Hechizo de tres noches (OUAT...

Od BluebirdOfHapiness

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En un inocente capricho, Belle ha desobedecido las órdenes de su empleador y amo, Rumplestiltskin. Y con ello... Více

Capítulo 1 "Innocent whim"
Capítulo 2 "Her biggest fear"
Capítulo 3 "The flame"
Capítulo 4 "Vanity"
Capítulo 5 "Insanity"
Capítulo 6 "Corruption"
Capítulo 7 "Rose of pain"
Capítulo 8 "Own touch"
Capítulo 9 "Obsession"
Capítulo 10 "Leap"
Capítulo 11 "Intromission"
Capítulo 12 "Shiver"
Capítulo 13 "Castling"
Capítulo 14 "Check-mate"
Capítulo 15 "Judgment"
Capítulo 16 "Witness"
Capítulo 17 "Veredict"
Capítulo 18 "Heat of light"
Capítulo 19 "First time"
Capítulo 20 "Shadow and dread"
Capítulo 21 "Fear and bravery"
Capítulo 22 "Lullaby"
Capítulo 23 "Nightmare"
Capítulo 24 "The purest heart"
Capítulo 25 "Presumption"
Capítulo 26 "Scars"
Capítulo 27 "Falling"
Capítulo 28 "Powerless"

Capítulo 29 "Unfaithful"

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Od BluebirdOfHapiness


DISCLAIMER: ninguno de los personajes ni la serie me pertenece. Rumplestiltskin x Belle. Contiene escenas fuertes, estás advertido dearie.

"Hechizo de tres noches"

She said she gave all her love to me

We dreamt a new life

Some place to be at peace

But things changed, suddenly

I lost my dreams in this disaster

"Call your name" – Hiroyuki Sawano

Capítulo 29 "Unfaithful"

El espectro desapareció. El silencio se hizo dentro de la pequeña cabaña. Solo se escuchaba el fuego que calentaba el caldero, mientras la madera crujía. Todo había adquirido nuevos colores y hasta el crujir de la madera parecía una novedad. Rumplestiltskin permaneció sentado en el suelo, sin moverse, a pesar de que lentamente recobraba la sensación de su magia dentro de él y su cuerpo se recuperaba de las heridas.

Pero no así su mente. Se sentía derrotado. Había llegado a un camino sin salida que no había previsto.

Estaba enamorado de su doncella y ella de él. Su amor era correspondido en la forma más pura posible. Era verdadero amor. Aquella bella joven se había enamorado de la bestia y él de ella.

Pero ese amor era su perdición. Lentamente había debilitado su magia. Cada vez que yacía con ella, la maldición de El Oscuro se agrietaba. Viendo hacia atrás, todo tenía sentido. La última vez que yació con Belle, el hechizo protector del carruaje desapareció, de forma que los ogros los atacaron. Y desde las noches anteriores, su magia había estado fallando en ocasiones después de hacer el amor con Belle. Solo era cuestión de tiempo para que rompiera su maldición por completo.

Se llevó las manos para cubrirse la cara. En cuanto Zozo debió darse cuenta de eso, fue cuando insistió en deshacerse de ella.

Y por eso al lanzar la Maldición Oscura en el lago, había fallado. Había interpretado todo mal. El hechizo requería un sacrificio de un corazón puro. Pero esa pureza era otorgada por el sentimiento del amor. Un corazón capaz de amar en su estado más puro. Ese era el corazón que debía sacrificar.

Se miró las manos. Eran las de un monstruo, uñas largas y piel escamada. Pero no era su apariencia lo que las hacia tan monstruosas. Eran los incontables contratos que había firmado y las vidas que había tomado.

Y eran las que debían tomar la vida de su amada Belle si quería volver a ver a su hijo.

—¿Rumple...?

Belle entró a la cabaña. La joven dejó el balde con agua de río sobre el suelo. Se dirigió a él, hincándose a su lado. —¿Te encuentras bien?

