Capítulo 1: Venus y Orión

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Venus

—¿Quién era él, mamá?—le preguntó mi hermano a mi mamá mientras ella se relajaba contra la puerta aliviada de haberse librado del sujeto de ahí afuera—¿Lo conoces?

—Nadie, sólo que me alarmé un poco, eso es todo, cariño.—nos sonrió con esa mirada que dice que algo que no anda bien. Podíamos ver la preocupación en el rostro de mi madre.

—¿Segura?—le pregunté—Porque él parecía conocerte bien, también a esos niños.

Yo no era como las demás niñas, yo sabía y oía cosas a mi alrededor, cosas que ninguna adolescente normal podía oír. Escuchaba a los árboles al soplar, oigo como lloran cuando les arrancan una rama y podía sentir la luz como un color frente a mis ojos. Orión y yo sabíamos que todos en la escuela nos habían tachado te raros, antisociales y malhumorados. Mamá lo sabía, lo sabía más que nadie. Nos contó que cuando ella era niña le molestaban por su cabello antes blanco cual nieve; hasta que conoció a nuestro padre que también era albino. Yo no confiaba cuando mi madre decía que mi padre la amaba, que nos amaba, si tanto la amaba como ella decía entonces ¿Por qué no estaba allí? ¿Por qué provocaba las lágrimas de una mujer tan dulce y amable como ella?

—Bueno—dijo cambiando de tema—Hay que cenar ¿Sí? Luego me cuentan cómo les fue hoy en la escuela.

Orión y yo subimos las escaleras y entramos juntos al cuarto más grande de la casa, el nuestro. Él dejó su mochila encima de su cama con los libros apunto de salir de ella y yo la colgué en mi perchero al lado de la ventana. Miré a mi hermano y me di cuenta de muchas cosas. Él no era tan parecido a mí; sus pómulos eran menos remarcados y definidos que los míos. Su cabello era más blanco y tenía unos ojos más oscuros. Sin embargo siempre dicen que somos la copia del otro cuando somos totalmente diferentes, no es cómodo despertarte y verte al rostro pensando en que no eres único. Qué hay alguien igual a ti...que hay alguien a quien nos parecemos los dos aparte de nuestra madre.

Yo no me imagino a mi madre con un sujeto parecido a Orión o a mí.

—¿Quién crees que era ese sujeto, Vee?—me preguntó mi hermano parándose frente a mí.

—No lo sé, nunca lo había visto ¿Y tú?—le miré y él ladeó la cabeza lentamente—¿Sabes? Tuve un sueño raro anoche...

—¿Cómo fue?

—Vi...a un hada...no lo sé, parecía un hada y a la vez un pájaro.

—¿Eso es todo?—me miró expectante y yo negué con la cabeza.

Cuando era pequeña, solía tener deja vús, al principio pensé que eran coincidencia pero cuando le conté a mi mamá ella dijo que también tenía sueños raros de vez en cuando...

—Pero no hay nada de qué preocuparse, linda—había dicho ella con una dulce mirada—¿Sabes? Si intentas ser normal, hija, nunca descubrirás lo extraordinaria que puedes llegar a ser.

Luego de eso ya no me importó volver a ser la cara del pueblo, aunque ya lo fuera, mi mamá borraba todo recuerdo de la escuela al llegar a casa.

—De repente un polvo amarillo me cubrió y un sujeto apareció frente a mí.—concluí.

—¿Viste su rostro?

—Sí, pero no lo recuerdo, tenía... tenía el cabello rojizo.

—Lamento interrumpir este momento entre hermanos pero me costó mucho trabajo hacer la lasaña como para que ustedes dos estén aquí esperando a que se enfríe. Hoy es un día especial.—nos guiña un ojo a ambos.

Mamá entró sonriendo con sus tacones resonando por el suelo y se dirigió a nosotros para abrazarnos. Nos besó las mejillas y nos dijo que nos esperaba en el comedor con la mesa lista. Me quité la sudadera y la colgué en el perchero, unos brazos me envolvieron y una brisa resopló en mi nuca haciéndome estremecer.

Junto A Ti (Jack Frost X Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora