"Infierno y Paraíso". Tercer...

By VeronicaAFS

82.8K 4.3K 314

Elizá creyó que ya nada la sorprendería, que estaba todo dicho. Ella ha quedado varada entre dos mundos y es... More

"Infierno y Paraíso". Tercer libro de la saga "Todos mis demonios".
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7
Capítulo 8.
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítuo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42. Anteúltimo.
Capítulo 43 y epílogo.

Capítulo 34.

1.2K 99 4
By VeronicaAFS

34. Infierno y paraíso.

- Permite que te acompañe- le rogué, él se había regazado, los demás ya se montaban en las motocicletas y en los autos.

Me puso una mano entre el cuello, sus dedos estaban sobre mi nuca, unidos entre mi cabello. - Tu lugar es aquí. Quisiera poder llevarte conmigo para protegerte de cerca, pero no haría más que acentuar el peligro que corres.

- Ya sea al infierno o al paraíso, quiero ir contigo. No puedo vivir sin ti. No me hagas esto, Vicente, por favor, te lo suplico. Si te pierdo me muero.

- Procura no morir.

- Te necesito y te voy a necesitar siempre, sí quieres que me case contigo lo haré, si quieres que no vuelva a ver a Lucas, no lo veré jamás, pero no me pidas que me aparte de ti otra vez.

- Ojalá algún día puedas perdonarme, sinceramente espero que así sea, no por mí, sino porque no me gustaría irme sabiendo que te he dejado de recuerdo algo tan horrible y despreciable como el odio.

- No puedo odiarte.

La mano de Vicente apretó mi carne, se me acercó y me plantó un beso en los labios. inmediatamente me prendí de él.

- No te vayas- jadeé; sentía que me asfixiaba.

- Gracias por permitirme experimentar a tu lado, algo del paraíso-. Tomó mis muñecas entre sus tenaces dedos, y quitó mis brazos de alrededor de su cuello.-. Llegó la hora de que regrese al lugar al que pertenezco.

Por detrás, alguien me tomó por ambos hombros, giré la cabeza y divisé la piel oscura de Diogo.

- Nosotros la cuidaremos- le aseguró a Vicente.

Jan, desde su llamativo vehiculo rojo, contemplaba la escena.

- No permitan que nada le suceda.

- Cuídate mucho-. Sofía pasó por mi lado y abrazó a Vicente-. Tú y todos los demás tienen que regresar a casa.

Kumiko también intercambió un calido abrazo con quien consideraba su hermano.

- Patea unos cuantos traseros y regresa a casa para que lo festejemos todos juntos.

La garganta se me cerró. Existía una fuerte posibilidad de que esta maravillosa familia quedase desmembrada antes de la noche muriese en la mañana de mañana y la culpa, no era más que mía; un cuerno con eso de que la responsabilidad era de muchos. Este descalabro era por mí.

Diogo me apartó de en medio (Sofía y Kumiko me recibieron entre sus manos, no sé si para hacerme sentir confiada o segura, o para evitar que saliese corriendo detrás de Vicente).

- Desde el primer día eres parte de esta familia y siempre lo serás.

Se palmearon las espaldas mutuamente, sonó como a tambores siendo azotados con fuerza.

- Cuídate.

Vicente hizo un gesto con la cabeza. - Nos mantendremos en contacto.

- Vamos a estar aquí esperando ansiosas por noticias- dijo Sofía con un hilo de voz. Noté que sus ojos iban directo hacia la moto en la que se montara su hermano de sangre, Julián ya llevaba puesto su casco, pero no por eso pude dejar de ver sus ojos al unirse con los de su hermana.

Julián dio el puntapié inicial al patear el pedal de su moto.

El vehículo rojo de Jan se puso a ronronear igual que una fiera salvaje.

Vicente me miró por última vez, me tocó por última vez y luego…luego simplemente dio la media vuelta y se fue, dejándome allí, en el mismísimo infierno.

Ser coaccionada por demonios era inquietante, pasar por el purgatorio fue horrible, pero sin duda, poner los pies en el infierno no tenía paralelo con absolutamente nada de este mundo.

Los demonios en sus automóviles y motos comenzaron a alejarse de la casa. Jan tuvo que esperar a que los demás vehículos salieran para luego girar por la explanada. Aproveché su demora, para desprenderme de las manos de Sofía y Kumiko, supongo que me dejaron ir porque yo no tenía ninguna oportunidad de alcanzarlos. Corrí detrás del automóvil rojo hasta que éste atravesó la verja. Desde la loma me quedé petrificada viendo al mundo cerrarse detrás de ese pesado portón de hierro que yo había escalado una vez.

No podía siquiera pensar en la posibilidad de no volver a verlo nunca más.

El silencio me envenenaba de a poco, el miedo me carcomía por dentro, de mí no quedaría más que un envase endeble e inservible.

El sol caía, la noche se nos venía encima. Ni Diogo, ni Sofía, ni Kumiko se preocuparon por encender alguna luz, ellos no la necesitaban para ver en la oscuridad, y yo no tenía nada que ver.

Subí los pies al sillón y me abrasé las piernas, la casa de repente se había vuelto muy fría. Recosté el peso de mi cabeza sobre las rodillas. Mis ojos se posaron sobre los tres celulares que descansaban sobre la mesa. Mudos, así estaban. Habían pasado dos horas y no teníamos ninguna noticia; nada, cero, todos podían estar muertos ya.

