Eris.©

By AdaraH03

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Mis monstruos internos me gobernaban, yo era mi propio títere para mi propio objetivo, me hicieron una person... More

¡NOTICIA IMPORTANTE!
«Epígrafe»
«Booktrailer»
Sinopsis.
Capítulo 1: El comienzo.
Capítulo 2: Sin ellos.
Capítulo 3: Recuerdos.
Capítulo 4: Último Adiós.
Capítulo 5: Nueva "vida".
Capítulo 6: La voz.
Capítulo 7: "Anubys Drellfick".
Capítulo 8: En apuros.
Capítulo 9: Lágrimas de azufre.
Capítulo 10: ¿Donde estará?
Capítulo 11: Una ayuda que firmó un pacto eterno.
Capítulo 12: Vamos a decirle del plan.
Capítulo 13: Contando la historia.
Capítulo 14: La conquista de Marie.
Capítulo 15: La verdad detrás del odio.
Capítulo 16: ¿Adiós, Marie?
Capítulo 17: La huída que desató todo.
Capítulo 18: Cuando las manos se comenzaron a manchar de sangre.
Capítulo 19: El gran secreto de Octaviano.
Capítulo 20: Llamada decisiva.
Capítulo 21: Verdades destructivas.
Capítulo 22: ¿Dónde estás? ¿Dónde estás? ¡Aquí estás!
Capítulo 23: Las espinas de una rosa.
Capítulo 24: Locura desatada.
Capítulo 25: Segunda víctima del plan.
Capítulo 26: Au clair de la lune.
Capítulo 27: Baño de sangre.
Capítulo 28: Un peligro inminente.
Capítulo 29: La chica misteriosa del bar clandestino.
Capítulo 31: Buenas noches, papi.
Capítulo 32: La bandera de carne humana.
Capítulo 33: La mujer y el hijo.
Capítulo 34: Crucifixión.
Capítulo 35: Cara a cara.
Capítulo 36: La liberación de los demonios.
Capítulo 37: La paz después de la muerte.
Capítulo 38: El último favor.
Epílogo.
AGRADECIMIENTOS.

Capítulo 30: La mujer infeliz.

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By AdaraH03

Capítulo 30: La mujer infeliz.

Las mentiras, las mentiras era algo común en los humanos. Los seres llenos de mierda que preferirían guardar sus secretos hasta la tumba que decir, alguna vez, la verdad.

Fedra Drellfick no tuvo la vida que se planteó en su juventud, su vida fue un asco, lo único bueno que hubo en sus años de vida hasta el día de su muerte era su hija, y aún así sabía que en su sangre habían problemas.

Tuvo que aguantar tantas humillaciones, maltratos y golpes, que el día en el que murió la paz inundó su alma. Pero su muerte fue el descanso para ella y la pesadilla para otros.

Anubys miraba a su padre con rencor, el odio recorría sus venas con tanta facilidad que era algo maquiavélico lo que su mente se planteaba, imaginaba retorciendole el cuello hasta ver su vida escapar de sus ojos, pero por suerte tenía un poco de tiempo extra para hacerlo sufrir lo suficiente.

Eris la miraba, sorpresivamente la voz en su cabeza lo reconoció enseguida.

Anubys perderá la cordura, quizás la niñata sea de utilidad por primera vez.

《¿De qué hablas?》 Preguntó a su voz, curiosa por lo que ésta trataba de decir.

Anubys es como una bomba de tiempo, cuando llegue el último segundo todo explotará. La chica se contagió tanto con el virus llamado odio, ahora no es una inútil o una sensible, ahora es la chica que piensa en asesinar a su progenitor.

La pelirroja no lo entendía, sabía que su odio era grande, pero ¿Anubys dejaría sueltos sus demonios por esa basura? ¿Anubys sería capaz de llegar al límite de regodearse con su sangre?

