119. BEE

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Álbum: Tomadura de pelo.
Canción: Dont slack - Justin Timberlake

El resto de la semana fue pasando, no me devolvió las llamadas ni mucho menos me contestó a los mensajes y llegó a un punto que no entendía nada.

¿Rachel le había convencido para que volvieran? ¿Tan rápido se había olvidado de mí?

Me desperté más temprano de lo normal. Con una mano encendí la lamparilla de la mesita de noche y mantuve los ojos clavados en el techo.

Al fin había llegado San Valentín, y por ende mi cumpleaños.

—Menudo cumpleaños...—susurré y seguido apreté mis labios con fuerza, reprimiendo un sollozo.

Mis cumpleaños siempre habían sido los peores días de mi vida, pero ese en concreto parecía querer superar con creces a todos los demás.
Mis padres por primera vez no estarían, al parecer Wesley había terminado conmigo y ni siquiera me había dado un motivo, y estaría sola.
Katz había hecho planes con Bronik, Eve estaba en Inglaterra y Emily tenía doble turno, así qué, por primera vez, estaría más sola que la una en mi cumpleaños.

Una pequeña lágrima resbaló por mi mejilla sin que pudiese evitarlo.

Sentí la vibración de mi móvil y lo busqué con la mano debajo de mi almohada. Era un mensaje de mi madre, abrí la aplicación para leerlo con una sonrisa en los labios.

Feliz cumpleaños, bichito.
Un regalo te espera en la puerta...

Alcé una ceja intrigada y de un brinco me levanté y fui corriendo a la entrada para descubrir qué era. Mi corazón galopaba en el pecho a punto de salirse por la boca, si es que fuese realmente eso posible. Al abrir la puerta me encontré con una cesta regalo. Abrí la boca formando una perfecta O, la cogí con manos temblorosas, cerré la puerta con un golpe de cadera y me dirigí a la cocina a curiosear. Coloqué la cesta en la isla y abrí el envoltorio de plástico tras cortar el enorme lazo rosa que lo sujetaba.

—Ay, mamá...—susurré con la vista borrosa por los lagrimones que me caían por mi mejilla. El móvil volvió a vibrar y lo miré. Era una llamada de mi madre.

—Feliz cumpleaños, feliz cumpleaños, te cantamos a ti...—canturrearon ella y mi padre al otro lado de la línea—. ¿Te ha gustado el regalo? Bianca nos ha ayudado a que te llegara.

—Gracias, sois los mejores...

Lloré sin poder remediarlo.

—No llores cariño, ya sabes que si pudiésemos estaríamos ahí...—dijo mi padre con voz aterciopelada—, eres nuestro bichito y sabes que siempre haremos el esfuerzo, pero esta vez no podemos...

—No te preocupes papá, lo entiendo, y sabéis que os puedo enviar dinero para el calefactor, no seáis cabezotas.

—Mientras esté bien y pueda trabajar no necesitamos tu dinero y no pienso discutirlo otra vez.

—Vaaaale—alargué la frase con una media sonrisa mientras jugueteaba con un trozo del envoltorio.

Coloqué el teléfono entre mi hombro y mi oreja para tener ambas manos libre. Retiré el plástico y curioseé lo que había dentro.
Visualicé muffins, galletas de mantequillas personalizadas con mi nombre, una mini tarta también con mi nombre junto a un colorido «feliz cumpleaños». También habían varios pastelillos hojaldrados, mini alfajores, zumo tropical, refrescos, y un par de licores.

—¿Qué pretendéis? ¿Engordarme y emborracharme a la vez?— me reí y les oí hacer lo mismo.

—La verdad es que se ha encargado tu hermana, haz una foto y envíanos para ver qué hay, bichito tenemos que dejarte acabamos de llegar al supermercado...

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEWhere stories live. Discover now