Rumplestiltskin miró a su doncella. Ella le miró con esos ojos azules tan puros como el color del cielo. Los ojos del hechicero se humedecieron. Sus manos se cerraron en puño. ¿Cómo se suponía debía matarla?

Debía sacrificar una de las dos cosas que amaba más. Debía decidir en cuál mundo quería vivir. Sin Bae o sin Belle.

—Estoy bien. —El hechicero mintió mientras se levantaba del suelo. Si bien su cuerpo volvía estar perfectamente, ahora no eran huesos lo que tenía roto por dentro—. Debemos volver al castillo inmediatamente.

—Tu magia ha vuelto. —la joven observó sorprendida—. ¿Estás seguro? Podemos esperar. Aún te ves decaído, Rumple.

Belle extendió una mano para ayudarlo. Rumplestiltskin la rechazó, intentando no hacer contacto visual con ella. Tenía miedo. Sabía que el momento en que esos ojos azules se posaran sobre los suyos, vería a través de él. —Necesito tiempo para pensar e idear un nuevo plan. Pero no será aquí.

Hizo un movimiento con la mano y una nube de color los envolvió. En un parpadeo, una vez que la nube se disolvió, ambos volvieron a estar dentro del Castillo Oscuro. El gran salón estaba intacto, tal como lo habían dejado antes de partir.

—Logré recuperar algunas de las pertenencias que llevábamos. Están en tu habitación si gustas verificar y descansar el resto del día.

La joven intentó decir algo, pero antes de que lograra decir palabra alguna, el hechicero se esfumo en una nube de magia. Belle observó en silencio el gran recinto. Un suspiro se escapó entre sus labios. Bueno, ya tendrían tiempo más tarde para hablar. Después de todo, el viaje no había resuelto como esperaban, su amo debía sentirse frustrado al respecto. Todo lo que podía hacer era darle su espacio y esperar.

Subió a su habitación, no sin antes pasar por unos bocadillos y agua a la cocina y bajar al sótano para preparar la caldera. Lo primero que hizo fue tomar un baño. Acarició su hombro y la herida de su brazo, pero el dolor y la cicatriz habían desaparecido. Su empleador debió curarla con magia sin percatarse.

Al salir del baño, vio su maleta desecha sobre el piso a lado de su cama. Dio un vistazo rápido, pero le llevaría un rato reorganizar sus cosas. Se llevó un par de bocados a la boca, dio un sorbo a su vaso de agua y se tiró sobre la cama, bocabajo y desnuda. Cerró los ojos, dejando el cansancio del ajetreo del día anterior saliera a la superficie.

Agradeció estar de vuelta en casa. Aspiró el suave aroma de sus sábanas, haciéndola sentir segura al instante. Era tan extraño. Meses atrás todo lo de este lugar le resultaba ajeno, las almohadas eran las únicas que escuchaban sus lamentos y llantos, cada noche que anhelaba regresar a su casa en Avonlonea. Todo el frío que alguna vez había sentido entre esas paredes, ahora ese lugar era reconfortante para ella. Al fin, sentía el Castillo Oscuro como su hogar.

Se hizo un ovillo, jalando una de las sábanas para cubrirse. No solo era el lugar. Era su amo quien le había dado la oportunidad. Recordó la forma en cómo su empleador llamaba su nombre mientras hacían el amor en el carruaje antes de ser atacados por los ogros. Si bien no todo había salido a la perfección últimamente, ahora se encontraban a salvo. Se sintió agradecida de poder acercarse a él. Su amo cargaba con un gran peso, pero ahora él confiaba en ella y sabía que era cuestión de tiempo para encontrar la solución. Ahora ni ella ni él estarían más solos. Se tenían el uno al otro.

—Rumple...

La joven susurró el nombre de su empleador y una sonrisa se dibujó en sus labios antes de caer en un profundo sueño por el resto de la tarde.