Los párpados me cayeron pesados. Me agarré la cabeza y lo llamé en susurros, escondiéndome dentro de la bola que formé con mi espalda y piernas.

Mi susurro, completamente audible para cualquier demonio, desencadenó la primera reacción de la noche.

- Voy a llamar a Julián- lanzó Sofía levantándose de su sitio. Llegó hasta la mesa, alcanzó a tomar el celular, pero no pudo hacer más que eso.

- No es buena ida-. Diogo la frenó encerrando su mano en la de él-. Es peligroso.

- No puedo seguir esperando.

- No nos queda otra opción.

- Tengo qué saber lo que está sucediendo.

- Si no sabes nada probablemente sea porque aún no ha sucedido nada.

- Ya no soporto quedarme aquí encerrada- exclamó Sofía.

Somos dos- pensé.

- Nos comprometimos a cuidar de Eliza.

Kumiko se puso de pie. - Ya llamarán- le aseguró a Sofía intentando tranquilizarla.

- Tendrían que haber esperado a que Ciro llegase. No fue buena idea- añadió con voz estrangulada. Los ojos de Sofía irradiaban miedo.

- Esperaremos una hora más- comenzó a decir Diogo al tiempo que le sacaba el celular de las manos-, sino tenemos noticias para entonces, llamaré a Ciro, y juntos tomaremos nuevas decisiones sobre qué camino seguir.

- Para entonces podría ser muy tarde-. Sacudió la cabeza-. No quiero perder a mi hermano.

Sofía se desmoronó. Diogo la abrazó y Kumiko descansó su cabeza sobre ellos.

Me sentí como una intrusa, la intrusa responsable. Me bajé del sillón y salí corriendo al baño. Azoté la puerta detrás de mí y resbalé con la espalda por su superficie.

Un poco de luz entraba por el paño de vidrio que iba del piso al techo pero finalmente, la luz se extinguió.

Al poco rato, llamaron a la puerta.

- Eliza, ven a la cocina, te prepararé algo de comer.

Era la voz de Diogo.

- No tengo apetito.

- No importa, deja que te cuide como acostumbro cuidar de los demás-. Pausa-. Vamos, sal de ahí, la soledad no siempre es buena concejera- llamó suavemente otra vez-. ¿Por favor?

No me convenció con la comida, sino con permitirle intentar seguir con el ritmo de su hogar. Más de media familia hallaba fuera de casa y existía la posibilidad de que no pudiesen regresar.

- La pasta ya está en el agua- fue lo primero que me dijo después de sonreírme, en cuanto abrí la puerta.

Con calma, caminamos hasta la cocina.

Las luces de debajo de las alacenas, eran la única fuente de iluminación utilizada.

Diogo decía la verdad, sobre una de las hornallas, hervía una cacerola llena de agua que Sofía removió con un largo tenedor para pasta.

- La cena estará lista en un momento- me informó Kumiko apartando la sartén con la salsa, del fuego.

La mesa ya lista, con sitio para cuatro.

Cuando Sofía se dio vuelta para ocuparse de la pasta, vi que llevaba su celular metido en uno de los bolsillos traseros de sus pantalones de jean. Un celular, que no fue el de ella, sonó. Los cuatro dimos un salto.

- Gaspar.

Cuando me di vuelta Diogo ya tenía el celular pegado a la oreja.

Automáticamente se me puso la piel de gallina.

- ¿Qué?- jadeó al teléfono.

Se me aflojaron las rodillas cuando Diogo dirigió sus oscuros ojos a mí. Sentí que mi alma abandonaba mi cuerpo.

- Encuéntralo- le pidió Diogo a Gaspar.

- ¿Está vivo? ¡Dime que está bien! ¡Vicente tiene que estar bien!-. Una vez que comencé a gritar, ya no pude parar. Sofía me agarró por la cintura-. No puede morir, Vicente no puede morir. ¡Díganme que van a encontrarlo! ¡Prométanme que lo harán!

Mirándome de reojo, Diogo le dijo a Gaspar que él se ocuparía, ¿de qué?, me pregunté.

Diogo se guardó el celular en el bolsillo.

- No está muerto, solo desaparecido. Los atacaron, a Jan y a él; todos están buscándolos. Las cosas salieron mal, muy mal.

- ¿Quién los atacó?- chillé desesperada. El mundo se estaba terminando. El fin de los tiempos, pensé; hasta aquí llegamos.

- Tenemos que sacarla de aquí- les dijo a Sofía y a Kumiko-. Gaspar cree que viene directo hacia aquí; es demasiado fuerte. No podremos pararlo si nos ataca.

Kumiko y Sofía se miraron.

- A dónde iremos- preguntó Sofía.

- Gaspar quiere que nos reunamos con él, todavía no hemos acordado un sitio, me llamará en un par de minutos, lo importante es que salgamos de aquí cuanto antes.

Continue Reading

You'll Also Like

282 34 3
Hola lector o lectora, nos volvemos a leer. «Te aviso que éste lugar tendrá spoilers, así que si aún no has leído nuestro libro "BLAKE" o quieres ha...
960K 49.8K 36
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
329 122 6
El amor te vuelve irracional, y te hace comer locuras, te muestras indefenso delante de la persona que amas, este es un problema para alguien "perfec...
37.4K 475 2
Maddie Elouis Sliwen Brown, es una chica de 19 años llena de sueños, metas y objetivos. Siempre esta dispuesta a verle el lado positivo a cualquier...