Aiden.

By Poli_MDE

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Amy, una bruja, la más poderosa que podría existir, fuerte y valiente. Evan, un híbrido, el rey de los vampir... More

Aviso 1.
Prólogo.
Capítulo 01: Los novatos.
Capítulo 2: El destino que nos une.
Descripciones.
Capítulo 3: Aiden.
Capítulo 4: El desastre.
Capítulo 5: La bestia.
Capítulos 6: Caminos que se unen.
Capítulo 7: El ataque de los otros.
Capítulo 8: Atrapada.
Capítulo 9: De vuelta a casa.
Capítulo 10: Quien sea reina.
Capítulo 11: Lluvia en el cristal.
Capítulo 12: Sus recuerdos.
Aviso
Capítulo 13: A tu lado.
Capítulo 14: Olvídalo.
Capítulo 15: Acorralados.
Capítulo 16: Humana.
Capítulo 17: Jaque mate a la reina.
Capítulo 18: En una noche como esta.
Capítulo 19: Desconocido.
Capítulo 20: El demonio.
Capítulo 21: El lob... vampiro feroz.
Capítulo 22: Días de paz.
Capítulo 23: Donde el camino empieza.
Capítulo 24: Tu mirada.
Capítulo 25: Una nueva aventura comienza.
Capítulo 26: Hasta las lágrimas.
Capítulo 27: De vuelta en casa.
Capítulo 28: Un día especial.
⚠️Bueno, llego el gran aviso ⚠️
Capítulo 29: Feliz cumpleaños.
Capítulo 30: Peligro.
Capítulo 31: Finalmente lo que soy.
Capítulo 32: Diversión.
Capítulo 33: La decisión final.
Capítulo 34: Devuelta a casa.
Capítulo 35: La voz de su conciencia.
Capítulo 36: Liberame.
Capítulo 37: Aquél día
Capítulo 38: La extraño.
Capítulo 39: Tiempo de verano cálido.
Capítulo 40: La mujer de mis sueños.
Capítulo 41: A un paso.
Capítulo 42: Entre la niebla.
Mini trailer.
Capítulo 43: Te he esperado.
Capítulo 44: Un infierno brillante.
Hi babys. 💕
Capítulo 45: Una noche de recuerdo.
Capítulo 46: Armadura.
Capítulo 47: Sorpresa, el enemigo es fuerte.
Capítulo 48: Los visitantes.
Capítulo 49: La salvación.
Capítulo 50: A cargo.
Capítulo 51: Lado sádico.
Capítulo 52: En la noche...
Capítulo 53: Entre la noche.
Capítulo 54: Siempre tuya.
⚠️ Nuevo IG ⚠️
¿Por qué desaparecí?
Cap 55: Nuestro comienzo.
Capítulo 56: La pelea.
Capítulo 57: Amor de a tres.
Capítulo 58: Huésped.
Capítulo 59: Revelando al monstruo.
Encuesta para mis angelitos 💕
Capítulo 60: El despertar del ghoul.
Capítulo 61: Elijo a ambos.
Capítulo 62: Última decisión.
Aviso: Internado ⚠️
Peguenme un tiro, digo volví 😂
Capítulo 63: Aquel día.
Capítulo 65: Una noche desafiante.
Capítulo 66: Organizados.
Capítulo 67: Salvados.
Capítulo 68: El deshielo.
Capítulo 69: El final de la batalla.
Capítulo 70: Ira.

Capítulo 64: La mejor decisión.

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By Poli_MDE

Amy POV.

Desperté un mañana, ni siquiera sé si es la siguiente al juicio o si dormí tanto que los días pasaron. Solo sé que por momentos olvidaba si era de día o de noche.

La puerta de la recámara se abrió y me sorprendí al encontrar mi mirada con la de Elián; vestía de negro como solía hacerlo siempre, casi parecía haber salido de alguna revista.

En sus manos traía una bandeja con un plato de sopa humeante y cubiertos.

–Estas despierta –exclamó esbozando una sonrisa de alivio.

Inhalé hondo aunque unos sollozos me cortaban el aire, sin embargo ya no estaba llorando, solo dolía.

Él me miraba y de algún modo sentía que todas mis emociones se podían liberar a su lado, volvía a ser frágil y eso me permitía expresar mi dolor. Para una bruja de sentimiento el poder sentir sus emociones a flor de piel era sin duda lo mejor y gracias a su presencia yo podía lograrlo.

Siempre me pregunte ¿Por qué él?

¿Por qué no puedo llegar a ese punto de liberación yo misma? Es decir, he logrado antes soltar mi ira y otras emociones negativas, pero solo con él puedo liberar aquellas que son débiles, que me hacen débil y a la vez me complementan. Esas emociones me hacen ser yo misma y sólo puedo ser esta Amy emocional cuando Elián está conmigo.

Extendí una mano hacia él.

–En verdad eres esa parte de mí –susurré.

Es como si él me complementará.
Me preguntó si yo también soy tan esencial para él.

–¿De qué parte hablas? –me preguntó confundido, claro, aunque hablé bajo él pudo oírlo.

Ni siquiera despegue la cara de la almohada, me quedé mirándolo embobada, creo sin duda que está más lindo de lo que recuerdo.

–Te traje algo para comer, ayer dormiste todo el día, supuse que ya tendrías hambre.

Estaba tan triste que ni siquiera pude decir algo nuevamente, aún cuando estoy contemplando algo tan bonito mi corazón sigue sintiéndose herido.

Elián dejo ir un suspiro, ingresó a la habitación y apoyó la bandeja de comida sobre la mesa de luz junto a mi cama. Se agachó a mi lado y tomó mi mano izquierda, que yacía sobre la almohada al lado de mi rostro, entre las suyas; su piel se sentía áspera pero cálida.

Amo el tacto de su piel, aunque no siempre es cálido sin duda es un momento valioso para mí.

–¿Quieres hablar de cómo te sientes?

Sentí que si decía si quiera una palabra volvería a llorar y estuve todo un día llorando, los ojos me dolían bastante al igual que mi pecho.

Negué apenas y él se acercó a darme un beso en la frente, su perfume me traía recuerdos de un bosque y me hacía sentir cómoda.

Quería ser abrazada por él y ocultarme entre sus ropas porque así de algún modo nada dolería.

–No fue tu culpa ¿Lo entiendes? –susurró mirándome de cerca, el color azul eléctrico de sus ojos era asombroso.

Quería asentir a sus palabras porque no deseaba que se preocupara más por mí, pero simplemente no pude, el recuerdo del juicio venía a mí y me impedía creer en sus palabras.

Me empezó a temblar el labio inferior y baje de inmediato la mirada.

–Oh... no –murmuró, me atrajo hacia él y finalmente me abrazó –No llores, por favor Caperucita, ya no llores.

Apreté sus ropas entre mis dedos y oculté mi rostro contra su hombro. Deseaba que estuviese tan cerca de mí que todo lo olvidara.

–Cometí un error –me animé a decir luego de un momento –Otra vez fallé.

–No, cariño, no es así... –sentí que acariciaba mi cabello.

–Yo tenía que salvarla, le hice una promesa a Thomas. Todos estaban ahí para ayudarme si quería sacarla por la fuerza y aún así no luché por ella ¡No hice nada!