**

Horas más tarde. Unos golpeteos a la puerta despertaron a Belle. Le costó trabajo abrir los ojos y percatarse de donde se encontraba. Una vez que su cerebro volvió a funcionar, se incorporó de la cama. Su mano se topó con papel doblado a un costado, sobre las sábanas. Belle desdobló el papel. Era una carta.

"Escoge de tu armario lo que mejor te acomode y guste para esta noche. R. "

Belle levantó el ceño. No supo que le hizo más inusual, la petición en sí, o que su empleador se comunicara con una carta, dado que eso era lo que los habia metido originalmente en problemas, recordó. Parecía una eternidad desde que habían desencadenado aquél hechizo por culpa de un truco de la reina malvada.

El hechizo de nueve noches. El hechizo de pasión para los amantes. El que había desencadenado todo. Casi lo había olvidado por completo. Trató de hacer memoria. Aún faltaban tres noches para terminarse y para que la vela roja se consumiera por completo. ¿Ocurriría algún cambio entre ellos ya que finalizara el hechizo?

Sacudió brevemente la cabeza para espantar su consternación. Toda aquella aventura los había unido de alguna forma. Aunque habían pasado muchas tragedias y tropiezos en el camino. El liberar aquel hechizo había marcado un antes y un después en la relación con su empleador. Ahora solo quedaba su camino hacia adelante.

—Bien, veamos que te estas trayendo entre manos, Rumplestiltskin. —Belle se dirigió a su armario y lo abrió de una sola intención. Brillantes telas, bordados y encajes aparecieron frente a ella en diferentes tonalidades y colores. La joven se quedó un momento, anonadada por la exorbitante variedad de atuendos. No cabía duda que su empleador le gustaba la ropa llamativa.

La joven miró hacia la ventana. Faltaba poco para el anochecer. Había estado dormida casi todo el día. Algo que no era de extrañarse después de pasar la noche anterior en vela. Esperó que su empleador no la esperara pronto. Le llevaría un rato decidir que ponerse.

Tomó el primer vestido y apreció los detalles. La tersa tela resultó suave y agradable al tacto, pero no así la sensación de desagrado que le ocasionó en una parte remota de ella. Miró con angustia el fino acabado del vestido.

—Rumplestiltskin... ¿Qué estas planendo?

**

Era ya noche cuando Belle bajó al recinto principal. Belle creyó estar en un cuento de fantasía cuando observó a su alrededor. Parecía un castillo totalmente distinto. Todo se encontraba hermosamente adornado, con candelabros, luces y adornos como si una fiesta fuera a celebrarse allí. El frufrú del hermoso vestido amarillo contra el tapete rojo acompasaba el ambiente.

Su empleador se levantó de uno de los sillones del recinto y hasta entonces la joven notó su atuendo. Rumplestiltskin vestía totalmente distinto de lo usual: un traje azul oscuro a la medida, con embrocado fino en detalles dorados le daban un aire refinado y de elegancia. Parecía un príncipe.

—¿Apuesto, cierto? —El hechicero se acomodó el cuello del traje de manera vanidosa.

A Belle le tomó un par de minutos antes de hablar, deslumbrada por todo lo que veía—¿Puedo preguntar de qué va todo esto?

—Bien. Después de recapacitar, descubrí que ha sido descortés de mi parte no haberte dado una bienvenida propia al Castillo Oscuro. He pasado por alto que una princesa debería tener un recibimiento digno de la realeza.

—Eso fue ya hace bastante tiempo. —Belle movió la cabeza— ¿Por qué hasta ahora? ¿Estamos festejando algo en particular?

—Estamos vivos. ¿No es esa una razón suficiente para festejar?

La mirada de Rumplestiltskin parecía juguetona, pero Belle notó un aire de seriedad en sus ojos que puso en alerta a la joven.

—Ciertamente, tienes razón. Pero, ¿por qué ahora? Pensé que encontrar la manera de localizar a tu hijo era prioridad, yo...

