ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTE

58. BEE

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ÁLBUM:Bianca
CANCIÓN:Not Today - Imagine Dragons

Creo que tenía unos cinco años cuando Bianca tuvo su primer brote psicótico.
Estábamos jugando en el jardín de atrás, como siempre lo hacíamos cuando mamá quería tomar el sol cuando de pronto ella cogió una rama cualquiera que encontró por allí y me empezó a atacar con la misma.

—¡Has sido mala! Mala, mala mala...

Chillé por auxilio pero mamá siempre se ponía los audífonos para escuchar sus canciones de Jazz cuando tomaba el sol porque según ella armábamos demasiado jaleo. Hasta ese entonces creo que era verdad. Bianca y yo nos llevábamos bien, incluso compartíamos habitación y juguetes. Pero después de eso ya nada volvió a ser igual.
—¡Mami! mami-mami-MAMIIII...
Esa tarde tuve suerte de que mi padre no estuviera trabajando y que no tuviera la televisión muy alta, porque él sí me escuchó. Apartó a Bianca de mí como si de una pluma se tratara y luego me miró horrorizado.
Tenía la cara húmeda por la sangre.
Bianca volvió a intentar golpearme sin dejar de decir que había sido mala.

Acabamos en el hospital debido a los cortes que me había provocado. Cuando el médico preguntó a mis padres lo que había pasado mi madre sólo contestó:
—Juego de niñas, ya sabe doctor.

¿De verdad se trataba solo de un juego de niñas mamá? Porque desde ese día mi infierno empezó. Después de un par de meses donde mi hermana siempre lograba hacer que yo acabara en el hospital mi padre se hartó y obligó a mi madre llevar a mi hermana al psicólogo alegando que si sufría cualquier daño más acabaría marchándose de casa y llevándome a mi.

Ahora que lo pienso, supongo que habría sido mucho mejor el fracaso del matrimonio de mis padres que todas las secuelas que me había dejado Bianca. Suena egoísta querer eso, pero nada de eso hubiera pasado si mis padres no hubiesen seguido juntos.

A los trece ya no compartía habitación con ella. Mi padre había conseguido un trabajo mejor y nos habíamos mudado a un barrio más distinguido.
Siempre echaba el pestillo de la puerta antes de irme a dormir, ya era una costumbre, pero esa noche había estado estudiando hasta tarde por el examen de cálculo avanzado que tenía a primera hora la mañana siguiente y acabé durmiendo entre apuntes.
No sé si esa chica tenía un guardián más diabólico que ella, si siempre vigilaba mi puerta, o si simplemente fue suerte suya, pero esa fue la segunda vez que intentó hacerme daño.

Me desperté con ella intentando asfixiarme. Sus manos se moldearon a mi cuello mientras apretaba cada vez más fuerte. Intenté deshacerme de sus manos pero era casi imposible.
Intenté un par de veces más hasta que usando las piernas conseguí que cayéramos en el suelo. Se golpeó la cabeza y empezó a chillar. Gritó y gritó mientras yo intentaba recuperar la respiración. Me dolía la garganta y me costaba horrores que el aire se hiciera paso.
Mi madre fue la primera que entró, tenía cara de sueño y horror a la vez.

—¿Qué hacéis?

—¡Has sido una niña muy mala!— chilló Bianca intentando atacarme otra vez.

Ese día mi padre llegó al límite y mandó a Bianca a vivir con su abuela paterna durante dos años.
Después de dos años todo parecía marchar bien, así que mi madre decidió traerla nuevamente a vivir con nosotros. Y era cierto, por un tiempo todo fue bien, hasta que la crisis volvió y ella se acostó con mi primer novio.
Cuando le daba esos ataques, ya fuera por dejar los fármacos, por el estrés o cualquier otra cosa que le pasara, lo primero que intentaba ella era hacerme daño.

¿Qué había hecho mal?
¿Por qué ella siempre me decía que había sido mala cuando le daban esos brotes?
No recordaba haber hecho nada mal para que le afectará tanto. Era ella quien siempre me intentaba joder o matar. Vale, solo había intentado matarme dos veces que yo supiera, aun así no encontraba ningún sentido a su resentimiento. ¿Tanto me odiaba para que ese odio le provocara brotes psicóticos?