Elián no respondió solo continuó acariciándome.

Recordé a Megan cuando me pedía que la dejara morir en el juicio.

–Pero ella me dijo que lo haga, que quería descansar, y yo solo... quise hacer lo correcto –me mordí el labio inferior sin querer descubrir mi mirada de sus ropas.

–Entonces no has fallado –dijo mientras deslizaban su mano derecha por mi cabello –Si Megan te pidió ese favor tú no te has equivocado. Cumpliste el deseo de tu mejor amiga, no podrías haberlo hecho mejor.

Me tomó por los lados de la cara con cuidado e hizo que posará mi atención en él.

–Pero todos me odian, Thomas me odia...

–Tarde o temprano Thomas y los demás entenderán porqué lo hiciste. Sé que nunca harías algo para lastimarlos y sé que has hecho todo lo posible para mantenerlos a salvo, ellos también lo saben, solo tienen que recordarlo.

Volví a abrazarlo pues estar entre sus brazos me daba seguridad.

–Pero hasta entonces... mi familia se ha alejado de mí, me ven como al enemigo.

Incluso mis amigos, aquellos a los que considero parte de mi familia se han apartado, ni siquiera mi hermano Austin o mis hijos han venido, solo Elián.

–Me odian.

Sentí un beso por sobre mi cabellera y oí la voz grave de Elián susurrar.

–No importa si el mundo se pone en tu contra Caperucita, yo jamás te abandonaré.

Busque a tientas su mano y la entrelacé con la mía.

–¿Lo prometes? –elevé la mirada –Incluso si me vuelvo un monstruo horrible o el peor de los villanos ¿Estarás ahí?

La sonrisa amable que Elián me dio trajo calor a mi corazón.

–Ya te lo he dicho antes –apartó unos cabellos que traía pegados a la mejilla por las lágrimas –Estaré contigo siempre, en esta o la otra vida, pero nunca volveré a dejarte sola.

Me acerqué un poco a él, a su rostro perfilado y toqué con la yema de mis dedos su quijada de manera delicada como si tuviese un tesoro entre mis manos.

Él me amaba tanto que casi parecía irreal. Era más de lo que merezco y aún así soy lo suficientemente egoísta como para desear que nunca me abandone.

–Te amo, Elián Morgan –susurré y pase mi mirada de esos atrapantes ojos azules y sus labios rosáceos que me tentaban a besarlos.

–Y yo a ti, Caperucita.

Elián me tomó de la nuca, pasando su mano por debajo de mi cabello dejándome sentir su toque y me besó. Sus labios rozaron los míos acelerando mi corazón trayendo consigo una hermosa sensación.

Quiero estar cerca de él, quiero que nunca me abandone, quiero que me ame por siempre y es un pensamiento privado tan egoísta por mi parte que jamás me animaría a decirlo en voz alta.
Pero Elián, mi hermoso vampiro, ámame por siempre.

****

Wade y Hedia fueron a casa de Thomas, habían intentado contactarlo muchas veces luego de lo ocurrido pero él no respondió y luego de que unos licántropos le dijeran a Wade que Thomas exigió que le llevarán sus papeles del trabajo a la casa supieron que debía estar ahí.

Llamaron a la puerta un par de veces pero nadie respondió y ante la preocupación Wade compartió una mirada cómplice con su prometida antes de romper el seguro y abrir la puerta.

Las luces estaban apagadas y todo lucía sombrío pero tranquilo.

–¿Thomas? –llamó Hedia pero nadie respondió.

–Iré a revisar su oficina –Wade le acarició la mejilla a su amada y está asintió con una pequeña sonrisa.

–Yo buscaré a Rory.

Se separaron y mientras el licántropo se dirigía al corredor, Hedia subió las escaleras a las habitaciones rápidamente hasta llegar a la de la niña.

Golpeó despacio y la puerta que no estaba bien cerrada se abrió lentamente, Hedia se asomó algo preocupada pero el alivio llegó pronto cuando encontró a Rory durmiendo profundamente en su cama. Abrazaba una hoja de papel y sus cabellos negros se esparcían alborotados por toda la almohada.

Era tan bonita y pequeña que casi parecía una muñeca.

Hedia ingresó a la habitación y se agachó un poco para cubrir bien con la manta a la pequeña niña.

–Mírate, luces muy parecida a tu mamá –murmuró.

Le quitó lentamente la hoja que estaba abrazando, la desdobló y se encontró con el dibujo de Rory junto a otros dos personajes hechos a crayolas que tenían escritos sus nombres abajo; Papá, Megan, Yo.

La morena de cabellera café suspiró con pena y al volver a mirar a Rory notó que sus párpados estaban rojizos debajo de esas largas pestañas negras; al parecer se había quedado dormida mientras lloraba.

Hedia se volvió hacia la puerta apretando la hoja de papel entre sus manos.

–Supongo que tu padre te habrá dicho lo que pasó.

Mientras tanto Wade abría la puerta de la oficina privada de Thomas y lo encontró curvado sobre unos papeles, escribiendo una larga lista de cosas debajo de una débil luz de lámparas.

Lucía demacrado y molesto, además de muy cansado como si no hubiese pegado un ojo en todo el día.

–Thomas –lo llamó pero no tuvo respuesta a la primera –¡Thomas!

Los ojos cafés del alfa se elevaron hacia él, tenía el rostro pálido y oscuras ojeras. Su ropa estaba bastante desaliñada y el lugar olía a encierro.

–¿Wade? ¿Qué haces aquí?

–Esa misma pregunta te hago yo ¿Se puede saber qué haces?

Thomas parecía un tanto desorientado, observó a su alrededor, a la enorme pila de papeles que tenía a cada lado.

–Estoy trabajando.

–Lo noté. Debes dejar de hacer eso, ahora.

–No puedo, tengo que terminar mi trabajo –la mano derecha del alfa tenía unas llagas en los dedos por estar apretando tanto tiempo el bolígrafo.

–¿De qué diablos hablas? –Wade se acercó a su nieto y golpeó con ambas manos la superficie del escritorio –¡¿Es que acaso no te ves?! Luces demacrado, no pareces tú mismo.

Thomas negó sin comprender.

–Tal vez deba darme una ducha más tarde, cuando termine esto, por favor vete, debo acabar.

–No me iré, tenemos que hablar.

Thomas cerró los ojos y negó rápidamente.

–No, no puedo, vete por favor, tengo cosas que hacer ahora.

–Thomas tenemos que hablar de lo que ocurrió.

El alfa ni siquiera le dirigió la mirada y volvió a su trabajo.

–No sé de qué hablas, por favor Wade...

–¡Hablo de Megan y lo sabes!

Thomas se quedó paralizado sus ojos se abrieron en grande y su mano empezó a temblar hasta que dejó caer nuevamente el bolígrafo.

–No quiero oírlo –murmuró.

–Thomas, estás encerrado aquí en la oscuridad quién sabe desde cuándo y te ves como... –Wade se mordió la lengua –Das pena.

Thomas ni siquiera levantó la mirada.

–Vete Wade.

–Tienes que hablar con alguien de lo que pasó.

–No quiero hacerlo, ya sabes lo que pasó, no necesito hablarlo.

