Junto A Ti (Jack Frost X Tu)

insanity2003 tarafından

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Tu vida empieza a penas una vez que mueres pero ese solo es el principio del fin... Daha Fazla

Cap 1: Volviendome Una Guardiana
Cap 2: Conociendote Mejor
Cap 3: Un Nuevo Guardian Y Celos Frios
Cap 4: Me Alejo De Ti
Cap 5: Sueños Y Memorias
Cap Final 6: Batalla
¡¡AVISO DE SEGUNDA TEMPORADA!!
Prólogo de 2da temporada
Capítulo 1
Capítulo 2: Volviéndome una guardiana(otra vez)
Capítulo 3: Dentro de la oscuridad
Capítulo 4: ¿Él o él?
Capítulo 5: Una noche estrellada
Capítulo 6: No me doy por vencido
ADIÓS JACK
Capítulo 7: El llamado
Especial
Capítulo 8: Grietas
Capítulo 9: Eclipse de Amor
Capítulo 10: Reverse
Capítulo 11: No saben
Capítulo 12: Ellen
Un Platica Con Din
Capítulo 13: Él es la verdad
Capítulo 14: Primera avistacion.
Capítulo 15: ¿Uno más? Prt. 1
Capítulo 16: ¿Uno más? Prt. 2
Capítulo 17: ¿Uno más? Prt. 3
Capítulo 18: ¿Quién es él?
Capítulo 19 1/?: Say Goodbye
¿Regreso?
20 Cosas Sobre Mua
3ra Temporada?
Capítulo 19 2/2 You have to say Goodbye
Adelanto de los próximos capítulos
Adelanto piecita 2
Capítulo 20: Lo destruiste todo ½.
Capítulo 21: Lo Destruiste Todo 2/? Maratón!!
Capítulo 22: Desastre En El Palacio 3/? Maratón!!!
Capítulo 23: Sentencia Maratón!!!
Capítulo 24: Adiós Al Taller Maratón!!!
Capítulo 25: Cuenta Pendiente
Capítulo 26: La luz del fuego
Capítulo 27: Los raros
Portada
Prólogo 3 Temporada
Capítulo 1: Venus y Orión
Capítulo 2: Loud.
#352
Capítulo 3: Los hermanos Vázquez (EDITADO)
Capítulo 4: Aaron.
Capítulo 5: Bienvenidos a la familia 1/2
Capítulo 6: Bienvenido a la familia 2/2
Capítulo 7: La doble A
Capítulo 8: La verdad PARTE 1
Capítulo 9: El bloque PARTE 2
Mis reglas, mis preguntas
Capítulo 10: Mejor
Capítulo 11: En el desierto
Capítulo 12: ¿A dónde fuiste?
Capítulo 13: Ahora eres tú
Capítulo 14: Orión.
Capítulo 15: Mírame a mí.
Capítulo 16: Tormenta 1/?
Capítulo 17: Descontrol 2/?
Capítulo 18: Puñal 3/3
Capítulo 19: La familia de Alex
Capítulo 20: Peones
Capítulo 21: Somos reales
Capítulo 22: El lado correcto
Capítulo 23: Arcángel
24: Erik y Zelaya
Capítulo 25: El único hijo
Capítulo 26: Quiero un final
Capítulo 27: Oscuridad
Capítulo 28: La familia
Capítulo 29: La traición
Capítulo 31: Un idiota engreído y una orgullosa
Capítulo 32: Verdad
Capítulo 33: Mío y de él
Capítulo 34: Hija de Sol

Capítulo 30: La niebla

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insanity2003 tarafından

Alexander

Si bien el traicionar, mentir y hasta matar son parte del propósito que busco y que cada movimiento sin excepción fue planeado con meticulosidad hasta el más mínimo suspiro, el estar enamorado después de haber fingido estar enamorado, fue la copa de vino más agria y áspera que pude haber tomado, pues, aunque disfrutaba del sentimiento de ebriedad que conllevaba, mi boca seca no me dejaba disfrutar de sus consecuencias.

Sé que pude haber recurrido a un plan menos elaborado, incluso en las noches mi mayor remordimiento es el preguntarme por qué planeé con tanta cautela este golpe a diferencia de los otros y por qué me salió tan mal de la misma manera. Porque mientras una llama ardiente se encendía y apagaba mientras parpadeba, me reprendía a mí mismo de las palabras que habían salido anteriormente de mi boca.

