Un accidente, dos mundos que colisionan uniéndose en uno.
Bybee no ha tenido precisamente suerte en la vida, sobre todo teniendo a la hermana que le ha tocado. Bianca ha intentado por todos los medios arruinarle la vida, lo que no sabía ella era q...
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ÁLBUM: Bocetos CANCIÓN: Sing of the times
- Harry Styles
Él se rio fuerte como si acabara de decir la cosa más ridícula del mundo.
—Vale... ¡Ya basta! —mascullé entre dientes, molesta de que se riera de mí —. Haz lo que quieras. Vete, me da igual. Pero ten en tu consciencia que ayer casi me matas porque pillé a ese engendro que dicen ser mi hermana en la cama con mi novio. Ex novio. No lo sé.
Me paré a pensar unos segundos. Sí, definitivamente Mike era mi ex. Otra vez, Bianca se había encargado de joderlo todo. Una relación más. ¿Es que nunca se cansaría de arruinarme la vida?
—¿Sabes? Me importa muy poco tus culebrones, pero te haré un último favor. Diré a tu hermana que se vaya, pero en cambio te pediré una cosa.
Alcé la vista hacia él. Su semblante era serio, y tenía la leve corazonada de que ese era su gesto habitual porque no tenía ni una sola arruga pese aparentar sus treinta.
—No vuelvas a salir como una chiflada por la calle, ya que el próximo que se cruce contigo puede no ser tan «bueno» como lo estoy siendo en este momento.
Asentí. Sabía que había algo de razón en sus palabras. En una situación normal no habría sucedido nada de aquello, pero los hechos me habían cogido por sorpresa. Mismo que la historia sólo fuera una repetición del pasado. Años atrás cuando Bianca se metió con Dave, lo tomé como una rebeldía temporal, sobre todo teniendo en cuenta la gran manía que me había tenido siempre, pero a estas alturas ya lo tomaba como un ataque fuera de lo común. Empezaba a creer que tenía alguna vena psicópata. Algún trastorno mental, era lo único que se me ocurría.
—El médico es amigo mío. Le pediré que en cuanto te dé de alta, se te pida un taxi.
—Genial, gracias. —Forcé una sonrisa y él asintió.
Parecía tener prisa para deshacerse de mí. No le culpaba, seguramente le jodí la noche cuando sin querer me metí en su camino.
Tras decir eso, se marchó sin más.
—Genial, simplemente genial. Justo antes de que se fuera entró el médico y me examinó. Tras comentarle el terrible dolor de las costillas me envió a hacer una radiografía y por suerte no había roto nada. Me medicó y dijo que me relajara, que lo mejor era que pasara un día más en observación para estar seguro de que todo estuviese bien.
Busqué el teléfono con la mirada y lo encontré en la mesilla al lado de la cama. Con cierta dificultad lo cogí. Estaba hecho trizas, seguramente por el atropello ya que lo llevaba en el bolsillo trasero de mi pantalón en el acto. Hice una mueca por el disgusto, no tenía dinero para hacerme con otro. «Menuda faena colega».