–Thomas, por favor, debemos hablar de cómo te sientes...

–¡MAL! –se puso de pie en un salto y dio un golpe brusco al escritorio haciendo que todo tiemble –¡¿Cómo esperas que me sienta?!

Apretó los puños lleno de ira y todo su cuerpo se tensionó.

–¡Megan murió! –decir a voz alta aquellas palabras fueron sin duda una de las cosas más dolorosas por las que debió pasar.

«¡La única persona que estuvo ahí desde el primer momento para mí, murió! –gritó entre dientes apretados –Fue la primera amiga que tuve, la primer persona que estuvo conmigo cuando me convertí en lobo ¡Fue quien me ayudó a volverme un alfa!

Su mirada sombría, llena de ira y dolor se fijó en Wade.

–¡Fue quien me salvó y no pude hacer lo mismo! ¡¿Cómo crees que me siento?!

En esos ojos cafés se acumularon lágrimas.

–¿Eso querías oír? –siseó con odio –¡Pues ahí lo tienes, Wade! –se pasó el antebrazo por los ojos con enojo, para limpiar sus lágrimas –No hay más, no hay nada más que pueda decirte...  ahora vete.

–Thomas... –intentó rodear el escrito pero el alfa se apartó rápidamente.

–¡He dicho que te fueras!

–No hagas esto, sabes que no es lo que quieres realmente.

–¡¿Qué sabes tú de lo que quiero realmente?! ¡Querías sabes que siento ¿No?! ¡Ahora lo sabes! ¡Ya no tienes porqué estar aquí! ¡Déjame solo!

–¡No haré eso! –gritó el chico de ojos dorados –¡No voy a dejarte!

Thomas empezó a reír, era una risa de frustración.

–No digas idioteces, en este mundo todo aquel que dice eso no puede cumplirlo.

Wade sintió una terrible pena por su nieto, tan solo al verlo podía comprender aquella frustración y dolor de perder a alguien.

Thomas no sólo había perdido a Megan sino a una gran motivación ya que ella fue una de las tantas personas que lo había impulsado en la vida. Perdió a sus amados padres, a su querida esposa y a varios amigos, lo de Megan había sido la gota que rebalsó el vaso.

–Sé lo que sientes –murmuró el pelinegro –Sé cuanto duele... Es como si te arrancarán una parte del corazón, es insoportable.

Thomas negó las palabras de su abuelo.

–Deja de hablar, ella está de vuelta contigo.

–¿Luego de cuantos años? Viví más de una década sin Hedia ¿Acaso crees que no sentí nada en todo ese tiempo?

–¿Qué es esto? ¿Una competencia de quién sufre más? Porque parece que vas ganando ¿No es así? –se burló, ese humor cruel era una tapadera de sus emociones y Wade lo sabía.

–Solo quiero que sepas que te entiendo, sé lo que sientes, lo sé mejor que nadie.

Wade intentó caminar hacia Thomas pero este enfurecido empujó la pila de papeles que tenía sobre el escritorio y se esparcieron en medio de ellos dos.

–¡¿Y eso qué me importa?! ¡No quiero oírte! ¡Ya no quiero oír a ninguno de ustedes! –gritó y las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos cafés –¡Todos los de esa maldita familia! ¡Esa supuesta familia! ¡Todos son unos bastardos!

Thomas le dio la espalda a su abuelo sintiendo un enorme dolor en el pecho que parecía estrujarle el corazón.

–No hacen más que mentir –exclamó –Y ya estoy harto... ¿Por qué debo perder a todos lo que amo?

–Thomas... –Wade estuvo por avanzar pero algo dentro de sí lo detuvo y prefirió quedarse en su lugar.

El alfa se limpió las lágrimas con las manos, lentamente la ira dentro de él se iba disipando pero en su lugar dejaba una horrible sensación a soledad. Se miró las palmas de las manos.

–Mis padres fueron asesinados, ni siquiera pudieron conocer a Rory, luego murió mi amada Victoria y ahora perdí a Megan... La vida ha sido realmente cruel conmigo ¿Acaso he sido una persona tan horrible?

Miró por sobre su hombro derecho al pelinegro que lo veía conmovido.

–¿Eh? ¿Realmente merezco todo esto?

–No, no lo mereces –Wade ignoró aquellos papeles y sin pensarlo un segundo más fue hacia su nieto, lo tomó de los hombros y lo volteó –Pero no eres el único con una vida dura, así que no debes rendirte.

«Escúchame, incluso Megan tuvo una vida de mierda, sufrió igual que tú y luchó de todos modos por su familia, así que tú debes hacerlo igual. Por mucho que todo esto te duela, por más que pierdas amigos, camaradas y familia, debes seguir adelante.

Wade abrazó con fuerza a Thomas, aunque éste no le correspondió el abrazo, solo se quedó helado.

–Sé que duele y que sientes que ya nada vale la pena, pero Thomas, aún tienes alguien por quien seguir adelante, así que no te encierres aquí, no lo abandones todo para marchitarte y morir en la oscuridad de esta habitación.

Thomas miró más allá de la habitación, a la puerta que estaba abierta y se encontró con Hedia que lucía completamente emocionada.

En ese instante la voz de Megan vino a sus recuerdos.

"Vive Thomas"

Vivir, continuar viviendo cada vez que perdía a alguien querido parecía ser algo imposible pero, había alguien, una pequeña niña a la que debía proteger con su vida.

Apartó a Wade de su lado, evitando aquel abrazo justo cuando el recuerdo de Megan, de niña, acostada a su lado sobre el verde césped le sonreía con alegría.

Su mejor amiga, la pequeña de padres estrictos que lo vio al otro lado de la calle mientras jugaba solo y lo impulsó a hacer travesuras, la niña por la cual fue voluntariamente a un campamento de buena conducta, la chica que lo acompañó en cada uno de sus cumpleaños estando desde temprano hasta el anochecer, aquella con la que pelearon codo a codo en batallas y bromearon miles de veces, la que estuvo ahí para detenerlo cuando se volvió alfa.., se había ido.

Ya nada de ella quedaba, ni siquiera su apellido pues era la última de su árbol genealógico, así que la familia Gray había desaparecido junto a Megan Gray. Solo en las memorias de aquellos que la amaron quedaría el recuerdo de que alguna vez existió una chica como ella.

****

Dos días después...

Miku POV.

Corrí a toda velocidad dejando ir un gruñido gutural mientras intentaba atacar a mi enemigo, que en este momento era Cyrus, mi entrenador, él me esquivó con gran facilidad pero continúe tratando de derribarlo de una patada, arrojando golpes sin lograr atinarle ninguno pero estando más cerca que antes. Él era mucho más ágil y veloz que yo, además de ser un maldito ser sobrenatural, era más que difícil atraparlo, claro que yo también soy un demonio, o eso me han dicho, pero no estoy a su nivel ni por un poquito.

–Eso es, continúa con ese ritmo –dijo, la seriedad en su voz era algo a lo que me acostumbré.

Trate de seguir arrojando golpes y patadas tanto como intenté implementar todos esos movimientos y llaves de combate que me había enseñado pero por más que lo intentará ni siquiera lograba agarrarlo, lo cual era bastante frustrante.

