Aylin bajó vestida de cordero pero debajo aullaba el lobo que ansiaba deborar a Kent.
Kent la recibió anadado, durante parte de la cena la inundó en cumplidos a los cuales ella sonreía cínicamente y finjía ruborizarse.
-Ay querido, estos escoceses no saben lo buenos que sois los ingleses...- comenzó ella. Él dejó de beber de la copa de plata de vino que sostenía en sus manos.
- ¿ Por qué ? - picó él en el anzuelo. Ella sonrió con cierta malicia.
- Pues porque se dice por ahí que los ingleses utilizaasteis a varias.... personas y luego las matasteis; se dice que engañáis a los lairds y luego los vendeís.
Kent se quedó pálido. En su cabeza se le venían los nombres de los que habían traicionado al padre de Aylin, se acordó de su madre; pensó también en los rumores de revuelta.
- Pero por supuesto, yo siempre digo que mi futuro esposo jamás haría tales cosas tan deshonorables...- prosiguió ella, lo cual provocó una sonrisa en el rostro de él.
- Desde luego que no, todo eso son falacias, Aylin. Me alegra que las desmientas, es tu deber como esposa que lo hagas, gracias.
- Desde luego. - respondió AYlin, que se levantó de la silla y fue a darle un beso a Kent en l amejilla.- Siempre te defenderé y apollaré, puedes contarme cualquier cosa.- le susurró.- Ahora, voy a por el postre.
Dejó a Kent con aquella frase, meciéndose en sus oídos. ¿ Podría confiar en ella ?
Aylin corrió a la cocina, donde le esperaba una criada con una carta de Robb.
- ¿ Está el postre ?
- Sí señora.
- Prepáramelo.
- Claro.
Se apresuró a abrir la carta.
Querida Aylin:
Sarah y yo hemos encontrado una serie de cartas de un talante de lo más... incriminador.
Debes andar con máximo cuidado.
Fue Kent quien descubrió a tu madre.
Estaba obligado a darles algo, sino perdería su título debido a sus deudas.
Él sospechaba de tu familia, fue tras ellos, sobornó a algunos lairds prometiéndoles amparo pero también se encargó de silenciarlos... Aylin. Él sólo es una pieza del juego, pero no sabemos quién dio la orden de ... tiene un seudónimo. Lo averiguaremos.
No está claro cómo lo descubrió Kent, pero da igual; ahora más que nunca sabes que no es de fiar.
Quema esta carta.
No hagas ninguna locura.
Robb.
Aylin arrugó la carta entre sus manos y golpeó la mesa con inmensa fuerza.
- Maldito bastardo.
La sirvienta la observó, serveramente preocupada.
- ¿ Es él verdad ?
Aylin la miró, con los ojos rojos de la ira. ¿ Él ?
Alaster. Debía referise a él .
- No. Tenga, véalo por sí misma. Quémela.
ELla la sostuvo en sus manos, sorprendida.
Aylin marchó por el pasillo hecha una furia, maldiciendo a aquel hombre que tenía en el salón. Se cruzó con su tío, que la detuvo de inmediato.
- ¿ Se puede saber qué piensas hacer ? - le preguntó él, viendo el plato que sostenía y el cuhcillo que llevaba. Le apretó el brazo con fuera.- AYLIN.
- Matar a ese monstruo.
Por alguna razón su tío no se sopreprendió. Sabía que tarde o temprano alguien de aquella familia estrangularía a aquel bastardo. Él mismo soñaba con hacerlo.
- ¡¿ Acaso has peridido el juicio ?!
- Tal vez el juicio sea lo único que me quede.
- ¡ Maldita sea AYlin! ¿ Acaso no ves que no puedes matarlo ?- la cogió del brazo y la parató del pasillo, llevandola a un rincón oscuro y reinado por la cota de armas de la familia. - ¿ Lo matamos y luego qué ? ¿ Qué hacemos con él eh ? Todo el pueblo sabe que está aquí.