Eris recordaba todas las veces que hablaba con ella sobre el plan, sobre lo que eso conllevaba, y aunque Anubys tratara de disimular, su miraba pérdida y su incomodidad ante el tema de los asesinatos no pasó por alto para la mujer de cabellos rojizos.

Los ojos zafiros de la pelirroja miraban y analizaban cada movimiento minuciosamente, la curiosidad por saber que se escondía tras ese escenario la extasiaba.

—¿Qué pasa, Raphael? ¿No estás feliz de ver lo que queda de mamá?—La sonrisa que Anubys formuló congeló el ambiente, el hombre se sentía mareado, no caía en cuenta que la situación delante de él era completamente seria.

¿Era el alcohol? O quizás las drogas que había ingerido, el hombre no entendía que todo lo que estaba sucediendo era real. Para él todo esto era parte de una de sus alucinaciones.

—¿Q-qué es es-eso? ¿Cómo...? ¿C-cuándo?—El hombre comenzó a divagar cansando a la chica, la cual tomó uno de los huesos y lo posicionó delante del rostro del hombre.—¿Qué...?

—Bésalo.—Anubys interrumpió su distracción con esa orden. Su cara estaba completamente seria y el hombre no entendía absolutamente nada.—Hazlo con la devoción que le tenías a mi madre—El hombre volvió a poner resistencia a hacerlo aumentando la ira de la rubia.—Que lo beses, pedazo de mierda.

Con fuerza empujó el hueso en su boca, que por el tiempo en descomposición, comenzó a crujir hasta partirse y perforar los labios de Raphael que permanecían cerrados. La sangre comenzaba a brotar de sus labios, Anubys ejercía más fuerza hasta que logró que el hombre abriera la boca y metió el hueso casi entero.

—Trágatelo.

El hombre se estaba ahogado, no podía respirar debido a la agitación y al hueso atascado en su garganta.

—Trágatelo, porque será lo único que comerás en este tiempo, Raphael. Y créeme que necesitarás fuerzas para resistir todo esto.

El hombre hizo lo que pudo al ver como la rubia pasaba con normalidad un cuchillo por su garganta. Las astillas del hueso roto abrían todo a su paso, dejando destrucción y heridas en la garganta de Raphael.

Lloriqueo un poco, pero lo tragó con dificultad, el sabor del hueso era tapado con el metálico de la sangre, pero aún así los dos sabores hacían que su estómago tratara de devolver lo ingerido. La rubia sonrió al no ver rastro de aquel elemento.

—Ahora esperaremos a que los gusanos te coman vivo desde adentro o quizás agarres una infección tan fuerte que cada que respires sentirás como si millones de cuchillos te atravesaran al mismo tiempo. Fascinante.—Eris habló con la mayor normalidad del mundo, no podía evitar hacerlo cuando se estaba divirtiendo tanto siendo espectadora.

¿Anubys hará que pague? Interesante espectáculo. Ya huelo la sangre, Eris. Su voz interna se emocionaba, quería una venganza digna de su presencia.

El hombre miró atónito a la pelirroja, estaba tan cambiada sin el cabello castaño y esa mirada coqueta que casi fue imposible reconocerla.

—Tú eres la chica del bar—Dedujo después de inspeccionarla.

—Excelente observación, insecto.—Eris limpiaba la suciedad de sus uñas con un cuchillo que había encontrado tirado por la cocina en el momento que estaba organizando las cosas.

El hombre miró sus pies para luego volver a dirigir la mirada a las dos chicas, no pudo evitar bufar con lo absurdo, que para él, le parecía la situación.

—Genial, pensé que obtendría una mamada y me encuentro con dos pequeñuelas con ínfulas de justicieras.—El hombre hablaba con aires de superioridad, no sabía que esas palabras aumentarían la magnitud de la tortura.—Sabes que disfrutabas tanto como yo, pequeña zorra. ¿Ahora después de tantos años trataras de doblegarme comiendo un hueso de tu difunta madre?—Esa vez se dirigió a Anubys, pero para la sorpresa de muchos la rubia sonrió.