–No puedo hacerlo –exclamé exhausta dejando de seguirlo.

Lo que más rabia me daba era ver que ni siquiera estaba cansado, parecía ser como una danza de primaria para él, el esquivar mis ataques mientras que yo me deshidrataba al intentar si quiera darle un rasguño.

–Con esa actitud obviamente no lo harás.

–¡Eres demasiado rápido!

–Y tú demasiado floja, ni siquiera te esfuerzas.

–¡Lo hago!

¿Cómo podía decir algo así? ¿Acaso no ve lo agotada que estoy?

–¿A eso llamas esfuerzo? No puedes ni pisar mi sombra de lo lenta que eres.

–¡Lo intento! ¡Tú eres muy rápido y no puedo seguirte la corriente!

Me deje caer de rodillas a la arena, mala idea porque eran más piedrecitas que arena fina. El mar salvaje a un lado de nosotros chocaba con fuerza contra las rocas de la orilla y se deslizaban con una espuma blanca por la arena, trayendo consigo costras viejas y moluscos.
Estábamos en una playa, pero no cualquiera sino uno del país vecino.

–¿Esa es la excusa que le dirás al enemigo si intenta atacarte? –preguntó Diana, sentada a un par de metros sobre una enorme roca café.

La miré fastidiada.

–Tus comentarios no ayudan –le dije entrecerrado los ojos con el ceño fruncido –Cierra la boca, metiche.

Ella arrugó la nariz y fingió imitar mis palabras con burla.

–Debes mejorar tu velocidad, tus técnicas de ataque están bien pero si eres lenta no podrás defenderte, ni defender a nadie. –dijo Cyrus.

Resoplé cansada mientras me ponía de pie.

–Lo sé, créeme que lo sé, pero me cuesta mucho –pateé un tumulto de arena –O quizás es este lugar, es difícil mover los pies aquí.

–Es un lugar perfecto, te dará mayor fuerza en las piernas y mejorará tu destreza.

Hice un mohín con la boca pero no discutí sus palabras.

–Bueno, pero apartando el hecho de que soy algo lenta debes admitir que mi habilidad mágica a avanzado muchísimo –le sonreí –Ahora puedo hacer escudos mucho más rápido e incluso pueden tomar formas como el de un cubo o domo; es bastante útil para mantener algo a salvo dentro.

Cyrus se cruzó de brazos, traía una musculosa negra, sin mangas y unos shorts de playa también negros. No tenía tatuajes pero destacaban en el varias cicatrices como símbolos.

–No alardees de ello, no son útiles si son tan frágiles de romper.

–¡No son frágiles! He estado practicando –lleve mis manos a mis caderas y levanté el mentón con orgullo –Ahora son más resistentes.

–Lo dudo –comentó sin darme mucho interés.

Su atención estaba puesta en Diana que se acercó a él para colocarle en la muñeca derecha una pulsera que había hecho con caracoles vacíos y piedritas que encontró a nuestro alrededor.

–¡Pruébame! –le grité.

Y sin pensarlo arrojó un ataque con su brazo libre, varias dagas negras volaron hacia mí sin darme mucho tiempo de reacción, ni siquiera me vi venir que atacaría apenas terminara de hablar. No estaba tan preparada y aún así mi mente gritó "piensa rápido".

Hice una pared de escudo transparente y las dagas chocaron contra el pero muchas lograron hacer pequeñas marcas y rajas como a un cristal. Esas dagas cayeron al suelo volviéndose polvo y pude deshacer mi escudo dejando ir a su vez un suspiro de alivio.

–¡¿Qué crees que haces?! –le grité –¡Podías haberme matado!

–Dijiste que te probara –la calma que tenía era realmente irritante, como si le gustará ponerme nerviosa o molesta.

–¡No estaba lista!

–Si te enfrentas a un enemigo tampoco lo estarías, aún eres débil.

–¡Eso no es...!

–Deberíamos irnos ya, se hará tarde si no –me interrumpió Diana, interfiriendo en la discusión de su guardián y yo.

Cyrus asintió de inmediato.

–Lo que diga My lady –la tomó de la cintura apegándola a él, dejando que ella apoyará sus manos en sus pectorales.

El vestido celeste de Diana ondeaba con el viento como su cabellera rubia y lacia lo hacía.

–Volveré por ti en un momento –me dijo Cyrus y solo me encogí de hombros.

–Podríamos llevarla ahora –le sugirió Diana, ella siempre siendo tan dulce y considerada.

Era sorprendente que una criatura tan dulce y amable fuese aliada de un sujeto como Cyrus. Mientras Diana daba vibras de amor y paz, Cyrus parecía emanar vibras de guerra y odio, aunque estando con ella su actitud era la de un cachorro amaestrado.

Me preguntó ¿Cómo es que lo dominó de tal modo? ¿Y por qué son aliados?

–No, ella está sudada, no sería bueno si manchara su vestido, My lady.

–Oh, eso no importa ¿Qué tal si...?

Y antes de que pudiera acabar desaparecieron en una bruma de oscuridad.
Cyrus se la llevó antes de que Diana lo convenza de llevarme con ellos.

–Imbécil, engreído –dije.

Observé las olas del mar y de pronto tuve una extraña sensación en mi interior que me hizo tener escalofríos.

Lleve mis manos a mi vientre al darme cuenta de que los repentinos nervios me apretaban la boca del estómago.

–¿Qué está pasando?

"Miku..." Oí esa voz femenina dentro de mi cabeza, pero no era como la voz de mi conciencia, era algo más, como si fuese algo desconocido.

–¿Qué demonios...?

"Miku, está empezando..."

–Esa voz.

Y de pronto un enorme dolor de cabeza me tiró al suelo de rodillas haciéndome soltar un grito de dolor.

–¿Miku? –esta vez era la voz de Cyrus quien me llamaba pero no tuve fuerza para volverme a verlo –¿Qué sucede?

"Prepárate, Miku, está por venir"

–¡¿Quién?! –grité observando el mar mientras el dolor pulsaba mis sienes.

Cyrus corrió hacia mí, se agachó en frente de mí, tomándome de los hombros. Por primera vez vi en él una emoción más allá del desinterés; la sorpresa.

–Miku, tus ojos –susurró anonadado –Se ven como los de...

"Sabes quién"

Sentía las manos de Cyrus presionando mis hombros pero por alguna razón ya no podía hablar, ninguna palabra salía de mí aunque quisiera.

–¿Eris?

****

El viento frío movió las hojas de los árboles y los pétalos de las flores que reposaban sobre un tumulto de tierra húmeda que formaba parte del cementerio. Una lápida gris tallada en nombre de Megan Gray permanecía a la cabecera de la tumba y al final de esta, dejando nuevas rosas sobre ella, estaba Evan quien no había ido solo a visitarla ya que sus dos hijos mellizos lo acompañaron, sin embargo solo Naomi se acercó a la tumba junto con el híbrido pues Liam decidió mantenerse alejado de ellos.

–Era tan bonita –murmuró Naomi.

Evan colocó una rosa rosa sobre la tierra y junto a esta una rosa azul.

–La azul es de parte de Thomas –susurró mientras se ponía de pie –Lamento que aún no haya venido. Él no está listo, pero creo que está rosa azul representa sus sentimientos.

