Cómo? — preguntó desconcertado mientras se ponía de pie con rapidez.

Su hija no era alguien de mentir, y que dijera algo como eso le alegraba y asustaba, Amira había sido su sustento y fortaleza en esas semanas, por ella jamás decayó pese a los tormentosos recuerdos, estaba superando todo por ella, y el que le dijera una noticia como esa provocaba que su corazón se acelerara por la enorme ilusión de poder ver a alguien más de su familia.

No le importaba quien fuera el sobreviviente, él solo quería abrazarlo y llorar de la felicidad, decirle que no estarán solos, que se tendrán el uno para el otro.

— No sé bien el como, solo que ella escapó muy herida y que alguien la encontró y la llevó a su hogar para cuidarla — explicó Amira mientras agarraba las manos de su padre — ¿Quieres verla? — le preguntó.

El Conde no dudó y asintió, Ergi, quien estaba atento a la conversación caminó hasta la puerta bajo la aprobación de la rubia.

— Hazla pasar — ordenó la princesa mientras soltaba las manos de su padre y se ponía atrás de él mientras este observaba ansioso la entrada de la habitación.

El Duque abrió la puerta revelando a una castaña de ojos cafés, el corazón de ambos dió un saltó de emoción, el Conde abrió sus brazos temblorosos y se acercó a su sobrina con la intención de abrazarla, pese al dolor punzante que sentía la chica corrió hasta su tío y se aferró a él mientras lágrimas caían por las mejillas de ambos.

Para Francesca su tío Philips era como un padre, pues cuando sus padres murieron cuando tenía apenas diez años este se hizo cargo de ella, la educó y cuidó como a una hija más volviendose en su figura paterna.

— France — murmuró él Conde mientras acariciaba la hebras castañas de su sobrina — Estás viva... Viva — susurró mientras empezaba a sollozar.

— Tío — lloró la castaña mientras se aferraba a él como si fuera un escudo que la protegía de los crudos recuerdos de la masacre.

Amira, quien veía todo el escenario, llevó una mano a su rostro para secar sus lágrimas mientras sonreía.

"Ustedes estarán bien, no los perderé, esa mujer que dañó a mia familia morirá bajo mis propias manos, yo aseguraré que todos mis seres queridos estén bien" prometió la princesa con determinación.

Phillips miró al techo mientras pensé en el padre de su sobrina y en la promesa que le hizo cuando este murió "Hermano, esta vez me aseguraré del bienestar de tu hija"

××××××

"— ¡Ah! — gritó de dolor Francesca después de sentir la como la espada rasgaba su piel.

— Eres muy linda, lastima que tenga que matarte — comentó un hombre con burla.

La castaña alzó la falda de su vestido para después darle una patada al hombre en el estómago, pese al dolor de sus heridas, golpeó al hombre con todas sus fuerzas la parte del pecho aprovechando cuando este se quedó sin aire.

Se agachó y agarró la espada para después correr a los establos, había visto a Amira ir con Liam a ese lugar.

Cuando llegó se dejó caer al ver el cuerpo decapitado del pequeño, sus manos temblaron y las ganas de vivir se redujeron.

El miedo de ver a los lados se instaló en su pecho, no queria ver y encontrar el cuerpo de su prima, pero la poca valentía que tenía la reunió poniendose de pie para observar el lugar.

Grande fue su sorpresa cuando encontró el cuerpo decapitado de otro asesino, aunque su cuerpo estaba destruido, fuera quien fuera el que lo hubiera matado, quería asegurarse de hacer bien su trabajo.

'¡Amira!' recordó, no habían rastros de su prima, así que supuso que pudo salir del establo.

— ¡¿A donde crees que vas?! — una voz masculina la asustó, afirmó su agarre al mango de la espada y se acercó con la intención de defenderse.

Atacó primero y cuando él hombre iba a hacer su ataque ella le dio una patada en sus partes causando que este cayera, Francesca alzó la espada con intención de matarlo pero una espada atravesó su hombro haciendo que soltara el arma.

— Mierda... fallé — se quejó uno de los asesinos, la castaña se dio la vuelta para reconocer al hombre quien le robó la espada.

Aún con dolor en todo su cuerpo y aprovechando que uno aún estaba en el suelo arrodillado y con la cabeza abajo, la pateó con toda sus fuerzas como si de una pelota se tratara.

Con rapidez se dio la vuelta y pasó su piernas por las del hombre para que este cayera, llevó una mano a su hombro, le dolía mucho.

Tenía mucha heridas esparcidas por el cuerpo, quizás sería la perdida de sangre lo que la mataría.