Me merecía la paliza que me estaba dando Venus, incluso la muerte, cosa que sorprendentemente no había llegado todavía, sin embargo, la sorpresa más grande que me llevé fue la intervención de un Guardián en mi ejecución adelantada.

No pude escuchar mucho después del primer golpe, aunque sé que debí hacerlo, quería prestar atención a cada grito de furia, pero me era imposible hacerlo después de la sordera que me provocó, sin embargo, sus sollozos después de que dejó de martirizarme eran inconfundibles mas nuevamente no era yo quien consolaba a la persona que amaba.

Mi visión, nublada por hilos de sangre y tierra, fue capaz de ver como Venus era sostenida en brazos de Ademir mientras lloraba desconsoladamente y aunque no pude evitar que los celos me invadieran, esa voz no cínica que tenía en la cabeza me decía que estaba en el lugar que le correspondía junto a personas que, aunque no le dirían la verdad todo el tiempo, la protegerían más de lo que yo pude haberlo hecho.

Intenté ponerme de pie mientras veía como se daban la vuelta en dirección al portal, con Alessia, Erik y Zelaya de rehenes; mientras mi mano se estiraba, la cabeza me daba vueltas por el mínimo esfuerzo de sostenerme solamente con las manos y cada parte de mi cuerpo me rogaba que cediera ante el peso y me dejara caer.

–Ya has hecho suficiente –dijo Jack, acercándose a mí y levantándome en brazos.

–Tráiganlos al Taller y encierren a Alexander en el bloque de hielo más frío que pueda haber —ordenó Norte mientras los Yetis tomaban entre sus brazos a Erik y Zelaya y Orión escoltaba a Alessia al interior de la casa.

Aún no cruzábamos por completo el umbral cuando sentí los párpados tan pesados y el frío congelando y haciendo doler mis articulaciones mallugadas y no pasó más de unos cuantos segundos que vi venir un cansancio extremo, dejándome inconsciente mientras era sostenido por Jack Frost.

La oscuridad me envolvió de inmediato y no pude hacer nada más que abrazarla como una vieja amiga y contarle de mis pesares como si ella pudiera escucharme, y le pedí disculpas mientras fingía que era alguien más, imaginando, tal vez, que dentro de esas vastas y densas sombras podrían aparecer frente a mí dos orbes azules que harían caso a mis plegarias y que, con una penitencia bien recibida, mis lamentos serían escuchados y callados por sus reconfortantes palabras saliendo de aquellos delicados labios.

Pero aquella bella imagen me duró apenas unos segundos cuando mis ojos volvieron a abrirse y mi cuerpo tiritaba de frialdad.

–Parece que despertaste después de todo, temíamos tener que encerrarte sin sacarte la verdad.

Una figura avanzó de entre las penumbras y con su asfixiante mirada se acercó a mí, atacándome y acuchillándome con todo lo que su rabia podría expresar en sus ojos.

—Hola, querida —la saludé con sarcasmo —. ¿Hace cuánto no tenemos una charla los dos solos? ¿Cómo te trata la familia?

___ tomó su cayado entre sus manos y lo alzó frente a mí, prosiguiendo a golpearme con la punta en el rostro, dejando un hilo de saliva combinada con sangre a sus pies.

—Si saben que el daño físico no me matará, ¿verdad? —escupí la sangre restante que escurría entre mis labios.

—Sé que hace falta mucho más para matarte, así como a mí —dijo, dejando a un lado su arma —. Sólo quería que estuvieses lo suficientemente despierto para hacerte unas preguntas.

—Un balde de agua fría habría bastado para ponerme en mis cinco sentidos, pero aprecio que quieras probar mi resistencia física —grazné con sarcasmo.

Siguió caminando lentamente por toda la habitación mientras me miraba con una cara impávida, ni siquiera sabía cómo interpretar los gestos que hacía al mirarme de pies a cabeza como bufar repentinamente en el silencio acompañado de engranes trabajando y risas escandalosas de Norte de vez en cuando.

—Torturarme no les servirá de nada, no soy tan débil como ustedes las personas comunes, así que intenta lo que quieras —le solté de golpe.

Había comenzado a desesperarme su mirada acusadora, tal vez, ¿arbitraria?. Seguramente en su cabeza me habría sentenciado ya decenas de veces.