Naomi se abrazó al brazo derecho de su padre, apoyando la cabeza en su hombro, quería que él se sintiera apoyado emocionalmente ante todo esto. Ambos hijos sabían perfectamente que Megan fue una gran amiga para sus padres y un miembro muy importante de su equipo, o más bien, su familia.

–Lamento mucho que haya tenido que morir de ese modo... Aún tenía tanto por vivir, incluso Jason volvió por ella.

–Es culpa de ustedes –exclamó Liam.

Evan tanto como Naomi se voltearon a verlo, el adolescente de ojos celestes grisáceos esperaba por ellos apoyado contra el tronco de un árbol viejo, cruzado de brazos y vistiendo de negro como los demás. Tenía una mirada engreída como siempre y era algo que pocos lograban tolerar.

–¿A qué te refieres? –preguntó su padre, la seriedad en su voz daba algo de miedo.

–¿No es obvio? –exclamó con sarcasmo. A su vez descruzó los brazos y dio un par de pasos al frente –Si ustedes no la hubiesen traído a este mundo sobrenatural, quizás hubiese vivido una larga vida como humana. Tal vez aún tendría a sus padres y todo aquello que perdió.

Evan intercambio miradas de confusión con Naomi.

–Nunca hemos obligado a Megan a ser parte de este mundo, ella lo decidió por sí misma.

–Entonces fue una idiota, igual que ustedes.

El híbrido apretó los puños e hizo a un lado a Naomi. No podía creer lo que oía, su hijo no era la primer persona altanera con la que se cruzaba en la vida, sin embargo era la persona a la que él estaba criando, se supone que sus enseñanzas formarían a la persona que sería en un futuro, y si Liam era en este momento un soberbio, engreído ¿Eso quería decir que había fallado como padre? ¿Es que acaso no supo criar a su hijo de una manera correcta?

–No te atrevas a insultarla nunca más –ordenó firmemente –No conocías del todo a Megan, ninguno de los dos lo hacían.

El chico era de porte atlético, apenas más bajo que su padre y con similares rasgos faciales, como la quijada marcada y esa mirada entornada cual depredador.
Una sonrisa canalla se dibujó en su rostro.

–Tienes razón, lo siento... Ella era una buena persona, fue amable conmigo, es una lástima que haya sido asesinada por su mejor amiga –notó que su padre había fruncido el ceño, lucía molesto pero de algún modo eso lo hizo sentir satisfecho –¿Quien lo diría? Mi madre pasó la línea, fue capaz de quitarle la vida... Me pregunto si sus lágrimas fueron reales o tan falsas como su amistad.

–¡Liam! –le llamó la atención su melliza de ojos verdes.

–¿Qué? ¿Acaso he dicho una mentira? –se encogió de hombros –Todos lo saben. Mamá decía que Megan era parte de su familia pero había mandado a apresarla y ahora fue quien dictaminó su muerte ¿Cómo pudo hacerle algo así a su familia?

Evan avanzó hacia su hijo, con una mirada firme y determinada.

–Escúchame bien, tú no sabes lo que tu madre sintió en ese momento, tú no sabes por lo que debe pasar, no sabes lo que ha sufrido todos estos años, todo lo que perdió ¡Así que no te atrevas a hablar así de ella!

Aún cuando su padre se veía enojado Liam mantuvo la calma y esa sonrisa desafiante.

–Hablas como si tú la conocieras mejor que nadie pero, eres su enlazado y aún así jamás fuiste capaz de comprender sus emociones realmente, ella necesitó de Elián para eso... Que patético.

Evan tomó por el cuello de su suéter a Liam.

–¡Papá, no! –Naomi lo tomó del brazo e intentó jalar de él para que soltara a Liam pero no lo consiguió.

–¿Vas a golpearme por decir la verdad? –preguntó el adolescente viendo como su padre apretaba los dientes lleno de enojo –Vamos, hazlo si gustas.

Extendió los brazos a cada lado y sonrió de par en par.

–Dame un golpe Evan, desahogate si eso quieres, de todos modos no podrás borrar la verdad. Tú y mamá son tan patéticos que me sorprendería si no fuesen almas gemelas.

Evan recordó sus días cuando era un niño, cuando aún vivía junto a Victoria y su tirana madre que no hacía más que torturarlo cuanto podía.
Rememoró esos días infernales de golpes y liberó de inmediato su agarre; no golpearía a su hijo. Retrocedió y Naomi se puso entre ambos.

–Por favor, no peleen –les pidió angustiada.

–No pretendo pelear, solo dije la verdad.

–¡Liam basta! –lo regañó su hermana menor.

–Me pides que no hable mal de mi madre, me exiges respeto ¿Pero qué clase de respeto tuvo ella por su amiga? La mató sin más, para quedar bien con los demás.

–¡Eso no es así! –le gritó Evan.

–¿Ah no? ¿Entonces cómo fue? –lo desafió –¿Has hablado con ella? ¡¿Te dijo cual fue el motivo que la llevó a quitarle la vida a Megan?!

Evan no pudo responder, desde lo ocurrido no pudo hablar con Amy y solo sabía que ella se mantenía aislada de los demás, solo podía saber cómo se sentía a través de sus emociones y las únicas que sentía eran tristeza tanto como arrepentimiento.

–Dime Evan ¿Por qué mató a su amiga? –preguntó con un deje de ira –Hicimos de todo con Aiden para traer de vuelta a Jason, para que pudieran enlazarlos de nuevo y ella aún así no evitó su muerte, dejo que la mataran como a un animal, encadenada al suelo.

Naomi bajo la mirada al oír las palabras de su hermano. Cuando eran niños Megan estuvo cerca de ellos y la trataron como a una tía, fue una gran persona para ambos hermanos y saber que su madre simplemente aceptó matarla ante todos como un espectáculo de circo era algo bastante macabro.
Peor debía ser la impotencia que sentían Liam y Aiden, ellos llegaron con las esperanzas de salvarla y aún así nadie detuvo la ejecución. Sacrificaron a Megan para la felicidad de los demás.

La muchacha de cabellera café y tés blanco alzó sus bonitos ojos hacia su padre.

–Mamá aceptó asesinar a alguien de nuestra familia... –su voz se quebró al ver los ojos celestes de su padre –Quiere decir que sería capaz de matar a cualquiera, entonces... Ella podría asesinarnos si se tratara de mantener la alianza con los cazadores ¿No es así?

–¡No! –Evan tomó a Naomi de la mano pero ella se liberó inmediatamente y se volvió hacia Liam para que éste la abrazara. –Chicos, su mamá nunca les haría algo así, los ama más que a nada en este mundo, jamás haría algo para hacerles daño.

–¿Por qué estás tan seguro? –preguntó Liam mientras acariciaba el cabello de su hermana –¿Qué te hace creer que no es capaz de hacerlo? Tú la has visto antes del sello, era cruel y despiadada.

–Eso es pasado, el sello está...

–A punto de romperse –lo interrumpió su hijo –No digas lo contrario, sabes que es así. Pronto se romperá y ella volverá a ser lo que es, un monstruo.

Evan negó.

–No importa si el sello se rompe Amy jamás les haría daño y yo prometo que nunca lo permitiré de todos modos. Los protegeré con mi vida.