Eris dejó fluir la ira, y con un tiro acertado, lanzó el cuchillo dando en uno de los brazos del hombre enterrando el arma en lo más profundo. Anubys se dio la vuelta en busca de algo que tenía en otro lado, dejando a Eris sola por un momento.

El hombre gritaba de dolor mientras Eris se movió a su lugar enterrando más el arma blanca y haciendo que Raphel soltara más alaridos.

—¡Puta de mierda!

La pelirroja se agachó hasta quedar a la altura de su cara, sus ojos se habían vueltos oscuros, siniestros, haciendo que los vellos del cuerpo del hombre se erizaran.

Eris río por su cara de pánico, sus ojos reflejaban su maldad interna y era divertido ver como pequeñas e insignificantes basuras evitaban el contacto de su mirada. La pelirroja sacó el arma de un solo jalón y sin pensarlo la enterró en el otro brazo, pero con la diferencia de que esta vez movió el cuchillo abriendo una herida más amplía y profunda.

Derramar su sangre es algo que siempre me encantará observar, así no sea yo la que esté a cargo de todo.

Anubys ya había llegado, observando y disfrutando del dolor de su padre. Lo odiaba por todo lo que hizo, pero su odio se triplicó al saber todo lo que su madre tuvo que pasar al lado de la escoria que estaba sentado en esa silla.

Eris percibió la presencia de Anubys, quitándose inmediatamente trayendo consigo el arma. Se colocó al lado de la rubia mirando con fascinación la sangre que goteaba del objeto.

—Raphael, querido. ¿No crees que este vestido me queda genial?—Anubys dio una vuelta en sí dejando ver la tela azul claro que envolvía su cuerpo.

El hombre se tensó, no podía permitir que alguien tocara eso, ese vestido era su favorito y no podía permitir que alguien lo ensuciara. Alguien que no fuera Fedra.

Agitó la silla tratando de zafarse, pero era inútil, tenía tantos nudos y ataduras que era más fácil romper la silla que las cuerdas.

—Quédate tranquilo. Sé que mamá entenderá que alguien más lo use, lo hacías tú ¿Por qué yo no podría?—Esas palabras paralizaron al hombre, avergonzado bajó la mirada.

El ambiento quedó en silencio, el cual fue interrumpido por la risa de Eris.

—¿Él lo utilizó? Hombre, creo que hubieses buscado algo más... acorde a tu cuerpo.

—¡Cállate, pedazo de mierda! ¡Y tú quítate eso! ¡No eres nadie para utilizarlo!

—Soy la hija de tu esposa, la hija que surgió de la única persona con la que mamá disfrutó follar.

Eris procesó todo quedando en silencio, eso significaba que...

—Eres un bocazas, Raphael. Estando ebrio me confesaste como la mujer que te obsesionaba te fue infiel con el vecino, con el Señor Rossel. Entiendo a mi madre, cualquiera es más cosa que tú. Aunque ese hombre no era la mejor opción del mundo, si que prefirió dejarse coger por él por voluntad propia y no obligada como lo hacía con otros.

Raphael quedó en silencio, la verdad dolía, pero la manera tan tranquila en la que lo dijo lo dejó asombrado.

Mientras tanto Eris analizaba todo con rapidez, su mente maquinaba mil cosas por segundo y conectó todo con una sola chica.

—Sé lo que estás pensando, Eris. Y sí, mi verdadero padre es el mismo que el de la chica que asesiné en el bosque. Maté a mi propia hermana sin saberlo, pero aún con el conocimiento que adquirí tiempo después no me arrepentí de nada.—Dijo la rubia en explicación.—Lo que Clarissa trató de decir el día que fue asesinada es que yo soy una bastarda, fui hecha del encuentro pasional de dos personas casadas con otros.

La pelirroja asintió, no necesitaba los detalles, con eso era suficiente.