Sin embargo, lo que hizo después de mi comentario solo me dejó más confundido de lo que nunca había estado.

Su pequeña risa sin pizca de humor que siguió después de mis palabras me irritó lo suficiente para querer liberarme de este maldito bloque de hielo y golpearla. Sin embargo, ya de por sí Venus tenía una terrible imagen de mí debido a ella.

—Oye, tranquilo, dije que solo iba a hacerte unas preguntas, pero me sorprende que tengas un secreto tan bien guardado que ni siquiera una tortura podría sacártelo —dijo, sonriendo maléficamente —. Dime, Alexander, además de destruir tanto a tu familia como la de los demás, ¿qué otra cosa sabes?

Si hubiese una forma de golpearse para nuestros adentros, yo ya me habría masacrado a mí mismo por ser tan estúpido.

Había caído directamente en su trampa.

No faltaría mucho para que todo lo que he planeado durante siglos se esfume y ahora me había delatado por mi propia cuenta justo frente a ella.

—¿Dónde está mi hermana?

Me miró confundida.

—Tú no tienes familiares, estás solo, Alexander.

Yo no tengo familiares.

Espera.

¿No tengo familiares?

¿Venus no les contó sobre mi relación con Alessia?

No podía encontrar un por qué, sin embargo, una pequeña esperanza de que la estuviese protegiendo de ellos hizo esbozar mi corazón y un suspiro de alivio se escudriñó entre mis labios.

—Alexander, ¿por qué usaste a mi hija? —el tono en su voz de repente pasó de ser lúgubre al típico de una madre comprensiva.

—Yo no...

—No quiero mentiras, ya no tienes por qué hacerlo —tomó mi mentón con la punta de su cayado y me obligó a mirarla —. Tú no eres de los que se mete y ataca desde adentro, ¿cuál era tu plan?

—Eso ya no importa.

—Quiero la verdad, Alexander.

Lo pensé detenidamente.

Pues aunque su mirada firme hacía una opresión en mi pecho, su seño fruncido delataba que sabía una parte de la verdad, sin embargo, quería oírla de mis labios.

—Si ya lo sabes, ¿por qué me insistes en decírtelo?

—Porque nunca te oí decir tales palabras —dijo, alejando su rostro del mío —. Quiero saber si el Coco tiene corazón.

—Claro que lo tengo, no soy un monstruo, ___ —dije a regañadientes, sentía que nuestra plática sólo llegaba a lo que sentía por Venus y eso me frustraba.

—Sé que no lo eres —se sentó frente a mí cruzando las piernas —. Me diste a mi hijo, una de las razones de mi existencia, le diste a Venus alguien que la acompañara cuando yo no pudiera y creo que nunca podré odiarte totalmente gracias a eso, al contrario, siento una muy leve gratitud por ello. Además, esos muchachos que te acompañaban están ahí afuera preocupados después de ver como Vee te daba una paliza; sé que no eres un monstruo, Alexander, pero lo que no sé es qué te hizo dar un golpe tan arriesgado como para llevarte a uno de los nuestros y fingir su muerte.

A veces quisiera saber yo también qué era lo que estaba pasando por mi mente al apostar todo este fallido plan, sin embargo, aunque tengo remordimientos sobre en lo que me quivoqué, como no decirle todo a Venus desde el principio, no podía arrepentirme de los momentos que compartí con ella antes de la catástrofe.

—No nos queda mucho tiempo —dije de golpe —. La niña que está ahí afuera y a mí no nos queda casi nada de tiempo, pronto nos convertiremos en la polvo si no alcanzamos nuestro objetivo.

—¿A qué te refieres con eso?

—¿No sabes el concepto de la muerte? Ya pasaste por eso dos veces.

—Eso es mentira, los espíritus no pueden morir con el tiempo.

—Tengo más de mil años, ___, mi leyenda se contó mucho antes que las suyas. Con el paso de los años, nos volvemos lo que siempre fuimos, simples historias que contar en la oscuridad. Un mal sueño —hice una pausa mientras miraba el semblante atónito de aquella peliblanca, creo que nunca había charlado con ella así, en el fondo lamentaba que fuera en esas circunstancias —. Nunca quise que se supiera sobre la existencia de mi hermana, así que le prestaba una gran cantidad de mi poder para que continuara existiendo, con la llegada de los Guardianes, no solo las leyendas sobre mí eran cada vez más antiguas, sino que entre menos personas creían en mí, más se acercaba el final de nuestros días.