–No prometas algo que no podrás cumplir, padre –Liam miró más allá de Evan, a la tumba de Megan –Ya sabes a qué mundo nos han traído, sabes el peligro que nos rodea, nuestras muertes no deberían ser una sorpresa.

Evan no pudo responder, quería decirle a su hijo que estaba equivocado pero había una voz muy en el fondo que le pedía guardar silencio porque tal vez tenía razón.

–Ahora entiendes porque tuve odio hacia el hecho de nacer siendo su hijo; gracias a eso no tenemos derecho a imaginar una vida de adultos porque no sabremos si llegaremos a esa edad, ya que en cualquier momento podremos estar ahí, bajo tierra.
«Sin embargo ya no los odio por eso... supongo que me he resignado a que un día simplemente pasará.

****

Rory estaba viendo televisión cuando escuchó los pasos de su padre, se giró de inmediato parándose sobre el sofá donde estaba sentada y apoyándose contra el respaldo de este. Al ver a Thomas cruzar la sala de estar llevando con él una carpeta roja con papeles le sonrió, pues su padre no había salido de aquella pequeña habitación desde hace bastante tiempo.

–¡Papi! –gritó felizmente.

Thomas se detuvo un momento, lucía muy agotado y algo desorientado. Se volvió hacia donde provenía el llamado y antes de poder reaccionar fue abrazado por su pequeña pelinegra de ojos azules.

–Ah, Rory, eres tú –sonrió débilmente y se agachó a su altura –¿Quieres que te prepare algo de comer?

–¿Pastel?

Thomas negó mientras le daba una caricia en la cabeza, despeinandola un poco.

–¿Qué tal algo más saludable? Cómo vegetales hervidos con huevo y pollo asado.

La pequeña frunció la nariz, sus gestos era muy adorables.

–No me gustan las verduras que cocinas, siempre salen quemadas o con mucha sal.

El alfa se rió de aquello y besó la frente de su pequeña.

Le apoyó una mano en su suave mejilla, tenía la cara redonda y mejillas sonrojadas, le recordaban a una pequeña muñequita. Al mirarla Thomas sintió añoro por Victoria ya que ambas compartían rasgos algo similares.

Pensó en lo mucho que Victoria hubiese hecho para mantener a salvo a Rory y se preguntó si él alguna vez podría ser tan capaz como ella lo fue. A veces se sentía realmente miserable e inservible porque no importaba cuanto esfuerzo pusiera las personas morían de todos modos, sus seres amados morían ¿Acaso él podría proteger a Rory?
¿Quien le aseguraba que lograría mantenerla a salvo realmente?

Debía hacer algo por ella.

–¿Papá estás llorando? –preguntó la niña llevando sus manitos a la cara de Thomas.

–No cariño, solo estoy algo cansado.

–Deberías dormir más.

Thomas le sonrió nuevamente.

–Claro cariño, cuando termine mi trabajo lo haré.

Rory observó esa carpeta roja con papeles que Thomas traía consigo.

–¿Qué es eso?

El alfa miró de soslayo la carpeta.

–Algo que no quiero completar –respondió en broma pero Rory notó algo de tristeza en su voz –No importa ¿Qué tal si vamos a preparar algo de comer?

El alfa se puso de pie y le tendió la mano a su pequeña para caminar juntos a la cocina.

–¿Y haremos una guerra de comida?

Thomas se rió.

–No cariño, hoy no.

Mas tarde Hedia tomaba la mano de Wade cuando se detuvieron ante la puerta de entrada a casa de Thomas. Hace dos días habían ido para hablar con él pero este se rehusaba a abrirles la puerta, hoy para sorpresa de ambos recibieron una llamada suya donde les pedía encarecidamente que vinieran a visitarlo.
Tocaron el timbre y esperaron.

–¿Crees que esté mejor? –preguntó la muchacha de ojos cafés.

–No lo sé, espero que sí pero no sé oía muy alegre.

La puerta se abrió y Rory los recibió con una gran sonrisa.

–¡Abuelito! –exclamó feliz y abrazó a Wade de inmediato.

–Ay, Rory, no me digas así, me haces sentir anciano –respondió el chico de unos dieciocho años de apariencia.

Rory no le dio importancia, se volvió hacia Hedia y la abrazó de inmediato, desde que ella volvió a la vida se habían vuelto amigas ya que cada vez que Wade visitaba a Thomas, Hedia venía con él y pasaba tiempo con la pequeña.

–Rory, no dejes la puerta abierta que se puede meter un ratero... –Thomas se asomó por la entrada de la cocina y se encontró con sus invitados –¡Ah! Wade, Hedia, pasen por favor.

La pareja ingresó a la casa y acompañaron a Rory hasta la cocina, allí Thomas preparaba la masa batida para unos muffins, usando un mandil azul para no manchar su ropa.

La mesada estaba hecha un desastre, había harina esparcida por todos lados y algo de cacao tirado en el suelo.

–Estamos haciendo muffins de chocolate, yo ayudé a poner el cacao pero se me cayó un poco –comentó con orgullo la pequeña mientras empujaba una silla alta hasta la mesada, pero le costaba subir, así que Wade la ayudó.

–Waoh, no sabía que eran tan buenos cocinando –la halago Hedia apretándole suavemente la mejilla –Eres todo un orgullo.

Rory se rió tiernamente avergonzada.

–Ya casi termino –dijo el alfa.

Metió los muffins al horno y se sacudió las manos en señal de finalización. Se quitó el mandil, lo dejo a un lado y se volvió hacia sus invitados.

–Estarán en unos minutos, mientras tanto acompañen a mi oficina, necesito decirles hablar con ustedes.

Wade y Hedia intercambiaron miradas, no sabían porqué Thomas los llamó pero lucía bastante determinado.

–Bien.

–¿Y yo qué haré? –se quejó Rory cruzandose de brazos.

Thomas rodeó la mesa de granito y se paró delante de su pequeña, tomó un tazón de plástico lleno de crema batida y dulce con la que decorarían los muffins, y se lo entregó.

–Tú te encargarás de cuidar este tazón hasta que yo vuelva ¿Está bien?

Los ojos azules de la niña parecían haber brillado de la emoción.

–¡Sí!

–Bien, no toques nada y no te acerques al horno ¿Está bien?

–Esta bien.

Thomas sonrió ante la ternura que le daba su hija. Ella era tan pura e inocente que derretía su corazón. Le dio un besito en la frente y dejó que ella se distrajera comiendo.

–Acompañenme –les pidió a los demás y estos dos lo siguieron sin chistar.

Una vez en la oficina privada de Thomas, Wade y Hedia tomaron asiento. El ambiente del lugar comenzó a llenarse de tensión por alguna extraña razón.

–Tengo algo que pedirles y es muy importante para mí.

Wade arqueó una ceja, sus ojos dorados demostraban la desconfianza.

–¿Qué ocurre?

Thomas que estaba al otro lado de su escritorio se apoyó sobre éste mirando fijamente a esos dos.

–Ustedes saben que Clary pronto atacará, es extraño que ya no lo haya hecho dado por hecho que Megan murió hace dos días –inhaló hondo y exhaló lentamente –Supongo que estamos jugando contrareloj, no tenemos mucho tiempo y todos los líderes debemos idear planes A, B, C, jugadas y métodos de ataque por si sorpresivamente ella aparece.