El hechicero colocó un dedo sobre los carnosos labios rojos de la doncella. —He encontrado un nuevo plan para recuperar a mi hijo. Lo cual, es suficiente motivo para celebrar. —El hechicero soltó una risilla de duende—. Oh, no os preocupéis, esta celebración no es más que un ensayo cuando Bae llegue. ¿No te parece apropiado ayudarme a preparar un buen recibimiento cuando llegue el día?

Belle miró a su empleador, sin saber qué contestar, permitiéndose bajar la guardia. Una ligera calidez se albergó en su corazón. Quizá después de tanta tragedia, todo aquello era justo lo que necesitaban. Una pequeña luz, una celebración, algo sobre qué regocijarse: la esperanza de una promesa de un mañana mejor. —Me encantaría hacerlo.

Belle le sonrío y Rumplestiltskin no pudo evitar responderle la sonrisa. El hechicero tronó los dedos y en el acto diversos instrumentos musicales empezaron a tocar al unísono y de manera coordinada. Una dulce melodía instrumental envolvió al salón.

El hechicero extendió su mano, haciendo una leve reverencia. —¿Me regalaría esta pieza, My Lady?

Belle tomó las enaguas de la falda con la mano izquierda y devolvió la reverencia, ofreciéndole la mano derecha. —Será un placer, My Lord.

Ambos caminaron hasta colocarse al centro del recinto principal. Rumplestiltskin abrió el primer compás del baile y su doncella siguió el camino de pasos que él orquestaba para ella.

—No sabía que el gran hechicero, El Oscuro, supiera bailar de manera tan parsimoniosa y perfecta.

Rumplestiltskin levantó la mano que sostenía la de ella, invitandole a dar una vuelta. —Te sorprenderías.

Ambos continuaron bailando acompasadamente, dejándose envolver por la cálida melodía y las luces del gran recinto. Por un momento, las preocupaciones y los pesares del pasado desaparecieron de su mente. Solo eran él y ella cortejándose con sus cuerpos, en harmonía, como si de dos aves libres se tratasen.

La música llegó a su clímax, solo para bajar a la última pieza de la canción. La melodía se volvió suave, permitiendo a ambos apreciar la respiración del otro. Ambos se volvieron el uno frente al otro, mientras sus cuerpos se atraían más, en una espiral gravitatoria. Ambos labios se unieron al unísono que la pieza musical terminaba, en un acto totalmente sincrónico.

Una lágrima se abrió paso y recorrió la mejilla de Rumplestiltskin, hasta bajar y perderse entre su barbilla. La tristeza y amargura del hechicero condensada en aquella gota llegó hasta el suelo, sin que su doncella se percatara de aquello.

El corazón del hechicero se agrietó por dentro, haciendo que el acto del beso doliera en sus entrañas. Lo que estaba a punto de hacer a continuación sería un punto sin retorno. Aquél bien podría ser su último beso. 

Un frío recorrió por toda su columna al recordarlo.

No habría nada que celebrar esa noche.

I'm crying

Missing my lover

I don't have the power

On my side forever

"Call your name" – Hiroyuki Sawano

Comentarios:

Sialia A. M.: Ok... ya sueltenlo ¿quién fue el que sobornó a Santa para que me amenazara de muert... que diga, para que yo me pusiera a escribir y continuar con esto después de años? No puedo creer que esta historia duró 2 años parada. Y más sorprendente es aún recibir comentarios y mensajes privados para que la continuase. Muchas gracias por su apoyo todo este tiempo chicos.

Volver a escribir esta historia me ha llenado de viejos recuerdos, emociones e ideas. Este no ha sido un año fácil para todos por la pandemia o mil otras cosas. Espero al menos esta actualización les haya alegrado el día a más de alguno y haber hecho olvidar sus preocupaciones, aun que sea por un breve momento.

Gracias por leer, espero les haya gustado el capítulo. Sientánse libres de dejar un pequeño comentario o like al capítulo. Es bonito saber que también ustedes siguen por ahí.

!Feliz Navidad, dearies!

~Sialia A. Muñoz (bluebirdofhapiness). 

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