Aylin lo miró a los ojos y suspiró profundamente; dejando caer su cabeza sobre la de su tío.
- Vamos, tranquila, ahora debemos ser inteligentes. Un lobo nunca debe cazar solo. Vale la pena esperar a que lleguen los demás.
- Tío él fue el que empezó a investigar a nuestra familia, el que los puso en el punto de mira...
- Lo sé.
Aylin levantó la vista, sorprendida.
- ¿ Lo sabes y no me dices nada ?
- Haz el favor de calmarte. - se detuvo, miró a ambos lados y la llevó de nuevo a la cocina, donde la criada seguía leyendo la carta, pálida como un fantasma.- ¿ Qué está pasando aquí ?
- Mi señor ella...
Él se abalanzó a por la carta y la leyó por encima, sina cabrla siquiera la arrojó al fuego.
- ¡¿ Robert también está metido en esto ?! - bramó- Maldita sea, debí suponerlo. Esto se nos va a ir de las manos. Ahora vas a vovler al salón con el maldito postre y vas a fingir que todo va bien y mañana hablaremos y traereos a Robert aquí de vuelta. Inmediatamente además.
- Pero tío...
- ¡ Al salón, ya! - le gritó él. Aylin salió rápidamente de la cocina, y dejó a su tío junto a la chimenea, sin saber con certeza si ardía más él o ella.
- Aylin, empezaba a preocuparme.
- Diculpadme, me sentía algo indispuesta y me he visto obligada a hacer una parada... Os ruego me diculpeís y entendaís que después del postre necesitaré descansar. ¿ Haríais el favor de acompañarme al cuerto y arroparme ?
Él la observó con detenimiento. Se levantó y la agarró del brazo.
- Espero que esto no sea ningún juegecito.
- Me estáis haciendo daño. - le espetó ella, prácticamente escupiéndole.
Se quedaron unos segundos mirándose hasta que él le soltó el brazo.
- Disculpadme.
Pero Aylin ya estaba muy enfadada y apenas podía contenerse.
- Será mejor que os vayáis.
- Pero...
- No pienso tolerar que me tratéis así, por mucho que os quiera.
Kent se quedó sorprendido, pero antes de responder Aylin dejó el plato y salió de la habitación mientras tras ella Kent se deshacía en disculpas.
Se cruzó en el pasillo con su tío qje la miró incrédulo y se dispuso a preguntar .
- Sacad a ese cerdo de mi vista o haré algo de lo que me arrepienta. - bramó ella y de un manotazo abrió la puerta del jardín.
Su tío se quedó quieto en el pasillo, intentando encontrar el punto de inflexión en el que todo se había ido al traste; al no encontrarlo, se resignó y entró en el salón, donde halló a un Kent pálido que al verle le pidió disculpas por su ira.
Aylin salió al jardín hecha una furia. Quería gritar. Romper algo.
Caminó y caminó.
Al menos media hora, pero seguía sin calmarse.
Sin darse cuenta, había comenzado a andar sobre un pequeño lago, que ahora estaba helado.
En su cabeza bailaban y la perseguían los recuerdos, los gritos, los llantos.
Le acechaban las mentiras y los secretos.
Estaba hecha un tornado de ira, furia y sed de venganza donde no veía donde andaba. Y en uno de sus pasos de pisadas fuertes y molestas, se hundió su pie sobre el hielo, lo que provocó que se cayera, provocando grietas en el hielo alrededor.
Al caerse gritó, pero estaba segura que nadie la escuchó.
- Maldita sea. No puedo creerlo.
Sabía que si se movía podría romperse el hielo y hundirse; pero tampoco podía quedarse quieta.
- Socorro! Ayuda! - gritó. Pero ya era noche cerrada, y por allí ya no andaba nadie.
O tal vez sí.
Lo siento x la demora, esta vez sí, pronto otro capítulo. Gracias x seguir leyendo.