«No sabemos cuándo pero es obvio que nos querrá tomar desprevenidos. Como líder de los licántropos me veo en la obligación de buscar un método en el que haya las menos muertes posibles. Mi deber es proteger a los míos empezando desde mi familia.

Hedia notó que Thomas se apoyaba con fuerza contra el escritorio para que no pudieran percibir fácilmente que su cuerpo temblaba.

–¿A dónde quieres llegar con esto, Thomas? –le preguntó el pelinegro de ojos dorados.

–Quiero pedirles... que se vayan.

–¿Qué?

–Wade, Hedia, pronto Clary atacará y quiero que ustedes se vayan muy lejos de aquí antes de que ocurra algo. No podría vivir con la idea de perderlos porque son toda la familia que me queda y me sentiría más tranquilo si no están aquí –miró a Hedia –Incluso me aseguré de que mis hombres encontrarán un lugar seguros para ustedes y para Erick si es que él también quiere ir... Me aseguraré de convencerlo.

–¿A dónde? –preguntó la morena.

–Al extranjero, su mundanza será fácil, me encargaré de que no hayan contratiempos.

–Wooh, wooh, espera un poco –Wade levanto las manos –¿Mundanza? ¿No serán solo unas vacaciones?

–Claro que no, Wade. Pronto habrá una guerra y lo saben, necesito que estén lejos de aquí antes de que eso ocurra. Sí perdemos ella los asesinará, no pueden solo ir de vacaciones y luego volver.

Wade rió.

–Oh, vamos, eres Thomas Peich, alfa elegido por el mismo destino ¿En verdad crees que perderías contra Clary?

Thomas se mantuvo serio, a diferencia de Wade él veía la realidad y estaba claro que aunque su manada es fuerte no sería suficiente enemigo para contrarrestar las fuerzas de Clary y sus aliados.

–No puedo arriesgarme.

–¿Qué más? –lo cuestionó Hedia quien parecía tener un buen ojo para leer las expresiones ajenas –Hay algo más que nos quieres decir ¿No es cierto?

Thomas asintió, sentía sus brazos y todo su cuerpo temblar.

–Por favor... llévense a Rory.

–¿Qué? –la sonrisa de Wade desapareció.

Thomas volvió a inhalar hondo y exhalar, estaba realmente muy nervioso y angustiado. Toda su mente era un caos pero debía intentar pensar en frío.

Se mordió la lengua esperando que el dolor lo mantuviera centrado y buscando valentía desde el fondo de su corazón alzó la mirada hacia su abuelo.

–Necesita estar en un lugar seguro cuando Clary ataque y no podré estar a su lado cuando eso pase, así que les pido a ustedes que estén junto a ella para protegerla.

–¿Quieres que nos llevemos a Rory al estranjero? –susurró Wade con la mirada pérdida, sin poder crear aquello.

–¿Por cuánto tiempo? –preguntó Hedia llamando la atención de ambos.

Thomas tardó unos instantes en hablar, era como si no quisiera decir aquello.

–Hasta que sea lo suficientemente grande para tomar sus propias decisiones.

Wade dejo ir una risa sin gracia.

–¿Y tú qué? ¿Te quedarás aquí? ¿En medio de la guerra?

–Es mi deber.

–¡Thomas!

–Fui elegido como alfa de la manada, el destino decidió que yo fuera quien dirija a mis hombres a la última batalla e intentará lograr la victoria para que al fin haya paz.

Hedia extendió la mano derecha y la apoyó sobre una mano de Thomas.

–Thomas, ven con nosotros.

El alfa pudo ver la emoción en los ojos de Hedia, ella era realmente muy empática. Él le tomó la mano entre las suyas.

–No puedo, mi deber es ir al frente de mis lobos, guiarlos a la batalla. Si me voy alguien más tomara mi lugar y es probable que las cosas no salgan bien. Ellos confían en mí y debo ser quien los guíe.

–¡¿Sabes lo que significa eso?! –le preguntó Wade poniéndose de pie en un salto –¡Si vas al frente de un ejército serás el primero en chocar con el enemigo! ¡¿Lo sabes?!

Thomas asintió.

–Lo sé.

–¡Puedes morir!

–Lo sé.

Wade se llevó ambas manos a la cabeza.

–Quieres que viajemos al extranjero, que nos llevemos a Rory pero tú te quieres quedar ¡¿Sabe solo ridículo que suena eso?!

Hedia se acercó a Wade y le apoyó una mano en el hombro luego de darle una mirada que trasmitía un "calma". Luego se volvió hacia Thomas.

–Quiero que Rory tenga una larga vida feliz –exclamó el alfa –Quiero que este en un lugar seguro donde pueda tener una vida normal.

–Pero no podemos hacer algo así, ni siquiera podremos inscribirla a un colegio –le explicó Hedia con un tono de voz suave y comprensivo.

Thomas asintió pensativo, tomó la carpeta roja que estaba sobre el escritorio, la abrió y de ella tomó unos papeles que extendió hacia la muchacha de ojos cafés.

Ellos no lo habían notado pero la puerta de la oficina quedó apenas un poco abierta y Rory se había acercado a oír la conversación.

Hedia miró la hoja sin entender muy bien, la agarró con ambas manos y al leer el título volvió de inmediato su mirada alarmada hacia Thomas quien de pronto tenía los ojos llenos de lágrimas, como si se hubiese estado aguantando todo el rato.

–¿Solicitud de adopción?

Thomas asintió apretando la mandíbula.

–Es el único modo de... salvarla.

Wade y Hedia estaban igual de sorprendidos.

–Por favor, adopten a Rory como su hija –la voz se le quebró al final.

Wade negó de inmediato.

–Es una broma ¿Verdad? –preguntó el pelinegro –Thomas, ella es tu hija ¿Y quieres que la alejemos de ti?

Thomas recordó un día de verano cuando Rory aún era una bebé y él la tenía en brazos mientras música clásica sonaba de fondo desde la televisión.

–Ella es todo lo que tengo, es mi más grande tesoro y no podría perdonarme perderla... –tragó saliva, la garganta le dolía –Y en otra situación yo jamás haría esto...

«Pero me veo obligado a pelear, si no lo hago más personas morirán, mi deber es evitarlo... Mi deber es proteger el futuro de mi hija para que pueda crecer en un mundo de paz.

Se secó las lágrimas con el dorso de la mano.

–Debo proteger a mi manada, a mi familia, es por eso que se los pido.

–Nosotros no... –Hedia volvió a observar el documento en sus manos –No podemos hacer algo así, Thomas.

Thomas rodeó el escritorio detiendose delante de la pareja y tomó una mano de cada uno entre las suyas.

–Incluso si ganamos no puedo afirmarles que viviré y no quiero que Rory crezca sin una familia ¿Lo entienden?