—Eso es imposible...

—Los espíritus tarde o temprano también tienen que desvanecerse, la vida no es tan infinita como todos lo creían.

—Si es así, ¿por qué Jack nunca se desvaneció?

—Jack es apenas un niño comparado con el tiempo que yo llevo existiendo y siendo invisible.

Nos miramos fijamente unos instantes más antes de su siguiente pregunta:

—¿Cuánto tiempo te queda?

—No más de dos semanas, al crear a Orión perdí mucho poder y cada batalla posterior a eso solo cortaba un poco más la mecha de lo que queda de mi vida.

—¿Se lo dijiste a Vee?

—Nunca pude, sabía que no cedería si le contaba toda la verdad, les hubiese pedido ayuda a ustedes y eso es algo que yo nunca haría.

Sin mirarla a los ojos, podía sentir la lástima que sus movimientos corporales me transmitían, acercarse tímidamente y jugar con sus manos nerviosa, gestos que Vee también suele hacer también. Creo que nunca había imaginado el sentimiento de querer verla tan ferviertemente.

—___—le hablé, mirándola a los ojos después de un largo rato —. Necesito ver a Venus.

—No creo que sea un buen momento, Alex-dijo dubitativa—, aún sigue bastante molesta.

—No me estás entendiendo —dije, comenzando a desesperarme —. Necesito verla, ahora.

Su mirada recorrió la habitación tratando de evitar la mía, se cruzó de brazos y se dio la vuelta suspirando mientras que mi corazón se contraía en la espera de otra respuesta negativa.

—Hablaré con ella, pero alguien debe estar aquí para supervisarlos a los dos.

—Acepto.

Desbordé de alegría por unos instantes y ___ desapareció por la puerta.

Los minutos fueron eternos, incluso me dispuse a contar cada grieta abierta en las tablas de madera a mis pies y jugar con las cadenas que me sostenían cada mano y pie. El sonido tintineante me desesperaba de vez en cuando, pero no más que el silencio en espera de alguien cruzando la puerta.

Y mi espera llegó a su fin cuando Orión apareció en el umbral con Venus pisándole los talones.

—Venus —murmuré, como si su nombre fuese una especie de oración.

Ella no dijo nada.

—Sé lo que debes estar sintiendo en estos momentos, egoístamente me siento feliz de que sepas toda la verdad aunque no haya sido de la mejor manera posible.

—¿Mejor manera? —graznó como si la hubiese insultado — ¿Te parece que hay una mejor manera de decir que violaste a mi madre? ¿Hay una mejor manera de decir que todo este tiempo me estuviste utilizando como uno de tus peones clave?

—No, no la hay, pero por favor, déjame explicarte.

—¿Qué más tienes que explicar, Alexander? Eres la viva imagen que todos me estuvieron diciendo: un malnacido, traidor, asesino y asqueroso, ni siquiera puedo creer que casi...

Sus ojos se llenaron de lágrimas y cubrió su cuerpo como si sintiera la desnudez de mostrarme su alma al evitar haberme mostrado su cuerpo.

—Por favor, detente...

Le murmuré, pues sus palabras y gestos, perforaban en lo más profundo de mi alma, y era estúpido pedir que se detuviera cuando merecía ese daño y más. Sabía que, si fuese posible, ella podría aplastarme con una montaña y aún así no me libraría de la culpa que cargo encima y que he cargado desde que supe que mi corazón ya no me pertenecía.

—No necesito que me des excusas, yo ya me sé ese cuento —murmuró con la voz entrecortada —. No lo planeaste bien, alguien interumpió tu plan y perdiste la única ventaja que tenías contra los Guardianes porque no supiste callarle la boca a todos.

—Fue porque me enamoré.

Su mirada se ahogo en un balde de llanto.

—¿Tú qué vas a saber del amor?

—Es cierto —bufé —, no sé nada sobre el amor. Creí haber amado a ___ pero me equivoqué, era obsesión por su poder y su energía, sin embargo, contigo sé que fue diferente.

—No necesito escuchar esto —dijo, dándose la vuelta en dirección a la puerta.