Agarró nuevamente la espada y mientras el hombre se ponía de pie ella aprovechó para enterrar la espada en el corazón de este.

— Yo no fallé...

Cómo pudo corrió hasta el bosque y se ocultó lo mejor que pudo, rasgó su vestido para intentar detener un poco el sangrada de su hombro, sus brazos también estaban heridos y su vientre tenía una herida que no dejaba de brotar sangre, su vestido vestido azul cielo estaba lleno de manchas rojas hechas por su sangre.

— Tengo que... Buscar... A Amira... — murmuró con la poca fuerza que tenía.

Se puso de pie y emprendió su caminata, pero con cada paso que daba su visión se apagaba, sus fuerzas fueron decayendo hasta ya no poder estar de pie.

Cayó al suelo y sus ojos se fueron cerrando poco a poco, lo último que pudo ver fue a dos figuras borrosas acercarse a ella"

Amira abrazó a su prima cuando esta terminó de relatar cómo es que pudo salir del ataque, Francesca le sonrió, todo eso había valido la pena, pudo sobrevivir para ver a su rayito de sol.

— Mi padre y yo la encontramos inconsciente, no podiamos dejarla morir, así que la llevamos a nuestro hogar, mi madre y abuela saben un poco de medicina así que pudieron atenderla con lo poco que teniamos — explicó Thiago mientras veía la escena de las primas.

Durante mucho tiempo vio sufrir a la castaña, lloraba en las noches y casi no dormía, las sonrisas que daba eran pocas, así que el verla feliz era simplemente maravilloso.

Para el joven plebeyo aquella noble se habia vuelto en una gran amiga, por ello convenció a su madre de que lo dejara ir a la capital a buscar información de la familia Whitemore, tenía la esperanza de que hubieran sobrevivientes, y no se equivocó.

— Le estaré eternamente agradecido que haya salvado a mi sobrina, ¿De que forma se lo podemos compensar a usted y a su familia? — le preguntó el Conde.

Francesca al escuchar eso le susurró algo a su prima, esta se sorprendió para después asentir.

— No es nada, con solo saber que Lady Francesca estará con su familia nosotros estaremos bien — Respondió el castaño.

Amira se acercó al Emperador y le susurró algo, este asentía antes las cosas que le decia su amada.

— No podemos dejar las cosas así — interrumpió Sovieshu — salvaste la vida de una noble, así que un acto tan bueno debe ser compensado, Lady Francesca va a necesitar a alguien que esté con ella todo el tiempo por su salud, así que la señora Anya podría ser su dama de compañía....

— Pero ese cargo es para nobles — interrumpió Thiago con confusión.

— Si, pero si mi prima está de acuerdo en tomarla como su dama no habrá problemas, aparte de que por lo que hemos pasado es mejor que sea alguien de confianza — explicó Amira.

— Y yo acepto que la señora Anya sea mi dama — dijo Francesca con una sonrisa, pues esa mujer habia sido muy amable y cariñosa con ella, gracias a ella pudo evitar caer en la locura.

— Yo ayudaré a qué la pequeña Ilse tenga una buena educación — dijo la princesa con una sonrisa, sería la maestra de la niña, le daría la educación merecida.

— A ti y a tu padre les daré un mekor trabajo, al igual que una residencia cerca para poder venir cuando sea requerido, aquella casa no será tan grande si así lo desean, pero contará con todo lo necesario, incluso podrían remodelarla a su gusto — ofreció el emperador.

Thiago no supo ni que decir, solo le nació ayudar a que una joven sobreviviera, y ahora por ello él y su familia ya tendrían una mejor vida.

— Yo.... No sé que decir, lo que ustedes hacen es mucho...

— Lo que tú hiciste por mí prima también, gracias a ti y tu familia ella está viva — le dijo Amira mientras apoyaba sus manos en los hombros del chico — esto es lo mínimo que podemos hacer — le sonrió.

— Ustedes son maravillosos...

××××××

"¡Últimas noticias! Se encuentra a nuevo sobreviviente de la masacre de la familia Whitemore, ¡Francesca Whitemore ha llegado al palacio!"

Una pelinegra apretó con fuerza las hojas del periódico.

— Ni siquiera matar a una familia pueden estos inútiles — se quejó.

"Tendré que ser yo quien lo haga"

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¿Que les pareció? Me salió un poquito mas largo de lo que creí.

Les tengo una buena noticia, mi evaluación fue la semana pasada, ahora ya estoy en las calificaciones y terminaré el semestre, salí muy bien así que no habra problemas, el esfuerzo y los desvelos valieron la pena, asi que podré disfrutar las vacaciones escribiendo 💃💃

Sin mas que decir nos leemos en una semana :3

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