—¿Tú fuiste la culpable de la desaparición de Valeska?—Preguntó el hombre con preocupación, aunque disfrutó ver al amante de su esposa sufrir, no podía evitar temblar al pensar que las chicas delante de él eran las culpables de algo tan grave.

Los colores abandonaron su rostro cuando Eris asintió con convicción.

—¿No es obvio? Esa perra me las tenía que pagar alguna vez, la asesiné y disfruté tanto terminar con su vida, que contigo tendré la mejor experiencia de mi vida.—Anubys sonrió, y ese gesto confundió la mente del hombre que por un momento miró a su difunta esposa sustituyendo a la chica rubia delante de él.

《Se parecen mucho》 Pensó el hombre un poco desanimado, nostálgico para ser precisos.

—Supe que le hiciste a mi madre, Raphael. No sabes cuanto odio tener tu apellido, no sabes cuanto odio cada día que pensé que eras mi padre, te odio tanto que la vida no me alcanzaría para demostrar mi asco por ti. Haré que pagues cada una de sus lágrimas y cada segundo de su agonía.

—Y-yo no qui-quise hacerlo. E-ella fue la cul-culpable, ella siempre t-tuvo la culpa. —El hombre tartamudeaba, por fin había caído en cuenta que estaba delante de dos asesinas que iban por él.

—Claro, mi madre te suplicó que la violaras cada de su vida mientras estuvo contigo ¿Verdad?—Anubys hablaba caminando en su dirección.—Mi madre rogó porque la golpearas hasta dejarla inconsciente. Supongo que mi madre deseaba con todas sus fuerzas que su último día de vida la golpearas hasta el cansancio y luego la ahogaras con tu pene hasta que muriera ante tus ojos, todo porque te enteraste que te fue infiel y te metió una hija que no es tuya por los ojos. Puedo apostar que ella pedía a gritos eso.

》Mi madre fue infeliz contigo, cada día de su vida, y eso lo pude notar yo, siendo una pequeña estúpida que no sabía ni las vocales. Mi madre trató de ser feliz con un hombre que la desechó cuando supo que me había hecho, aún así volvió a ti, y por muy estúpido que fuera, mi madre volvió pensando que las cosas iban a cambiar durante el embarazo.

》Pero ¿Qué pasó? Las cosas fueron empeorando hasta que mamá me tuvo antes de tiempo debido a una de tus violaciones. Mamá cansada de todo trataba de huir conmigo en sus brazos, pero nunca se lo permitiste, la tenías enjaulada como si fuera un jodido animal y eso nunca te lo perdonaré. Todo lo supe gracias a ti, por ellos vas a sufrir tanto que morir será el paraíso para tal parásito como lo eres tú.

Anubys levantó su puño golpeando el rostro del hombre, Raphael trató de hablar pero las heridas provocadas por el hueso le dificultaban la tarea. Luego de un rato Anubys ya estaba cansada, el hombre tenía tantas marcas de golpes, pero eso no era todo, eso solo fue un simple descargue de ira de parte de la rubia.

La verdadera obra comenzó cuando Eris se acercó con unas tijeras, tomó la cara del hombre y sin pensarlo dos veces abrió las comisura de sus labios cortando sus mejillas hasta tener ambas en sus manos. Ahora quedaba un agujero que intentó ser circular dejando ver con claridad la dentadura entera del hombre.

Anubys disfrutaba la sangre, disfrutaba verlo sufrir, y mirando los hueso que quedaban reposando en el sofá, avanzó decidida.

Todo por su madre, todo por aquella mujer fuerte que siempre dio todo por su hija. Todo por la mujer infeliz.

***
Anubys siempre será uno de mis personajes favoritos, pero siento que todo se va desatar de tal manera que...

Bueno, sería spoiler jejeje.

Espero que les haya gustado tanto como a mí.

Falta tan poco para el final que me sorprende todo este largo camino.

Nos leeremos en el próximo capítulo.

Adara H.

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