—Contigo fue diferente porque por primera vez en siglos abrí mi alma para que alguien la conociera —alcé la voz antes de que desapareciera por la puerta —, al principio no sabía por qué lo hice, me convencí a mí mismo que era parte de mi plan pero antes de que me diera cuenta, estabas en todos mis planes antes y después de la Guerra, y no de mis planes usuales, sino en llevarte a ver los lugares donde el atardecer es más carmesí, donde puedes volar a través de las auroras boreales, incluso donde podrías formar una familia, incluyéndome si eso era lo que querías. Mis acciones no son justificadas, de hecho, podría perdonarte si ahora mismo me repites esa ronda de cariños apaches que me hiciste en el refugio, pero si con ellas puedo volver a acercarme a ti, volver a tenerte entre mis brazos y recuperar tu confianza, las haría una y otra vez sin importar que el resultado fuese el mismo.

—Te odio —graznó sin mirarme en un hilo de voz.

—Yo te amo.

Mi cuerpo empezó a doler con intensidad, y sentía como cada parte de mi cuerpo se quemaba a la vez que sentía cómo si grandes olas lo golpearan una y otra vez contra la orilla.

—Alexander, yo...

Dejé escapar un gruñido de dolor y los hermanos me miraron preocupados.

Mi cuerpo comenzó a desvanecerse poco a poco y las cadenas no pudieron detener mi cuerpo de Arenilla por lo que caí al duro suelo en ese mismo instante.

—¿Qué está pasando? ¿Qué le pasa a tu cuerpo? —dijo Venus, inclinándose en busca de mí, sin tocarme como si temiese romperme.

—Está comenzando —la miré y con las fuerzas que me quedaban, levanté mi mano para sostener su rostro y atrapar esa lágrima rebelde que se deslizaba por su mejilla —. Me arrepentiré por mucho tiempo de no haberte dicho que te amaba las veces que lo merecías.

—No digas estupideces, mi mamá podrá arreglar esto —miró a Orión y él supo interpretar su petición así que se marchó.

—¿Sabes? Siempre sentí una gran ternura por tu lunar —le dije, tocando con la yema de mis dedos su lunar debajo del ojo.

—Cállate de una vez —me pidió sin mirarme, solo buscando en los alrededores a alguien que pudiese ayudarme.

—No puedo, no me queda mucho tiempo, a Alessia tampoco —murmuré, era como si mi voz comenzara a perder fuerza a medida que los segundos pasaban —, como quisiera verla en estos momentos.

—La vas a ver, en cuanto sepamos qué es lo que está pasando.

—Venus, necesito que me mires —le pedí, mas no hizo caso a mi petición —. Por favor, mírame.

A regañadientes, dirigió finalmente su mirada a mí.

Tenía los ojos hinchados de tanto llorar y podía ver como se habían formado costras en sus labios por las constantes mordidas que seguramente se hizo. Su seño preocupado no era lo último que quería ver, pero si era la única manera en la que podría verla, disfrutaría cada destello que sus ojos azules podrían iluminar.

—No me queda mucho tiempo —murmuré —, agradezco tanto haberte conocido aunque no fuese en las mejores circunstancias, quiero que sepas que fuiste, eres y siempre serás mi gran amor, y la razón por la que últimamente he hecho tantas estupideces. Me siento bendecido de haber hecho esas estupideces.

Venus sollozó y tomó mi mano entre las suyas.

—¿Por qué estás diciendo esto ahora?

—Porque no quiero que me recuerdes como el Alexander que todos dicen que soy, sino como el que conociste, un terco, malhablado e infantil, no a un moribundo.

—Detente, no estás ganando nada con decirme todo esto.

—Te amo, Venus, eres tan terca, infantil, creativa, curiosa y rebelde, te amé con cada fragmento de mi efímera alma y me siento dichoso de que, si es que pasó, pudiste amar la mía.

—Alex...

Los pasos apresurados comenzaron a llegar y en mi lecho, apenas podía oír las voces a mi alrededor, nuevamente parecían tan lejanas, pero al menos agradecía el estar rodeado de gente, aunque no tan dichosa de mi compañía, que morir en una cama como un anciano. Solo y con un montón de arrepentimientos.

Agradecía por la oportunidad de haber renacido y haberla conocido aunque hubiese sido por poco tiempo.

Me sentía tan feliz con cada maldito segundo que pasé a su lado y que ella fuera el último recuerdo que tendría de mi vida.

Hice tanto mal en esta vida.

Pero ella fue mi más bella y hermosa autodestrucción.

Okumaya devam et

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