Wade recordó aquel día, cuando tuvo que tomar una de las decisiones más difíciles de su vida, luego de que Elizabeth murió y él tuvo que dar en adopción a su hija Karen para protegerla del mundo sobrenatural, para que pudiera crecer y tener una larga vida; gracias a eso Thomas existía.
Recordó aquella tristeza y sensación de impotencia, separarse de su hija fue el dolor más grande que había tenido pero sabía en el fondo de su corazón que era la mejor decisión por mucho que dolió, aún cuando su alma se rompía la dejó para que esté a salvo.

Hoy más que nunca entendía las emociones de Thomas, el dolor que pasaba por haber perdido a su familia y saber que ante la guerra debía dejar ir a quien más amaba.

–Wade, eres la persona en quien más confío, por favor dale a Rory la vida que se merece.

–Thomas yo no... no sé cómo ser un padre.

–Lo eres para mí, me has enseñado a vivir desde que nos conocimos, por eso sé que con ustedes Rory será una gran persona.

–¿Y qué pasará si sobrevives? Volverás por ella ¿No es cierto? –le preguntó Hedia, no quería que Thomas se separe de su hija –¡Dime que irás a buscarla!

–En este mundo sobrenatural su vida corre riesgo, lo he visto con los hijos de Amy, no quisiera que ocurriera algo así con Rory. No soportaría perderla.

Recordó como Rory aprendía a caminar con la ayuda de su mamá, Victoria.

–Ella no puede crecer en este mundo sobrenatural, no puedo hacerle eso...

–¡¿Pero que hay de lo que dijo Diana?! –le exigió Wade –¡Ella sería la salvadora de todos!

–¡Diana no es su madre! –gritó desesperado –¡Ella dijo que si sobrevivía sería su salvadora! ¡¿Cómo esperan que pase eso si su vida corre riesgo todo el tiempo?!

Thomas apartó la mirada de los ojos de Wade.

–Si algún día, en el futuro, ella vuelve y decide ser la líder de los clanes lo aceptaré, porque será lo suficientemente mayor para tomar sus propias decisiones, pero aún es una niña, aún no ha cumplido muchos de sus sueños. Ella debe elegir quien quiere ser sin sentir la presión de los demás.
«Aquí será obligada, por los clanes, a tomar ese puesto, en cambio, lejos de aquí podrá decidir realmente quien quiere ser.

El corazón de Thomas latía rápidamente así como su respiración se había acelerado.

–Por favor no crean que no amo a mi hija... Dios, la amo tanto que no puedo soportar la idea de hacer esto. Siento que me muero –se llevó las manos al pecho. –Ella es todo lo que tengo, es el regalo más hermoso que me ha dado la vida ¡Todos los malos días que he pasado los he olvidado el día que nació!

–¿Te das cuenta que si hacemos esto, tampoco volverás a vernos? No podremos volver porque sería un riesgo.

–Lo sé, lo he pensando mucho.

–¡Thomas, nunca más nos veremos! ¡¿Acaso lo entiendes claramente?! –gritó Wade –¡Te quedarás solo!

–...Lo sé.

Hedia no aguantó un segundo más, dejo el documento a un lado y abrazó de inmediato a Thomas. El llanto de un padre desesperado por la seguridad de su hija le rompía el corazón.

–Por favor... Adopten a Rory, sean los padres que se merece –murmuró.

No solo su voz estaba rota sino su corazón también.

De repente el sonido de un bolígrafo moviéndose los sorprendió, Thomas se giró a ver el escritorio, allí encontró a Wade, reclinado sobre el, llenando el formulario con sus datos y su firma.

–Gracias...

En ese preciso momento la puerta se abrió de par en par y todos se encontraron con una pequeña Rory llorando.

–¡No! –gritó al ver a Wade firmando –¡No hagan eso!

La pequeña pelinegra se volvió hacia su padre y al ver su semblante tristeza sintió desesperanza y se abalanzó sobre él, abrazando por la cintura.

–¡Papi no!

–Rory, escucha... –Thomas se agachó delante de ella y la pequeña lo abrazó nuevamente siendo un mar de lágrimas.

–¡No quiero, no quiero! –lloró –¡No me dejes! ¡No me quiero ir!

–Rory, escucha –la tomó por los hombros –Es por un tiempo...

–¡No mientas! –gritó –¡Te oí! ¡No me quieres volver a ver!

¿Qué no quería volverla a ver? ¿Cómo podía pensar algo así? Sí el realidad Thomas no veía una vida feliz sin su hija.

Él apartó la mirada bruscamente tratando de aguantarse las ganas de llorar. Hedia al ver eso intentó tomar la mano de Rory pero ella la evitó de un golpe.

–¡No quiero! ¡Papá! –lo abrazó de vuelta –No me dejes, prometo que me portaré bien, ya no haré travesuras ¡Lo prometo!

–Cariño, eso no... no es lo que pasa –Thomas agarró a su pequeña por las mejillas, tenía una carita adorable –Algún día entenderás lo que hago, sabrás que por más que duela es la decisión correcta.

Le limpió las lágrimas con los pulgares, sus pestañas negras estaban húmedas y ese azul de su mirada parecía ser más hermoso que el cielo.

–Te quiero más a que nada y más que a todo. Eres lo más preciado que puedo tener y por ti daría mi alma. No sé si algún día puedas entenderme y perdonarme pero, quiero que seas feliz por siempre.

Las manos de Rory tomaron las muñecas de su padre.

–Yo soy feliz contigo, papá.

–Y yo contigo, cariño –tomó una de las manos de su hija y la besó –Rory, tú tienes que ver el mar, subir montañas, corren por un campo de flores y tener un perrito ¿No te gustaría eso?

Rory aún sollozaba cuando asintió ante lo que dijo su padre.

–Si vas con ellos lo verás...

–Tú irás conmigo también ¿No es cierto? –volvió a apretar sus manitas en las muñecas de su padre, su calor era reconfortante –¡¿No es cierto?!

Thomas abrazó de inmediato a su hija.

–Yo siempre estaré contigo, a dónde tú vayas.

Hedia tomó el bolígrafo, miró de soslayo a Thomas tanto como a Rory y sin titubeos completo rápidamente el formulario, al finalizar solo dejo el bolígrafo a un lado sobre el escritorio.

Thomas asintió una sola vez con una sonrisa llena de tristeza mientras mantenía entre sus brazos a su pequeña hija.

Wade abrazó a Hedia quien quería ocultar el hecho de que estaba llorando en silencio por la situación.

"Te prometo que tendrá una larga y feliz vida" pensó el lobo gris.

Aún si Thomas no moría, él tenía razón, un mundo sobrenatural no es un lugar seguro para la crianza de un niño y la muestra de amor más grande que podía hacer por ella era dejarla ir, darle un lugar seguro en donde vivir una vida plena y que cuando sea el momento ella elija su propio camino sin la presión que le pondrían los clanes si se quedara.

Dejaba ir a quien más amaba para salvarla de Clary, de los clanes y de cualquier futuro trágico que le podría traer continuar en esta vida.
Rory era una niña que no debía vivir teniendo miedo, ella no tenía que haber visto la muerte de tan cerca como en otras ocasiones, ella no debió de pasar por esos horribles momento al punto de que Amy tuvo que borrarle la memoria para evitar el trauma; esa no era vida para una niña tan pequeña.

Sin duda Thomas había tomado la mejor decisión para salvar a su familia, pero hacerlo le costó caro pues se había quedado completamente solo.

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